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DiccionarioBíblico.Net

Letra A

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AARÓN

Hijo de Amram y Jocabed, de la tribu de Leví (Éx 6.20), hermano mayor de Moisés (Éx 7.7) y de María (Nm 26.59; 1 Cr 6. 3). Su esposa fue Elisabet y sus cuatro hijos fueron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. En las narraciones más antiguas del Pentateuco se presenta a Aarón como «boca» de Moisés (Éx 4. 16) ante Faraón. Parece que Aarón tenía fama de orador, mientras que Moisés se sentía «torpe de lengua» (Éx 4.10, 14).

Por tanto, Dios lo escogió para ayudar a Moisés en el proceso de liberación de Egipto al pueblo de Israel (Éx 4. 27). Al principio siempre acompaña a Moisés (Éx 5.1, 4, 20; 6.13; 7.6, 10,20; 8.5, 12, 16, 25; 9.8, 27; 10.13, 16; 11.10; 12.1, 31; 17.10–12). Pero después del cruce del mar Rojo parece dejar esta responsabilidad y Moisés habla directamente al pueblo (Éx 14.13).

Aarón figuró entre los líderes de Israel (Éx 19.24; 24.9; 34.31) y estuvo con ellos cuando vieron a Dios. Sin embargo, no tuvo cualidades de líder. Cuando sustituyó a su hermano al subir este al monte Sinaí, no supo mantener el orden (Éx 32.25) ni pudo resistir las exigencias del pueblo de Israel. Para complacerlos hizo un becerro de oro. Es posible que tuviera en mente al sagrado buey Apis de Egipto o al toro de los cananeos.

El momento cumbre de la vida de Aarón fue cuando se le nombró sumo sacerdote (Éx 28.1; Lv 8.2). Se confeccionaron vestidos especiales para este servicio (Éx 28.2ss; 39.1ss), como señal de su autoridad religiosa y de su representación de Israel ante Dios.

El relato de su consagración es minucioso (Éx 29.1–37; Lv 8). El punto central de su ministerio fue el Día de Expiación, al entrar en el Lugar Santísimo como único representante del pueblo de Israel (Lv 16.13, 14). Dios sostuvo la autoridad de su sacerdocio frente a una rebelión (Nm 16) y la confirmó con el milagro de la vara que floreció (Nm 17).

El oficio sacerdotal que ejercía no evitó una lucha por el poder contra Moisés. Quiso justificar sus proyectos alegando que Moisés había tomado una mujer cusita (Nm 12.1, 2). Sin embargo, Jehová intervino para reafirmar que escogió a Moisés para ser «boca» de Dios.

Por su falta de fe, no se le permitió entrar en la tierra prometida (Nm 20.12). Entregó el sumo sacerdocio a su hijo Eleazar en el monte Hor (Nm 20.26; Dt 10.6), donde murió siendo anciano (Nm 33.38, 39). (SUMO SACERDOTE.)

ABADÓN

(EN HEBREO, PERDICIÓN).

Nombre poético del mundo de abajo. En Job, Salmos y Proverbios denota simplemente la morada de los muertos (SEOL). Sin embargo, en la literatura rabínica designa específicamente el lugar de condenación y castigo, o sea, un departamento de las regiones infernales reservado para los inicuos. Este matiz se refleja en su empleo como nombre del ángel del abismo en Ap 9.11; Juan lo traduce Apolión (destructor).

ABANA Y FARFAR

Ríos de Siria que Naamán menciona en 2 R 5.12. Son ríos claros y Naamán sostenía que eran mejores que «todas las aguas de Israel», y en nada comparables con el JORDÁN. Tenía razón. Tal vez el Abana es el actual río Barada, que nace en el Antilíbano, unos 30 km al noroeste de Damasco. Pasa por la ciudad hacia el sudeste y desemboca en un lago pantanoso 30 km al este. Riega los llanos y brinda agua a la ciudad de Damasco. Por eso Naamán habló de su grandeza.

El río Farfar probablemente es el moderno Awaj, que nace en el monte Hermón y corre unos 14 km al sur de Damasco; fluye de oeste a este. Es perenne y riega la región entera.

ABARIM

(MÁS ALLÁ O DEL OTRO LADO).

Monte situado al este del mar Muerto y del bajo Jordán, frente a Jericó, en el territorio de Moab y en la tribu de Benjamín (Nm 33.48; Dt 32.49). El uso del plural (Nm 33.47, 48) sugiere una cadena de montañas. Los montes Nebo, Pisga y Peor formaban parte del Abarim (Nm 27.12; 33.47, 48; Dt 32.49; 34.1). Los israelitas acamparon dos veces en Ije-abarim (Nm 21.11;33.44).

ABBA

Forma enfática del arameo ab (padre), usada por lo general para expresar una relación filial íntima. Raras veces se usa para referirse a Dios y mucho menos en oración, como lo hace Jesús en Mc 14.36 (donde se añade la traducción griega). Tal vez se dirigió así a Dios, no solo en la ocasión citada, sino también en otras en que los evangelistas tradujeron Abba como «padre»,

«padre mío» o «mi padre». Abba expresa la relación única de plena comunión y confianza del Hijo con el Padre y, según parece, la iglesia primitiva adoptó el término sobre todo en la oración (Ro 8.15; Gl 4.6), pues «el Espíritu de adopción» incorpora al cristiano en esa nueva relación.

Desde el punto de vista hermenéutico el concepto «padre» ha sufrido, hacia finales del siglo XX, un profundo deterioro. En primer lugar, la mujer parece ser la nueva cabeza del hogar. Esto significa que las nuevas generaciones saben que existe algo denominado «padre», pero no tienen un vínculo real entre el significado de «padre» y la vida cotidiana. El concepto del hombre como proveedor de la familia también ha sufrido. Por ejemplo, en Costa Rica, el 52% de las mujeres son cabeza de hogar y responsables directas de la manutención de los hijos.

Sin embargo, el aspecto más doloroso de este deterioro tiene que ver con las acciones violentas de los hombres contra sus compañeras e hijos. Dentro de esa violencia debemos contar la agresión física, sicológica y sexual. Esto nos obliga a preguntarnos: ¿Qué comunicamos cuando le llamamos Padre a Dios? ¿Somos padres al estilo de Dios?

ABDÍAS

(SIERVO DE JEHOVÁ).

Nombre hebreo de por lo menos 12 hombres del Antiguo Testamento. Entre los personajes veterotestamentarios que llevan este nombre se encuentran:

  1. El mayordomo de Acab (1 R 18.3–16) que salvó de la furia de Jezabel a 100 profetas de Jehová.
  2. El cuarto de los profetas menores (Abd 1), aunque en este caso quizás no sea un nombre
  3. Los restantes se mencionan en 1 Cr 3.21; 7.3; 8.38 (cf. 9.44 ); 9.16 (cf. Neh. 11.17;12.25 ); 12.9; 27.19; 2 Cr 17.7; 34.12 ; Esd 8.9; Neh. 10.5 .

LIBRO DE ABDÍAS: Es el libro más breve del AT y uno de los más descuidados por la erudición. Presenta múltiples desafíos en lo que respecta a autoría, fecha, lugar/contexto de composición e interpretación. Se atribuye a Abdías (nombre que significa siervo de Jehová), pero no hay información adicional que permita determinar si se trata de un nombre propio o de un término descriptivo (p. ej., «visión de un siervo de Jehová»).

AUTOR Y FECHA

No se sabe con certeza la fecha de esta profecía. Se ha sugerido que se escribió durante el reinado de Joram (ca. 848–841 a.C.), cuando los filisteos y los árabes saquearon a Jerusalén (2 Cr 21.16, 17; Jl 3.3–6; Am 1.6). En aquel tiempo los idumeos eran enemigos acérrimos de Judá (2 R 8.20–22; 2 Cr 21.8–10; cf. Éx. 15.15; Nm. 20.14ss; Sal 83.6; Is 63.1–6; Jl 3.19), lo que bien pudo deberse, como dicen los vv. 10–14, a la rivalidad de Esaú y Jacob.

ABDÍAS: Un bosquejo para el estudio y la enseñanza.

  1. Predicciones de juicio sobre Edom 1–9
  2. Razones para el juicio de Edom 10–14
  • Resultados del juicio sobre Edom 5–16
  1. Israel toma posesión de Edom 17–21

MARCO HISTÓRICO

Sin embargo, muchos eruditos ven en Abd 10–14 una descripción de hechos acontecidos en ocasión de la destrucción de Jerusalén, en 586 a.C., y creen que Abdías quizás se escribió después de aquel suceso; sin embargo, la existencia de lagunas en la información disponible dificulta una conclusión definitiva al respecto.

Es importante considerar las relaciones literarias que existen entre Abdías y otros escritos del Antiguo Testamento. La asociación literaria más notable es con Jeremías (v. 1a y Jer 49.7; v. 1b–4 y Jer 49.14–16; 5–6 y Jer 49.9–10a). También existen relaciones literarias con Joel y Ezequiel (cf. 11 y Jl 3.3; v. 15 y Jl 1.15; v. 16 y Jl 3.17; v. 18 y Jl 2.5; Ez 25.12–14). Es probable que cada una de estas colecciones proféticas se sirviera de una fuente común de materiales para sus respectivos fines.

Esta fuente común tal vez se originó en el contexto litúrgico que proclamaba a Jehová como guerrero poderoso que castiga tanto a sus enemigos como a su propio pueblo.

ESTRUCTURA DEL LIBRO

El tema principal es el juicio divino que caería sobre Edom, descendientes de Esaú, por su malévola actitud hacia los hijos de Judá. La primera parte del libro (vv. 1–14) describe la soberbia de Edom, su falsa confianza en la posición estratégica que disfrutaba su capital (SELA) y su falta de misericordia hacia los habitantes de Judá cuando el enemigo los humilló. Por estas razones, los edomitas sufrirían el juicio de Dios (vv. 4, 8 ,9).

En la segunda sección (vv. 15–21) se anuncia la llegada del día de Jehová, que significará juicio sobre todas las naciones y exaltación para el pueblo de Israel. El v. 21 festeja el reinado de Jehová implícito en el triunfo del monte Sion sobre el monte de Esaú.

OTROS PUNTOS IMPORTANTES

A medida que se desarrolla el argumento de Abdías, queda claro que Edom es una metáfora que trasciende el contexto inmediato y que se refiere a los pueblos que se oponen a Jehová y a los suyos. Edom no entiende de solidaridad, de compasión ni de fidelidad a un pueblo hermano. Edom confía en la condición propia de un pueblo de tradición sapiencial venerada (TEMÁN), con poderío militar, estratégica ubicación geográfica y relaciones sociopolíticas importantes con los poderosos de la región. No se le ocurre que el pueblo santo «que ha sido rescatado liberado» (remanente) en última instancia trasciende y es vindicado. No entiende que triunfe  la visión alternativa del monte de Sion sobre la sabiduría establecida de los montes de Esaú.

Abdías, pues, nos recuerda que desde el monte Sion las cosas se ven desde la óptica de un pueblo que, en virtud de haber sido liberado por Dios, vive bajo su dominio.

ABED-NEGO

Nombre babilónico de Azarías, uno de los tres compañeros de Daniel en Babilonia (Dn 1.7). Junto con Sadrac y Mesac, lo nombraron para el servicio real de Nabucodonosor (Dn 2.49). Cuando los tres rehusaron adorar la estatua de oro que este levantó, se les condenó a morir en un horno de fuego (Dn 3.13–22). Dios intervino para salvarlos (Dn 3.24–26), y sus puestos les fueron restituidos (Dn 3.30). Su fe ha sido ejemplo para los judíos (1 Mac 2.59) y para los cristianos (Heb 11.33, 34).

ABEJA

Insecto himenóptero, muy común en Tierra Santa dada la abundancia de flores. Había tantas flores que era natural que Palestina se llamara «tierra que fluye leche y miel» (Éx 3.8; Dt 6.3), y que se usaran frases como: «Me rodearon como abejas» (Sal 118.12), o se aludiera a las abejas en enigmas, como en el caso de Sansón (Jue 14.8). El nombre DÉBORA significa abeja (Gn 35.8; Jue 4.5).

ABEL

(HÁLITO O LO TRANSITORIO).

  1. Segundo hijo de Adán y Eva (Gn 4.2). Era pastor de ganado menor (R. de Vaux) y su trabajo lo vincula con la vida nómada, contrario a su hermano Caín, que era agricultor y apunta a la vida sedentaria. El Nuevo Testamento lo presenta como justo (Mt 23.35). Con Caín, su hermano mayor, hizo sacrificio a Jehová. Su ofrenda fue bien recibida, pero la de Caín no (Gn 3–10). Según Heb 11.4, la fe de Abel valoró su sacrificio.

El biblista alemán Gerhard von Rad dice sobre la aceptación del sacrificio de Abel: «No se nos dice que Dios no miró con agrado ambos sacrificios, sino solo el de Abel. Encarecidamente se ha buscado una explicación a esta preferencia, pero el motivo de la misma no está ni en el ritual, ni en el ánimo de Caín. A nada de eso alude el texto. El único punto de apoyo que podemos colegir del relato es que a Jehová le agradó más el sacrifico cruento. Visiblemente el narrador quiere dejar a la libre voluntad de Dios la aceptación del sacrificio. Renuncia a hacer comprensiblemente lógica la decisión contraria a Caín y favorable a Abel («Yo hago merced a quien hago merced, y muestro compasión a aquel de quien me compadezco», (Éx 33.19).

El relato es tan conciso y corre tan impetuoso hacia la catástrofe, que no deja margen para explicaciones, necesarias sin embargo. Y así, no sabemos siquiera cómo fue que Caín conoció este juicio de Dios. En todo el Oriente Antiguo aceptar o rechazar un sacrificio dependía del aspecto de lo ofrecido por la víctima; en eso hemos de pensar aquí también. Pero en este pasaje, nada se indica al respecto» (Gerhard von Rad, pp. 125–126)

En Génesis, la narración de la vida de Abel es muy breve. En 4.8 se describe su muerte, la que planificó y ejecutó su hermano. Se recomienda que este artículo se lea junto con el de → CAÍN.

