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QUEBAR
Río de Babilonia, cerca del cual Nabucodonosor ubicó a un grupo de judíos durante la cautividad (Ez 3.15). Junto al Quebar, Ezequiel recibió sus visiones proféticas (1.3). No se sabe exactamente cuál río sea. Algunos lo identifican con el nari kabari (río grande), nombre que un texto babilónico de Nippur da al canal Shatt-em-Nil, que corre al este de la ciudad.
QUEBRANTAHUESOS
Traducción del vocablo hebreo peres (que significa, el que quebranta), que designa a un ave de presa de gran tamaño y de la familia de las falcónidas, la cual mata a sus víctimas dejándolas caer desde gran altura sobre las piedras.
Quizás se tratara del gypaetus barbatus, ave inmunda según la Ley (Lv 11.13; Dt 14.12).
QUEDORLAOMER
Rey de Elam que hizo alianza con Amrafel, rey de Sinar, y otros reyes, para guerrear contra Sodoma, Gomorra y otras ciudades. En la batalla de Sidim, Quedorlaomer y sus soldados resultaron vencedores y Lot fue hecho prisionero.
Enterado Abram de lo que sucedía, atacó por sorpresa a Quedorlaomer, y rescató a Lot (Gn 14.1–16).
Aunque ha habido varios intentos por relacionar a Quedorlaomer y a los otros reyes conocidos de Mesopotamia, ninguna identificación es segura. No obstante, el relato debe considerarse verídico ya que los lugares, las costumbres y los nombres cuadran bien con lo que se conoce de la primera parte del segundo milenio a.C.
QUELIÓN
Hijo de Elimelec y Noemí, se casó con Orfa y murió en tierra de Moab (Rt1.2–5; 4.9, 10).
QUEMOS
Dios de los MOABITAS (Nm 21.29.), a quien los israelitas tildaban de «abominable». Hacia el fin de su reinado, Salomón edificó un santuario dedicado a Quemos cerca de Jerusalén (1 R 11.7), que fue derrumbado durante la reforma de Josías (2 R 23.13).
Jeremías en su profecía sobre Moab se burló de la impotencia de Quemos, y dijo que los moabitas se avergonzarían del ídolo del mismo modo que Israel se había avergonzado del BECERRO de oro en Bet-el (Jer 48.7, 13, 46; cf. 1 R 12.28 .ss.). En la piedra moabita, encontrada en 1868, el rey MESA da crédito a Quemos por su victoria sobre Israel (cf. 2 R 3.4, 5).
QUERIOT
Nombre de dos ciudades en Palestina.
- Ciudad situada al sur de Judá, aproximadamente 19 km al sur de Hebrón (Jos 25).
- Ciudad fortificada en las tierras de Moab, que Babilonia tomó (Jer 48.1, 24, 41; Am 2.2). Su sitio preciso es incierto, pero se le ha identificado con Ar, la vieja capital de Moab.
QUERIT
Pequeño arroyo cuyo nacimiento se creía ubicado en el monte Galaad, en la Transjordania. El escabroso desfiladero por donde corría ofrecía refugio a los fugitivos, pero el arroyo se menciona especialmente porque en sus alrededores se escondió el profeta Elías (1 R 17.3–5). La cañada es agreste y profunda, sus paredes están llenas de cuevas.
La ubicación de Querit ha sido difícil de fijar. Algunos opinan que se trataba de un vado en alguna parte del río Jabes, al sudeste de Pela.
QUERUBÍN
Forma plural del vocablo hebreo querub (posiblemente originado del acádico karabu [bendecir u orar]), usada para referirse a ciertos dioses menores a veces representados con un animal alado con cabeza de hombre.
Los querubines de la Biblia no son dioses ni reciben adoración; son seres celestiales que sirven a Dios. En Edén guardan «el camino del árbol de la vida» (Gn 3.24).
Simbólicamente, guardaban los objetos sagrados en el tabernáculo, pues sobre la cubierta del arca del pacto se colocaron dos figuras de querubines cubiertas con oro. Las alas de estos querubines cubrían el propiciatorio, que era el trono al que Dios descendía en una nube de gloria (Éx 25.22; Lv 16.2).
En la poesía israelita los querubines rodean o sostienen el trono de Dios (1 S 4.4; 2 S 6.2; 2 R 19.15; Sal 80.1; 99.1; Is 37.16). En Ez 10 el trono de Dios es llevado por querubines. En otra figura poética, Jehová cabalga sobre un querubín (2 S 22.11; Sal 18.10).
