Contenidos
NAANA
Nombre de dos mujeres y una ciudad en el Antiguo Testamento.
- Hermana de Tubal-caín e hija de Lamec y Zila (Gn 22). Una de las cuatro mujeres cuyos nombres se preservan y que vivieron antes del diluvio.
- Una aldea en la parte baja de Judá (Jos 15.41). Se desconoce su ubicación
- Madre de Roboam, rey de Judá e hijo de Salomón (2 Cr 13).
NAAMÁN
(PLACENTERO).
Nombre de dos hombres en la Biblia.
- Hijo de Bela y probablemente nieto de Benjamín (Gn 21; Nm 26.40; 1 Cr 8.3, 4).
- General valeroso y apreciado del ejército de BEN-ADAD II, rey de Siria, durante el reinado de Joram en Israel (2 R 5).
En esta época Israel era tributario de Siria. Naamán era leproso, pero no se había separado de la sociedad (cf. Lv 13.45, 46). Durante una invasión a Israel había tomado cautiva a una muchacha israelita, a quien puso por sirvienta de su esposa. La muchacha contó a su ama acerca de un profeta en Israel que podía curar la lepra. Enterado de esto, el rey de Siria hizo que Naamán fuera a Joram, rey de Israel, con una carta en la que pedía la curación de su general.
Joram se alarmó ante semejante petición, y pensó que Ben-adad buscaba motivo para pelear, pero el profeta ELISEO le pidió que remitiera a Naamán ante él. Luego, el profeta envió a su siervo GIEZI para aconsejar a Naamán que se lavara siete veces en el río Jordán. Ante esta solución Naamán se enojó y se fue, pero luego se arrepintió, obedeció y recibió sanidad. Según 2 R 5.15–17, Naamán se convirtió a Jehová, pero explicó al profeta que, a pesar de su nueva fe, tendría que acompañar a su jefe en el culto a su dios. Evidentemente Eliseo no se opuso (5.18, 19).
Jesús se refirió a la curación de Naamán al reprochar la incredulidad de Nazaret (Lc 4.27).
NAASÓN
Nombre posiblemente derivado de nahash (serpiente o augurio).
Corresponde al hijo de AMINADAB, que figura entre los ascendientes de David (Rt 4.20) y de Jesús (Mt 1.4; Lc 3.32). Fue jefe de la tribu de Judá en el desierto (Nm 1.7; 2.3; etc.) y cuñado de Aarón (Éx 6.23).
NABAL
(NECIO).
Hacendado rico y propietario de grandes rebaños, que vivía en Maón, en el sur de Judá. Era del linaje de Caleb. De él solicitó David provisiones para su ejército cuando estaba desterrado durante el reinado de Saúl, pero su petición se le denegó. En vez de ayuda Nabal envió insultos, lo cual enojó grandemente a David, pues él protegía la región y quizás esperaba cierta gratitud. Cuando David decidió subir con cuatrocientos soldados armados para castigar la insolencia de Nabal, intervino ABIGAIL, la mujer de este último. Era bella e inteligente y con discreción convenció a David de que la venganza no era propia de él. Así salvó a su esposo. Sin embargo, cuando Nabal se dio cuenta de lo ocurrido, su corazón desmayó y diez días después falleció (1 S 25).
NABAT
Padre de Jeroboam I (1 R 11.26), primer rey del reino del norte y el que hizo pecar a Israel (1 R 14.16).
NABOT
Natural de Jezreel que poseía una viña cerca del palacio del rey ACAB, de Samaria (1 R 21), la cual este deseaba para poder ampliar su huerto. Nabot se negó a entregar su viña, pero JEZABEL, la esposa de Acab, levantó contra él falsos testigos que lo acusaron de blasfemia, e hizo finalmente que lo lapidaran y mataran. Acab se apoderó de la viña, pues los herederos de un convicto de blasfemia no tenían derecho. La intervención que el profeta Elías tuvo en este caso fue recordada después como un ejemplo de la justa retribución divina (2 R 9.21–26).
NABOTEOS
Descendientes de NEBAIOT, hijo de Ismael (Gn 25.13), llamados también nabateos. No se les menciona en la Biblia con el patronímico, pero el libro de Abdías se hace referencia a ellos implícitamente. Se habla de Nebaiot (o Nabatea) como región o ciudad (Is 60.7).
Se trata de un verdadero reino arábigo con gente notable en la guerra, en el comercio y las construcciones. Comenzó a extenderse por el siglo VII a.C. y llegó a abarcar casi toda la Arabia de Petra, la península sinaítica y las fronteras del desierto de Arabia.
Durante el siglo VI los naboteos llegaron hasta Edom y Moab y las conquistaron.
Alcanzaron su apogeo entre los siglos II a.C. y II d.C. Fue en Edom donde los naboteos fundaron el reino de Arabia de Petra, y varios de sus reyes se reconocieron con el nombre de ARETAS (2 Co 11.32; cf. Abd 1). En 106 d.C. Roma hizo provincia suya a Nabatea y la llamó Arabia.
En los días de Cristo los naboteos se extendieron hasta el Mediterráneo, al sur de Gaza; por el norte subieron por Traconite y dominaron hasta Damasco en Siria.
La madre de Herodes el Grande fue nabatea. Aunque posiblemente Cristo nunca visitó a Nabatea, ejerció su ministerio en las fronteras de Perea y Decápolis cuando los nabateos estaban allí en pleno apogeo. Quizás fueran naboteos los árabes que se mencionan como presentes en Jerusalén el día de Pentecostés (Hch 2.11).
El rey Aretas IV (9 a.C. —40 d.C.) nombró a un gobernador (etnarca) para Damasco.
Este fue el que tramó el arresto de Pablo y de quien el apóstol escapó según 2 Co 11.32ss. Una hija de Aretas IV fue mujer de HERODES Antipas del que pronto se divorció.
Los naboteos permanecieron nómadas hasta el siglo III a.C., y señoreaban en la península sinaítica. Eran famosos como astutos mercaderes y lograron la supremacía en las transacciones comerciales de las rutas de caravanas que iban y venían de la India, China, Arabia y Siria. También fueron expertos constructores de presas, acueductos, cisternas, receptores cónicos de agua, etc., sobre todo en la ciudad rocosa de SELA (o sea, Petra), su virtualmente impenetrable capital.
NABUCODONOSOR
Nombre que el Antiguo Testamento da al que fue rey de Babilonia desde 605 hasta 562 a.C. Es Nabucodonosor II y no debe confundírsele con
Nabucodonosor I, quien fue rey de la cuarta dinastía babilónica y gobernó en esa ciudad en el siglo XII.
El padre de Nabucodonosor, Nabopolasar, fue el primer rey del Imperio Neobabilónico o Caldeo (CALDEA). Aun antes de ascender al trono, Nabucodonosor se distinguió por su actividad militar. Poco antes de morir su padre, Nabucodonosor marchó a la cabeza de un ejército para enfrentarse con las tropas de NECAO, rey de Egipto.
Josías, rey de Judá, fiel a su alianza con Babilonia, se opuso a Necao en Meguido, y murió a consecuencia de las heridas recibidas. Le sucedió su hijo Joacaz. Sin embargo,
Necao no aceptó esta sucesión y colocó en su lugar a Joacim, otro hijo de Josías y hermano de Joacaz. A este último lo llevaron cautivo a Egipto (2 R 23.28–35; 2 Cr 35.20–36.4). Mas las victorias de Necao fueron efímeras, pues Nabucodonosor le derrotó en CARQUEMIS (605 a.C.). Joacim y su reino quedaron sujetos al Imperio Babilonio.
Las noticias de la muerte de Nabopolasar obligaron a Nabucodonosor a regresar a Babilonia. Sin embargo, después de algunos años Joacim, alentado por el aparente resurgimiento de la potencia de Egipto, se rebeló contra Nabucodonosor, y este envió sus tropas para que atacasen a Judá. Joacim murió en la campaña y le sucedió su hijo Joaquín. Cuando los babilonios tenían sitiada a Jerusalén, el propio Nabucodonosor vino a dirigir la campaña. En el año 597 Jerusalén cayó, y Nabucodonosor se apoderó de los tesoros del templo y del palacio.
Además, a Babilonia llevaron en calidad de prisioneros al rey Joaquín, sus familiares y algunos personajes del reino. Junto con ellos, Nabucodonosor llevó varios millares de obreros y soldados que desde entonces habrían de servirle. En lugar de Joaquín, Nabucodonosor colocó sobre el trono de Jerusalén a Sedequías, tío de Joaquín (2 R 24.1–17; 2 Cr 36.5–10). Resulta difícil compaginar los detalles de estas dos narraciones, y por ello hemos seguido aquí la primera de ellas. Se han encontrado textos babilónicos en los que se habla del rey Joaquín, que vivía en cautiverio en esa ciudad.
El nuevo rey, Sedequías, a pesar de ser criatura de Nabucodonosor, no tardó en rebelarse en su contra. Fue entonces cuando Nabucodonosor «vino con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitió, y levantó torres contra ella alrededor» (2 R 25.1). Tras un período de sitio, el rey y su ejército huyeron de la ciudad, pero los caldeos dieron con ellos, dispersaron al ejército judío y capturaron a Sedequías. A este lo llevaron ante Nabucodonosor. Allí degollaron a sus hijos en presencia suya, y a él le sacaron los ojos, después de lo cual lo llevaron cautivo a Babilonia.
La ciudad de Jerusalén fue destruida.
Todos los principales edificios fueron incendiados, y los caldeos echaron abajo las murallas de la ciudad. Dejando solo a los labradores para que trabajaran en la tierra, NABUZARADÁN, capitán de la guardia de Nabucodonosor, llevó cautivos a Babilonia al resto de la población. Junto con este gran número de esclavos, los caldeos llevaron consigo todo cuanto pudieron tomar del templo y los palacios de Jerusalén (2 R 24.18–25.21; 2 Cr 36.11–21). Fue durante esta época, y en torno a estos acontecimientos, que profetizó JEREMÍAS y a causa de ello se le acusó de traición. Debido a estos aciagos acontecimientos de la caída y destrucción de Jerusalén y del cautiverio del pueblo, el año 587 a.C. es de importancia capital para la historia de Israel.
Aparte de las campañas mencionadas, algunos textos babilónicos describen muchas otras que Nabucodonosor dirigió. Entre sus aliados se contaban los MEDOS, que en tiempos de BELSASAR contribuirían a poner fin al Imperio Neobabilónico. Además, durante el reinado de Nabucodonosor se erigieron en Babilonia algunas de sus más grandes obras arquitectónicas, construidas en gran parte con materiales y artesanos procedentes de tierras conquistadas, como los judíos. Entre estas obras se destacaban los «jardines colgantes de Babilonia», de los cuales hoy solo quedan algunos rastros difícilmente reconocibles.
Según Daniel 4, Nabucodonosor pasó por un período de locura, tras el que una vez restablecido alabó a Dios como Rey y Señor. Los textos babilónicos y el resto de la literatura veterotestamentaria, nada dicen al respecto.
El período de más de medio siglo durante el que Nabucodonosor reinó en Babilonia fue la época de oro del Imperio Caldeo. En tiempo de su hijo EVIL-MERODAC comenzó la decadencia, que culminaría poco después con la caída de Babilonia mientras BELSASAR celebraba su famoso banquete.
NABUZARADÁN
Oficial de la corte del rey Nabucodonosor, al que este le confió el manejo de los asuntos de Jerusalén cuando esta cayó en poder de los babilonios (2 R 25.8–21; Jer 39.8–10). Cuatro o cinco años después regresó a Jerusalén y llevó 475 cautivos más (Jer 52.12–30).
NACIMIENTO DE JESÚS
Ver. JESUCRISTO, MARÍA, VIRGEN.
NACOR
Nombre de dos hombres y una ciudad en el Antiguo Testamento.
- Hijo de Serug (Gn 11.22) y padre de Taré (Gn 11.24), quien a su vez fue padre de Abraham. Se menciona en la genealogía de Jesús (Lc 34).
- Hijo de Taré (Gn 11.26, 27) y hermano de Abraham (Gn 22.20, 23). Nació en Ur de los caldeos, pero parece que después residió en ® HARÁN, «ciudad de Nacor» (Gn 24.10). Se casó con Milca, hija de Harán (Gn 11.29), quien le dio ocho hijos. De su concubina REÚMA tuvo cuatro (Gn 22.20–24). De entre sus hijos sobresale Betuel, padre de Rebeca (Gn 22.23), esposa de Isaac. Parece haber sido adorador del Dios verdadero (Gn 53).
- Una ciudad mencionada en Gn 24.10. Existen algunas confusiones con la frase: «ciudad de Nacor». Esta quizás haga referencia a la ciudad llamada Nacor o a la ciudad donde Nacor vivía. Cuando Abraham y Lot emigraron a Canaán, Nacor se quedó en Harán.
NADAB
(EN HEBREO, GENEROSO, NOBLE).
Nombre de cuatro personajes del Antiguo Testamento.
- Hijo de Aarón (Éx 6.23), quien con su hermano ofreció «fuego extraño» delante de Jehová, por lo que ambos sufrieron el castigo de muerte (Lv 10.1–7; cf. v. 12).
- Segundo rey de Israel, hijo y sucesor de Jeroboam I. Continuó el culto de los becerros de oro que su padre había iniciado. Reinó apenas dos años (ca. 915, 914 a.C.). Baasa lo asesinó y sucedió, y aniquiló toda la casa de Jeroboam (1 R 14.20; 25–31).