  1. Prefijo de algunos nombres toponímicos. En tales casos Abel significa «prado» o «valle». Por ejemplo, Abel-sitim (Nm 33.49), Abel-mehola (Jue 7.22), Abel-bet-maaca (1 R 15.20), Abel- main (2 Cr 16.4), Abel-mizraim (Gn 50.11). Se usa como voz independiente en 2 S 20.18. Bibliografía: Gerhard von Rad, El libro de Génesis, Sígueme, Salamanca, 1982.

ABEL-BET-MAACA

(PRADO DE LA CASA DE OPRESIÓN).

Ciudad en el norte de Palestina, en la latitud de Tiro, que en 2 Cr 16.4 se llama «Abel-maim». Tiene importancia histórica por ser el lugar adonde huyó Seba al rebelarse contra David (2 S 20.13–22). Ochenta años después la tomó Ben-adad, rey de Asiria (1 R 15.20). Tiglatpileser,  rey de Asiria, la incorporó a su imperio 200 años después (2 R 15.29). En la antigüedad se conoció por su fidelidad a las costumbres israelitas (2 S 20.18).

Actualmente se identifica con Tel-abil, cerca del pantano Hulé.

ABEL-MEHOLA

Ciudad natal de Eliseo (1 R 19.26), situada cerca del lugar donde Gedeón derrotó a los madianitas (Jue 7.22). Es común identificarla con la actual Tel Abu Sifri, al lado oeste del Jordán, a media distancia entre el mar Muerto y el mar de Galilea.

ABEL-MIZRAIM

(Prado o lamento de los egipcios). Nombre que se dio a la era de Atad, donde José y sus acompañantes lloraron a Jacob durante siete días en camino a Mamre y donde tuvieron que sepultarlo. Hoy es un lugar desconocido. Génesis 50.10s lo sitúa «al otro lado del Jordán», pero algunos exégetas opinan que una mejor traducción de este pasaje sería «en la región del Jordán».

ABEL-SITIM (Nm 33.49). SITIM.

ABI ABÍAS No. 8.

ABIAM ABÍAS No. 6.

ABÍAS

(EL SEÑOR ES MI PADRE).

  1. Séptimo hijo de Bequer, hijo a su vez de Benjamín (1 Cr 8).
  2. Esposa de Hezrón, nieto de Judá (1 Cr 24).
  3. Segundo hijo de Samuel, nombrado juez con su hermano Joel. Su corrupción dio pretexto para que el pueblo pidiera rey (1 S 8.1–5; 1 Cr 28).
  4. Padre de una familia sacerdotal que formó la octava clase cuando David dividió a los sacerdotes en 24 clases para desempeñar el servicio del templo (1 Cr 24.10). Zacarías, padre de Juan el Bautista, fue de esta clase (Lc 5).
  5. Hijo de Jeroboam, primer rey de Israel. Murió joven y muy llorado conforme a la profecía que el profeta Ahías le dio a su madre (1 R 1–18).
  6. Hijo y sucesor de Roboam, primer rey de Judá. Reinó durante tres años. Ganó una victoria notable sobre Jeroboam, rey de Israel (2 Cr 13). Se llama «Abiam» en 1 R 14.31; 15.1, 7,
  7. Sacerdote de la época de Nehemías; firmó el pacto (Neh 10.7; 12.4, 17).
  8. Madre de Ezequías, rey de Judá (2 Cr 29.1). Llamada «Abi» en 2 R 2.

ABIATAR

Hijo de Ahimelec, sacerdote de Nob. Escapó cuando Saúl asesinó a su padre y se unió a David (1 S 22.20–22). Llevó consigo el efod que le ayudó a conocer la voluntad de Dios (1 S 23.6–12). Después que David subió al trono, sirvió como uno de sus oficiales (1 Cr 27.34). Ayudó a llevar el arca a Jerusalén (1 Cr 15.11, 12). Él y su hijo Jonatán sirvieron de espías para David en Jerusalén durante la sublevación de Absalón (2 S 15.35ss). Ayudados por Husai, comunicaron a David los planes de Absalón (2 S 17.15–17). Al final del reinado de David, Abiatar cooperó en el intento fallido de coronar a Adonías (1 R 1), por lo cual Salomón lo destituyó (1 R 2.26, 27). Con este acto se cumplió lo que Dios dijo respecto a la casa de Elí (1 S 2.27–36).

Durante el reinado de David hubo dos sumos sacerdotes, Sadoc y Abiatar (1 Cr 15.11), aunque parece que Abiatar tenía un rango mayor que Sadoc (1 R 2.35). Después de la destitución de Abiatar, quedó solamente el linaje de Sadoc.

ABIB

(ESPIGAS MADURAS).

Primer mes del año litúrgico hebreo y séptimo del año civil.

Su nombre se deriva del palestino local, y se llama así porque en ese tiempo se maduraba el grano. Especialmente la cebada se espigaba en este mes. La Fiesta de las Primicias se ofrecía el 16 del mes. El día 10 de Abib se iniciaba la preparación de la Pascua. Se mataba la víctima el día 14, hacia la puesta del sol, y se comía esa misma noche al comenzar el día 15. Los días 15 al 21 eran el tiempo de la Fiesta de los Panes sin Levadura que terminaba con una convocación solemne (Éx 12.1, 2; 13.4, 6; 23.15; 34.18; Dt 16.1). Su nombre después del cautiverio es Nisán. Corresponde a marzo-abril. (MES.)

ABIEZER

(MI PADRE ES AYUDA).

  1. Hijo de Galaad, nieto de Maquir y bisnieto de Manasés (1 Cr 7.14–18), llamado también Jezer (Nm 26.30). Sus descendientes, los abiezeritas, fueron los que primero se reunieron con Gedeón, cuando este buscaba hombres para luchar en Jezreel contra los madianitas y amalecitas (Jue 6.33, 34).
  2. Uno de los valientes de David (1 Cr 11.28). Era benjamita (1 Cr 27.12), natural de Anatot (2 S 27).

ABIGAIL

(MI PADRE ES GOZO).

  1. Hermosa y prudente esposa de Nabal, el de Carmel, la cual intervino con su sabio razonamiento y regalos cuando David iba a vengarse de Nabal por su torpe mezquindad. David acató el consejo de Abigail y a los diez días Nabal murió sin que David derramara sangre. Abigail pasó a ser esposa de David, y fue madre de Quileab o Daniel (1 S 25; 2 S 3.3; 1 Cr 1).
  2. Hermana de David y madre de Amasa (2 S 17.25; 1 Cr 2.16, 17).

ABILINIA

Tetrarquía gobernada por LISANIAS en el año 15 de Tiberio (Lc 3.1), y situada en el Antilíbano. Las ruinas de su capital, Abila, se hallan 30 km al noroeste de Damasco, sobre la línea del ferrocarril de Beirut, en un lugar llamado Es-suk. Se le llama Abilina de Lisanias para distinguirla de otras.

ABIMELEC

(MI PADRE ES REY).

  1. Rey de los filisteos en Gerar. Llevó a Sara a su harén porque Abraham había dicho que era su hermana. Reprendido por Dios en sueños, se la devolvió a Abraham después de reconvenirlo por el engaño (Gn 20.1–18). Más tarde Abimelec y Abraham hicieron un pacto (Gn 22–34).
  2. Otro rey de Gerar, tal vez hijo del anterior, a quien Isaac le dijo la misma mentira con respecto a su esposa, Rebeca. Aunque los filisteos no la tomaron, cuando Abimelec descubrió el embuste, reprendió a Isaac (Gn 26.1–13). Sin embargo, siguieron en buenas relaciones (Gn 26.26–33).
  3. Hijo de Gedeón y su concubina (Jue 8.31). Se hizo rey de Siquem después de la muerte de su padre y mató a 70 hijos de este. Solo se salvó Jotam, el hijo menor, que se escapó. Abimelec murió ignominiosamente cuando una mujer le dejó caer una piedra de molino sobre la cabeza (Jue 50ss).
  4. El título del Salmo 34 menciona a un Abimelec. Evidentemente se refiere a Aquis, rey de Gat (1 S 21.10–15). Es probable que Abimelec se use aquí como título real y no como nombre propio.

ABINADAB

(MI PADRE ES GENEROSO).

  1. Hombre (quizás levita) de Quiriat-jearim en cuya casa permaneció el arca de Jehová desde que los filisteos la devolvieron hasta el reinado de David (1 S 7.1; 2 S 6.3ss; 1 Cr 7).
  2. Segundo hijo de Isaí y uno de los tres que fueron con Saúl a la guerra contra los filisteos (1 S 16.8; 17.13; 1 Cr 13).
  3. Uno de los cuatro hijos de Saúl. Murió con dos hermanos y su padre en la batalla de Gilboa (1 S 31.2; 1 Cr 8.33; 9.39; 2).
  4. Padre de un yerno de Salomón, gobernador de la región de Dor (1 R 11).

ABIRAM

(MI PADRE ES EL EXCELSO).

  1. Bisnieto de Rubén que se levantó con Datán, Coré y otros contra Moisés y Aarón. Perecieron juntamente con sus familiares cuando la tierra se los tragó por castigo de Dios (Nm 16.1–32; 26.9; Dt 11.6; Sal 17).
  2. Primogénito de Hiel. Murió en cumplimiento parcial de la maldición de Josué (Jos 6.26) cuando Hiel reedificó Jericó, ca. 870 a.C. (1 R 34).

ABISAG

(MI PADRE ES ERRANTE).

Hermosa virgen de Sunem escogida para cuidar a David en su vejez (1 R 1.1–4). Cuando ADONÍAS la solicitó como esposa, el nuevo rey Salomón mandó matarlo por haber pretendido el trono, pues las concubinas del muerto debían pasar a su heredero (1 R 2.13–25).

ABISAI

(MI PADRE ES ISAÍ).

Primer hijo de Sarvia, hermana de David; hermano de Joab y de Asael (1 Cr 2.16), y uno de los más valientes soldados de David (2 S 23.18, 19).

Solo él entró con David en el campamento de Saúl en Zif (1 S 26.5–12). Con Joab siguió tras Abner, general del ejército de Isboset (2 S 2.18, 24). Derrotó a los edomitas (1 Cr 18.12);  dirigió parte del ejército de Joab contra los amonitas (2 S 10.10, 14); libró a David y mató al gigante filisteo Isbi-benob (2 S 21.16, 17). Era guerrero cruel (2 S 16.9; 19.21), pero se destacaba siempre por su valor, su intrepidez y su lealtad a David, aun durante las rebeliones de Absalón y Seba (2 S 16.9–11; 20.6, 7).

ABISMO

(DEL GRIEGO ABYSSOS, SIN FONDO).

Término con que la LXX traduce la palabra hebrea que denota océano inicial (Gn 1.2), aguas abismales (Sal 42.8) y mundo de los muertos (Sal 71.20).

En el Antiguo Testamento expresa el concepto antiguo del océano, una vasta masa de agua sobre la que flotaba el mundo (Gn 1.2; 7.11) y alude a un elemento del caos primitivo (Job 28.14).

En el Nuevo Testamento se presenta como morada o calabozo de los demonios (Lc 8.31; Ap 9.1ss; 11.7; 17.8; 20.1–3) y lugar de los muertos (Ro 10.7; → SEOL).

ABIÚ

Segundo hijo de Aarón y Elisabet (Éx 6.23). Por ser miembro de esta familia lo consagraron al sacerdocio (Éx 28.1). Acompañó a su padre, los ancianos de Israel y Moisés cuando subieron al monte Sinaí y vieron la gloria de Dios (Éx 24.1, 9, 10). Se le recuerda como desobediente, porque ofreció «fuego extraño delante de Jehová» y recibió un drástico castigo (Lv 10).

ABNER

Hijo de Ner, primo de Saúl y general de los ejércitos de este y de Is-boset (1 S 14.50; 26.5; 2 S 2.8).

Estaba junto a Saúl cuando David salió al encuentro de Goliat (1 S 17.55, 56) y fue el que más tarde presentó a David ante el rey (1 S 17.57). Estaba sentado a la mesa cerca de Saúl cuando este intentó matar a Jonatán en un arranque de furia (1 S 20.25, 33).

Acompañó a Saúl mientras perseguía a David (1 S 26.5ss). Sin embargo, David lo reprendió severamente por no cuidar bien al rey (1 S 26.15). Muerto Saúl, Abner se encargó del cuidado del hijo que aquel dejó, Is-boset, y lo proclamó rey (2 S 2.8, 9).

Reprendido por Is-boset debido a su conducta con Rizpa, concubina de Saúl, hizo un pacto con David para que este reinase sobre todo Israel (2 S 3.6–21). Joab lo asesinó a traición, en venganza de la muerte de su hermano Asael. David lamentó su muerte y compuso una elegía a su memoria (2 S 3.33, 34).

ABOGADO

Hoy entendemos por abogado al profesional que en un tribunal defiende la causa de otro. En la época de Cristo, dentro del sistema político religioso judío, no se ejercía la profesión en el sentido clásico, salvo en casos como el de TÉRTULO, quien acusó a Pablo delante de Félix (Hch 24.1). Pero sí había «doctores» e «intérpretes de la ley» que compartían con los ESCRIBAS las funciones de abogado (cf. Lc 7.30; 11.45s, 52). No se sabe si ZENAS (Tit 3.13) era experto en la ley judía o en la romana.

Con la palabra abogado se traduce el vocablo griego parákletos, que denota «uno llamado al lado de otro para ayudar y consolar». En tal sentido se aplica al Espíritu Santo en el Evangelio de Juan (14.16, 26; 15.26; 16.17) y a Cristo en las Epístolas (1 Jn 2.1; cf. Ro 8.34; Heb 7.25). (PARACLETO; INTERCESIÓN; ORACIÓN.)

ABOMINACIÓN

Término que traduce cuatro vocablos hebreos en el Antiguo Testamento, y en resumen señala la repugnancia que produce un objeto, una persona o una práctica que violenta los postulados religiosos del sistema dominante.

PODÍA APLICARSE A VARIAS COSAS

A la violación de un tabú «Los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios» (Gn 43.32; cf. 46.34; Éx 8.26).

A LOS ÍDOLOS

Los ídolos de los gentiles eran abominación por excelencia frente a Jehová, Dios único y verdadero. Astoret era la abominación de los sidonios; Quemos, abominación de Moab, etc. (2 R 23.13).