El templo de Salomón se decoró con muchas lujosas representaciones de querubines (1 R 7.29, 36). Dos de ellos, hechos de olivo y cubiertos de oro, tenían 5 m de altura.
El Antiguo Testamento no describe claramente a los querubines, pero Ezequiel los vio en sus visiones con cuatro caras y cuatro alas cada uno, acompañados por muchas ruedas (Ez 10.3–22; cf. 1.4–28.).
Los arqueólogos han descubierto varios artefactos que pueden tener semejanza con los querubines, pues en el Cercano Oriente antiguo las representaciones de seres alados eran comunes. En Samaria se encontró un grabado en marfil que tenía cuerpo de un animal cuadrúpedo, cara humana y alas. En Gebal (1200 a.C.) se encontró una escultura en la que dos figuras aladas sostienen el trono del rey.
Los querubines, pues, nos presentan otro caso donde la revelación bíblica usa imágenes y figuras comunes, y hasta elementos usados en la mitología, pero los usa con otro sentido y en una manera completamente desmitologizada.
QUÍO
Isla del mar Egeo, situada ante la costa occidental de Asia Menor y opuesta a Esmirna. Tiene 48 km de largo y 16 de ancho. Ha sido famosa por su belleza y fertilidad y por ser uno de los siete lugares que decían ser el suelo nativo de Sócrates. La nave que llevaba a Pablo de Troas a Mileto pasó la noche cerca de esta isla (Hch 20.15).
QUIRIATAIM
(CIUDADES DOBLES).
Nombre de dos ciudades en el Antiguo Testamento.
- Ciudad Moabita Situada Al Norte Del Río Arnón, Que Fue Dada A Rubén (Jos 13.19). Es Posible Que Sea La Misma Save-Quiriataim De Gn 14.5. Posteriormente Fue Recapturado Por El Rey Moabita Mesa, Según Una Inscripción Del Siglo IX A.C. Que Concuerda Con Lo Que Indican Jer 48.1, 23; Ez 25.9.
- Poblado En El Territorio De Neftalí Dado A Los Levitas (1 Cr 6.76). Es Posible Que Sea La Misma Cartán de Jos 21.32. El lugar no se conoce
QUIRIAT-ARBA
(CIUDAD DE CUATRO).
Nombre original de la famosa ciudad de Hebrón (Gn 23.2; Jos 14.15; 15.13). Fue una de las ciudades ocupadas por los «hijos de Judá», cuando estos volvieron del cautiverio (Neh 11.25). Los libros de Josué y Jueces, al aludir a esta ciudad, citan juntos sus dos nombres.
QUIRIAT-JEARIM
(CIUDAD DEL BOSQUE).
Ciudad principal de los gabaonitas, situada 15 km al oeste de Jerusalén en el camino hacia Jope, cerca de la aldea moderna de Abu Ghosh. Se llamaba también Baala (Jos 15.9.) y Quiriat- baal (15.60). Era miembro de la confederación gabaonita que engañó a Josué (9.3–17). A Quiriat-jearim se llevó el arca cuando los filisteos la devolvieron, y allí permaneció por más de una generación (1 S 6.21–7.2; 2 S 6.2–5). Era la ciudad del malaventurado profeta Urías (Jer 26.20ss), y fue refugio para algunos después del cautiverio (Esd 2.25).
Durante la época bizantina se construyó sobre las minas de Quiriat-jearim una basílica para conmemorar la permanencia del arca allí. Todavía pueden verse los cimientos de dicha iglesia.
QUIRIAT-SANA
(CIUDAD DE INSTRUCCIÓN).
Ciudad en la zona montañosa de Judá asignada a los levitas (Jos 15.49). También llamada DEBIR (Jos 21.15).
QUIRIAT-SEFER
(CIUDAD DE LOS LIBROS). Ver. DEBIR.
QUIRINIO
Ver. CIRENIO.
QUISLEU
Mes hebreo, tercer año civil y noveno del eclesiástico (Zac 7.1). Corresponde a noviembre- diciembre, y era el tiempo de la siembra general. El 25 de quisleu se celebraba el festival de la DEDICACIÓN (1 Mac 4.52ss; Jn 10.22; MES).
QUITIM
Uno de los hijos de Javán (Gn 10.4; 1 Cr 1.7), cuyos descendientes poblaron la isla de Chipre, llamada Quitim por los hebreos (Is 23.1, 12). Posiblemente designaba también a la costa oriental del Mediterráneo (Jer 2.10; Ez 27.6).