- Descendiente del patriarca Judá (1 Cr 2.28, 30).
- Hijo de Gabaón y tío del rey Saúl de la tribu de Benjamín (1 Cr 8.30; 36).
NAFTUHIM
Hijo de Mizraim, descendiente de Cam (Gn 10.13; 1 Cr 1.11). Formó un grupo humano, posiblemente situado en el Bajo Egipto porque Naftuhim llegó a significar «los del delta». Se ha sugerido que Naftuhim significa ptahitas, pues Ptah era el dios de Menfis.
NAHAS
(EN HEBREO, SERPIENTE).
Nombre de dos personajes y una localidad del Antiguo Testamento.
- Rey amonita, contemporáneo de Saúl. Su derrota por Saúl fue un factor en la coronación de este último como rey de Israel (1 S 11).
- Padre de Abigail y Sarvia (2 S 17.25). Aunque hay cierta ambigüedad en el texto hebreo de 2 S 17.25, esta parece ser la mejor interpretación (cf. 1 Cr 16).
- Ciudad fundada por Tehina, de la tribu de Judá (1 Cr 12).
NAHAT
(TRANQUILIDAD).
Nombre de tres hombres en el Antiguo Testamento.
- Jefe edomita (Gn 36.13, 17).
- Descendiente de Elcana, de la tribu de Leví (1 Cr 26).
- Mayordomo del templo durante el reinado de Ezequías (2 Cr 13).
NAHBI
(APOCADO).
Uno de los doce espías que Moisés envió a la tierra de Canaán (Nm 13.14).
NAHUM
(PROBABLEMENTE FORMA ABREVIADA DE LA VOZ HEBREA NAHUMYAH QUE SIGNIFICA JEHOVÁ HA CONSOLADO).
Nombre de dos personajes de la Biblia.
- Autor del séptimo libro de los profetas menores. (LIBRO DE NAHUM)
- Antepasado de Jesucristo (Lucas 3.25).
LIBRO DE NAHUM: Breve libro profético del Antiguo Testamento que predice la destrucción de Asiria y su capital, Nínive.
ESTRUCTURA DEL LIBRO
La obra comienza con lo que probablemente sea la interpretación más antigua del libro. Este primer versículo refleja la percepción de generaciones subsiguientes quienes entendieron al escrito como oráculo (massa) o «carga» referente a Nínive, un libro (o rollo: sepher) y una visión perteneciente a Nahúm de Elcos. El libro continua con un poema acróstico (1.2–8), tal vez un himno (lo que ha hecho a algunos estudiosos suponer que es una unidad independiente, que quizás se utilizaba como himno de alabanza por la caída del opresor), en el que se celebra la venida poderosa de Yahveh para castigar a sus enemigos y salvar a su pueblo.
El origen, la función y el significado de este acróstico incompleto (que solo contiene once de las veintidós letras hebreas) se han debatido extensamente dando origen a mucha especulación. Lo importante del pasaje es que parece estar asociado con la tradición litúrgica de Jerusalén (cf. Salmos y Lamentaciones). El 1.9–11 es un pasaje de difícil traducción (cf. varias traducciones) que bien podría estar dirigido a la comunidad de fe. El 1.12–15 contiene un mensaje de promesa para Judá que presenta un contraste marcado con el 1.10, 11, 14 donde se anuncian juicio y amenaza contra Nínive (cf. 2.4–13).
Preocupados por este contraste entre promesa y juicio algunos traductores optan por alterar el orden de estos versículos, medida que no parece necesaria cuando se considera el contexto literario global. El 2.1–2 compara las experiencias de Jacob e Israel con la de Nínive: es inútil hacer preparativos ante el inevitable juicio de Dios (cf. Jer 51). El 2.3–13 presenta un buen ejemplo de un poema que celebra la derrota del enemigo. La descripción de la derrota de Asiria es particularmente vívida (2.3–7).
El juicio de Dios se representa por las fuerzas desatadas de la naturaleza, que cumplen su propósito (1.3–5; 2.6). Dios ha utilizado a Asiria para disciplinar a su pueblo, pero ahora el castigo se ha cumplido y Dios castiga la soberbia de Asiria (Nínive es su capital) (1.12–14) y quiebra su yugo de sobre su pueblo (v. 13). Ahora Judá puede celebrar sus festivales y cumplir sus votos (1.15b). El anuncio de la liberación se introduce con el hermoso pasaje de 1.15, que halla un eco en Is 52.7 (Ro 10.15; Ef. 6.15).
Jenofonte narra que Nínive fue destruida en una inundación del Tigris. Nahúm en 2.6, 8 lo indica vívidamente, y en 2.9–13 describe a los vencedores arrojándose sobre los despojos. El que fue gran imperio es ahora una ruina (3.7). Nahúm rememora la caída del otro poderoso imperio, el de Egipto (3.8–15). Inútilmente tratarán de reconstruirlo (3.14, 15).
Este último capítulo de Nahúm toma la forma de un «ay», una forma literaria utilizada para lamentar la caída de Nínive. Con gran ironía el profeta lamenta la caída de una ciudad representante del poder imperial arrogante y arrasador. El juicio es definitivo (3.19).
NAHUM: Un bosquejo para el estudio y la enseñanza
- Se decreta la destrucción de Nínive 1–15
- Se describe la destrucción de Nínive 1–13
- La destrucción de Nínive es merecida 1–19
AUTOR Y FECHA
De Nahúm solo sabemos que era oriundo de la localidad de Elcos (1.1), posiblemente al sur de Judá. También se han sugerido como probables localidades Galilea y las proximidades de Nínive.
No es fácil fechar sus profecías. Una posibilidad es la de ubicarlas entre la caída de Tebas (663 a.C., Nah 3.8) y la de Nínive (612 a.C.).
MARCO HISTÓRICO
En 625 a.C., el rey Nabopolasar funda en el Imperio Neobabilónico (BABILONIA), que domina la escena por tres cuartos de siglo. El último enemigo que somete es la decadente ASIRIA, a la que Egipto se había aliado. La caída de NÍNIVE sella la derrota final del Imperio Asirio, que había ejercido su brutal dominación en toda la región, y es por ello celebrada en todo el Medio Oriente como una liberación. El libro de Nahúm describe y celebra esa caída, interpretándola para el pueblo de Judá.
APORTE A LA TEOLOGÍA
Es notable que tanto Jonás como Nahúm, los únicos libros bíblicos que terminan con una interrogante, exploran el tema de un archienemigo de gran magnitud y los posibles destinos de tales enemigos. Ambos aseveran la soberanía de Dios ante un enemigo de la talante de Nínive, símbolo de todo lo que se yergue en oposición a Dios.
No inspira a Nahúm, como algunos críticos han pretendido, un simple celo nacionalista, sino la convicción de que Dios gobierna la historia de todos los pueblos, y que es un Dios justo, cuya justicia no pueden desviar ni retardar con su poder los imperios (3.1). La perspectiva de Nahúm plantea el desafío de caminar sabiendo que la violencia (física o estructural), la opresión, la explotación y la promesa de bienestar propias de Nínive tienen el tiempo contado.
OTROS PUNTOS IMPORTANTES
Se han encontrado entre los rollos del mar Muerto en Qumrán, fragmentos de Nahúm (específicamente 2.11–13 denominado 4QpNah) y sus correspondientes interpretaciones.
Curiosamente, Flavio Josefo cita casi el mismo pasaje (2.8–13) y ofrece su propia interpretación. Este pasaje es la única cita extensa de un pasaje veterotestamentario en la obra de Flavio Josefo. Estas antiguas citas e interpretaciones indican que Nahúm no ha sido tan ignorado como a veces se sugiere.
NAÍN
(EN HEBREO, PLACENTERO).
Aldea de Galilea en donde Jesús resucitó al hijo unigénito de una viuda (Lc 7.11–17). Su ubicación se establece con bastante seguridad en el pequeño pueblo moderno de Neín que se halla 8 km al sudeste de Nazaret y 3 al sudoeste de Endor, en una suave pendiente desde la que la población nunca fue fortificada. Puesto que la población nunca la fortificó con muros, la referencia a «la puerta de la ciudad» (v. 12) debe entenderse como alusión a la entrada principal.
NAIOT
Pequeño poblado o barrio de la ciudad de RAMOT. Se cree que allí se estableció una de las antiguas «escuelas de los profetas» organizada por Samuel y sus discípulos. Saúl tuvo allí su extraña experiencia de profetizar (1 S 19.18–24). David se refugió en Naiot cuando Saúl lo perseguía (1 S 20.1).
NARCISO
Amigo de Pablo de origen romano, y jefe de una casa a cuyos miembros, que también eran cristianos, el apóstol saluda en Ro 16.11.
No puede ser el Narciso que planeó la muerte de Mesalina por infidelidad a su esposo, el emperador Claudio, ya que este Narciso, amigo de confianza del emperador, se suicidó antes que el apóstol escribiera la carta.
NARDO
El espicanardo (nardostachys iatamansi), hierba de la familia de las valerináceas, oriunda de los montes del Himalaya. De la raíz y tallos vellosos de la planta se prepara un ungüento fragante y costoso, muy apreciado como perfume tanto en la India como en otros países asiáticos (Cnt 1.12; 4.13ss).
De nardo era el perfume con que una mujer (según Jn 12.3, María de Betania) ungió a Jesús en casa de Simón el leproso (Mc 14.3–9//). Su aroma era tan intenso que llenó toda la casa (Jn 12.3), y su precio se calculó en trescientos denarios o más. El adjetivo pistikós que usan Marcos y Juan para describir el nardo es de significado discutido: «genuino, no adulterado», «del pistacho», o «espica (-nardo)».
NARIZ
Órgano de la respiración y el olfato. En la mentalidad hebrea no existía la idea del proceso respiratorio. La presencia del aliento en las fosas nasales estaba relacionada con la VIDA (Gn 2.7; Job 27.3 ALMA; ESPÍRITU, etc.). Cuando el aliento se exhalaba visiblemente se llamaba «humo» (Sal 18.8), y se relacionaba con la expresión de las emociones, principalmente de la ira (Gn 27.45; Job 4.9; Is 30.28). En el Antiguo Testamento «nariz» se emplea a menudo en sentido figurado: un viento tempestuoso se describe como «el soplo de tus narices» (Éx 15.8 RV-1909). Los asirios solían poner argollas en las narices de sus cautivos para conducirlos a manera de animales (2 R 19.28; Job 41.2). Entre las mujeres orientales era costumbre colgarse sortijas de metales preciosos del cartílago de las narices (Gn 24.22, 47; Is 3.21).
NATÁN
(ÉL HA DADO).
Nombre de nueve personas en el Antiguo Testamento.
- Hijo de David y ascendiente de Jesucristo (2 S 5.14; Lc 3.31).
- Padre de Igal (2 S 36).
- Padre de Azarías (1 R 5).
- Padre de Zabud (1 R 5).
- Descendiente de Judá (1 Cr 36).
- Hermano de Joel (1 Cr 38).
- Enviado de Esdras (Esd 16).
- Uno de los que se casaron con extranjeras en tiempos de Esdras (Esd 39).
- Profeta amigo del rey David, notable por sus decisivas intervenciones durante el reinado davídico (2 S 7.2–17; 1–5).
Cuando David comunicó a Natán su deseo de edificar una casa o templo para Dios (2 S 7), el profeta contestó con la revelación de Jehová: No sería David, sino uno de sus descendientes, quien construiría el templo (SALOMÓN).
Cuando David pecó (2 S 11), Dios envió a Natán para amonestarlo. El profeta utilizó una parábola como acercamiento logrando que David mismo declarara su propio castigo (2 S 12.1–12). Cuando por la muerte de David la casa de este se dividió y ADONÍAS quiso usurpar el trono, de nuevo apareció Natán en acción. Aconsejó a BETSABÉ en cuanto a la manera en que debía actuar frente a la crisis (1 R 1.11–14). Es Natán el que unge a Salomón como rey sucesor de David (1 R 1.39–45).
La institución de los levitas y de los músicos en la casa de Jehová emanó tanto de Natán como del rey David (2 Cr 29.25).
NATANAEL
(EN HEBREO, DON DE DIOS).
Discípulo de Jesús, probablemente uno de los doce. Se menciona solo en Jn 1.45–51 y 21.2 y se le ha identificado con Bartolomé, nombre patronímico que aparece en la lista de los apóstoles después de Felipe (Mt 10.3; Mc 3.18; Lc 6.14). Era oriundo de Caná de Galilea y Felipe lo condujo a Jesús. Los dos compartían la esperanza mesiánica, pero al principio Natanael se mostró escéptico porque Jesús era de Nazaret. Al darse cuenta, sin embargo, del conocimiento profético que Jesús tenía de él, Natanael le exaltó con títulos de magnificencia. En respuesta, Jesús le prometió una visión, cual la de Jacob, en la que «el HIJO DEL HOMBRE» sería el mediador entre el cielo y la humanidad. Más tarde Natanael vio a Jesús resucitado junto al mar de Tiberias (Jn 21.2).
NATURALEZA
Término que generalmente traduce el vocablo griego fysis, que en su más amplio sentido designa la peculiaridad propia y nativa de cada ser. Cuando se habla de la naturaleza del hombre se alude a lo que el hombre tiene de por sí, en contraposición a lo que recibe de afuera, por educación o costumbre.