A LAS PRÁCTICAS IDOLÁTRICAS

Eran abominación por sus implicaciones religiosas y éticas (pues combinaban la deslealtad a Jehová con prácticas que reñían con la santidad, 2 R 21.2–7) y porque incluían adivinación, magia, etc. (Dt 18.9–14).

A LOS PECADOS Y ACTITUDES AJENOS AL PACTO DE DIOS CON ISRAEL.

Véanse cómo en Proverbios se mencionan cosas que son abominación, como los «labios mentirosos» (12.22).

A los actos rituales y sacrificios ofrecidos sin humildad ni espíritu de adoración (Is 1.11–14) Los mismos conceptos pasan al  Nuevo  Testamento bajo el término griego  bdelygma.  Según Lucas, Jesús declaró que a veces aun «lo que los seres humanos tienen por sublime, delante de Dios es abominación» (Lc 16.15).

LA ABOMINACIÓN DESOLADORA

Según dos evangelistas, Jesucristo hace referencia a una funesta señal futura, ya predicha por el libro de Daniel (el profeta), y la llaman tobdelygma tés eremóseos (Mt 24.15; Mc 13.14), o sea, la abominación desoladora o que causa devastación, que se colocaría en el «lugar santo». En Daniel la frase (con variantes) se halla en 9.27; 11.31 y 12.11. Daniel 11.31 se refiere a la profanación del altar de los holocaustos por orden de Antíoco Epífanes (167 a.C., período de los Macabeos).

En su Evangelio, Lucas omite referencias a la abominación, pero dice: «Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan que pronto será destruida» (Lc 21.20), referencia clara a la destrucción de Jerusalén en el año 70. Otros autores del Nuevo Testamento tienden a ver en los últimos tiempos antes de la venida gloriosa de Jesús una época dominada por el ANTICRISTO (1 Jn 2.18; 4.3; Ap 11.1–2 y cap. 13). La versión paulina (2 Ts 2.3ss) habla del «hombre malvado» que «llega incluso a instalar su trono en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios».

ABORRECIMIENTO

Emoción caracterizada por una gran aversión o disgusto profundo. Es un sentimiento complejo que puede incluir ira, temor, disgusto, enemistad, odio, rencor, desprecio y mala voluntad, junto con el deseo de perjudicar el objeto o la persona.

Como tal, la palabra no es muy común en la Biblia, pero entre sus más de 16 sinónimos, los más importantes son odio, desprecio y rencor. El aborrecimiento o rencor al hermano o al prójimo causa distanciamiento y enemistad (Gn 27.41; 37.4ss; Lv 19.17; 2 S 13.22). Por lo mismo, la Biblia distingue entre el asesinato accidental y el malicioso o intencional (Dt 4.42; 19.4, 6, 11; Jos 20.5). El rencor es uno de los cuatro pecados de Edom que colman la paciencia de Dios y por lo que Él no revoca su castigo (Am 1.11).

Al que aborrecía a su mujer, alegando falsas causas, debía recibir castigo y no podía abandonarla (Dt 22.13–19; 24.3). El amor basado en cualquier tipo de obsesión puede convertirse en aborrecimiento (2 S 13.15).

A menudo en las Escrituras el aborrecimiento es lo contrario del amor, o un grado menor de amor (Sal 109.5; Pr 10.12;). El aborrecimiento u odio es tan fuerte que se utiliza como analogía para expresar la actitud de Dios respecto a los pensamientos, los caminos pecaminosos y el carácter de los pecadores (Sal 5.5, 6; Jer 44.4).

ABRAM

(MI PADRE ES EXALTADO).

Según Génesis, nombre con que primero se conoce a Abraham (padre de multitudes, Gn 17.5). Descendiente de Sem e hijo de Taré, se le atribuye la fundación de la nación judía, de los ismaelitas y de otras tribus árabes. La historia de su vida se relata en Gn 11.16–25.10, y hay  una sinopsis de ella en Hch 7.2–8. Tres grupos religiosos lo reconocen como patriarca: judíos, cristianos y mahometanos.

Nació en Ur, ciudad caldea, donde vivió con su padre y sus hermanos, Nacor y Harán, y donde se casó son Sarai. Al llamado de Dios, abandonó a su parentela (Jos 24.2) y se trasladó a Harán, en Mesopotamia, donde murió su padre (Gn 11.26–32). A la edad de 75 años se fue a Canaán con su esposa y Lot, pasando por Siquem y Bet-el (Gn 12.1–9).

Obligado por el hambre, fue a Egipto donde hizo pasar a Sarai por hermana suya. Volvió enriquecido a Canaán y con espíritu generoso dio a Lot el fértil valle del bajo Jordán.

Luego se estableció en Mamre (Gn 13.1–18). Entonces Dios renovó su promesa a Abram (Gn 13.15–18). Al volver de rescatar a Lot de manos del rey elamita (Gn 14.1–16), Melquisedec, sacerdote-rey, le salió al encuentro y le dio su bendición (Gn 14.17–24).

A pesar de que Dios le había prometido un hijo (Gn 15.4), cuando tenía 86 años, Abram tomó a la esclava Agar y de ella nació Ismael (Gn 16).

ABRAHAM

(PADRE DE MULTITUDES)

Trece años después Dios reconfirmó su pacto con él; estableció la circuncisión como señal y a Abram le puso por nombre «Abraham» (Gn 17). Abraham intercedió por Sodoma (Gn 19), viajó por el Neguev y se estableció en Cades y Gerar (Gn 20). Allí nació Isaac, cuando Abraham tenía 100 años de edad. Luego Agar e Ismael fueron echados de la casa. Por ese mismo tiempo Abraham hizo un pacto con Abimelec en que se aseguraban los derechos de este en Beerseba (Gn 21).

Después de veinticinco años, Dios probó la fe de Abraham ordenándole que sacrificara a Isaac, su hijo y heredero de la promesa (Gn 22). Doce años después Sara murió y fue enterrada en Hebrón. Rebeca, nieta de Nacor, el hermano de Abraham, fue escogida como esposa de Isaac. Abraham tomó también otra esposa, Cetura, de quien tuvo seis hijos. Regaló «todo  lo que tenía» a Isaac, dio dones a los hijos de sus concubinas y murió a los 175 años.

La fe de Abraham estaba depositada en un solo Dios (en contraste con el politeísmo de sus antepasados, Jos 24.2) que es el creador de los cielos y la tierra (Gn 14.22), juez justo y soberano de las naciones y toda la tierra (Gn 15.14; 18.25), eterno (Gn 21.33) y exaltado (Gn 14.22). Atribuía a Jehová justicia y misericordia (Gn 19.19). Aceptó el juicio de Jehová (Gn 18.17; 20.11) y sin embargo intercedió por Ismael (Gn 17.20) y Lot (Gn 18.33; 24.40) y se distinguió por ser «amigo de Dios» (Stg 2.23). Su fe se demuestra por la obediencia al mandato divino al:

(1) salir de Ur (Gn 11.31; 15.7; Hch 7.2–4);

  • trasladarse de Harán a la tierra de promisión (Gn 1–4);
  • sacrificar a su único hijo, confiado en que Dios podía incluso levantarlo de los muertos (Gn 22.12, 18; Heb 19).

Su amor a los demás se ve en su generosidad (Gn 13.9; 14.23), su fidelidad y su hospitalidad (Gn 18.2–8; 21.8). Mostró valor ante sus enemigos (Gn 14.15), pero cobardía al anteponer su seguridad personal al honor de su esposa (Gn 12.11–13; 20.2–11).

El lugar que Abraham ocupa en la historia bíblica es único. Jehová se reveló a Moisés como

«El Dios de Abraham» y esta expresión se usa en las Escrituras desde Isaac en adelante. En el Nuevo Testamento es antecesor reverenciado de Israel (Hch 13.26), del sacerdocio levítico (Hch 7.5) y del mismo Mesías (Mt 1.1).

Todo lo que recibió por elección divina lo hereda su simiente: la promesa (Ro 4.13), la bendición (Gl 3.14), la misericordia (Lc 1.54), el juramento (Lc 1.73) y el pacto (Hch 3.25). La unidad de los hebreos como hijos de Abraham se presenta como analogía de la unidad de los creyentes en Cristo (Gl 3.16, 29), pero Juan el Bautista (Mt 3.9) y Pablo (Ro 9.7) refutan la idea de que la descendencia racial garantiza la bendición espiritual.

Gracias a los descubrimientos arqueológicos, la mayoría de los expertos aceptan la historicidad de lo que narra el libro de Génesis referente a la vida y época de Abraham.

Los acontecimientos concuerdan con los tiempos del segundo milenio a.C. y Albright y de Vaux opinan que Abraham vivió entre 1900 y 1700 a.C., y Rowley 1800–1600 a.C. (PACTO; FE; JUSTIFICACIÓN; SENO DE ABRAHAM.)

Ver: CARDOS Y ESPINAS. (PADRE DE LA PAZ).

ABROJOS ABSALÓN

Tercer hijo de David y el único que tuvo con la extranjera Maaca, hija de Talmai (2 S 3.3). Se

destacó por su hermosura y por su cabello (14.25, 26). Ammón, otro hijo de David, violó a Tamar, hermana de Absalón, y este, para vengarse, lo mató (13.1–29). Luego huyó a Gesur, donde su abuelo era rey (13.37–39).

Después de tres años de destierro, regresó a Jerusalén por la intervención de Joab, pero no vio a su padre David sino hasta dos años después (14.28). Una vez reconciliado con su padre, Absalón, heredero evidente del trono, comenzó a conspirar para usurpar el trono (15.1–6). Lo proclamaron rey en Hebrón (15.7–13), donde David comenzó su reinado. David huyó de Jerusalén y Absalón tomó posesión de la ciudad.

Con la ayuda de Husai y Joab, David reorganizó sus fuerzas y se preparó para reconquistar Jerusalén. Derrotó a Absalón en el bosque de Efraín (al este del Jordán).

Cuando Absalón huía en un mulo, se le enredó el cabello en una encina, y Joab y sus escuderos lo alcanzaron y lo mataron (18.8–18). David, aunque la victoria le restituyó el reino, lamentó amargamente la muerte de este hijo amado (18.32–19.8).

Absalón tuvo tres hijos y una hija llamada Tamar (14.27), la cual fue madre de Maaca, esposa de Roboam (2 Cr 11.20, 21).

ABUBILLA

Ave migratoria, del tamaño de un tordo grande, que llega durante la primavera a Palestina. Tiene plumas largas en la cabeza que forman una cresta semicircular eréctil típica. Anida en huecos de árboles y paredes. Por la suciedad de su nido y por alimentarse de gusanos, insectos y larvas, se consideraba inmunda (Lv 11.19; Dt 14.18). Entre los egipcios era emblema de piedad filial y figura en relatos populares del Talmud.

ACAB

(PADRE ES HERMANO).

Nombre de dos hombres en el Antiguo Testamento.

  1. Séptimo rey de Israel, hijo y sucesor de Omrí. Reinó en Samaria durante veintidós años (ca. 870–850 C.). Fue contemporáneo de Asa y Josafat, reyes de Judá, e hizo lo malo «más que todos los que reinaron antes de él», según juzga el libro de Reyes su gobierno (1 R 16.29–33). Se alió con los fenicios al tomar por esposa a la hija de Et-baal (rey de los sidonios), la impía JEZABEL, quien lo indujo a la idolatría (1 R 16.29–33). Acab edificó en Samaria un altar a BAAL

(1 R 16.32).

La esposa de Acab, Jezabel, es símbolo de idolatría, aunque muchos con cierta razón pretendan justificarla. El biblista alemán, Herrmann, dice: «Acab construyó en Samaria un templo de Baal como santuario oficial, no solo para la familia real, sino para una parte de su verdadera liga de estados. Esto fue el reconocimiento oficial de la religión de Baal en Israel. No podía dejar de producirse el contra movimiento de los círculos fieles a Jehová» (Historia de Israel, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1979, p. 272). Y Siegfried Herrmann señala que la estabilización de la monarquía dependía de la tolerancia religiosa. «No la erradicación, sino la tolerancia de la religión de Baal en el territorio israelítico era lo que prometía a la larga el éxito de la política exterior» (Ibid., p. 270).

Se debe destacar la capacidad de liderazgo de la esposa de Acab. Jezabel parece vencer a Acab en cuanto al modelo político religioso dominante que rigió a los israelitas en su época. Esto es lo que encontramos en el episodio de la viña de Nabot (1 R 21). El rey renuncia a su tradición que, fundamentada en la Ley de Jehová, facilita cierto tipo de democracia, garantiza el derecho y la justicia para los pobres y condiciona el poder del rey.

Las Escrituras mencionan también la alianza de Acab con Ben-adad rey de Siria (1 R 20.1– 21), la cual tampoco agradó a Jehová (1 R 20.22–34). La inscripción monolítica de Salmanasar III, rey de Asiria, revela que Acab se unió a Ben-adad contra los asirios en la batalla de Karkar, al norte de Hamat, en 853 a.C.

Acab hizo además una alianza familiar y militar con Josafat. Joram, hijo de Josafat, tomó por esposa a Atalía, hija de Acab (2 R 8.18, 26; 2 Cr 18.1; 21.6; 22.2). A pesar de que Micaías había profetizado la derrota de Israel y Judá (1 R 22.13–28), Acab y Josafat persistieron en su plan de pelear contra los sirios para recuperar a Ramot de Galaad. Acab se disfrazó antes de entrar en la batalla, pero una flecha lo hirió mortalmente (1 R 22.29–40).

Como gobernante, gozó de buen éxito económico y político. A través de sus alianzas logró que Israel fuese en aquel tiempo una nación próspera y respetable. Pero la experiencia del reinado de Acab debe llevarnos a reflexionar sobre el significado amplio y profundo de la idolatría. Además de rendir culto a otros dioses, la idolatría se ensaña muchas veces contra la única imagen de Dios en el mundo: el hombre (Gn 1.26; Stg 3.9). Y no solo esto, sino que se ensaña sobre todo contra los más débiles, pues son los pobres, los que no tienen acceso al poder, quienes padecen de especial manera.