En los rollos del mar Muerto, Quitim parece referirse a Roma, lo cual concuerda con Dn 11.30. En este pasaje la expresión «naves de Quitim» se refiere sin duda a Roma, puesto que fue ella la que conquistó a Egipto.
QUIÚN
Dios de Mesopotamia, mencionado por este nombre solamente en Am 5.26, en donde el profeta afirma que los israelitas adoraban a Quiún en el desierto.
Hechos 7.43 se refiere al mismo dios, pero por el nombre de RENFÁN. A Quiún y Renfán se les asocia con la adoración del planeta Saturno, que practicaban las naciones orientales.
QUMRÁN
Nombre de un WADI, al noroeste del mar Muerto y de unas antiguas ruinas cercanas. En esta región se han descubierto desde 1947 once cuevas con importantes depósitos de documentación precristianos que iluminan varios aspectos de los estudios bíblicos.
EL SITIO
Las excavaciones (1951–1956) en KHIRBET Qumrán indican que este grupo de edificios constituía la sede de la comunidad monástica que produjo los rollos del mar Muerto. El sitio estuvo ocupado durante la monarquía de Judá (siglos VIII—VI a.C., cf. Jos 15.62; «ciudad de la sal»), cuando se hizo una cisterna circular. Pero las fases más interesantes de la ocupación son las que se asocian con la secta que produjo los rollos:
FASE
Fechas aproximadas Acontecimientos principales 1ª 130–110 a.C. Limpieza de la cisterna antigua.
Construcción de dos nuevas, varios cuartos y un horno de alfarero. 2ª 110–31 a.C. Reconstrucción de la sede, con miras a acomodar más miembros.
Terremoto que devastó los edificios. II 4 a.C. —68. d.C. Reparación de los edificios (sala de asamblea, aula de copiar escrituras, cocina, lavadero, instalación de cerámica, molinos de cereales, etc.) y del complicado sistema hidráulico.
GRAN AUGE Y VITALIDAD.
Destrucción del monasterio por los soldados romanos al mando de Vespasiano; los sectarios habían escondido previamente sus manuscritos en las cuevas cercanas.
En una fase posterior (III) los romanos reconstruyeron ciertos cuartos y mantuvieron allí una guarnición por algún tiempo. Posteriormente dejaron allí sus huellas los insurrectos de Bar-Kochbá (pretendiente mesiánico, 132–135 a.C.), así como también monjes bizantinos y pastores árabes. Dos kilómetros al sur de Khirbet Qumrán, en Ain Fesjáh, yacen ruinas de otras instalaciones accesorias y dependientes del centro principal; su historia parece paralela a la de Qumrán.
LOS ROLLOS
La biblioteca de la secta, prudentemente escondida en once cuevas, constaba de rollos bíblicos y extrabíblicos. Se han identificado unos 500 documentos, en su mayoría fragmentarios. Un centenar son libros del Antiguo Testamento en hebreo, incluso cuando menos un ejemplar de todos nuestros libros canónicos menos Ester. Estos manuscritos datan de ca. 200 a.C. —68 d.C. y son de capital importancia para el estudio del TEXTO DEL ANTIGUO TESTAMENTO. Se han hallado también fragmentos de la LXX y algunos TÁRGUMES; es de especial importancia uno de Job en arameo. Además, se han identificado unos pocos libros de la apócrifa, entre ellos (en arameo y hebreo), Eclesiástico (en hebreo), La Epístola de Jeremías (en griego), I Enoc (en arameo) y Jubileos (en hebreo).
Los manuscritos extrabíblicos tienen que ver principalmente con la comunidad; estos y las ruinas muestran un cuadro bastante exacto de las prácticas y creencias de la secta (cf. III abajo). Los comentarios bíblicos, especialmente el relativo a Habacuc, arrojan mucha luz sobre la historia de la secta, pues interpretan a los profetas como prediciendo los últimos tiempos, en que los sectarios creían vivir. El Rollo de la guerra es un curioso documento que da normas de conducta para la futura guerra escatológica entre los hijos de la luz (los sectarios) y los hijos de las tinieblas.
El midrash (TALMUD) del Génesis, que se conserva solo en parte, da una versión fantástica de este libro. Más importante para conocer la comunidad es un rollo compuesto, el Manual de disciplina. Contiene las condiciones de ingreso al noviciado; el ceremonial para la admisión solemne de nuevos miembros y para la revisión anual; un tratado sobre el conflicto en el alma entre la luz y las tinieblas, una sección sobre la vida y disciplina de la comunidad, con una lista de penitencias y un himno de alabanza. No son más amenos los Himnos, que revelan muchas creencias teológicas de la secta, y su devoción personal. Finalmente, cabe mencionar el Documento de Damasco. Este documento se conocía desde antes, pero a juzgar por los fragmentos descubiertos en Qumrán, también pertenecía a la misma secta.