A menudo en el Nuevo Testamento el término se usa en este sentido general. En Gl 2.15 HA se habla de personas que son judíos por naturaleza y en Ro 11.24 de la planta que es olivo silvestre por naturaleza. Santiago 3.7 afirma que toda naturaleza de animales la ha domado la «naturaleza humana». Romanos 1.26, 27 habla de prácticas sexuales que están en contra de la naturaleza humana (cf. 1 Co 11.14).
Sin embargo, naturaleza también se usa en sentido peyorativo en relación con el hecho de la maldad en el hombre. El pecado ha entrado al mundo y pervertido mortalmente la naturaleza de los hombres; por tanto, ahora son «por naturaleza hijos de ira» (Ef 2.3).
El Nuevo Testamento denomina «hombre natural» al hombre sin Cristo (1 Co 2.14), frase que transcrita sería «hombre síquico». Esta es la descripción del hombre en el nivel de los recursos exclusivos de su propia naturaleza, que no comprende ni acepta la revelación del evangelio. En contraste con el «hombre natural», deformado por el pecado, el Nuevo Testamento habla de un hombre nuevo que es ante todo Cristo en persona (Ef 2.15). Todo el que cree en Cristo es continuamente invadido por la imagen de Él, y es conformado a una nueva naturaleza restaurada (Ro 8.29; 2 P 1.4).
NAVES, BARCOS
Embarcaciones que en los tiempos bíblicos se usaban para transportar cargamentos. Los judíos nunca fueron marineros. Para ellos, el mar era una peligrosa y temida barrera. Sin embargo, el Antiguo y el Nuevo Testamento contienen muchas referencias a los barcos y la navegación.
LA PRIMITIVA NAVEGACIÓN FLUVIAL
Por haberse desarrollado las antiguas civilizaciones bíblicas en las cuencas del Tigris, el Éufrates y el Nilo, es natural que los primeros intentos de navegación conocidos se hicieran en estos caudalosos ríos, antiguos medios de comunicación. La población aprovechaba los papiros, cañas y juncos que crecían en las riberas; enlazaban los juncos fuertemente entre sí y los calafateaban con betún o asfalto para hacer botes (Éx 2.3). Los monumentos egipcios y los sellos y monedas de Mesopotamia dan una idea de las antiguas embarcaciones, especialmente barcazas para transportar personas (Is 18.2). Al mejorarse las rutas fluviales, las naves, pese a los materiales de construcción, llegaron a tener dimensiones considerables, e incluso se usaron como barcos de guerra entre Asiria y Babilonia.
LA ÉPOCA DE LA NAVEGACIÓN FENICIA
A los egipcios no les gustaba el mar abierto, pero se atrevían a navegar por la costa de Palestina hasta llegar a FENICIA, en busca de madera y otros materiales. Los fenicios, limitados a sus sierras y puertos, se vieron obligados a buscarse la vida en el Mediterráneo. Ezequiel conserva una magnífica descripción de las naves fenicias que llegaron a ser símbolo de ® TIRO, tanto en su prosperidad como en su ruina. El profeta destaca la vasta extensión del comercio fenicio (Ez 27.12–29; cf. 3–9). Las frecuentes referencias a las «naves de Tarsis» en el Antiguo Testamento recuerdan el poderío marítimo de otros lugares, como QUITIM (Chipre) y TARSIS (o bien de una región al sur de Cilicia, o de la región gaditana de España). Isaías consideraba estas flotas como símbolo del orgulloso poderío de los gentiles (Is 2.16; cf. Nm 24.24; Dt 28.68). Las naves típicas de Tarsis solían tener la proa redonda y la popa adaptada a la acción de los dos grandes remos del timonel. Llevaban un mástil central, con vela cuadrada, dos bancos para los remeros, una superestructura de defensa contra las olas y la insignia de la divinidad protectora en la proa. Eran relativamente anchas para dar cabida a la carga y los pasajeros (Jon 1.3–5). Los barcos de guerra tenían proa aguda, con mayor eslora para hacerlos más veloces.
LOS HEBREOS Y LA NAVEGACIÓN
La costa de Palestina (hasta llegar al Carmelo en dirección norte) carece de puertos naturales, pues Jope solo fue habilitado artificialmente bajo los asmoneos, y Cesarea fue creación de Herodes.
Durante siglos esta costa la ocuparon los fenicios al norte y los filisteos al sur, ya que los israelitas habitaban las montañas del interior. En tiempos de los jueces, Aser y Dan apenas ya se asomaban a la costa (Jue 5.17). Para Israel, el mar solo llegó a tener importancia al consolidarse la monarquía, y entonces solo gracias a la alianza con Tiro y Sidón. Salomón había buscado riquezas en los mares del sur a través de su puerto en el mar Rojo. También EZIÓN- GEBER (Elat, Aqaba) y, años después, Josafat quiso imitarle, pero fracasó (1 R 9.26ss; 10.22; 22.48ss).
Posiblemente los escritores del Antiguo Testamento conocieron el MAR solamente de lejos, generalmente como símbolo de intranquilidad y de dominio extranjero (Is 33.20–23); cf. la poética descripción de unos marineros en una tempestad del Sal 107.23–32. «El rastro de la nave en medio del mar» evoca para el sabio proverbista la finitud del conocimiento humano frente a las cosas inexplicables, pero también le era símbolo de previsión y de abundancia (Pr 30.19; 31.14).
LA NAVEGACIÓN EN EL NUEVO TESTAMENTO
En los Evangelios hallamos frecuentes referencias a las barcas de pesca del MAR DE GALILEA. Eran suficientemente grandes para acomodar al Maestro y sus doce discípulos a la vez, pero una carga excesiva de peces podía ponerlas en peligro de hundirse (Lc 5.7).
Los pescadores impulsaban a remo sus barcas (Jn 6.19), pero en ocasiones utilizaban también la vela.
Viajando en los barcos costeros del este del Mediterráneo, el apóstol Pablo sufrió naufragio por lo menos cuatro veces (2 Co 11.25; Hch 27.39–44), lo cual subraya los riesgos de las rutas marítimas. El segundo barco de su viaje a Roma, cuando lo llevaban prisionero, era una «nave alejandrina» (Hch 27.6), dedicada a transportar trigo desde Egipto a Roma. De la gráfica narración de Lucas se deducen detalles de estas grandes naves; el número de personas, 276 entre tripulantes y pasajeros, indica un tamaño mediano, pues había mayores. Tal nave sería un tipo perfeccionado de la fenicia de hacía siglos, ya descrita, pero dispondría de trinquete y vela de foque para facilitar las maniobras.
USO FIGURADO DE «NAVE»
Por no ser marítimo el pueblo hebreo, sus escritores hacen poco uso de las figuras relacionadas con el mar y las naves. Además de las figuras incluidas en la sección Los hebreos y la navegación, la inestabilidad del borracho también se compara con la de las personas embarcadas (Pr 23.31–34). En Heb 6.18ss la esperanza cristiana es como «ancla del alma» y en Stg 3.4 la lengua resulta ser más ingobernable que las grandes naves, pues estas obedecen al timón. Apocalipsis 18.12–18 hace eco de Ezequiel 27, pero en este pasaje los mercaderes y marineros lamentan el fin de Babilonia.
NAVIDAD
Natividad de Jesucristo. Aunque la fecha exacta del nacimiento del Señor se desconoce, la mayoría de los protestantes y católicos romanos celebran la Navidad el 25 de diciembre. Sin embargo, las iglesias ortodoxas orientales la celebran el 6 de enero, y la iglesia armeniana el 19 de enero. Se desconoce si la iglesia primitiva celebraba la Navidad e, incluso, en la actualidad hay grupos de cristianos que consideran que no debe celebrarse. La primera mención con que contamos de que se celebró la Navidad el 25 de diciembre data de los tiempos de Constantino, aproximadamente el 325 d.C.
Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, (LUCAS 1: 27)
Este versículo nos da una iniciativa del tiempo en que nació nuestro salvador Jesucristo, además de la celebración equivocada de la verdadera natividad de Jesús.
Quiero que lo miremos en el calendario y así podemos decir y acertar en el mes que Él nació. El sexto mes corresponde a junio según calendario concordado con el griego, y si sacamos la cuenta de los nueve meses de gestación del feto hasta su nacimiento, seria en marzo.
No vamos a controversias que no sean de edificación ni tampoco de condenación para nadie, solamente cada uno será responsable de lo que aprende y enseña según la escritura y verdad que hay en ellas.
Una de las más grandes festividades que el mundo celebra es la navidad, y es donde se expone toda clase de desafío al pecado por su atracción sutil y perversa, por lo cual el “cristianismo moderno” se encuentra atrapado y seducido a tales practicas con excusas que malo tiene eso, al contrario así daremos a conocer el evangelio de Dios, ¡pero que clase de evangelio de mentira¡ hare una pregunta ¿Dios se agrada de este evangelio?
Según Romanos 1: 28-32. Nos dice: Sí Dios aprueba
NAZARENO
Nativo de NAZARET o perteneciente a esta ciudad. En Mateo, Juan y Hechos, a Jesús se le llama nadzoraios, mientras Marcos prefiere nazarenos y Lucas vacila entre las dos formas, que son entonces equivalentes. El que le llamaran así se interpreta como un cumplimiento profético (Mt 2.23), ya que los hombres despreciarían al Mesías (en Is 11.1 se le llama «el vástago neser que retoñará de las raíces de Isaí», término hebreo que Mateo relaciona con nazerat que significa nazareno). Los jerosolimitanos menospreciaban a los nazarenos.
No solo el pueblo (Mt 21.11; Mc 10.47) y los demonios (Mc 1.24) reconocieron a Jesús como nazareno, sino también el ángel que anunció su resurrección (Mc 16.6).
Inclusive, después de su resurrección, Jesús mismo se presentó a Saulo como «Jesús de Nazaret» (Hch 22.28). Después de la ascensión, a los cristianos también se les conocieron como nazarenos (Hch 24.5), principalmente en Siria. Algunos creen con Epifanio, padre eclesiástico, que el nombre nazareno se aplicó a una secta bautista precristiana que rechazaba los sacrificios, la Ley y la carne como alimento, pero la existencia de tal secta es hipotética.
NAZAREO
(EN HEBREO, SEPARADO O CONSAGRADO. TAMBIÉN SE TRANSCRIBE «NAZIREO»).
Persona (por lo general laica), que hacía un voto de dedicación especial a Jehová. Según Nm 6.1–21 el voto era temporal, pero parece que para algunos tenía carácter casi permanente. No se especifica el trabajo ni los deberes del nazareo, pero se entiende que debía dedicar su vida al servicio de Jehová.
El nazareo era asceta hasta cierto grado, pero no recluso ni célibe; vivía entre la gente y podía ser casado. Debía cumplir con tres requisitos:
- Abstenerse de bebidas embriagantes y del vino o de cualquier producto derivado de la uva (Nm 6.4). Era carismático, pero debía recibir su inspiración del Espíritu Santo y no del estímulo artificial del vino (cf. Ef 18).
- Dejarse crecer el pelo, señal principal de su consagración (Nm 5).
- No tocar ningún cadáver, ni aun el de su ser más querido. No es evidente la razón de esta severa restricción, pero también se exigía al sumo sacerdote (Lv 11).
Se ha dicho que el nazareato existía en tiempos premosaicos, pero no hay pruebas claras (se alega que José era nazareo señalando Gn 49.26 y Dt 33.16 como indicio de ello). El primer ejemplo claro es el de Sansón (Jue 13.2–5; 16.17). Evidentemente Samuel también era nazareo (1 S 1.11; un manuscrito de 1 S 1.22 descubierto en Qumrán afirma que Samuel era «nazareo por todos los días de su vida»). Se ha conjeturado que el pelo largo de Absalón indicaba que había tomado el voto, pero la afirmación de que se cortaba periódicamente la cabellera (2 S 14.26) contradice esta conjetura.
Parece que había muchos nazareos en tiempos de Amós. El profeta acusa a los israelitas apóstatas de procurar hacerles apartarse de su voto sagrado (2.11ss). Después del cautiverio también había muchos según 1 Mac 3.49ss; Josefo: Guerras II XV. 1 y Antigüedades XIX. vi. 1.
El más famoso nazareo de la época novotestamentaria fue Juan el Bautista (Lc 1.15).
Se ha conjeturado que el voto que hizo Pablo, relatado en Hch 18.18, fue el de nazareato.
Era costoso el rito para liberarse del voto. Para ganarse el favor de los judíos en Jerusalén Pablo sufragó los gastos de cuatro personas que querían liberarse de un voto, que seguramente también fue el nazareato (Hch 21.23ss).
NAZARET
(EN HEBREO QUIZÁS SIGNIFIQUE, TORRE DE ATALAYA O RETOÑO; CF. MT 2.23 E IS 11.1).
Pequeña aldea donde Jesús se crió, conocida solo por los sucesos del Nuevo Testamento (Lc 2.4). Está situada en un bello valle en las estribaciones extremas del sur de la sierra del Líbano, donde estas descienden abruptamente a la llanura de Jezreel, o Esdraelón, a la mitad de la distancia entre el puerto de Haifa (al pie del Carmelo) y al extremo sur del mar de Galilea.
El hallazgo de tumbas encima del emplazamiento actual de Nazaret hace suponer que el pueblo antiguo estaba ubicado más arriba del pueblo moderno, a una altura de ca. 400 m. Hay fuentes en los dos emplazamientos. Las principales rutas que unían los grandes centros de Mesopotamia y Egipto pasaban por la llanura de Esdraelón, y desembocaban por el puerto de Meguido en la costa mediterránea cerca de Cesarea. Otras rutas hacia Fenicia y Damasco pasaban cerca, pero Nazaret no se hallaba en ninguna de ellas. De allí quizás surgió la idea de que Nazaret era un lugar atrasado, y sus habitantes eran conocidos por su espíritu independiente (cf. Jn 1.46). Se hallaban cerca del gran movimiento comercial de la región, pero no participaban en él.