  1. Falso profeta en el tiempo de Jeremías (Jer 21).

ACACIA

Árbol de la familia de las mimosáceas, de cuya madera se construyeron el tabernáculo y su mobiliario (Éx 25–27; 30; 35–38; Dt 10.3). Hay varias especies de acacia. Tal vez Moisés usó la acacia addiana, variedad muy común en la península sinaítica. Esta alcanza unos 5 m de altura, es de tronco grueso y follaje copioso. Sus hojas, pinadas pequeñas, presentan estípulas en forma de espinas largas y agudas. Las florecillas amarillas se agrupan en racimos. El fruto es una vaina torcida en espiral, de muchas semillas. De su nombre hebreo, sitim, se derivan los nombres de varias localidades mencionadas en el Antiguo Testamento. De algunas variedades de acacia se extrae la goma arábiga.

ACAD

Ciudad fundada por Nimrod (Gn 10.10), cuya ubicación exacta se ignora. Fue capital de Babilonia durante el reinado de Sargón I, conquistador semítico que fundó la dinastía acádica en el siglo XXIV a.C. en la baja Mesopotamia.

Situada cerca de Ur, su civilización se unía con la de Sumer, que ocupaba la ribera opuesta  del río Éufrates. Su alto nivel cultural destaca el medio social que heredó Abram y que después decidió abandonar.

El idioma acádico persistió como lengua franca varios siglos después del fin político de Acad.

Se han encontrado escritos acádicos en Meguido y Jericó.

ACAICO

(DE ACAYA).

Miembro de la iglesia en Corinto que acompañó a ESTÉFANAS y FORTUNATO en una comisión que alegró al apóstol Pablo en Éfeso (1 Co 16.17). Tal vez llevaron la carta mencionada en 1 Co 7.1 y volvieron a Corinto llevando 1 Corintios.

El nombre Acaico sugiere que era oriundo de Acaya, ex esclavo o esclavo quizás al servicio de la familia que fundó esta provincia.

ACÁN

(PERTURBADOR).

Hijo de Carmi, de la tribu de Judá. Violó el mandamiento divino al tomar para sí de los despojos de Jericó (Jos 6.18, 19; 7.1–26). Este pecado tuvo consecuencias inmediatas para maldición de todo el pueblo. Dios ordenó que se castigara con severidad al culpable. Acán y toda su familia fueron apedreados y sus cadáveres quemados (Jos 22.20; 1 Cr 2.7).

ACAYA

Región que abarca la porción de Grecia al sur de Macedonia. En 146 a.C., los romanos la conquistaron y gobernaron desde Macedonia, hasta su establecimiento como provincia aparte bajo Augusto en 27 a.C. Después la gobernó un procónsul, desde la capital CORINTO, con la cual se asocia íntimamente en el Nuevo Testamento (2 Co 1.1; cf. 1 Co 16.15).

Cuando Pablo llegó a Corinto, el procónsul romano era Galión (Hch 18.12), pero en 67 Nerón retiró al procónsul y otorgó autonomía a Acaya. Las primeras iglesias acaicas se encontraban en Atenas (Hch 17.34) y Cencrea (Ro 16.1).

ACAZ

Duodécimo rey de Judá, hijo y sucesor de Jotam. Reinó de ca. 735 a 715 a.C. (CRONOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO). Se le recuerda por su idolatría y por haber hecho pasar por fuego a sus hijos (2 Cr 28.1–4; 2 R 16.1–4). Como castigo de su rebelión contra Dios, recibió el ataque de Rezín, rey de Siria, y Peka, rey de Israel, quienes mataron a muchos judíos y llevaron cautivos a otros. Debido a la intervención del profeta Obed recibieron liberación (2 Cr 28.5–15). Sufrió otros reveses a manos de los edomitas y los filisteos (2 Cr 28.16–20).

El profeta Isaías lo exhortó a volver a Jehová (Is 7.1–12), pero Acaz no le hizo caso; más bien solicitó ayuda de Tiglat-pileser, rey de Asiria. Con esto se convirtió en tributario suyo y quedó reducido a gran estrechez. Se sumergió más bien en la idolatría y construyó un gran altar al estilo asirio. Profanó el altar de Salomón y cerró el templo (2 R 16.10–16; 2 Cr 28.22–25). Su nombre aparece en una inscripción de Tiglat-pileser como uno de sus vasallos.

ACCIÓN DE GRACIAS

Gratitud del pueblo de Dios, expresada en el culto público (1 Cr 23.30; Neh 12.46; Sal 100.4) o particular (Dn 6.10). En Israel se ofrecían SACRIFICIOS en acción de gracias (Lv 7.12ss; 22.29).

En el Nuevo Testamento la gratitud es parte de la fe (Lc 17.15–19; Ro 1.21) y de la alabanza (Ap 4.9; 7.12). La motivan los actos de Dios a través de Jesucristo (1 Co 15.55–57; 2 Co 2.14), principalmente por la salvación (Ro 6.17; Col 1.12; etc.), pero también por la respuesta a la oración (Jn 11.41), la evidencia de la gracia en otros creyentes (Ro 1.8 ), el amor de los hermanos (Hch 28.15; 2 Co 8.16), la comida (Mt 15.36), el ministerio (1 Ti 1.12), los DONES DEL ESPÍRITU (1 Co 14.18) y la dirección de Dios (1 Co 1.14). Debe practicarse en la oración (Flp 4.6). El cristiano debe dar gracias en todo (Ef 5.4, 20) porque glorifica a Dios (2 Co 4.15; 9.11–13) y porque es la voluntad divina (1 Ts 5.18).

ACEITE

Grasa líquida, comúnmente vegetal. El aceite más común en tiempos bíblicos era el de oliva. El más puro se obtenía del fruto aún verde en noviembre, que se echaba en receptáculos y se machacaba ligeramente (Éx 27.20). El fruto maduro, de diciembre a febrero, producía aceite más abundante pero menos estimable. Las olivas se exprimían en cilindros de piedra, o se sometían a presión en un molino. Getsemaní (de las palabras hebreas Gat-semen, que significan prensa de aceite) debe su nombre al hecho de que había algunas prensas de aceite en sus cercanías.

En los ritos de Israel se usaba el aceite de varias maneras: en la consagración de los sacerdotes (Éx 29.1–7; Lv 8.12), en ciertas ofrendas y sacrificios (Lv 2.1ss; Nm 7.19), en la consagración del tabernáculo (Éx 30.22–29; 40.9, 10), en la purificación de leprosos ( Lv 14.10–18), en las lámparas del tabernáculo (Éx 25.6; Lv 24.2) y en la consagración del rey (1 S 10.1; 1 R 1.39). En la época del Nuevo Testamento se ungía a los enfermos con aceite (Stg 5.14).

El aceite dulce y fresco se prefería a la manteca animal como sazón para el alimento. Servía como combustible para las lámparas (Mt 25.1–13; Lc 12.35). Se utilizaba como medicina tanto externa como interna (Is 1.6; Mc 6.13; Lc 10.34). Como cosmético se empleaba después del baño (Rt 3.3; 2 S 12.20; Est 2.12; Lc 7.46).

Se usaba también como medio de cambio y se vendía como mercancía (1 R 5.11; Ez 27.17; Os 12.1; Lc 16.6; Ap 18.13).

El aceite simboliza alegría (Sal 45.7; Is 61.3; Heb 1.9), prosperidad y abundancia (Dt 32.13; 33.24; 2 R 18.32; Job 29.6; Jl 2.19, 24). La falta de aceite denotaba pobreza (Jl 1.10; Hag 1.11).

Se ungía a los sacerdotes y reyes con aceite (véase arriba) para simbolizar la unción del Espíritu Santo a fin de poder desempeñar el oficio con el poder de Dios.

ACEITUNA

Ver. OLIVO, OLIVA.

ACÉLDAMA

(CAMPO DE SANGRE). Terreno pequeño, que antes se llamaba «campo del alfarero» (Jer 19). Los sacerdotes lo compraron con las treinta piezas de plata que Judas recibió como precio de la sangre de Jesucristo, y lo reservaron para la sepultura de extranjeros (Mt 27.7, 8). Hechos 1.18, 19 atribuye la compra a Judas porque el terreno se adquirió con su dinero.

La tradición lo sitúa en un lugar plano en el lado sur del valle de Hinom. Tuvo importancia en la Edad Media porque en tiempo de las Cruzadas se usó como cementerio de los peregrinos y porque de allí llevaron tierra para los camposantos de Roma y Pisa. Allí se han encontrado tumbas, trincheras y una casa de entierros con una acumulación de varios metros de huesos.

ACEPCIÓN DE PERSONAS

La raíz griega de este término tiene como base las palabras «rostro» y «recibir», con el sentido literal de recibir a alguien según el rostro, es decir, por lo que aparenta y con parcialidad.

La Biblia es clara en cuanto a este tema. Dios es un juez imparcial que aplica un solo y verdadero criterio sin distinción de raza, religión (Hch 10.34; Ro 2.6–11) o posición social (Pr 28.21; Stg 2.1–9, Jud 16). Para dar testimonio de la justicia divina, el pueblo de Dios debe vivir de acuerdo con ella, no concediendo privilegios a los pudientes ni aprovechándose de los indefensos.

En la Ley Mosaíca y entre los profetas de Israel se previene contra el soborno de jueces por gente influyente (Lv 19.15; Dt 16.19; Am 2.6; Pr 24.23). Jesús mantiene esta norma en su juicio sobre los hombres (Mt 6.2–4; Mc 10.42–44; Jn 2.24s).

ACMETA

(Nombre arameo equivalente a «Ecbátana», en la BJ, de uso griego y romano). Fue la capital de Media desde ca. 700 a.C. En 550 a.C. cayó ante los persas bajo Ciro II, para luego servir de residencia de verano a los nuevos monarcas. Es la moderna Hamadán al sudoeste de Teherán, Irán. Se menciona únicamente en Esd 6.2, pero aparece varias veces en los libros apócrifos.

ACOR

(AFLICCIÓN EN EXTREMO).

Valle seco donde los israelitas apedrearon a Acán y a su familia (Jos 7.24–26). Estaba al sudeste de Jericó, entre Debir y Bet-arabá, y al norte de Wadi Qumram (Jos 15.6, 7). Es el primer nombre en el Rollo de Cobre de QUMRÁN.

En sentido figurado (Is 65.10 y Os 2.15), Acor simboliza el «portón de esperanza», la abundante gracia de Dios que puede hasta reverdecer un valle como Acor.

ACRABIM

(ESCORPIONES).

Pendiente en el Neguev en la misma latitud que el extremo sur del mar Muerto, por donde el camino del Arabá subía a los montes de Judá (Nm 34.4; Jos 15.3; Jue 1.36). En tiempo de los Macabeos se llamaba Akrabattine y fue escenario de una furiosa batalla (1 Mac 5.3).

ACSAF

Ciudad real de los cananeos, conquistada por los israelitas. Se repartió entre la tribu de ASER (Jos 11.1; 12.20; 19.25). Quedaba cerca de → ACZIB y Aco, quizás donde hoy se encuentra Tell Kesan.

ACZIB

(MENTIRA O ENGAÑO).

  1. Pueblo en la costa del territorio repartido entre la tribu de ASER, de donde no se echaron a los cananeos en los días de la conquista (Jos 19.29; Jue 1.31). Quedaba 17 km al norte de Aco (Acre); hoy es Ez-zib.
  2. Pueblo de Judá (Jos 15.44; Miq 1.14), probablemente el Quezib de Gn 38.5. Estaba en la Sefela cerca de Laquis y Gat. Tal vez se pueda identificar con Cozeba de 1 Cr 4.22. Hoy es Tell el-Beda.

ADAM

Ciudad al este del Jordán, cerca de → SARETÁN , donde las aguas del Jordán se detuvieron para dar paso a los israelitas que iban rumbo a la tierra prometida (Jos 3.16 ; cf. BJ).

Actualmente se identifica con Tel-ed-Damiyeh, situada cerca de la desembocadura del río JABOC en el Jordán.

ADÁN

La palabra hebrea adam aparece más de 560 veces en el Antiguo Testamento y casi siempre significa «hombre» o «ser humano» (Gn 7.23; 9.5, 6). Aunque la etimología de la palabra adam (forma masculina) no está del todo clara (véase el análisis que hace el DTMAT), la narración de la creación (Gn 2.4ss) la asocia con `âdama, tierra (forma femenina). De esta manera, establece un vínculo fundamental entre el ser humano y su medio. Más tarde, cuando se crea a la mujer, se usarán otros dos términos con la misma relación (Gn 2.22) `is, hombre (forma masculina), `issa, mujer (forma femenina).

La importancia del término Adán está en que se usa como designación de los seres humanos en los relatos de la creación. Lo relevante de esos relatos no es que se puedan verificar en la historia, sino su contenido teológico y antropológico. En Gn 1–3 tanto los judíos como los cristianos encontramos la primera piedra de nuestra identidad humana y, al mismo tiempo, el punto de partida que posibilita la reflexión teológica: somos sus criaturas.

Tomar el término adam y traducirlo el hombre no es adecuado en todos los pasajes donde aparece. Mucho mejor es traducirlo ser humano, humanidad. La Nueva Biblia de Jerusalén traduce así Gn 1.27: «Creó, pues, Dios al ser humano, a imagen suya le creó, macho y hembra los creó». La mujer es también creación de Dios y por lo tanto sujeto, persona. Aun cuando Adán se use en sentido personal refiriéndose al hombre compañero de Eva, tanto Adán como Eva son también nombres genéricos e indican a toda la humanidad.

Con estas aclaraciones podemos plantear algunas cuestiones de fondo que se derivan de Gn 1–3 y le dan contenido al término Adán.

EL «ADAM» ES TIERRA Y ALIENTO

Génesis 2.7 podría decir así: «Entonces Jehová Dios formó al [ser humano] con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el [ser humano] un ser viviente». Según este pasaje, el ser humano comparte la misma sustancia de la tierra, pero no se convierte en ser vivo hasta que recibe el divino aliento en la cara: nesama (aliento), que corresponde a nuestro aliento, hálito, resuello.