La primera parte es una exhortación; la segunda, un código de normas para una sociedad de casados.
De menos importancia para el estudio bíblico, porque proceden de otras comunidades, son: El rollo de cobre , que describe tesoros enterrados en Jerusalén y cerca de ella; Textos de Murabbaat (al sur de Qumrán) referentes a la guerra de Bar-Kochbá; y Textos de Khirbet Mird (al norte del Valle de Cedrón) que datan de los siglos V—VIII d.C.
LA COMUNIDAD
Estos sectarios eran probablemente una rama de los ESENIOS. Surgieron de los judíos piadosos (Insania) que resistieron la apostasía durante la persecución de Antíoco Epífanes (175–163 a.C.). Después de años de indecisión, se retiraron al desierto de Judá dirigidos por un líder carismático conocido como el Maestro de justicia (o Maestro autorizado) para organizarse como el justo «remanente de Israel». Aunque los primeros miembros debían ser casados, pues el celibato era poco usual en Israel, la secta fue adoptando poco a poco la vida célibe. En un cementerio cerca de las ruinas se han encontrado más de mil esqueletos, casi todos de varones. Estos monjes esperaban que la pronta llegada de la nueva era pusiera fin a la presente «era de maldad». Buscaban, mediante el estudio diligente y la práctica de la Ley, merecer el favor divino y expiar los errores de los demás israelitas; pensaban que serían los ejecutantes del juicio divino en el momento final.
Como señal de los tiempos postreros, creían que surgirían tres figuras profetizadas en el Antiguo Testamento: el profeta semejante a Moisés (Dt 18.15ss), el Mesías davídico y un gran sacerdote del linaje de Aarón. Este sacerdote sería jefe de estado, superior al Mesías. El Mesías davídico sería un príncipe guerrero que conduciría las huestes fieles de Israel a una victoria aplastante sobre los «hijos de las tinieblas»; entre estos los principales serían las fuerzas gentiles de los → QUITIM (¿romanos?) El profeta comunicaría al pueblo de Dios la voluntad divina al fin de la era, como Moisés lo había hecho al comienzo de su historia.
Los sectarios rehusaron reconocer a los sumos sacerdotes de Jerusalén por dos razones:
- Estos no pertenecían a la legítima casa de Sadoc (depuesta por Antíoco Epífanes).
- Eran moralmente ineptos para su oficio
A uno de ellos, un sacerdote real de los asmoneos, se le describe como el «sacerdote malvado» por excelencia, debido a la hostilidad que mostró al Maestro de justicia y sus seguidores. La secta conservó entre sus rangos las categorías de sacerdotes sadocitas y de levitas, para el futuro restablecimiento de un culto digno en el templo purificado. Su calendario religioso discrepaba también del usado en Jerusalén.
La comunidad practicaba una disciplina rigurosa e interpretaba la Ley aun más severamente que los fariseos. Sus abluciones ceremoniales y comidas comunales, a las cuales la entrada se reglamentaba estrictamente, eran símbolos de su esperanza. Toda interpretación bíblica la recibían del Maestro de justicia, para ellos el último de los grandes iluminados, porque él sabía lo que otros profetas ignoraban: el momento final de la historia humana, el de la comunidad. Cuando esta expectación resultó frustrada, los sectarios se dispersaron.
Algunos pueden haberse aliado con la iglesia de Jerusalén, que huía también de las tropas romanas (ca. 70 d.C.), pero la secta como tal desapareció.
SU IMPORTANCIA
Los posibles puntos de contacto con el movimiento cristiano se han estudiado con esmero. Las semejanzas respecto a la escatología, la doctrina del remanente, la exégesis del Antiguo Testamento y las prácticas religiosas no deben cegarnos a las diferencias esenciales: el evangelio no es esotérico ni asceta; en él, Jesucristo es proclamado como profeta, sacerdote y rey davídico en una sola persona. Nuestro Redentor murió (violentamente, a diferencia del Maestro de justicia) y resucitó (los sectarios nunca afirmaron esto de su fundador) de una manera salvífica. Si los rollos arrojan luz sobre los orígenes de Juan el Bautista, el dualismo ético de las epístolas, la organización de la iglesia en Jerusalén o los destinatarios de la Epístola a los hebreos, estaremos agradecidos a sus autores, sin llamarlos protocristianos.