Debido a la abundancia de rocas calíferas, el pueblo de Nazaret se destaca hasta hoy por la blancura de sus casas. Es posible divisarlo desde los peñascos circundantes y dominar toda la llanura, en un panorama que se extiende desde los montes de Basán hasta el Mediterráneo. El monte tradicionalmente llamado «de la precipitación» no corresponde al de Lc 4.29, y el único rasgo físico identificable hoy es la llamada Fuente de María.
Nazaret fue el pueblo de María (Lc 1.26–38, la anunciación) y probablemente de José. Después de la huida a Egipto, este llevó a María y al niño Jesús a Nazaret, lejos de los peligros de Judea (Mt 2.19–23). De la subsiguiente residencia de casi treinta años en Nazaret (Lc 2.39, 51ss; Mt 2.23) surgió la costumbre de llamar nazareno a Jesús. Desde allí comenzó su vida pública (Mt 4.13; Mc 1.9), aunque sus coterráneos sintieron desagrado (Mc 6.1–6//) y hasta hostilidad (Lc 4.16–30) por su ministerio.
La historia siguiente de Nazaret, su forma actual y la composición de la población, las han definido notablemente las Cruzadas, la ocupación musulmana y el afán de apropiarse «lugares sagrados».
NEÁPOLIS
Pueblo de Macedonia que servía de puerto a la ciudad de FILIPOS, la cual estaba ubicada 16 km al norte. Puesto que Neápolis se hallaba en una península angosta, con una bahía a cada lado, realmente tenía dos puertos. Pablo llegó a Neápolis en su segundo viaje misionero (Hch 16.11). Es posible que lo visitara de nuevo en su tercer viaje (Hch 20.1–6).
NEARÍAS
(SIERVO DE JEHOVÁ).
Nombre de dos hombres en el Antiguo Testamento.
- Hijo de Semaías, descendiente de David (1 Cr 22–23).
- Hijo de Isi, de la tribu de Simeón, que sirvió como militar en tiempos del rey Ezequías de Judá (1 Cr 42).
NEBAIOT
Primogénito de Ismael (Gn 25.13; 1 Cr 1.29), y hermano de Mahalat y Basemat, mujeres de Esaú (Gn 28.9; 36.3). Unos descendientes suyos se establecieron en Arabia y se dedicaron a la crianza de carneros (Is 60.7). Posiblemente se les pueda identificar con los NABATEOS de que habla la historia profana posterior.
NEBO
(ELEVACIÓN).
Nombre de dos ciudades, una montaña, un hombre y un dios pagano en el Antiguo Testamento.
- Dios de los babilonios (Is 46.1), considerado el dios del conocimiento. Lo adoraban también los antiguos árabes, y su culto estaba muy generalizado entre los caldeos y los asirios. Prueba de ello es que su nombre forma parte de muchos nombres propios en la Biblia; por ejemplo, Nabucodonosor, Nabuzaradán, Nabusarbán (Jer 39.9, 13; 1), Naboned, Nabonasar, Nabopolasar, etc.
- Montaña de Moab desde donde Moisés vio a lo lejos la tierra prometida y en donde también murió. Está en la cordillera de ABARIM, frente a Jericó (Nm 12; Dt 32.49; 34.1). Jebel Neba, monte de poca prominencia 10 ó 12 km al este de la desembocadura del Jordán en el mar Muerto, es el punto reconocido por la tradición cristiana como el monte Nebo. Sin embargo, Jebel Osa, un monte más alto que está frente a Jericó, se ajusta mejor a los datos bíblicos (Dt 34.1, 2).
- Ciudad de Judá (Esd 2.29; 43; Neh 7.33).
- Antepasado de siete israelitas que se divorciaron de sus esposas paganas después de la cautividad (Esd 43).
- Ciudad de Rubén (Nm 32.3, 38), tomada por los moabitas, quienes todavía la poseían en tiempo de Jeremías (Is 15.2; Jer 48.1, 22).
NECAO
Segundo Faraón de la dinastía XXVI de Egipto, hijo de Sammético, fundador de esa dinastía. Necao se distinguió por su interés en el comercio y la navegación. Sus marinos circunnavegaron el África, y sus ingenieros intentaron abrir un canal que fuera desde el mar Rojo hasta PIBESET en el Nilo. La importancia de Necao en la historia bíblica está en la campaña militar con la que trató de socorrer a los asirios contra los babilonios y a la vez restablecer el poderío egipcio sobre Palestina y Siria.
Tras tomar a Gaza (Jer 47.1) y a Ascalón (Jer 47.5), Necao se dirigió a CARQUEMIS, pero en el camino se le interpuso el rey JOSÍAS con sus ejércitos. Derrotado y herido en la batalla de MEGUIDO, Josías fue llevado a Jerusalén, donde murió. El pueblo entonces tomó por rey a Joacaz, pero Necao lo depuso y colocó en su lugar a Eliaquim, a quien dio el nombre de JOACIM. Este sirvió a Necao pagándole los tributos que el faraón requería (2 R 23.29–35; 2 Cr 35.20– 36.4). Sin embargo, la aventura de Necao en el Asia no duró mucho, pues poco después NABUCODONOSOR lo derrotó en Carquemis (Jer 46.2).
NECIO
Persona que no ordena su vida en el temor del Señor (Pr 1.7). Sus características son opuestas a las del sabio (SABIDURÍA). Los vocablos hebreo y griego indican, más que un bajo nivel de inteligencia, unas actitudes contrarias a la sabiduría que emana de Dios y que se revela por su Palabra. El necio manifiesta perversidad moral (Sal 107.17; Pr 13.19; 14.9), confía en sí mismo (Pr 14.16; 28.26), desdeña la revelación divina y finge ser «ateo» para echar a un lado a Dios (Sal 14.1; Ro 1.21, 22), multiplica palabras sin sentido (Pr 15.2, 14) y acumula riquezas sin calcular la brevedad de la vida (Jer 17.11; Lc 12.20).
Frente a los hermanos en Corintio que querían subordinar el evangelio a la sabiduría de este mundo, Pablo exhorta: «Si alguno se cree sabio según este mundo, hágase necio para llegar a ser sabio» (1 Co 3.18 BJ). La solemne advertencia del Señor contra el pecado de llamar «necio» al hermano (Mt 5.22) apunta al desprecio del hombre hecho a imagen de Dios.
NEFISESIM
Ascendiente de una familia de sirvientes del templo, que volvieron de la cautividad con Zorobabel (Neh 7.52). Esta familia quizás sea la misma llamada Nefusim en Esd 2.50.
NEFTALÍ
(MI LUCHA).
Nombre de un hombre, una tribu y un territorio en la Biblia.
- El sexto hijo de Jacob y el segundo con Bilha (sierva de Raquel; Gn 30.7, 8). Con sus cuatro hijos entró en Egipto con el resto de la familia de Jacob (Gn 46.24), quien antes de su muerte lo comparó a una «cierva suelta» (Gn 21).
- Tribu formada por la descendencia de Neftalí (Gn 49.28), con cuatro familias principales (Nm 26.48–50; 1 Cr 7.13). Tuvo su parte entre las otras tribus, participó en los sucesos del desierto (Nm 1.15; 29, 30; 7.78; 13.14, etc.), y Moisés la llamó «llena de la bendición de Jehová» (Dt 33.23). Después de la entrada a Canaán, la tribu de Neftalí no expulsó a los cananeos de su tierra (Jue 1.33).
Entre sus personajes destacados figuran: Barac (Jue 4.6), quien participó juntamente con sus paisanos en la batalla contra SÍSARA (Jue 5.18); Ahimaas, gobernador, yerno de Salomón (1 R 4.15); e Hiram, quien hizo los artículos de bronce para el templo de Salomón (2 R 7.13– 45; 2 Cr 4.11–16). Entre los de Neftalí también había partidarios de David y lo apoyaron durante su reinado en Hebrón (1 Cr 12.23, 34; cf. Sal 68.27).
- Territorio fértil al oeste del mar de Galilea y del río Jordán, y al este de las tierras de Zabulón y Aser. Josué lo cedió a la tribu de Neftalí (Jos 32–39).
En la tierra de Neftalí se encontraban una ciudad de refugio (Cedes, ciudad de Barac, Jos 20.7; Jue 4.6), y tres ciudades levitas de los hijos de Gersón (Jos 21.32; 1 Cr 6.76), además de la gran ciudad de Hazor (Jos 11.10; Jue 4.2) y otras muchas menos importantes.
El territorio de Neftalí lo conquistó (ca. 885 a.C.) BEN-ADAD I, rey de Siria (1 R 15.20; 2 Cr 16.4). Isaías hace referencia (9.1) a la captura de Neftalí y sus habitantes (734 a.C.) por TIGLAT-PILESER, rey de los asirios (cf. 2 R 15.29), y profetiza un futuro glorioso para la región. Jesús habría de iniciar en ella, siglos más tarde, su ministerio público (Mt 4.12–17).
NEFTOA
Manantial que corría cerca de la frontera de los territorios de las tribus de Benjamín y Judá (Jos 15.8, 9; 18.14–16). Punto de referencia muy importante para la demarcación de los límites ordenados por Josué al dividir Palestina entre las doce tribus.
NEFUSIM
Padre de una familia de sirvientes del templo (Esd 2.50; NEFISESIM).
NEGINOT
(EN HEBREO, MÚSICA DE INSTRUMENTOS DE CUERDA).
Término que aparece en los títulos de los salmos 4, 6, 54, 55, 61, 66, 67, 76, y en el texto de
Hab 3.19. Al parecer, indicaba un acompañamiento de ARPA.
NEGUEV
(EN HEBREO, SECO).
Región árida al sur de Judea. Por encontrarse el Neguev al sur donde vivían la mayoría de los judíos, esta palabra llegó a ser sinónimo de «sur».
El límite norte del Neguev era más o menos una línea tirada desde Gaza hasta el extremo sur del mar Muerto pasando por Beerseba. Se extiende hacia el sur en forma de triángulo con su punta en el extremo norte del golfo de Aqaba.
El agua escasea en el Neguev, pues la lluvia anual varía de 18 cm en el norte hasta 2 cm en el sur. Por tanto, solamente algunas zonas son cultivables, y esto solo a base de complejos sistemas para conservar el agua.
Las investigaciones arqueológicas revelan que en ciertas épocas el Neguev sostenía una considerable población, en parte sedentaria. Los patriarcas vivieron en una de tales épocas. Se cree que Abraham y sus acompañantes atravesaban el Neguev con caravanas de asnos por las rutas comerciales que conducían a Egipto. Quizás cultivaban cebada temporalmente. Es evidente que Isaac se dedicaba al cultivo de granos (Gn 26.12–14).
Entre los siglos XIX y XIII a.C. había poca población en el Neguev, y esta era principalmente nómada. El Antiguo Testamento menciona varias tribus nómadas habitantes de la región: amalecitas, ceneos, madianitas, ismaelitas, etc. Cuando los peregrinos israelitas pasaron por el Neguev rumbo a la tierra prometida se enfrentaron con algunas de ellas.
David se valió de lo accidentado del terreno del Neguev para planear los asaltos que le dieron cierto prestigio delante de AQUIS en el tiempo en que huía de Saúl (1 S 27.5– 10). En el Neguev se han encontrado restos de aldeas y fortalezas construidas por SALOMÓN y otros reyes de Judá para desarrollar y proteger los recursos minerales del área y para mantener las rutas de comercio. Salomón mantenía mucho comercio marítimo por el puerto de EZIÓN-GEBER (1 R 9.26–28) y minas de cobre en el ARABÁ.
En el siglo VI a.C., los idumeos (EDOM) ocuparon parte del Neguev; así comenzó la historia de Idumeán, término griego que significa «Nueva Edom». Y desde el siglo II a.C. el Neguev fue escenario de la civilización nabatea.
Los ascetas de varias épocas hallaron en el Neguev los sitios propicios para sus retiros temporales y permanentes. Allí se refugiaron hasta que cayeron sobre el Neguev las invasiones musulmanas. Desde estas invasiones del siglo VII d.C. el Neguev ha sido un desierto. Sin embargo, uno de los mayores logros del Israel moderno ha sido el aprovechamiento de zonas desérticas, como las del Neguev, gracias al empleo de ingeniosos sistemas de riego. De ahí que lograran convertir en vergeles muchas de esas tierras.
En excavaciones hechas en el Neguev se han descubierto importantes documentos escritos en papiro: fragmentos del Antiguo Testamento, leyendas cristianas, contratos comerciales, etc.; se conservaron debido a lo seco del terreno.
NEHEMÍAS
(EL SEÑOR ES CONSOLACIÓN).
Nombre de tres personajes del Antiguo Testamento:
- Líder judío que regresó de la cautividad con Zorobabel (Esd 2; 7.7).
- Hijo de Azbuc que fue gobernador de la ciudad de Bet-sur (Neh 3.16). Al regresar de la cautividad ayudó en la reparación de las murallas de Jerusalén.
- Gobernador de Jerusalén que dirigió la reconstrucción de las murallas de la ciudad y reorganizó la comunidad en los días que siguieron al cautiverio (Neh 1.1; 9; 10.1; 12.26, 47; ESDRAS-NEHEMÍAS, LIBRO DE; NEHEMÍAS, LIBRO DE).