EL «ADAM» ES IMAGEN DE DIOS

«Y creó Dios el hombre a su imagen, a imagen de Dios le creó; varón y hembra los creó», dice Gn 1.27. Esto bien pudiera entenderse como una afirmación global de majestad y perfección. El ser humano, al igual que Dios y al contrario de los animales (a los que el hebreo llama behemah, mudo), posee un lenguaje y una conciencia para meditar sobre sí mismo y sobre sus relaciones con el mundo que lo rodea. El ser humano puede actuar y responsabilizarse ante Dios, entrar en un contrato con el Altísimo y hacer alianza con Él.

El biblista francés Pierre Grelot, en su libro Hombre, ¿quién eres?, aporta otro aspecto sobre el tema: «El universo es, en cierto modo, un templo gigantesco que Dios eleva para su gloria. Cuando el templo está preparado, coloca allí al ser humano como “una imagen, según su semejanza” La única imagen de Dios permitida es el rostro humano. Pero si Dios se representa por la imagen de una persona viva, de un ser humano que habla, para hacer existir las cosas (“Dios dice”), no por ello queda divinizado el ser humano: “la imagen de Dios” tiene que volverse hacia aquel cuyos rasgos refleja»

EL «ADAM» ES COMUNIDAD

Durante siglos la tradición cristiana ha visto en Adán una persona concreta de sexo masculino, un hombre. Sin embargo, Adán es un sustantivo masculino pero no necesariamente equivale a hombre. Para comprender mejor el significado de Adán debemos entender que Adán supone ambos sexos y más importante aun, supone una relación entre personas. Adán es comunidad; esto es lo fundamental. Claus Westermann dice: «En Gn 2.4b–24 esta comunidad (hombre-mujer) constituye la finalidad de la narración: el ser humano formado por Dios de la tierra (2.7) no es todavía la criatura que Dios quería (“no está bien…”); solo tras la creación de la mujer se ha conseguido de verdad la creación del ser humano» (DTMAT, p. 97).

Podemos dar un paso más y decir que el ser humano alcanza su condición de tal en el proceso de las relaciones comunitarias. Es en la dinámica de la relacionalidad de los individuos donde cada uno desarrolla su identidad particular y aprende a amar. El amor es el vínculo fundante que posibilita lo humano. En otras palabras, la capacidad de los seres humanos de amarse es una manifestación, quizás la más importante, de la presencia del Espíritu de Dios en el mundo.

Así que Adán es unidad, no parcialidad. No se puede deducir desde este pasaje una norma mayor para el hombre y una menor para la mujer. Nuestra responsabilidad es estudiar el texto con un espíritu de respeto, aceptar las diferencias y luchar contra las desigualdades.

EL «ADAM» COMO SEÑOR DE LA CREACIÓN

Según la Biblia, el Señor le dijo a la primera pareja: «Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla; dominad en los peces del mar» (Gn 1.28, BJ). De este pasaje se ha elaborado una perspectiva teológica que podemos caracterizar como «el señorío del ser humano sobre la creación». Es evidente que el pasaje apoya la visión del ser humano como corona de la creación, como señor. Así lo indican los verbos usados: sometedla, dominad. Pero jamás hemos de olvidar que la responsabilidad del señorío del ser humano sobre la creación le obliga, entre otras cosas, a protegerla de la destrucción.

DIOS ACOGE AL «ADAM»

Génesis 3 es una narración profundamente dramática. El ser humano decide actuar por su cuenta al desobedecer a Dios y rompe con una forma de vida ideal. Como consecuencia, Adán tiene que aprender a vivir con la limitación propia de cualquier criatura: el dolor y la muerte. El ser humano está solo frente a su destino y debe escoger la calidad de su vida. Es en este punto en que descubre a Dios. Él le llama, lo invita y lo acoge. Dios se le muestra como gracia. Adán puede comprender estas nuevas formas de ser de Dios porque ahora está enfrentado al dolor y a la conciencia de su fragilidad.

EL «ADAM» FUERA DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

Después del cautiverio, en medio de la opresión de sus enemigos, los judíos empezaron a teologizar sobre lo que significaba la caída de Adán. Se echaba a él y a su pecado la culpa de la muerte, y de la existencia de los males en toda la creación terrestre (2 Baruc 17.3; Jubileo 3.28, 29). Incluso algunos rabinos le culparon más tarde de varios desórdenes cósmicos.

El Nuevo Testamento nos da el verdadero significado teológico de Adán. Frente a las varias posturas modernas que ponen en tela de duda su historicidad, en el Nuevo Testamento se le considera un ser histórico. Lucas 3.38 lo menciona como antepasado de Jesús. Pablo afirma que Adán fue el primer hombre (1 Co 15.45–47; 1 Ti 2.13, 14), y por todas partes el paralelismo entre Adán y Cristo implica que aquel era en verdad un ser real (Ro 5.12–21).

Pablo nos enseña que el PECADO y la MUERTE entraron por medio de Adán y que en él todos morimos, ya que hay tal tipo de solidaridad entre Adán y la humanidad que nos involucra a cada uno en su pecado y castigo. En varias de sus cartas, Pablo presenta a Cristo como «el postrer Adán» o «el segundo hombre» (1 Co 15.45–47) en quien todos los hombres pueden disfrutar de abundante gracia, justificación y vida eterna, de la misma manera que, aparte de Cristo, comparten el juicio, la condenación y la muerte en el primer Adán.

La referencia a «Enoc séptimo desde Adán», que se encuentra en Jud 14, puede ser una referencia histórica a Gn 5, pero quizás es una forma técnica de referirse al libro de 1 Enoc del cual viene la cita de Jud 14, 15. (MUJER; PECADO; PACTO; EDÉN; IMAGEN DE DIOS.)

ADAR

(NUBLADO). Nombre de un mes, un hombre y un pueblo.

  1. Último mes del año litúrgico hebreo y sexto del año civil. Corresponde a febrero marzo de nuestro año. La cosecha de frutas cítricas comenzaba en adar. La Fiesta de Purim se celebraba el 14 y 15 del mes (Est 3.7, 13; 8.12; 9.1, 15, 17, 19, 21). (MES; AÑO)
  2. Hijo de Bela y nieto de Benjamín (1 Cr 3).
  3. Pueblo de Judá, en la frontera (Jos 3).

ADIVINACIÓN

Práctica supersticiosa, común en todas las sociedades, de buscar y discernir señales y revelaciones, sobre todo acerca del futuro, por medio de ídolos o hechiceros que se suponen que estén dotados de poderes sobrenaturales.

En la Biblia se mencionan varios medios de adivinación: la copa o el agua (Gn 44.5); los sueños (Dt 13.2, 3; Jue 7.13; Jer 23.32); la consulta de ídolos, las varas y los oráculos (1 S 15.23; Zac 10.2; Os 4.12; Is 41.21–24; 44.7); las flechas (Ez 21.21); el fuego (Dt 18.10); y la inspección del hígado (Ez 21.21).

La adivinación se condena como reliquia engañosa del paganismo y la prohíben estrictamente la ley y los profetas por ser abominación (Éx 22.18; Lv 19.26, 31; 20.27; Is 47.12, 15). Los profetas condenan a los adivinos, hechiceros, encantadores y a la gente que los busca (Is 8.19–22; Jer 27.9, 10; Ez 13.17–23; Miq 5.12). La razón se ve claramente en Dt 18.9–22.

La revelación no es augurio ni la profecía es prognosis. El adivino practica su profesión por lucro y siempre ajusta su mensaje a fines personales o políticos (2 Cr 18.4–26); Ez 13.15; Jer 6.13ss; Hch 8.9; 16.16). En cambio el profeta de Jehová profetiza bajo el impulso divino, nunca por remuneración, sino más bien a veces a riesgo de su vida (1 R 22.1–35; Is 7ss; Jer 2.36ss). No se puede engañar ni forzar a Jehová por medios ocultos. Cuando Él se revela, lo hace en términos claros, directos y comprensibles.

Esto no significa que no hubiera en Israel algún vestigio de superstición o práctica de adivinación. Al parecer, Dios se ajustó a la mentalidad popular y aprovechó en varias ocasiones estos medios para lograr su propósito, como en los casos de la adivinación por suerte (Lv 16.8; Hch 1.26), por vellón de lana (Jue 6.36–40) y por URIM Y TUMIM (Esd 2.63; Neh 7.65). Pero el conocimiento de Jehová y su revelación destruyen la base de la superstición esotérica y mágica. Es la fe, y no la superstición, lo que exige Dios. (MAGIA)

ADMA

Ciudad del valle de Sidim, cubierta ahora por la parte meridional del mar Muerto. Según Dt 29.23 (cf. Gn 10.19; 19.24–29; Os 11.8), fue destruida por fuego del cielo junto con las ciudades de Zeboim, Sodoma y Gomorra.

ADOBE

Ver. TEJADO. (MI SEÑOR ES JEHOVÁ).

ADONÍAS

Cuarto hijo de David y Haguit (2 S 3.4; 1 Cr 3.2).

Muerto Absalón, Adonías se consideraba heredero del trono (1 R 1.5ss). En esto le apoyaban el general Joab, el sacerdote Abiatar y muchos del pueblo. Mientras Adonías y sus partidarios hacían una fiesta, el profeta Natán y Betsabé, madre de Salomón, recibieron noticias de la rebelión. Avisaron al anciano rey David y le recordaron su promesa de dar el reino a Salomón (1 R 1.17, 30). David inmediatamente mandó coronar a este. Al enterarse, los partidarios de Adonías se dispersaron.

Adonías se refugió asiéndose de los cuernos del altar en el templo. Salomón lo perdonó a condición de su lealtad. Después de la muerte de David, Adonías pidió por esposa a Abisag, la concubina de David. Esta petición, de acuerdo con las costumbres orientales, equivalía a un acto de traición. Por tanto, lo condenaron a muerte (1 R 2.13–25).

Otros dos hombres llevaron el nombre de Adonías (2 Cr 17.8; Neh 10.16).

ADONIRAM

Alto funcionario bajo David, Salomón y Roboam (2 S 20.24; 1 R 4.6).

Era cobrador de tributos y encargado de la leva de 30.000 hombres enviados a cortar maderas en el Líbano (1 R 5.14). Cuando Roboam lo envió a las diez tribus rebeldes, lo lapidaron y se inició la rebelión de Jeroboam, ca. 931 a.C. (1 R 12.18). Se le llama Adoram en 2 S 20.24; 1 R 12.18; 2 Cr 10.18.

ADORAM

Ver. ADONIRAM.

ADOPCIÓN

Acto por el que una persona recibe como hijo a uno que no lo es, y le confiere todos los derechos y obligaciones de esa posición.

Aunque la adopción se conocía en tiempos antiguos (por ejemplo, en los archivos de NUZI), los judíos no la practicaban directamente. Por lo general, los casos en el Antiguo Testamento que se asemejan a la adopción formal sucedieron en países extranjeros y los adoptados de un israelita solían ser parientes cercanos (Gn 48.5; Éx 2.10; 1 R 11.20; Est 2.7).

En el Nuevo Testamento solo Pablo usa la palabra y da en cada una de las cinco referencias un sentido teológico. En el derecho romano, el término adoptio se usaba cuando un hombre tomaba como suyo al hijo de otro, en un acto que incluía una venta simbólica delante de testigos. Quizás Pablo se refiera a esta costumbre en Gl 4.5, 6.

La doctrina neotestamentaria de la adopción se presenta especialmente en Ro 8.15; Gl 4.5 y Ef 1.5. La posición de hijo se pone en contraste con la del esclavo (Ro 8.15; Gl 4.7) o la de un menor bajo tutela (Gl 3.25, 26). La adopción es un acto soberano y gratuito de Dios (Ef 1.5), por el que, sin mérito humano y en base a la redención consumada en la cruz (Gl 4.5), Él da al creyente en Cristo la posición de hijo suyo (Gl 3.26).

Usando adopción en un sentido algo distinto, Ro 9.4 habla de la relación especial que Dios estableció con la nación de Israel (cf. Éx 4.22). Romanos 8.23 se refiere a la futura realización completa o «promulgación pública» de nuestra posición como hijos (cf. 1 Jn 3.1–3).

Como adoptado, el creyente tiene confianza en Dios en vez de temor (Ro 8.15). La obra del Espíritu Santo es concientizarlo en su posición y encaminarlo en ella (Ro 8.14, 16) hacia una herencia juntamente con Cristo (Ro 8.17). Aunque la palabra adopción no aparece en otros pasajes, el concepto se encuentra a través del Nuevo Testamento, sobre todo en los escritos de Juan (p. ej., Jn 1.12). (HIJO; HIJO DE DIOS.)

ADORACIÓN

Culto o reverencia que se rinde a Dios por sus obras (Sal 92.1–5) y por ser quien es (Sal 100.1–4). Se expresa mediante ORACIÓN (Gn 12.8; Neh 9), SACRIFICIO (Gn 8.20), OFRENDA (Gn 4.3 , 4 ; 1 S 1.3; Dt 26.10; 1 Cr 16.29); ALABANZA (2 Cr 7.3 ; Sal 29.1 , 2 ; 86.9; 138.1 , 2 ), CANTO (Sal 66.4), ritos ( Éx 12.26, 27), meditación (Sal 63.5 , 6), TEMOR (Sal 96.9), AYUNO (Neh 9.1–3 ; Lc 2.37), FIESTA y ACCIÓN DE GRACIAS (2 Cr 30.21 , 22), y sobre todo inclinación (Sal 95.6 ; 1 Cr 29.20) y servicio (Dt 11.13; Jos 22.27). Estos dos últimos conceptos se expresan en hebreo y en griego con palabras que también significan «adoración» (Dt 6.13; 10.12, 13; 2 R 5.18; cf.  Mt  4.10 ;  Ro  12.1),  de modo  que no  se distingue entre  «servir»  y «adorar»  ni entre «inclinarse» y «adorar».

La adoración externa y cultual debe nacer de una actitud interna (Is 29.13), que a su vez se expresa en obediencia y una vida dedicada por entero al servicio de Dios (1 S 15.22, 23; Miq 6.6–8; cf. Stg 1.27). El adorador debe ser bueno y justo (Sal 15; Am 5.21–26) para que su adoración sea aceptada (Sal 50.7–23; Is 1.11–20; cf. Mt 5.23, 24 y Jn 4.23), además de sincero (Sal 51.16–19).