LIBRO DE NEHEMÍAS: Libro histórico del Antiguo Testamento que describe la reconstrucción de las murallas de Jerusalén. Toma el nombre de su personaje principal, un judío, funcionario de un rey persa, que organizó y dirigió el proyecto de reconstrucción.
ESTRUCTURA DEL LIBRO
Mientras servía como copero del rey de los persas (ARTAJERJES I, 465–424 a.C.; Neh 1.11), recibió noticias del estado lamentable en que se hallaba Jerusalén, la ciudad de sus antepasados, y resolvió poner fin a dicha situación. Pidió la dirección de Dios (Neh 1.4–11) y el permiso del rey (2.1–4) antes de iniciar la empresa. Después de llegar a la ciudad, allá por el 444 a.C., recorrió las murallas bajo las sombras de la noche, a fin de planear el inicio de la reconstrucción (2.11–16). En seguida presentó el problema a los habitantes de la ciudad, y los invitó a colaborar en la obra (2.17, 18).
El pueblo participó gozosamente en tan importante labor. El trabajo del muro se dividió en tal forma que cada familia debía edificar una parte en un tiempo determinado (Neh 3.1–23). A pesar de ser el líder supremo de la obra, Nehemías reconstruyó la parte que le correspondió (Neh 5.16).
Los enemigos no tardaron en hacer sentir su oposición (Neh 4.1–3). Entre las precauciones que Nehemías tomó contra los adversarios estuvo la organización de un ejército para la defensa de los trabajadores (4.16). Como la oposición fue tan intensa, se dispuso que los trabajadores llevaran en una mano los materiales de construcción y en la otra la espada para la defensa (4.17). Además, se les instó a permanecer alerta para cualquier ataque sorpresivo, por lo cual dormían vestidos con sus ropas de trabajo (Neh 4.23).
Con la ayuda de Esdras, se leyó públicamente el libro de la Ley (Neh 8.1–18), se hizo confesión de pecados y se firmó un pacto prometiendo guardar celosamente la Ley del Señor (9.1–10.39). La dedicación del muro fue un acontecimiento jubiloso (12.27–43), y después de reedificar también algunas casas (7.4), Nehemías regresó a Babilonia, en 433 a.C. (13.6). Posteriormente volvió a Jerusalén, donde introdujo reformas sociales y religiosas.
NEHEMÍAS: Un bosquejo para el estudio y la enseñanza
PRIMERA PARTE: La reconstrucción de la muralla (1.1—7.73)
SEGUNDA PARTE: La restauración del pueblo (8.1—13.31)
AUTOR Y FECHA
Al aparecer originalmente en hebreo, Nehemías estaba conectado con los dos libros de Crónicas y Esdras. Todo era un solo libro (LIBRO DE CRÓNICAS, LIBROS DE ESDRAS- NEHEMÍAS,). Su propósito era mostrar cómo la bendición de Dios sostuvo al su pueblo al regresar de la cautividad. La mayoría de los eruditos conservadores, sin embargo, creen que Nehemías escribió algo del material que aparece en el libro que lleva su nombre. Es la única explicación lógica a los capítulos 1–7 y 11–13, que están escritos en primera persona como un informe de Nehemías. Pero Esdras pudo bien haber tomado esto del diario personal de Nehemías.
Nehemías debe figurar en la lista de los grandes reformadores sociales. Al darse cuenta de las injusticias cometidas por los explotadores de los pobres, se enojó en gran manera (Neh 5.6) y reprendió severamente a los ricos. Convocó una asamblea (5.7) e hizo devolver a sus legítimos dueños las posesiones mal adquiridas (5.11, 12). En todo esto, Nehemías actuó sin violencia y procuró convencer a unos y a otros por medio de explicaciones claras y súplicas sinceras (5.11). Además, fue un hombre sumamente desinteresado; renunció al salario que le correspondía como gobernante y jefe (5.14). Con frecuencia suspendía sus labores para dedicarse a la oración (1.5–11; 2.4; 4.4, 9, etc.).
En cuanto a la fecha en que se escribió, lo más probable es que fuera alrededor del año 445 a.C. (LIBRO DE ESDRAS-NEHEMÍAS,).
MARCO HISTÓRICO
El libro de Nehemías se desarrolla en el importante período de la historia de Israel que siguió al regreso a Palestina en 538 a.C. tras setenta años de cautividad en Babilonia y Persia. Al principio había todo el entusiasmo del regreso y la posibilidad de restaurar parte del pasado y comenzar de nuevo. Pero el trabajo había sido arduo y lento, y las condiciones de vida no eran las mejores. Los enemigos a veces se aprovechaban de los aprietos que sobrevenían. Estas fueron las desesperadas circunstancias que movieron a Nehemías a regresar a Jerusalén para animar a sus compatriotas.
APORTE A LA TEOLOGÍA
Nehemías es un ejemplo vivo de un líder valiente e ingenioso. A pesar de miles de dificultades, alentó al pueblo a ponerse a trabajar (2.18). Lo rápido que terminó la reconstrucción de los muros ha sido una inspiración para los creyentes a través de los siglos que han tenido que emprender tareas de titanes para la gloria de Dios.
Nehemías también nos enseña que la oración es de vital importancia para los seguidores de Dios. En momentos de gran dificultad, Nehemías oró en busca de dirección divina (1.5–11; 2.1– 20; 4.1–14; 6.9–14), como debemos hacerlo nosotros cada vez que estemos frente a una decisión importante o una encrucijada.
OTROS PUNTOS IMPORTANTES
Los eruditos han debatido quién regresó primero a Jerusalén, si Nehemías o Esdras. Pero la Biblia dice claro que Esdras llegó como trece años antes que Nehemías. Esdras regresó a Jerusalén en el séptimo año del rey Artajerjes (Esd 7.8), mientras que Nehemías regresó en el vigésimo año de ese rey (Neh 2.1). El debate surge porque el relato del avivamiento que presidió Esdras aparece como los capítulo 8–10 de Nehemías.
Quizás hay una explicación simple. Se incluyó allí para enfatizar la verdad de que la reconstrucción de la Ley de Dios en el corazón del pueblo era aun más importante que reconstruir las paredes de piedra que rodeaban la capital judía.
NEHILOT
Término que aparece únicamente en el título del Salmo 5. La LXX, la Vulgata y Lutero lo traducen «herencia», relacionándolo con cierta raíz hebrea y con el contenido del salmo mencionado. Pero Nehilot parece más bien significar «perforado» y referirse así a flautas o a ciertos instrumentos de viento que acompañaban el canto del salmo (MÚSICA).
NEHUSTA
Esposa de Joacim rey de Judá, y madre de Joaquín. Nabucodonosor la llevó cautiva a Babilonia en 597 a.C. Jeremías la llama «la reina» (2 R 24.8, 12, 15; Jer 13.18; 29.2).
NEHUSTÁN
(EN HEBREO, PEDAZO DE BRONCE).
Nombre dado a la serpiente de bronce que hizo Moisés (Nm 21.4–9) y que más tarde la convirtieron en ídolo (2 R 18.4). Si Ezequías le dio este nombre (como se traduce en la LXX y en la RV), fue un término de desprecio. Pero si el pueblo la llamaba comúnmente Nehustán (el texto masorético puede traducirse así), es posible que fuera el nombre de un dios-serpiente de Canaán con el que los israelitas idólatras identificaban la serpiente de bronce: en tal caso Nehustán significaría «la gran serpiente». Tal vez NEHUSTA, madre del inicuo rey Joaquín (2 R 24.8), llevaba ese nombre en honor a su dios.
NEÓFITO
Persona recién convertida (1 Ti 3.6).
NER
Miembro de la tribu de Benjamín, padre de Abner el comandante del ejército de Saúl (1 S 26.5, 14). Algunos lo han considerado tío o abuelo de Saúl, basándose en 1 S 14.50. Parece haber tenido alguna relación familiar con Saúl.
NEREO
Cristiano saludado, juntamente con su hermana, en Ro 16.15. El orden de los nombres en el versículo parece indicar que FILÓLOGO y Julia eran padres de los dos y también de Olimpas. El saludo («todos los santos con ellos») da a entender que había una iglesia que se reunía en la casa de Filólogo. Nereo era uno de los muchos cristianos que retenían nombres paganos después de su conversión (cf. FEBE, v. 1, y HERMES, v. 14).
NERGAL
Dios sumerio y babilónico cuyo centro de adoración era la ciudad de Cuta.
Esta la construyeron, según 2 R 17.30, los colonos de Cuta que fueron trasladados a las ciudades de Samaria. Nergal se asociaba originalmente con el sol en su aspecto quemante, y era el dios de la guerra, la caza y las plagas e importante como dios temible del reino de los muertos.
NERGAL-SAREZER
Príncipe de Nabucodonosor que participó junto con Nabuzaradán en la administración de la Jerusalén conquistada (Jer 39.3, 13).
Probablemente el v. 3 indica dos personas con el nombre Nergal-Sarezer. Una inscripción babilónica de altos oficiales en la corte menciona a Nergal-Sarezer (cuyo puesto es) Samgar; Nebo-sarsequim (cuyo puesto es) Rabsaris; y Nergal-Sarezer (cuyo puesto es) Rabmag. El texto de Jer 39.3 puede leerse así también. El primer Nergal-Sarezer bien puede ser el mismo al que la historia conoce como Neriglisar, quien se casó con la hija de Nabucodonosor y, tras asesinar a su cuñado Evil-merodac, se convirtió en rey de Babilonia.
NERÓN
Quinto emperador de Roma (54–68 d.C.). Nació en 37 d.C. y su madre Agripina, que se había casado con el emperador Claudio (49 d.C.), logró persuadir a este de que adoptara a Nerón como hijo. Cuatro años más tarde murió Claudio, sin duda envenenado por Agripina, y Nerón subió al poder.
Empezó su reinado cuando tenía apenas diecisiete años, bajo la tutela de su madre, el filósofo Séneca y el pretor Burrus, y gobernó bien durante los primeros años. Nerón es el emperador al que Pablo se refiere en Hch 25.8, 12; 28.19; Ro 13.1–7; Flp 4.22.
Por el año 59, cansado de su vida protegida, y animado por su amante Popea, Nerón mandó asesinar a su propia madre e inició una vida de desenfreno, disolución y locuras que lo convirtieron en el monstruo que pinta la historia. Se suicidó en 68 d.C., en medio de una rebelión popular, y así terminó su dinastía.
Adquirió fama por el incendio de Roma en 64 d.C., acto del que Nerón mismo fue culpable aunque culpó a los cristianos, por sugerencias de su amante Popea, quien era projudía. Nerón inició una cruenta persecución que el historiador Tácito ha descrito. A algunos cristianos los envolvían en pieles de animales y los arrojaban a los perros, y otros a las fieras en el anfiteatro, para diversión de los miles de espectadores. Otros fueron crucificados. Y en el colmo de la crueldad, Nerón empapó a algunos cristianos con materiales inflamables, los ató en postes y luego los encendió para alumbrar sus jardines, mientras él paseaba en su carro triunfal entre estas antorchas humanas.
Esta fue la primera persecución imperial contra los cristianos. Hay referencias a ella en 1 P y 2 Ti. La tradición enseña que PEDRO y PABLO sufrieron el martirio durante esta persecución, cuyo terror ha dejado huellas también en APOCALIPSIS. Después de muerto Nerón surgió la leyenda de que él volvería a vivir (cf. Ap 13.3, 12, 14) y Juan en Patmos ve en tal seudorresurrección las marcas del ANTICRISTO. Posiblemente el número de la BESTIA (Ap 13.17ss) sea otra alusión a Nerón.
Hacia el fin del reinado de Nerón (66 d.C.), los judíos en Palestina se rebelaron. Entonces él procuró sofocar la rebelión, pero no pudo. No obstante, dos años después de su muerte, Roma triunfó cuando Tito, hijo del emperador Vespasiano (70 d.C.), destruyó Jerusalén.
NETANÍAS
Nombre de cuatro hombres en el Antiguo Testamento.
- Hijo de Elisama y padre de Ismael, de la familia real de David (2 R 25).
- Cantor principal durante el reinado de David (1 Cr 25.2, 12).
3 Levita que el rey Josafat envió a las ciudades de Judá a enseñar la Ley (2 Cr 17.8, 9).
- Padre de Jehudi (Jer 36.14).
NICANOR
(EN GRIEGO, VENCEDOR DE HOMBRES).
Nombre de dos personajes.
- General sirio enviado a pelear contra los judíos en la época macabea (1 Mac 38).
- Judío helenizado, escogido como uno de los siete DIÁCONOS para ayudar en la asistencia caritativa de la iglesia en Jerusalén (Hch 1–6).
NICODEMO
(NOMBRE GRIEGO QUE SIGNIFICA CONQUISTADOR DEL PUEBLO).
Judío de la secta de los fariseos que solo se menciona en Juan. A pesar de ser «jerarca de los
judíos» (miembro del SANEDRÍN) y «maestro de Israel», Nicodemo fue a hablar con Jesús (Jn 3.1–21) intrigado por las señales que este hacía. El hecho de llegar de «noche» sugiere su temor de la opinión pública y la oscuridad espiritual de muchos líderes judíos. La repetición de «¿Cómo?» en su diálogo con Jesús subraya su incomprensión de las metáforas espirituales de Jesús. La sinceridad de Nicodemo, sin embargo, como representante de los inquisitivos, no se pone en tela de juicio (cf. Jn 2.23ss), y provocó que Jesús pronunciara algunas de las más bellas palabras acerca del evangelio.
Posteriormente Nerón (Jn 7.50ss) aparece como simpatizante cauteloso de Jesús cuando llevaron a este ante el tribunal. La última referencia a este maestro de la Ley aparece en Jn 19.39ss, donde Juan afirma que en la sepultura de Jesús, Nicodemo se adelantó con su provisión generosa de más de 30 kg de mirra y áloes. Ayudado por JOSÉ DE ARIMATEA, envolvió el cuerpo de Jesús con la cantidad citada de especias y luego con lienzos perfumados.
Muchas leyendas han surgido en torno a Nicodemo (APÓCRIFOS DEL NUEVO TESTAMENTO). Algunos comentaristas conjeturan que es el Nacdimón ben Gorión mencionado en el TALMUD.
NICOLAÍTAS
Seguidores de un tal Nicolás, cuyas obras y enseñanzas en las iglesias de Éfeso (Ap 2.6) y de Pérgamo (Ap 2.15ss) fueron condenadas. Puesto que la misma inmoralidad e idolatría aparecen en la iglesia de TIATIRA (Ap 2.20–25), es probable que esta secta herética existiera allí también (JEZABEL). Sus enseñanzas (componendas con las prácticas paganas, que permitían a los cristianos participar en algunas actividades inmorales) parecen paralelas a las de BALAAM, con cuyo nombre algunos tratan de emparentar a Nicolás (en griego, conquistador del pueblo). Algunas referencias en Ireneo, Tertuliano y Clemente sugieren que los nicolaítas continuaron como secta gnóstica hasta el 200 d.C.; los primeros dos identifican al fundador como NICOLÁS de Antioquía (Hch 6.5), pero sin base adecuada.
NICOLÁS
(EN GRIEGO, CONQUISTADOR DEL PUEBLO).
Uno de los siete (DIÁCONO) que la iglesia de Jerusalén eligió para supervisar la distribución de alimentos y bienes comunes (Hch 6.5). Como prosélito de Antioquía, es ejemplo de cómo había prosperado el evangelio entre los de la periferia del judaísmo. Es improbable que Nicolás apostatara y fundara la secta de los NICOLAÍTAS.
NICÓPOLIS
(EN GRIEGO, CIUDAD DE LA VICTORIA).
Lugar donde Pablo invernó (Tit 3.12). Por lo menos tres ciudades llevaban este nombre en aquella época: una en Cilicia, otra en Tracia y otra que era capital de Épiro, región en la costa occidental de la península de Grecia. Pablo seguramente se refiere a la última, ciudad que se hallaba cerca de la boca del golfo de Ambraciano. Esta fue fundada por César en recuerdo de su victoria decisiva sobre Marco Antonio (31 a.C.) en Accio, ciudad situada cerca de allí. Sus extensas ruinas testifican de su antigua magnificencia.
NIDO
Lecho que forman las aves para criar sus polluelos (Dt 22.6, 7). En la Biblia «nido» se emplea para simbolizar seguridad y consuelo. Los altares de Dios son para el hombre un refugio, como el nido para la paloma y la golondrina (Sal 84.3, 4). De los orgullosos se dice que ponen en alto su nido, como las águilas (cf. Is 34.15). El hombre desterrado es como pájaro sin nido (Pr 27.8).
Jesús expresó gráficamente su pobreza de predicador ambulante al contrastar su falta de lecho con la provisión de nidos que tienen los pájaros (Lc 9.58).
NIEVE
Es rara en la Tierra Santa. Cae en las regiones montañosas (Sal 68.14) unas tres veces en el año como promedio, y a veces alcanza parte de las tierras bajas (2 S 23.20). Se desconoce a lo largo de la costa y en el valle del Jordán. La Biblia solo registra una nevada (2 S 23.20), y otra se menciona en los libros apócrifos (1 Mac 13.22). Por su altura, las cumbres del Líbano y del Hermón están permanentemente cubiertas de nieve (Jer 18.14) y son visibles desde lejos. En Pr 25.13 posiblemente se alude al uso de bebidas frías para los segadores, hechas con nieve traída de las montañas.
Se suponía que la nieve tenía efectos limpiadores (Job 9.30) y, por su blancura, se usaba como símbolo de pureza (Dn 7.9; Mt 28.3; Ap 1.14) y aceptación del pecador arrepentido (Sal 51.7; Is 1.18).
La nieve, como todos los fenómenos naturales en el pensamiento bíblico, es dada y controlada por Dios (Job 37.6; 38.22; Sal 147.16).
NILO
Uno de los ríos más largos del mundo, con 6.966 km de longitud desde sus fuentes en la zona ecuatorial de África hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo.
FORMA UNA CUENCA DE 2.800.0002.
El Nilo, en sentido exacto, empieza con la confluencia en Jartum o Kartum (la actual capital de la República de Sudán) de dos grandes corrientes: el Nilo Blanco y el Nilo Azul. El Nilo Blanco nace en las fuentes del río Kagera en Burundi. El Kagera desemboca en el lago Victoria, que a su vez da nacimiento al Nilo Victoria, que entra en el lago Alberto. De allí pasa por los vastos pantanos de Sudd, al sur de Sudán, donde recibe varios afluentes. Luego, el río recibe el nombre de Nilo Blanco hasta unirse en Kartum con el Nilo Azul, que nace cerca del lago Tana en Etiopía.
Desde aquel punto el Nilo corre siempre al norte, con excepción de una inmensa curva hacia el oeste. Recibe su último afluente, el río Atbara, unos 320 km al norte de Kartum, y corre desde Kartum hasta Asuán (SEVENE) encerrado en un valle que atraviesa la región de Nubia, en donde forma seis cataratas profundas. Continúa hacia el norte a todo lo largo de Egipto, trayecto de unos 800 km, hasta El Cairo. Allí se divide en varios brazos para formar el célebre delta antes de desembocar en el mar Mediterráneo.
En tiempos antiguos el Nilo tenía siete bocas, pero ahora los únicos canales navegables son Rosetta y Damieta.
Desde tiempos antiguos el Nilo ha sido factor determinante para la economía, cultura y política de EGIPTO. El angosto valle (de 5 a 25 km de ancho), bordeado por desiertos, mantuvo a los egipcios en cierto aislamiento, lo que les permitió desarrollar su propia cultura. A la vez el Nilo ha servido como arteria de navegación y suministrador de pesca para el pueblo.
Una vez al año el Nilo se desborda y deposita sobre la tierra el fértil limo negro que hace posibles las cosechas y forma los pantanos donde crece el papiro. Además, ha influido mucho sobre el calendario y la religión. En realidad, la existencia de Egipto depende del Nilo, pues sin este río y sus inundaciones anuales, no sería más que un desierto.
Las grandes lluvias que caen en marzo y abril en la zona ecuatorial alimentan los manantiales del Nilo e inician su crecimiento. El Nilo comienza a crecer en Egipto como a mediados de junio y continúa aumentando por todo el mes de julio. En agosto se desborda, y llega a su más alto nivel a principios de septiembre en Asuán y a principios de octubre en El Cairo. La inundación continúa durante octubre y no es sino hasta el fin del mes cuando el Nilo vuelve a sus márgenes normales. Al retirarse las aguas, dejan una capa de tierra de aluvión muy fértil; de este modo no solo riegan las tierras de Egipto, sino también las fertilizan con el mejor de los abonos. Cuando bajan las aguas, el labrador solo tiene que sembrar.
Sin embargo, la agricultura de Egipto no puede depender por completo del fenómeno natural puesto que el crecimiento es variable en diferentes partes de su curso y aun del año. Si el Nilo sube demasiado destruye los diques y terraplenes. Si crece poco, una parte de la tierra queda sin inundarse y sobreviene el hambre. Por eso, el Nilo desde tiempos antiguos ha sido dominado y dirigido por los hombres mediante sistemas de presas, irrigación y conservación. La inmensa presa de Asuán, la mayor del mundo, regula hoy día la inundación y su provecho.
Las inundaciones del Nilo (Is 23.3; Jer 46.7, 8; Am 8.8; 9.5), y su importancia como suministrador de pesca (Nm 11.5; Is 19.8) y como arteria de navegación (Is 18.2) eran bien conocidas por los escritores bíblicos. El Nilo es célebre por la historia de los 7 años de abundancia y 7 de hambre que José predijo (Gn 41); por el niño Moisés (Éx 2.1–10), y por las plagas de sangre (Éx 7.14–25; cf. Sal 78.44) y ranas (Éx 8.1–15). Para los profetas el Nilo a veces representa a Egipto y varios de ellos predicen una sequía como juicio sobre el país del Nilo (Is 11.15; Ez 30.12; cf. Ez 29.10; Zac 10.11).
NIMROD
Hijo de Cus (Gn 10.8–12), famoso por su reinado sobre Mesopotamia.
Aparece estrechamente relacionado con Asiria (vv. 11, 12) que es llamada «tierra de Nimrod» (Miq 5.6) y posiblemente con los acadios, quienes conquistaron a Babilonia en el tercer milenio a.C. Fue uno de los primeros «poderosos sobre la tierra» (1 Cr 1.10).
La etimología del nombre Nimrod es incierta, pero parece ser de origen mesopotámico. Quizás fuera un personaje legendario, cuya historia fue ampliamente conocida en todo el Cercano Oriente y adaptada por muchas culturas. Ilustra el uso frecuente, por parte de los escritores sagrados, de materiales de culturas paganas para explicar el origen de la poderosa Babilonia.
Algunos eruditos han insinuado que Nimrod se refiere al dios babilónico Ninurta, llamado «el arquero». Otros han visto la posibilidad de identificarlo con el rey asirio Tukulti-ninurta I (ca. 1244 a.C.) o con el faraón Amenofis III (ca. 1405–1367 a.C.).
NÍNIVE
Una de las más grandes y antiguas ciudades de Mesopotamia. En su esplendor fue capital de Asiria, pero desde su destrucción en 612 a.C. se convirtió en el trágico símbolo del derrumbamiento total del gran Imperio Asirio. A pesar de la gran influencia y dominio que ejerció Asiria sobre los reinos de Israel y Judá, relaciones estas que se extendieron por más de 250 años, es sorprendente que solo se le mencione dieciocho veces en la Biblia. Sin embargo, dos libros, aunque cortos, tienen como centro de su tema principal a esta ciudad: el libro de Jonás y el de Nahúm.
La ciudad estaba situada en la ribera este del Tigris, frente a la moderna ciudad de Mosul. Sus ruinas se encuentran enmarcadas entre dos grandes montículos: el de Cuyunjic y el de Nebi- Yunus, y están circundadas por una muralla cuyo perímetro mide casi 13 km. Debió, pues, haber sido una ciudad muy grande, con mucho más de los 120.000 habitantes que Jonás le atribuyó; muy posiblemente en sus mejores días pudo haber tenido unos 175.000 habitantes. Parte de lo que fue la antigua Nínive, el montículo de Nebi-Yunus, se encuentra hoy completamente habitada, lo que hace imposible todo intento de excavación; mientras el otro montículo, que es el doble en tamaño, ha sido sometido desde 1842 a excavaciones arqueológicas. Los hallazgos arqueológicos de Nínive han contribuido más que los de cualquier otro sitio de Asiria a descifrar la historia de ese gran imperio. Las cartas y los textos épicos, históricos, científicos y lingüísticos que se han encontrado allí constituyen un verdadero tesoro en el esfuerzo del hombre por descubrir el pasado.
El nombre de Ninua, originado de una forma anterior, Ninuwa, que se ha encontrado en los textos de Mari, parece ser la base de las citas hebreas del Antiguo Testamento. El nombre mismo parece ser de origen hurrita, y se refiere a una manifestación especial de la diosa Istar representada con un pez en el vientre. La relación que esto pueda tener con el caso de Jonás, libro cuyo relato está íntegramente centrado en Nínive, no ha sido estudiada con detenimiento hasta la fecha, y pudiera ser simple coincidencia. La más antigua ocupación del sitio de Nínive data de remotos tiempos prehistóricos. Entre los más antiguos documentos se encuentra una inscripción del célebre Naram-Sin, de la dinastía acadiana.
Nínive se menciona también en el prólogo del famoso Código de Hammurabi como sede del templo de Istar. Constantes y extensos relatos de importantes edificaciones en Nínive se encuentran en las crónicas de los reyes del período medio en la historia de Asiria. La ciudad alcanzó la cúspide de su gloria en el siglo VIII a.C., cuando Senaquerib la hizo capital del imperio más rico, extenso y famoso de la época. Cuando Asiria penetró arrolladoramente en Egipto en tiempos de Esar-hadón y Asurbanipal, Nínive no tenía rival en ninguna parte del mundo. Sin embargo, para esta época ya su fin era inminente: en el año 612 a.C., bajo un esfuerzo combinado de medos y babilonios, la ciudad fue reducida a ruinas. Nahúm describe este acontecimiento con verdadera sensibilidad poética.
La más antigua mención de Nínive en la Biblia se encuentra en Gn 10.11, 12, donde se incluye en la lista de ciudades fundadas por NIMROD. Ya aquí se describe como: «la cual es ciudad grande». En los pasajes paralelos de 2 R 19.36, 37 e Is 37.37, 38, tenemos una referencia histórica mucho más precisa en que se habla del trágico fin que en Nínive encontró Senaquerib. El súbito fin de esta ciudad se halla incidentalmente mencionado en Sofonías, y en una forma más extensa y lírica en Nahúm. Por esta descripción nos damos cuenta de que la destrucción de Nínive debió haber sido un hecho verdaderamente impresionante en la historia universal de la época. En el Nuevo Testamento (Mt 12.41; Lc 11.30, 32) el Señor menciona a la gente de Nínive en los tiempos relatados por Jonás.