En la adoración, los patriarcas invocaban el nombre de Jehová (Gn 13.4), celebraban el pacto (Gn 15.7–21) y la sustitución (Gn 22, cf. Lv 17.11), y practicaban los lavamientos y las purificaciones (Gn 35.2; cf. Éx 19.10), todo lo cual precede al culto más formal y complejo que se verá después en el TABERNÁCULO y el TEMPLO (1 R 6–8; 2 Cr 20–31). A pesar de este desarrollo posterior, no se pierde el aspecto personal de la adoración (2 S 17.18–29; Sal 23; Is 55.6–9).

En el Nuevo Testamento, el culto de la SINAGOGA (Lc 4.16–21) se adapta a las necesidades de la IGLESIA. Incluye alabanzas, salmos, cánticos (Ef 5.19, 20), lectura bíblica, enseñanza, exhortación (Col 3.16; 4.16; 1 Ti 4.13), oración, ayuno, santa cena (Hch 2.46; 13.1–3; 1 Co 11.18–34), profecía (1 Co 14), doctrina, mensajes en lenguas e interpretación (1 Co 14.26).

En ambos testamentos el pueblo de Dios lo adora públicamente (Hch 20.7), en privado (Gn 24.26, 27; Dn 6.10; Mt 6.5, 6) y en familia (Gn 35.1–3; Hch 16.30–34).

Se prohíbe terminantemente la adoración de seres humanos (Hch 10.25, 26; 14.11– 15; cf. Est 3.2, 5), ángeles (Col 2.18; Ap 19.10; 22.8, 9) u otra criatura (Mt 4.10; cf. Dt 6.13; Ap 14.9– 11). La adoración de dioses falsos es una ofensa que trae las más terribles consecuencias en todo el Antiguo Testamento (Éx 20.3–6; 32.1–11, 30, 35; Dt 4.15–18; 8.19; etc.; cf. Ro 1.25). En el Nuevo Testamento la adoración se dirige a Jesucristo (Mt 14.33; Jn 5.22, 23; Heb 1.6; Ap 5.8– 14), y se destaca que el culto ofrecido a Jehová en el Antiguo Testamento explícitamente pertenece a Jesús (Flp 2.10, 11; Is 45.23). La adoración a Dios y al Cordero es la esencia misma de la vida celestial (Ap 4.6–11; 15.3, 4; 19.1–8).

ADRAMELEC

(ADAR ES REY).

Nombre de un dios pagano y un hombre en el Antiguo Testamento.

  1. Deidad venerada por los habitantes de Sefarvaim, quienes, llevados por los asirios, poblaron Samaria después de 722 a.C. Nos informa 2 R 17.31 que quemaban a sus hijos en ofrenda a esta y otra deidad llamada
  2. Hijo de SENAQUERIB, rey de Asiria. Según 2 R 19.37 e Is 37.38, junto con su hermano SAREZER, asesinó a su padre, mientras este adoraba en el templo a Nisroc. Esto sucedió cuando Senaquerib regresó a Nínive, después de su fallida campaña contra Ezequías, rey de Judá.

ADRAMITENA

Perteneciente a Adramitio, antiguo puerto de Misia en la provincia romana de Asia, situado frente a la isla Lesbos (Hch 27.2).

ADRIÁTICO

Mar entre Italia al oeste y Dalmacia y Acaya al este. En la época del Nuevo Testamento este nombre abarcaba también el mar Jónico, y las aguas entre Creta y Malta. Era un paso peligroso para la navegación durante los meses de noviembre a marzo; Pablo naufragó en este mar y pasó catorce días en la tormenta (Hch 27.27).

ADULAM

(REFUGIO).

Nombre de una ciudad y de un conjunto de cuevas.

  1. Probablemente Tel-es-seikh-Madhkur, a medio camino entre Laquis y Jerusalén. Josué la conquistó y cedió a Judá (Jos 12.15; 15.20, 35). Roboam la fortificó (2 Cr 11.7) y Nehemías la reedificó (11.30).
  2. En las cuevas de Adulam se escondieron los 400 guerreros de David y toda su parentela (1 S 22.1; 2 S 23.13s). Es-seih-Madhkur no se presta a esto, pero sí las muchas cuevas de Khirbet’Id el-Ma.

ADULTERIO

Relación sexual entre una persona casada y otra que no sea su cónyuge legal. Sin embargo, en una cultura donde la poligamia se aceptaba, la unión sexual entre un hombre casado y sus concubinas no se consideraba adulterio.

Bajo la Ley de Moisés este pecado se castigaba con la muerte, ya fuese por apedreamiento o fuego (Lv 20.10; 21.9; Dt 22.22–24; Jn 8.5, 6). Debido a que la pena de muerte solo se podía aplicar en el caso de que se sorprendiera a la persona en el acto mismo (Jn 8.4), el cónyuge acusado tenía que someterse a ciertos procedimientos acordados para establecer su culpabilidad o inocencia (Nm 5.11–31). No obstante la Ley Mosaíca, cuando el rey David se arrepintió de su pecado de adulterio, Dios lo perdonó (2 S 11.2–5; Sal 51.1, 2).

Cristo también perdonó a la mujer sorprendida en adulterio, pero sin obviar la gravedad del cargo (Jn 8.11). En el Nuevo Testamento el Señor señala que al adulterio no se comete únicamente por el acto en sí, sino también por mirar a una mujer para codiciarla, dando a entender que la sed de este, como de todo pecado, está en el CORAZÓN (Mt 5.27, 28).

Nuestro Señor señala el adulterio como el único motivo de DIVORCIO (Mt 5.32; 19.3–12). El término FORNICACIÓN debe entenderse en estos pasajes como sinónimo de adulterio. Pablo parece dar otra causa en 1 Co 7.10–15.

El adulterio es un pecado contra la santidad del hogar al que todo hombre está expuesto. Por esta razón, siempre se debe tener muy presente la advertencia de Cristo (Mt 5.27, 28) y elevar diariamente la oración de David (Sal 51.2, 10–12). (SEXUALIDAD.)

ADUMÍN

(Rojura). Pasillo en el camino que sube de Jericó a Jerusalén, donde hoy está la «Posada del buen samaritano». Quedaba en la frontera entre Benjamín y Judá (Jos 15.7; 18.17).

ADVENEDIZO

Ver. EXTRANJERO.

AFEC

(FORTALEZA).

Nombre de antiquísimos lugares y ciudades en el Antiguo Testamento.

  1. Lugar entre el territorio de los cananeos y el de los amorreos, que los israelitas no pudieron subyugar (Jos 13.4). Es probable que sea el moderno África en la falda noroeste del monte Líbano.
  2. Ciudad real de los cananeos que Josué conquistó (Jos 12.18) y campamento militar de los filisteos (1 S 4.1; 29.1). Es el moderno Tell el-Muhmar junto a Ras el-Ain al nordeste de Tel Aviv.
  3. Ciudad de Aser (Jos 19.30) que Israel no subyugó (Jue 1.31). Es el moderno Tell Kurdane en la llanura de Aco al nordeste de
  4. Lugar de Basán donde Israel, bajo Acab, derrotó a los sirios, dirigidos por Benadad II (1 R 20.26, 30) y donde Israel, bajo Joás, heriría a los sirios, según la profecía de Eliseo (2 R 13.17). Es el moderno Fik al este del mar de
  5. Lugar de Judá (Jos 15.53, BJ [RV, «Afeca»]) que se cree localizado al sudoeste de Hebrón.

AGABO

Profeta   cristiano    de   Jerusalén,   activo    también    en   Antioquía    y   Cesarea. Predijo       el encarcelamiento de Pablo y también una gran hambre que hizo necesario enviar socorro a Judea (Hch 11.27–30). Para profetizar la prisión del Apóstol se valió de un gesto simbólico (Hch 21.10, 11). Existen pruebas de una tremenda escasez de alimentos (46–47 d.C.) en Grecia, Roma y especialmente Judea en tiempos del emperador Claudio.

AGAG

(SIGNIFICADO DESCONOCIDO).

Nombre de reyes del Antiguo Testamento.

  1. Según parece, era el título del rey entre los AMALECITAS, como lo era «Faraón» entre los egipcios y «César» entre los romanos (Nm 7).
  2. Rey en el Neguev en el tiempo de Samuel y Saúl. Era enemigo de Israel y se caracterizaba por su extrema crueldad (1 S 15.2, 32; Éx 17.8–14; Dt 17–19).

A través de Samuel, Dios ordenó a Saúl aniquilarlo junto con su pueblo y ganado (1 S 15.3, 18). Saúl desobedeció: le perdonó la vida al rey Agag y dejó vivo lo mejor del ganado (1 S 15.7– 9). Cuando Samuel llegó, juzgó a Saúl por su hipocresía y descuartizó a Agar (1 S 15.13–23, 32, 33).

ÁGAPE

Una de las tres palabras griegas que se traducen AMOR. Designaba el amor que los creyentes sentían los unos por los otros, y de ahí que también se denominara así la cena fraternal que los primeros cristianos celebraban juntos. Es posible que Pablo mismo la haya instituido en Corinto (1 Co 11.17–34).

Es lamentable, pero con el tiempo surgieron excesos graves en estas fiestas: glotonería, embriaguez e inmoralidad. Primera de Corintios 11.20–22, 27–34 y Judas 12 se refieren a estos problemas y el texto más probable de 2 P 2.13, VM, reza «engaños» en vez de «ágapes». Sin embargo, el contexto habla siempre de comilonas. Precisamente debido a estos excesos ha ido desapareciendo esta fiesta, al menos como celebración al lado de la Santa Cena. No obstante, se sigue celebrando hasta el día de hoy entre algunos grupos cristianos.

AGAR

Esclava egipcia de Sara. Esta, siendo estéril, se la dio a Abraham como concubina. Según las costumbres de la época, los hijos así engendrados serían descendencia legal de Sara. Cuando Agar se enorgulleció de estar encinta, Sara, afrentada, apeló a Abraham, puesto que la esclava ya era responsabilidad de él. Abraham terminó el concubinato y entregó a Agar de nuevo a Sara, quien la afligió de tal manera que la esclava huyó. Un ángel se le apareció a Agar en el desierto y le ordenó someterse a Sara y le anunció que el hijo que nacería, Ismael,  sería hombre fuerte y padre de multitudes (Gn 16). La rivalidad prosiguió después del nacimiento de Isaac. Abraham, obedeciendo la voz de Dios, accedió a la petición de Sara y expulsó a Agar e Ismael. Con la ayuda de Dios sobrevivieron en el desierto e Ismael se crió allí (Gn 21).

Esta historia presenta una serie de detalles importantes. En primer lugar, observemos que Agar salió dos veces del lado de Abraham y Sara, la primera en Gn 16.6 y la segunda en 21.14. En ambos casos la falta de misericordia hacia ella y su hijo es clara. Sin embargo, esta falta de misericordia de Abraham y Sara ha tenido una contraparte: la abundancia de la promesa de Dios. Dios no desechó a esta mujer y su hijo, sino que les expresó su gracia salvadora. Por esta razón, el ángel le habla de su descendencia en 16.10 y en 21.18.

La falta de misericordia de Abraham que se relata en el cap. 21 prácticamente la condena a la muerte. Agar, sin agua y con poca comida, deambula en el desierto sin un lugar a donde ir, y acepta su muerte y la de su hijo con la única condición de «no ver cuando el muchacho muera». Es en este contexto en que Dios manifiesta su forma de ser con total transparencia. El niño llora «y oyó Dios la voz del muchacho y el ángel de Dios llamó a Agar. No temas; porque Dios  ha oído la voz del muchacho en donde está». Dios no los condenó a muerte como sí lo hizo Abraham. Dios los rescata, atento al dolor injusto del pequeño Ismael, y constituye a Agar en matriarca de una nueva nación que nacerá de ella.

Pablo menciona a Agar en Gl 5.21ss. Para mostrar la novedad de la promesa realizada en Jesús, Pablo relee alegóricamente la tradición sobre Sara y Agar (Gl 5.24).

AGARENOS

Descendientes de Agar, y según algunos escritores judíos, parte de la tribu de los ismaelitas (Sal 83.6). Según 1 Cr 5.10, 18–22, las tribus de Rubén, Gad y Manasés los derrotaron definitivamente. Un agareno fue administrador de David (1 Cr 27.31).

ÁGATA

(TRADUCCIÓN DEL VOCABLO HEBREO SHEBO).

Piedra preciosa que se hallaba en la mitad de la tercera línea sobre el pectoral del sumo sacerdote (Éx 28.19; 39.12).

Presenta bandas diversas y vivamente coloreadas, a veces concéntricas. De acuerdo con la RV, el tercer cimiento de la muralla de la nueva Jerusalén es de ágata (Ap 21.19), pero la voz griega aquí es calquedón, palabra que puede referirse a varios tipos de cuarzo.

AGORERO

Ver. HECHICERÍA; MAGIA.

AGRICULTURA

A través de la historia bíblica la ocupación principal del pueblo de Israel fue la agricultura. Isaías dice que el Señor la estableció (28.23–29). Cuando Abraham y su familia llegaron a Palestina, imitaron los métodos del agricultor cananeo.

Los campesinos vivían en aldeas cerca de sus campos y caminaban todos los días al trabajo.

Respetaban las piedras limítrofes entre los terrenos.

Los territorios más fértiles en Israel eran las llanuras marítimas de Esdraelón y del Jordán. A Samaria se le conocía por sus plantaciones de olivos y las áreas más elevadas del valle del Jordán por su trigo.

La agricultura influyó grandemente en la religión de Canaán y también en la formación de las leyes de Israel. La industria y el comercio nunca dieron grandes ingresos a los habitantes de Israel. Más bien la agricultura era la fuente principal de sus ganancias. Por eso figura mucho en la literatura.

La agricultura nunca fue fácil en Palestina. La tierra era rocosa y montañosa. Había pocos valles fértiles, apenas los suficientes para producir alimentos para los habitantes.

Pero los que había eran muy fértiles. Amós dice que podían producir dos cosechas de trigo al año (7.1).