NINFAS
Cristiano en cuya casa se reunía una iglesia y a quien Pablo saluda en Col 4.15. Las formas del nombre y del pronombre posesivo, en el texto griego, podrían referirse a un hombre o a una mujer.
NISÁN
Nombre, de origen acádico, dado al mes hebreo ABIB después del cautiverio babilónico. Es el séptimo mes del CALENDARIO civil hebreo, y el primero del AÑO eclesiástico (Éx 12.2; Neh 2.1; Est 3.7). Durante Nisán, que corresponde a marzo abril, se celebran importantes fiestas religiosas: el día 14, la Pascua (Éx 12.18), los días 15 al 21, los ázimos (Lv 23.6), y el día 16, la ofrenda de las primicias de la cebada (Lv 23.10ss). (MES.)
NISROC
Dios de los asirios en cuyo templo Senaquerib fue asesinado por sus propios hijos (2 R 19.37; Is 37.38). Puesto que no se ha identificado ningún dios Nisroc, se cree que este era adulteración del nombre de algún otro dios: quizás Nusku, dios del fuego, conocido en Mesopotamia, o Assur, dios mencionado a menudo en las inscripciones de Senaquerib.
NOA
Hija de Zelofehad (Nm 26.33; 27.1). Junto con sus cuatro hermanas, se presentó ante Moisés y Eleazar a pedir heredad puesto que su padre no había tenido hijo varón. Al Dios concederles la heredad, se sentó el precedente a la ley del casamiento de las herederas (Nm 36.11).
NOADÍAS
Nombre de un hombre y una mujer en el Antiguo Testamento.
- Levita, hijo de Binúi (Esd 8.33). Noadías fue uno de los responsables de traer a Jerusalén, desde Babilonia, «la plata, el oro y los utensilios» del templo, después de la
- Falsa profetisa que trató de entorpecer los esfuerzos de Nehemías durante la reconstrucción de los muros de Jerusalén (Neh 14).
NOB
«CIUDAD DE LOS SACERDOTES» (1 S 22.19), edificada sobre una colina, a un lado de Betfagé y en las proximidades de Jerusalén, en terreno de la tribu de Benjamín. Fue prácticamente arrasada por órdenes de Saúl tras la disputa que tuvo con David; sus habitantes fueron pasados a cuchillo (1 S 21.1; 22.9–23).
Se cree que en Nob se refugiaron los sacerdotes cuando huyeron con el EFOD, después que los filisteos robaron el ARCA. Nob figura en la lista de las ciudades que volvieron a ser habitadas después de la cautividad, esta vez por «hijos de Benjamín» (Neh 11.32). Isaías la menciona en sus profecías (10.32).
NOBA
Nombre de un hombre y una ciudad en la Biblia.
- Jefe de la tribu de Manasés, que ayudó en la ocupación de Galaad y conquistó la ciudad de Kenat a la que puso su propio nombre (Nm39–42).
- Pueblo al este de Galaad, donde Gedeón hizo un rodeo para sorprender a los madianitas en Carcor (Jue 8.10, 11).
NOCHE
Tiempo oscuro del DÍA que alterna regularmente con el tiempo de luz.
Como parte de la creación es invitada a alabar a Dios (Gn 1.5, 16; Sal 19.2). Para los antiguos hebreos el día comenzaba a la puesta del sol y terminaba a la misma hora del día siguiente; la noche, pues, precedía al día (Gn 1.5, 8, 13; Lv 23.32). Asignaban doce horas a la noche y doce al día aunque no eran iguales, excepto en los equinoccios (Gn 31.40).
Para los israelitas y los babilonios la noche se dividía en tres VIGILIAS. En el Nuevo Testamento predomina la división romana de cuatro vigilias.
La noche simboliza tiempo de peligro, desgracia, adversidad, ignorancia, muerte y pecado; los pecadores son hijos de la noche (Jue 7.19; Job 24.14; Sal 91.5; Pr 7.9; Is 21.12; Miq 3.6; Jn 9.4; Ro 13.12; 1 Ts 5.5–7). En el cielo no existirán estos males (Ap 22.5).
NOD
Región desconocida, al este del Jordán (Gn 4.16). Nod es la forma infinitiva del verbo hebreo vagar», usado por CAÍN en 4.14. Algunos creen, por tanto, que el nombre es simbólico y no designa un lugar conocido, sino que sugiere una región en donde se podía llevar una vida nómada, cosa común en el Oriente.
NODRIZA
Mujer empleada para dar de mamar a un niño; por ejemplo, la madre de Moisés (Éx 2.7–9) y el ama de Joás (2 R 11.2), aunque generalmente la madre hebrea daba de mamar a su propio niño. La nodriza solía permanecer en la familia en calidad de criada, como Débora, la que quedó con Rebeca aun después del matrimonio de esta (Gn 24.59; 35.8).
La nodriza o aya podía ser nada más que la persona que cuidaba a un niño, como NOEMÍ, abuela (por levirato) de Obed (Rt 4.16), o la nodriza de Mefi-boset, cuando este contaba cinco años (2 S 4.4). En sentido figurado, Pablo se refiere a sí mismo como la nodriza de los cristianos tiernos (1 Ts 2.7).
NOÉ
Último de los diez descendientes de Set que se nombran en Gn 5, hijo de LAMEC. Nació en días cuando la corrupción moral del mundo antediluviano había llegado a su colmo. Su nombre, no obstante las dificultades etimológicas, encierra la profecía del «alivio» o «descanso» que Jehová había de conceder por su medio en vista de la maldición de la tierra, cuyos efectos ya se destacaban (Gn 5.28, 29). Noé se describe como «varón justo, perfecto en sus generaciones» (es decir, maduro delante de sus contemporáneos), que «caminó con Dios» (Gn 6.9; cf. Heb 11.7).
Dios escogió a Noé para comunicarle sus designios, en vista de que los hombres se habían pervertido hasta el punto que solo el juicio del DILUVIO podía ofrecer esperanza de un nuevo principio de vida (Gn 6.11–13). Noé «halló gracia ante los ojos de Jehová» (Gn 6.8), y su fe y sumisión hicieron posible que fuese escogido como instrumento de salvación. Cuando recibió la comunicación divina, que incluyó los detalles sobre la construcción del arca (ARCA DE NOÉ), «hizo conforme a todo lo que Dios le mandó» (Gn 6.22). Era una persona de fe, y también un siervo obediente y activo.
La declaración divina de Gn 6.3 señaló un período de gracia para la humanidad, el cual duraría 120 años, y es de suponer que corresponde al tiempo necesario para construir el arca y a la época de la predicación (2 P 2.5). Evidentemente, hicieron caso omiso al llamado al arrepentimiento, con excepción de la familia inmediata de Noé, pues solo ocho personas se salvaron (1 P 3.20), además de los animales. El mundo fue «condenado» por el ejemplo de Noé (Heb 11.7); y una vez que los que habrían de salvarse estuvieron en el arca, «Jehová cerró la puerta» (Gn 7.16). Seiscientos años tenía Noé cuando vino el diluvio, y permaneció 371 días en el arca: 40 días de lluvia, 110 del aumento de las aguas, 74 de mengua, y los demás durante las distintas pruebas hasta recibir la orden de salir (Gn 8.15–19).
Al salir a la tierra, limpia por el juicio de Dios, Noé ofreció holocaustos (Gn 8.20–22), acto que brindó el marco para el PACTO descrito en Gn 8.20–9.17. Dios garantizó las condiciones necesarias para la renovada multiplicación de la vida humana en la tierra, la alternación normal de las estaciones, la promesa de que no habría más destrucción del género humano por agua, y un principio de gobierno humano. El ARCO IRIS había de ser la señal de este pacto de gracia (9.15–17). Noé renovó el cultivo de la tierra y se embriagó, quizás por ignorar la naturaleza del jugo fermentado de la uva. No obstante, este hecho propició la situación que culminó con la maldición de Canaán.
La maldición y las bendiciones de Noé, detalladas en Gn 9.24–27, revisten carácter profético, y se cumplen en distintas épocas históricas al extenderse por el mundo los descendientes de SEM; CAM y JAFET (Gn 10). Noé murió a la edad de 950 años, y fue el último de los patriarcas longevos. El mismo Jesucristo confirmó la historicidad de Noé (Mt 24.37, 38) y de sus tiempos.
NOEMÍ
(PLACENTERA).
Originaria de Belén, esposa de Elimelec, madre de Mahlón y Quelión y suegra de RUT y ORFA. Como consecuencia de una gran hambre que azotó a Judá durante el período de los jueces, se vio obligada a viajar con su esposo y sus dos hijos a Moab. Luego de la muerte de su esposo, sus hijos se casaron con moabitas, Orfa y Rut. Diez años después, sus hijos también mueren. Noemí escucha que su pueblo en Belén ya tiene la «bendición» de Jehová en forma de alimentos. De modo que resuelve regresar sola, no sin antes cumplir con su formación patriarcal de buscar hogares para sus nueras. Había seguido a tres hombres en un peregrinaje, pero no estaba dispuesta a dejar que dos mujeres le siguieran en su nuevo peregrinaje de regreso a casa. Una de estas mujeres, Rut, resolvió acompañarla muy a pesar de la objeción de Noemí.
Posteriormente Noemí concertó el MATRIMONIO por levirato de su nuera viuda Rut, y el hijo de esta unión se contó como suyo. Así conservó Noemí la línea de Elimelec y de sus hijos (Rt 1– 4), pero sobre todo encontró palabras liberadoras en el comentario de sus vecinas acerca de una mujer como Rut, cuando dijeron: «y ella es de más valor para ti que siete hijos». Aun cuando somos resultado de nuestro medio, siempre hay espacio para aprender de los «extranjeros» y «pobres».
NOMBRE
Concepto sumamente común en la Biblia. Entre los hebreos, el nombre estaba estrechamente ligado con la existencia. Lo que no tenía nombre no existía (Ec 6.10a).
De allí que la creación estuviera incompleta hasta tanto no recibiera nombre (Gn 2.18–23).
Dar un nombre era privilegio del padre, la madre o de un ser superior. Por eso, Adán ejerce su señorío al dar nombre a los animales, y al colocarlos en cierta relación, posición y función (Gn 2.19).
En la literatura más antigua del Antiguo Testamento el nombre se usa en relación con una manifestación temporal de Jehová (Éx 23.20, 21; 33.13).
La construcción de altares o monumentos conmemorativos indicaba una especial presencia de Dios porque en ellos se recordaba su nombre (Gn 12.7; 22.9; 26.24, 25).
En este sentido reconocer el nombre de Dios implica un acto de fe en Él; el nombre de Dios es Dios mismo (Lv 24.11–16) e indica su naturaleza y carácter trascendente a todo sitio terrenal (Dt 12.5; 2 Cr 20.8).
El Dios de la Biblia revela su nombre, los dioses paganos los ocultaban (Gn 32.29, 30; Jue 13.6). El nombre de Dios proporciona refugio y protección (Sal 124.8; Jer 10.6). Pero la invocación del nombre de Jehová no tiene en la Biblia sentido mágico, nadie puede forzar a Dios (Job 23.13).
El nombre de un hombre era la expresión de su personalidad, por tanto, un cambio de nombre indicaba un cambio de carácter (Gn 27.36; 32.28) o de posición (2 R 23.34).
Como expresión de la personalidad, el nombre también denotaba atributos como justicia (Sal 89.15, 16), fidelidad (89.24), santidad (99.3), fama, gloria (Gn 11.4), etc. Tener varios nombres indicaba importancia (Job 30.8).
El Nuevo Testamento continúa el mismo orden de ideas del Antiguo Testamento en cuanto al nombre, pero la característica distintiva de su uso es la manera en que el nombre de Dios se sustituye por el de Jesús en pasajes provenientes del Antiguo Testamento (Mt 7.22; Hch 4.17, 18; 5.40; 9.29; cf. Dt 18.22; 1 Cr 21.19; Jer 20.9; Dn 9.6). Aquí tampoco hay razón para creer que el nombre de Jesús se usara como «fórmula mágica». Quienes así piensan ignoran que fue el Antiguo Testamento, y no las supersticiones griegas, lo que ejerció la más fuerte influencia sobre los autores del Nuevo Testamento.
Algunas de las ideas sobre el nombre, típicamente hebreas, que se repiten en el Nuevo Testamento son: la santificación del nombre de Dios (cf. el «Padre nuestro» Mt 6.9), el nombre de Dios como protección (Jn 17.11), la relación del nombre con la personalidad (Mt 1.22, 23; 16.17, 18; Mc 3.17; Lc 1.13, 59, 63; Hch 13.6, 9), su relación con la fama, reputación o gloria
(Mc 6.14; Lc 6.22; Flp 2.9).
Respecto al nombre de Cristo, encontramos cuatro ideas centrales:
- Creer en su nombre implica aceptar a Jesús como Mesías, Salvador y Señor (tema central de los escritos de Juan).
- Es posible ser bautizados en su nombre (Mt 28.19; Hch 2.38; 16; 10.48; 19.5).
- Actuar en su nombre es participar de la autoridad de Jesús (Mc 38; 16.17; Lc 10.17).