El clima era otro serio problema para el agricultor hebreo. Había cinco meses de verano, desde mayo a octubre, en que no llovía. A veces, aun durante la época de lluvia no caía suficiente para producir la cosecha. Entonces había hambre en la tierra. El pueblo tomaba medidas para evitar esto. Se han descubierto muchas cisternas en Palestina (2 Cr 26.10; Neh 9.25) y algunas evidencias de riego artificial. (ESTANQUE)

Además del clima, el agricultor hebreo tenía que enfrentar plagas de insectos y enfermedades de plantas. La amenaza más grave era la invasión de langostas que en pocos días consumían campos enteros de grano (Dt 28.42; 1 R 8.37; Jl 1.4). El pasto también sufría de una especie de tizoncillo que atacaba las hojas de las plantas.

Había tres cultivos principales: la viña, el olivo y el grano. De las muchas clases de uvas la mayor era el shorek, una uva roja, grande y deliciosa. La mayor parte de la cosecha se convertía en vino.

La oliva se usaba para extraerle aceite, elemento importante en la comida hebrea. El grano principal era el trigo, aunque también se cultivaba la cebada.

Toda la familia colaboraba en la agricultura y durante el día las aldeas se quedaban solas cuando todos se dirigían a sus respectivos terrenos.

La agricultura estaba íntimamente relacionada con la fe hebrea. Desde el comienzo Dios la estableció como un oficio digno (Gn 2.5): la tierra era regalo de Dios (Dt 11.9ss). Por eso las fiestas principales del Antiguo Testamento se relacionaban con las cosechas.

El futuro glorioso de Israel se expresaba como un tiempo de viñas y huertos florecientes.

El Antiguo Testamento contiene muchas figuras tomadas de la agricultura (Sal 65.9–13; 80.8–13; 128; Pr 10.5; 20.26; 24.30–34; Is 5.1–7). Jesús las empleaba muchas veces en sus parábolas (Mt 20.1–16; Mc 4.1–20; Lc 6.43, 44) por ser lenguaje que los judíos entendían.

AGRIPA

Ver. HERODES.

AGUA

La posición geográfica de Palestina (entre las regiones climatológicas mediterráneas y las semidesérticas de los países que la limitan al este y al sur) determina la cantidad de agua disponible (LLUVIA). Las rocas calíferas no retienen el agua con facilidad y los ARROYOS, caudalosos en el invierno, se convierten en cauces secos en verano (WADI).

El Jordán es el único río de suministro permanente y por ello a menudo era necesario abrir

→ POZOS o conservar el agua en CISTERNAS. La calidad del agua variaba de salobre a dulce (Éx 15.23–27; 2 R 2.19–22).

Con razón al agua se le llama «don de Dios» en las regiones donde hay escasez de ella (Jn 4.10). Su falta es algo grave (1 R 17.1ss; Jl 1.20), así como su contaminación (Éx 7.17ss; cf. 15.23). En tiempos de guerra era común cortar las fuentes que abastecían una ciudad (2 R 3.19, 25; 2 Cr 32.30) para obligarla a racionar el agua (Lm 5.4; Ez 4.11, 16).

Tanto ayer como hoy, la vida de las personas, los animales y las plantas depende en gran parte del agua. Proporciona vida, refrigerio, crecimiento y fruto (Sal 1.3; 23.2; 65.9). Su escasez aniquila con ardiente sed (Éx 17.3; Jue 15.18; Is 5.13; Jn 19.28).

Por esto, se usa también en sentido figurado para representar las bendiciones que Dios derrama y que el creyente anhela. Dios, revelado en el Antiguo Testamento y manifestado en Cristo, es fuente del agua espiritual (Sal 63.1; Is 32.2; Jer 2.13; Jn 4.13s; 7.37–39), agua que se derramará en abundancia sobre su pueblo en el futuro (Is 35.6, 7).

Aun en el presente, el Espíritu Santo que se derramó cuando Cristo fue glorificado (Jn 7.39) nos bautiza en un cuerpo (1 Co 12.13; cf. Jn 3.5). A veces el simbolismo del agua incluye la Palabra de Dios (Is 55.10s; Am 8.11s) o de Cristo (Jn 15.3). Todo el sistema ceremonial da importancia a los lavamientos. No solo sacerdotes y levitas (Éx 29.4; Nm 8.7), sino las personas en general, practicaban diferentes abluciones (Lv 11.40; 15.5ss). Con este trasfondo apareció Juan el Bautista predicando un BAUTISMO de arrepentimiento. En el Nuevo Testamento, este aspecto del perdón de pecados ocupa un lugar prominente en varias referencias al agua (p. ej., Ef 5.26; Heb 10.22).

Las aguas del caos primitivo (Gn 1.2), aunque Dios las colocó en su lugar (sobre los cielos, Gn 1.7; Sal 148.4; o debajo de la tierra, Éx 20.4; Sal 136.6), siguen como posible instrumento de muerte en sus manos (Gn 7.10s; Éx 14.26s). Los judíos que rechazaron «las aguas del Siloé, que corren mansamente» (las bendiciones de la Palabra de Dios en Jerusalén), serían asolados por «aguas de ríos, impetuosas y muchas», figura de la invasión asiria (Is 8.6s). Pero aun en medio de esta tribulación o juicio divino, el rescate del creyente no está lejos debido a la misericordia de Dios (Is 43.2; 59.19; Mt 7.26s; 1 P 3.20s).

La inestabilidad de carácter se simboliza a veces como aguas turbulentas y volubles (Gn 49.4; Stg 1.6).

AGUAS DE CELO

Aguas tomadas quizás de la fuente de bronce y usadas en el rito cuando el marido sospechaba de su mujer sin poder comprobar la infidelidad (Nm 5.11– 31). El sacerdote escribía en un rollo la maldición de Dios sobre el adulterio y luego borraba las letras con aguas en que había echado polvo del suelo del tabernáculo. El polvo representaba la santidad de Jehová que moraba en el tabernáculo y la tinta su ira contra el adulterio. Se mecía la ofrenda de un efa de harina de cebada y se quemaba un puñado de ella sobre el altar. Luego, las aguas de celo preparadas, que simbolizaban la afrenta de la mujer, se les daban a beber ante el Santo Israel, quien la juzgaría.

AGUIJÓN

Término para indicar todo objeto punzante (1 Co 15.55ss), como por ejemplo el aguijón de los escorpiones (Ap 9.10). En Jue 3.31 y 1 S 13.21 es una punta de hierro que servía para castigar a los bueyes, de donde, en lenguaje figurado, se originó el proverbio «dar coces contra el aguijón», que indica resistencia inútil a una fuerza superior. Pablo escuchó este proverbio de labios del Señor (Hch 26.14).

ÁGUILA

Ave rapaz de 80 a 90 cm de altura, que en algunas especies puede alcanzar 1 m de longitud y 2, 5 m de envergadura. Posee pico recto en la base y curvo en la punta, fuerte musculatura y vuelo rapidísimo. En la Tierra Santa viven unas ocho variedades de águilas y cuatro de buitres. A estos últimos parece referirse la Biblia cuando menciona la calvicie del águila (Miq 1.16) y su alimentación a base de carroñas (Pr 30.17; Mt 24.28; Lc 17.37). Por esto último figura entre los animales prohibidos (Lv 11.13; Dt 14.12).

Las costumbres del águila sirven en la Biblia para diversas comparaciones. El hábito de hacer su nido en las alturas (Job 39.27) simboliza la soberbia de Edom (Jer 49.16; Abd 4). La rapidez de su vuelo (Job 9.26; 2 S 1.23; Lm 4.19) representa la ligereza de un ejército para invadir pueblos extraños como Moab (Jer 48.40) y Edom (Jer 49.22), o al propio pueblo de Israel (Dt 28.49; Jer 4.13; Os 8.1; Hab 1.8). Ilustra también la prontitud con que se disipan las riquezas (Pr 23.5).

Para proteger sus crías y enseñarles a volar, el águila las obliga a salir del nido y vuela por debajo y al lado de ellas vigilando el primer vuelo. Esta figura ilustra en Éx 19.4, 5 y Dt 32.11 el cuidado amoroso de Dios con su pueblo. Es probable que sirva de base también a Ap 12.14.

En la visión de Ezequiel de la gloria divina hay una semejanza de águila, de significado discutido (Ez 1.10; 10.14), que vuelve a mencionarse en Ap 4.7. En la parábola de Ez 17, Babilonia y Egipto están simbolizados por un águila.

AGUJA

Ver. CAMELLO.

AGUR

Persona que compiló las máximas de Proverbios 30. No se sabe quién era, pero algunos creen que era natural del norte de Arabia, porque massa, traducida «profecía» en Pr 30.1 y 31.1, podría referirse al sitio denominado Massa (cf. Gn 25.14; 1 Cr 1.30).

AHAVA

Población de Babilonia en la que Esdras reunió a quienes le acompañarían en su viaje a Jerusalén (Esd 8.15). Había también un río del mismo nombre (Esd 8.21, 31).

AHÍAS

(MI HERMANO ES EL SEÑOR).

Nombre de nueve personas en el Antiguo Testamento.

  1. Sacerdote (quizás sumo sacerdote), bisnieto de Elí (1 S 14.3, 18). Posiblemente debe identificársele con Abimelec (21.1; 22.9).
  2. Profeta que protestó contra la idolatría de Salomón y profetizó, simbólicamente, la división consecuente del reino de Israel. Rasgó su capa en doce pedazos y entregó diez a Jeroboam (1 R 11.30–39), quien para evadir la ira de Salomón se refugió con Sisac, rey de Egipto (11.40). Cuando Jeroboam también se volvió idólatra, Ahías profetizó el exterminio de la casa de este y el cautiverio de Israel (1 R 14.6–16).
  3. Otros siete personajes llevaron este nombre: 1 R 4.3; 15.27; 1 Cr 2.25; 8.7; 11.36; 26.20; Neh 10.26.

AHICAM

(MI HERMANO SE HA LEVANTADO).

Funcionario de Josías (2 R 22.12, 14; 2 Cr 34.20). Protegió a Jeremías cuando los sacerdotes y profetas demandaban su muerte (Jer 26.24). Fue padre de Gedalías, a quien Nabucodonosor nombró gobernador de Judá (2 R 25.22).

AHIMAAS

(HERMANO PODEROSO).

  1. Padre de Ahinoam, esposa de Saúl (1 S 50).
  2. Hijo de Sadoc. Corredor veloz (2 S 18.27) que, junto con su padre, sirvió a David como espía en Jerusalén durante la sublevación de Absalón (2 S 15.27, 36). Ahimaas y Jonatán, hijo de Abiatar, llevaron a David la noticia de la victoria sobre Absalón. No le informaron, sin embargo, que Absalón había muerto (2 S 18.19–23).
  3. Funcionario de Salomón (1 R 15).

AHIMELEC

(MI HERMANO ES REY).

Nombre de tres hombres en el Antiguo Testamento.

  1. Sumo sacerdote, hijo de Ahitob, y bisnieto de Elí. Fue el sacerdote de Nob que dio a David el pan de la proposición y la espada de Goliat cuando David huía de Saúl. (Cristo aprovechó este incidente para reprimir el legalismo de los fariseos [Mc 2.26]). Por haber ayudado al enemigo del rey, este mandó matar a Ahimelec y a 85 sacerdotes de Nob (1 S 21; 22).
  2. Hijo de Abiatar, tal vez nieto del Ahimelec hijo de Ahitob. En algunos pasajes de Crónicas se llama «Abimelec» (1 Cr 18.16). Fue sumo sacerdote durante el reinado de David (2 S 17).
  3. Heteo que fue compañero de David durante el tiempo en que Saúl lo perseguía (1 S 6).

AHINOAM

(MI HERMANO ES GOZO).

Nombre de dos mujeres en el Antiguo Testamento.

  1. Esposa de Saúl e hija de Ahimaas (1 S 50).
  2. Mujer de Jezreel, esposa de David y madre de Amnón, primogénito de David (1 S 25.43; 2 S 3.2).

AHITOB

(HERMANO DEL BIEN).

Nombre de tres hombres en el Antiguo Testamento.

  1. Hijo de Finees, nieto de Elí y padre de Ahías (1 S 14.3). Ejerció el sacerdocio en tiempo de Saúl.
  2. Padre de Ahimelec. Tal vez se identifique con el anterior (1 S 9).
  3. Padre de Sadoc (2 S 8.17; 1 Cr 6.7, 8). Hijo de Amarías, del linaje de Leví (1 Cr 18.16; Esd 2).

AHITOFEL

(HERMANO DE LA LOCURA).

Natural de Gilo en Judá (2 S 15.12). Al principio fue uno de los más íntimos consejeros de David (2 S 16.23). No obstante, cuando se rebeló Absalón, abrazó la causa de este y se convirtió en enemigo del rey.

Aconsejó a Absalón que atacara a David inmediatamente, pero Husai, amigo de David, desbarató su plan. Previendo la inminente derrota que iba a sufrir Absalón, Ahitofel volvió a su casa y se ahorcó (2 S 15–17).

AHOGADO

Levítico 17.13 prohíbe comer la carne de un animal sin que antes se derrame su → SANGRE, ya que esta es el vehículo y símbolo de la vida del animal (v. 14) y por lo tanto desempeña un papel muy importante en el ritual de los judíos. Solo Dios, dador de la vida, puede disponer de la sangre.

Para quienes observaban la Ley, entonces, beber o comer sangre era repugnante. Los animales sacrificados en un matadero que solo ahogaban las víctimas, en vez de degollarlas y vaciarlas de su sangre, se consideraban inmundos. Era natural, por tanto, que el partido judaizante dentro de la iglesia primitiva sugiriera en el → CONCILIO DE JERUSALÉN que los recién convertidos del paganismo se abstuvieran de ahogado ( Hch 15.20, 29; 21.25 , pasajes no muy seguros textualmente). Tal concesión a los escrúpulos judíos facilitaría el compañerismo de mesa entre los cristianos.

AHOLA, AHOLIBA

Nombres de las dos mujeres simbólicas de Ez 23. Ahola (la que posee un tabernáculo) representa a Samaria, el reino del norte, y Aholiba (mi tabernáculo en ella), a Jerusalén, el  reino del sur. Aunque Samaria tenía un lugar de adoración, el verdadero santuario de Jehová (mi tabernáculo) estaba en Jerusalén.

AHOLIBAMA

(TIENDA DEL LUGAR ALTO).