- Sufrir por su nombre es la porción del cristiano fiel (Hch 9.16; 13; Tit 3.12). Es el nombre de Jesús el que debe ser predicado (Hch 8.12; Ro 1.5)
NORTE
Punto cardinal que en la Biblia se tiene como el locus de la divinidad (Ez 1.4). Cuando Lucifer quiso tomar el lugar de Dios se fue al norte (Is 14.13). Los sacrificios se degollaban al lado norte del altar (Lv 1.11; Sal 48.2). También se conceptúa al norte como fuente de peligro y desastre (Is 14.31; Jl 2.20) y es símbolo de la tribulación (Jer 1.14; 4.6). Los asirios y los babilonios venían del norte (Jer 6.22; 10.22; 13.20; Sof 2.13) aunque vivían al este de Palestina.
NUBE
Desde los tiempos bíblicos las nubes han sido reconocidas como indicadoras de lluvia (1 R 18.44, 45; Lc 12.54), aunque también se mencionan «nube sin agua», que aparecen en el verano y cuya imagen se usa como ejemplo de algo engañoso (Pr 25.14; Is 25.5; Jud 12). También, y especialmente por las mañanas, hay nubes ligeras traídas por las brisas del mar que, al chocar con el aire caliente, se desvanecen rápidamente sin dejar rastro. A este fenómeno hacen referencia los escritos sagrados para señalar la transitoriedad de la vida y de las cosas (Job 7.9; 30.15), la falsedad de un sentimiento o un acto (Os 6.4) y, en sentido positivo, la acción del perdón de Dios que deshace el pecado (Is 44.22).
A través de toda la Biblia, las nubes acompañan a las TEOFANÍAS. Aparecen en el pacto con Noé (Gn 9.13–16), en el monte Sinaí (Éx 19.16; 24.15) y, como muestra visible de la presencia divina, en la peregrinación israelita (Éx 13.21, 22), sobre el tabernáculo (Éx 40.34, 35) y en el templo terminado (1 R 8.10). En el Nuevo Testamento vuelven a aparecer con igual significado en la transfiguración del Señor Jesucristo (Mt 17.5), su ascensión (Hch 1.9) y su Segunda Venida (Ap 1.7). Además de ser símbolos de la gloria y majestad de Dios (Éx 16.10; Sal 97.2; Ap 14.14–16), las nubes representan también el juicio divino (Jl 2.2).
NÚMEROS
LIBRO DE NÚMEROS. Libro del Antiguo Testamento que los hebreos llaman wa-yedabber (y habló), según la palabra inicial del libro, o ba-midbar (en el desierto), según la quinta palabra. La Septuaginta le puso el título de «Números» (arithmói) debido al doble censo del pueblo de Israel que se describe en los capítulos 1–3 y 26.
En realidad el título «En el desierto» habla más del contenido del libro, que describe los hechos y experiencias significativas que vivió el pueblo de Israel en la travesía por el desierto de Sinaí (1.1; 10.12; 22.1; 36.13) hasta llegar a la frontera oriental con la antigua Canaán.
ESTRUCTURA DEL LIBRO
Este relato de la segunda etapa del viaje de Egipto a Canaán, desde el Sinaí hasta la tierra de promisión, puede dividirse en tres grandes partes. La primera relata los preparativos para la partida desde el Sinaí (1.1–10.10). Comprende un censo del pueblo, la purificación del campamento, los últimos acontecimientos en el Sinaí y los reglamentos para marchar y acampar, determinados por la nube de la presencia de Dios y los toques de clarín que daban la señal de partida.
La segunda parte nos presenta los fallos que impidieron que la generación que salió de Egipto entrara en la tierra prometida (10.11–25.15). En el camino entre Sinaí y Moab ocurrieron cosas trascendentales como el envío de los doce exploradores; la rebelión del pueblo en Cades, castigada con treinta y ocho años de peregrinación; la fabricación de la serpiente de bronce; el envío de Balaam y su vaticinio favorable a Israel, y la idolatría de los israelitas seducidos por los madianitas.
En la última parte se relata la preparación de una nueva generación para entrar a la tierra prometida. Se les ofrece prescripciones para la conquista y repartición de Canaán (26–36). Antes de tomar Transjordania se realizó un nuevo censo y Josué quedó nombrado como sucesor de Moisés. Luego se repartió la Transjordania entre las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés y se establecieron los reglamentos que los israelitas debían observar cuando conquistaran y se repartieran la tierra de Canaán, al otro lado del Jordán.
NÚMEROS: Un bosquejo para el estudio y la enseñanza.
Primera parte: La preparación de la antigua generación para heredar la tierra prometida (1.1—10.10)
Segunda parte: El fracaso de la antigua generación por no heredar la tierra prometida (10.11—25.18)
Tercera parte: La preparación de la nueva generación (26.1—36.13)
AUTOR Y FECHA
Números es uno de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento que tradicionalmente se atribuyen a Moisés. Él es el personaje central, y no es extraño que dejara por escrito el relato de esos acontecimientos en los que jugó un papel principal. Un pasaje de Números dice:
«Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová» (33.2). Hay muchas referencias como esta en todo Números, lo que apoya la convicción de que él escribió el libro.
Moisés debe haber escrito Números un poco antes de su muerte, cuando los hebreos se preparaban para entrar a Palestina. Si es así, debe haberlo escrito en 1404 a.C.
MARCO HISTÓRICO
Los hechos que cubre Números abarcan de treinta nueve a cuarenta años de la historia de Israel: de 1445 a.C., cuando levantaron el campamento del monte Sinaí, a 1405 a.C., cuando cruzaron el Jordán para entrar en Canaán. Fueron años de dura preparación y castigo.
Números enseña claramente por qué los israelitas no entraron a poseer la tierra al salir del monte Sinaí. Como dudaron de Dios al atemorizarse ante los informes de los espías que inspeccionaron Canaán, Dios determinó: «Todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá» (Nm 14.22–23).
APORTE A LA TEOLOGÍA
Números presenta el concepto de la ira correctiva de Dios aplicada a su pueblo desobediente. Con sus rebeliones, los hebreos habían quebrantado el pacto. Ni siquiera Moisés se libró de la ira de Dios cuando fue desobediente.
Pero Dios no se dio por vencido con su pueblo. Aunque de momento los castigó, seguía determinado a bendecirlos y a conducirlos a la tierra que les había prometido.
Hasta el falso profeta Balaam reconoció esta verdad en cuanto al propósito soberano de Dios (23.19).
En Números se destacan la soberanía de Dios, su santidad y su demanda de obediencia, pero también su misericordia y su fidelidad a la alianza. También se ve un significado tipológico en varios sucesos, personas y leyes (1 Co 10.5ss; Heb 3.7ss; 9.13).
El Nuevo Testamento se refiere en varias ocasiones a diversos pasajes de Números. Compárense 21.8ss con Jn 3.14ss; 28.9 con Mt 12.5; 16.5 con 2 Ti 2.19; 22.21ss con 2 P 2.15 y Ap 2.14.
OTROS PUNTOS IMPORTANTES
El término «allende el Jordán» en el texto original (22.1; 32.19; 34.15) puede significar «de esta parte del Jordán» o «al otro lado del Jordán». Si se acepta como correcta solamente la segunda, la descripción de los llanos de Moab en lo que hoy es Transjordania, situados «al otro lado del Jordán», ubicaría al autor de este término en la ribera occidental del río, y este no podría ser Moisés, que nunca estuvo en esa región, sino un personaje diferente y probablemente posterior. Pero de la comparación de Nm. 32.19 con 34.15 resulta que el término en cuestión puede significar también «de esta parte del Jordán», y ciertos detalles demuestran claramente que el autor conocía la situación exacta en cada caso.
Números 4.3 y 8.24 establecen de un modo aparentemente contradictorio la edad con que los levitas podían entrar al servicio del tabernáculo: el primer pasaje establece treinta años mientras que el segundo permite servir a la edad de veinticinco años. Según Esd. 3.8 tal condición se redujo después del cautiverio a veinte años. La diferencia, entonces, entre Números 4.3 y 8.24 se debe probablemente al cambio de situación; el primer pasaje ha de referirse al tiempo de la peregrinación en el desierto, y el segundo al tiempo posterior cuando el tabernáculo había sido colocado en un lugar permanente. Moisés mismo pudo haber introducido la modificación.
La escasez de agua, repetida varias veces, no debe extrañar en un desierto, como tampoco la respectiva intervención divina que en varias ocasiones puso término a tal situación. Ambos elementos hablan de un solo hecho, y no deben tomarse como variantes. De una manera análoga Jesús repetía a veces un mismo milagro (alimentación milagrosa de los 5.000 y luego de los 4.000). Mateo establece en 16.9, 10 los dos casos semejantes como hechos concretos.
NUZI
(O NUZU).
Montículo, Yorgan Tepe, ubicado 13 km al sudeste de Kirkuk, Irak, en la Alta Mesopotamia. En 1925–1931 algunos arqueólogos descubrieron allí doce estratos de ocupación que datan desde 4500 hasta 1300 a.C. El hallazgo más importante consistió en más de cuatro mil tablillas del siglo XV a.C. escritas en cuneiforme. Estas tablillas, que son contratos, registros y decisiones jurídicas, representan archivos privados y públicos de cuatro generaciones de hurritas que dominaban el área, y han brindado abundante información sobre la política, la economía y las costumbres sociales de aquel entonces.
Son notables los muchos paralelos entre las costumbres sociales de Nuzi y las de los patriarcas narrados en Génesis. Por ejemplo, parece raro que Abraham pensara en Eliezer, un esclavo, como su heredero (Gn 15.2, 3); pero los textos de Nuzi demuestran que esto era la costumbre en parejas sin niños que hubieran adoptado a un hijo. Este hijo adoptivo tenía que servirles mientras vivieran y lamentarles en su muerte. Su parte era ser designado heredero. Pero, si después les nacía un hijo a los padres adoptivos, este debía ser el heredero principal. Así sucedió con Isaac.
La importancia de tener herederos se ve asimismo en la siguiente explicación escrita en una tablilla: «Si Gilimninu [la esposa] tiene hijo, Senima [el esposo] no tomará otra esposa; pero si Gilimninu no tiene hijo, Gilimninu tomará una mujer de las Lullu [esclavas] como esposa para Senima». Esta costumbre explica lo que hizo Sarai en Gn 16.2 (cf. Raquel en Gn 30.1–4 y Lea en 30.9). También en forma muy paralela al caso de Isaac, la misma tablilla citada arriba sigue:
«Cualesquiera hijos engendrados de Senima de la matriz de Gilimninu, todas las tierras y propiedades se darán a estos hijos». Pero los textos de Nuzi indican que en tal caso el hijo de la esclava no debía expulsarse de la casa.
Probablemente esta costumbre explica por qué Abraham no quiso echar a ISMAEL y AGAR (Gn 21.9–14).
Gran número de las tablillas de Nuzi tratan de heredades. Como en el Pentateuco (Dt 21.17), el primogénito debía recibir doble porción de la heredad. Como Esaú en tiempo de necesidad vendió su primogenitura a Jacob (Gn 25.29–34), así también uno en Nuzi vendió su derecho de heredad por tres ovejas. En algunos casos las hijas podían heredar propiedades en Nuzi, como en el caso bíblico de las hijas de ZELOFEHAD (Nm 27.8). Un texto de Nuzi indica que el testamento oral que hacía el padre en su lecho de muerte tenía validez legal, lo cual nos ayuda a entender la seriedad dada en la Biblia a las bendiciones orales, como en el caso de Isaac a Jacob (Gn 27.35–37).
Toda joven en Nuzi necesitaba un guardián que se encargara de arreglarle matrimonio y darle protección legal. A menudo el propio hermano era este guardián. Semejante costumbre parecía regir según el relato de Gn 24, donde Labán juega el papel principal en el matrimonio de Rebeca. En la relación posterior entre Jacob y Labán y Raquel y Lea se nota gran número de paralelos con las costumbres sociales de Nuzi. Allí un hombre podía conseguir esposa por ser adoptado por el suegro y trabajar para él. Es muy posible que así fuera el caso de Jacob ya que Gn 29.19 puede sugerir adopción; quizás los hijos propios de Labán nacieron más tarde, pues no se mencionan sino hasta 31.1. Los dioses que Raquel escondió también tienen su paralelo en Nuzi donde el primogénito debía recibirlos.
Se han encontrado muchos otros paralelos con la Biblia. Éxodo 21.7–11 suena casi como una tablilla de Nuzi, ya que allí uno podía conseguir (¿comprar?) una mujer para casarse con ella o para darla a un hijo. En Nuzi también se practicaba el matrimonio por LEVIRATO. En los textos de Nuzi se ve que los habiru no eran un grupo étnico, sino un estrato social.
¿Cómo se explica la presencia de costumbres tan semejantes? Por un lado, los hurritas habían absorbido en gran manera la cultura sumero-acádica que influyó en todo el Cercano Oriente desde Persia hasta Siria Palestina. Por eso los patriarcas y los hurritas reflejan mucho de una misma cultura.
Por otro lado, las costumbres de los patriarcas se asemejan más a las de Nuzi que a las de otros pueblos conocidos porque los patriarcas habían vivido en el área de Harán (Gn 11.31). Mantenían contactos con sus parientes que vivían allí donde los hurritas (horitas de la Biblia) dominaban culturalmente.
Además de ayudarnos a entender las costumbres de los patriarcas, los textos de Nuzi subrayan la autenticidad de los relatos bíblicos y reflejan fielmente la sociedad de aquella época.