Nombre de un hombre y una mujer en el Antiguo Testamento.

  1. Hevea, una de las esposas de Esaú, y madre de tres jefes de tribu en Edom (Gn 36.2, 18).
  2. Uno de los jefes de la tribu edomita (Gn 36.41; 1 Cr 52).

AHORCADURA

Acción de ahorcar o ahorcarse. Probablemente, los israelitas no aplicaban la horca como pena de muerte, pero a veces colgaban de un árbol o poste los cadáveres de los condenados (Dt 21.22; 2 S 4.12) para mostrar que habían sido ejecutados. Al privarles de sepultura, y dejarles a merced de los animales de rapiña, se agravaba el castigo de los culpables. Más tarde, la ley deuteronómica prohibió que el delincuente colgara del madero después de la puesta del sol (Dt 21.23; Jos 10.27; Gl 3.13).

AÍN

(OJO, FUENTE).

Nombre de dos ciudades en el Antiguo Testamento.

  1. Ciudad asignada primeramente a Judá (Jos 15.32) y después a Simeón (Jos 19.7; 1 Cr 4.32). Era ciudad de los sacerdotes (Jos 21.16). Se llamaba Asán en 1 Cr 6.59. Quedaba 15 km al nordeste de Beerseba.
  2. Lugar en el límite norte de Canaán, al oeste de Ribla (Nm 34.11).

AINÓN

Ver. ENÓN.

AIRE

Término que en la Biblia se usa de varias maneras:

  1. Para referirse al vacío que media entre tierra y firmamento. Es la región de las aves (Dt 4.17; Dn 4.12, 21), muy susceptible a plagas que afectan el ambiente humano (Ap 9.1–3; 16.17, 18).

El hebreo no tenía otra expresión que «bajo el cielo» para designar lo que nosotros llamamos atmósfera. La expresión «lanzar al aire» (Hch 22.23) equivale a «lanzar hacia arriba».

  1. Para referirse a la habitación de los espíritus malos, según la creencia popular griega, que influyó en el judaísmo tardío. El príncipe de tal «potestad» (Ef 2.2) es Satanás, quien opera en las personas desobedientes. Es en esta misma esfera donde aparecerá Jesucristo en su gloriosa venida (1 Ts 17).
  2. En el sentido de viento. El aire puede ser la brisa fresca de la tarde (Gn 3.8) o el bochorno destructor (Is 27.8).
  3. En el sentido de «nada». «Golpear el aire» (1 Co 9.26) significa «lidiar en vano». «Hablar al aire» (1 Co 14.9) es hablar en lenguas que los oyentes no

AJALÓN

(LUGAR DE CIERVO).

Nombre de dos ciudades en Israel.

  1. Aldea situada unos 20 km al noroeste de Jerusalén (Jos 10.12; 2 Cr 28.18) que se repartió entre la tribu de Dan (Jue 1.34, 35). Luego se designó ciudad levítica para los coatitas (Jos 21.20, 24; 1 Cr 6.69). Después de la separación entre Israel y Judá, quedó como parte de Benjamín. Roboam la fortificó para proteger a Jerusalén, pero los filisteos la ocuparon en días de Acaz (2 Cr 11.10; 28.18). Hoy se llama
  2. Lugar en Zabulón donde enterraron al juez ELÓN (Jue 12.12).

AJELET-SAHAR

(EN HEBREO, CIERVA DEL AMANECER).

Nombre de una melodía de caza con la que se cantaba el Salmo 22. Quizás aludía a la victoria después de la noche de aflicción.

AJO

Vegetal bulboso de olor y sabor intensos. Es muy estimado en el Oriente. En la Biblia aparece solamente en Nm 11.5.

ALABANZA

Aspecto de la → ADORACIÓN en que se le rinde honor a Dios (2 Cr 7.3).

Producto de la alegría santa (Sal 9.1, 2; 63.5; 100). La alabanza se expresa a veces con cánticos, música y danzas (2 Cr 7.6; Sal 28.7; 40.3; 95.1, 2; 149.1–3; 150).

Dios exige la alabanza (Sal 50.14; Ap 19.5) y es digno de ella (2 S 22.4; Sal 48.1; 145.3) porque es único (2 Cr 6.14, 15; Sal 113), bueno (Sal 106.1; Jer 33.11), grande (1 Cr 16.25, 26; Sal 150.2), poderoso (1 Cr 29.11–13; Sal 21.13), misericordioso (2 Cr 20.21; Sal 57.9, 10; 107.1; 138.2) y justo (Dn 4.37; Sal 7.17). Merece alabanza por sus obras (1 Cr 16.8, 9; Sal 78.4; 106.2; Is 25.1; Lc 19.37) y por su Palabra (Sal 56.4, 10). La alabanza surge espontáneamente frente a los milagros de Dios (Lc 18.43; Hch 3.8), sus dones (Dn 2.23; Hch 11.17, 18) y su ayuda (Sal 30.11, 12; 109.30, 31; 118.21).

Los que alaban a Dios son generalmente sus siervos (Sal 113.1) celestiales (Lc 2.13, 14; Sal 148.2) y terrenales (Sal 148.14; 149.1, 2; Hch 2.47; Ro 15.8–11) de toda condición (Ap 19.5) y edad (Sal 148.12; Mt 21.16). Pero también le glorifican los pueblos y las naciones (Sal 67.3–5; 117.1), los reyes (Sal 138.4; 148.11), la creación (Sal 69.34; 145.10; 148.3–10) y todo lo que respira (Sal 150.6). La alabanza ocupará eternamente al pueblo de Dios (Sal 30.12; 79.13; 84.4).

ALABASTRO

Piedra blanda de color crema claro con venas visibles. Aunque en el Antilíbano se ha hallado un yacimiento de alabastro, el material no se menciona en el Antiguo Testamento. Todos los objetos de alabastro hallados en Palestina se importaban de Egipto (la mayoría) o se producían localmente según modelos egipcios. En otras partes el alabastro se empleaba en columnas y diversos adornos en los templos.

En Mc 14.3, «alabastro» se refiere, según se entendía en griego, a un vaso de ungüento sin asas y de cualquier material. Eran comunes en ese período pequeños frascos de vidrio, cuyo largo cuello tenía que romperse para que el dueño tuviera acceso al contenido.

ÁLAMO

(EN HEBREO LIBNE, BLANCO).

Es el estoraque, arbusto de 3 m de alto, de hojas blanquecinas por el envés y flores blancas (Gn 30.37; Os 4.13). Es muy común en el Mediterráneo oriental. (ESTACTE.)

ALAMOT

(EN HEBREO, RGENES).

Término musical de significado incierto, que tal vez se refería a música para voces femeninas, instrumentos de tonos agudos o instrumentos ejecutados por vírgenes (1 Cr 15.20; Sal 46, título).

ALDEA

Denota una agrupación de casas que no constituye un municipio y está agregada a un pueblo mayor. A veces se refiere a los barrios que se encontraban fuera de las murallas de una ciudad principal (Nm 21.25, 32; 32.42; 2 Cr 28.18; Neh 11.25–31).

ALEGORÍA

Metáfora extendida o continuada, que puede prolongarse desde dos ideas hasta todo un volumen completo, como en el caso de La Divina Comedia de Dante Alighieri. En la Biblia encontramos alegorías tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Por ejemplo: Sal 80.8–16; Mt 13.1–10, 31, 32; Mc 4.21, etc.; Jn 10.1–16; Ef 6.13–17. Aunque por siglos el CANTAR DE LOS CANTARES se consideró una alegoría, hoy en día se aprecia más su aplicación histórica. La expresión paulina «lo cual es una alegoría» (Gl 4.24) significa que los sucesos de la vida de estos personajes del Antiguo Testamento se han aplicado alegóricamente.

En   la   apologética   cristiana   de   los   primeros   siglos   hubo   una   fuerte   tendencia   a  la

«alegorización» de muchos pasajes bíblicos, y esto ocultaba su mensaje directo a los no iniciados. Las alegorías pueden ser útiles para ilustrar conceptos difíciles, pero su uso indiscriminado suele impedir que la Palabra de Dios llegue a nuestros corazones con toda su claridad.

ALEGRÍA

Ver. GOZO. 

ALEJANDRÍA

Ciudad fundada en 331 a.C. por ALEJANDRO MAGNO, en una estrecha franja de terreno al oeste de la desembocadura del Nilo, entre el lago Mareotis y el mar Mediterráneo. Al desmembrarse el Imperio de Alejandro, Alejandría pasó a ser la capital de Egipto bajo los TOLOMEOS. En 30 a.C., Egipto, y Alejandría con él, quedaron anexados al Imperio Romano.

Puesto que Alejandría surgió después del período veterotestamentario y que los viajes de Pablo nunca le llevaron a Egipto, las referencias bíblicas a la ciudad son escasas. En el Nuevo Testamento se hace referencia a los judíos alejandrinos que poseían una sinagoga propia en Jerusalén (Hch 6.9); según parece emigraron a Palestina debido a las persecuciones a los judíos en Alejandría. Por sus disputas con ESTEBAN, concluimos que eran muy apegados a la Ley y al templo. Hay referencias también al origen alejandrino de APOLOS (Hch 18.24) y a las dos ocasiones en que Pablo tomó barcos de la flotilla alejandrina (Hch 27.6; 28.11).

Alejandría fue una ciudad de gran importancia durante el período intertestamentario y los primeros siglos del cristianismo. Económicamente, su envidiable situación geográfica hacía de ella el eje del comercio entre el Oriente y el Occidente. En lo cultural y religioso, esa misma posición geográfica daba lugar a que en Alejandría se diesen cita diversas corrientes de pensamiento, así como diferentes religiones, y a que todo esto se mezclase y confundiese en sistemas filosóficos eclécticos y doctrinas religiosas de carácter sincretista.

Allí estaba el famoso museo, o templo de las musas, centro de estudios superiores en el que se reunían las más preclaras mentes de la época para dedicarse a estudios, no solo de filosofía, sino también de matemáticas, astronomía, zoología y otras ciencias. El aspecto más importante de este museo era su enorme biblioteca que junto con la otra que se encontraba en el templo de Serapis, constituía la mayor colección de libros de la antigüedad. Alejandría, pues, fue el principal centro del pensamiento filosófico y teológico original, tanto entre creyentes de otras religiones como entre judíos y cristianos.

Desde muy temprano, hubo aquí una colonia judía que poseía su barrio propio y que alcanzó el número de un millón, según Filón. Muchos de estos judíos olvidaron la lengua hebrea y por ello fue necesario producir la traducción del Antiguo Testamento al griego llamada SEPTUAGINTA (LXX). Entre estos judíos se destacó Filón de Alejandría, quien hizo todo lo posible por armonizar la religión hebrea con el pensamiento filosófico griego, valiéndose de la interpretación alegórica de las Escrituras.

No sabemos cómo llegó el cristianismo a Alejandría, aunque Eusebio, afirma en su Historia Eclesiástica (II, 16) que fue San Marcos el que lo llevó. En todo caso, la influencia del ambiente alejandrino se hizo sentir desde muy temprano en ciertos círculos cristianos, como ejemplifican la Epístola a los HEBREOS y la seudónima Epístola de Bernabé (compuesta en Alejandría por algún cristiano del siglo II).

ALEJANDRO

(DEFENSOR DE HOMBRES).

Nombre helénico común, adoptado por muchos judíos.

  1. Hijo de Simón de Cirene el que llevó la cruz de Cristo (Mc 15.21). Probablemente él y su hermano Rufo eran cristianos prominentes cuando se escribió Marcos (Ro 13).
  2. Miembro saduceo del consejo que condenó a Pedro y a Juan (Hch 6).
  3. Judío que trató en vano de apaciguar el alboroto en Éfeso (Hch 19.33s). La conmoción se inició como una protesta contra Pablo, pero se volvió una manifestación
  4. Maestro pernicioso que con HIMENEO trastornó la fe de algunos (2 Ti 1.20; cf. 2 Ti 2.17s). Pablo lo «entregó a Satanás» como castigo por sus
  5. Calderero de Éfeso que se oponía a Pablo (2 Ti 4.14s). Es posible que este Alejandro y el No. 4 sean idénticos. Algunos también identifican al No. 3 con

ALEJANDRO MAGNO

Nombre por el que se conoce a Alejandro III de Macedonia (356–323 a.C.), hijo de Felipe II. Durante su juventud fue discípulo de Aristóteles, por quien siempre sintió gran estima. En 336

a.C. heredó el trono de Macedonia y dos años después se lanzó a la gran empresa de conquistar el Oriente. Tras derrotar a los ejércitos de Darío en las batallas de Gránico e Iso, atravesó el Asia Menor, Siria y Palestina, y en 331 conquistó a Egipto. La batalla de Gaugamela vio la derrota final de Darío y con ella Alejandro quedó como dueño del Imperio Persa. Su avance hacia el Oriente le llevó allende las fronteras de la India, pero cuando iba de vuelta hacia su patria murió en Babilonia debido a una fiebre. En seguida, sus generales se disputaron y dividieron el enorme imperio que se forjó en el transcurso de once años.

Los historiadores concuerdan en que Alejandro trató bien a los judíos. Era parte de su política de conquista ganarse la simpatía de los pueblos conquistados, a fin de defender su retaguardia y la integridad de su imperio. Aparte de las referencias de 1 Mac 1.1–8 y 6.2, todas las referencias del Antiguo Testamento a su persona se hacen de manera velada. Entre estas se cuentan: Dn 2.32, 39 (piernas de hierro de la estatua); 7.6, 17 (la tercera bestia); 8.5, 8, 21s (el macho cabrío); 11.3s (el rey valiente). También es posible que Zac 9.1–18 se refiera a la conquista de Palestina por parte de Alejandro.

Sus conquistas, que unificaron buena parte del mundo conocido y extendieron el uso de la lengua griega, abrieron el camino al helenismo y, más tarde, a la expansión del cristianismo.

ALELUYA

(TERMINO HEBREO LOAD A JAH, FORMA ABREVIADA DE EHOVÁ).

Antigua exclamación litúrgica de regocijo y alabanza, con la que 24 salmos comienzan, terminan o ambas cosas (p. ej., 106; 111–113; 115–117; 146–150). Originalmente la pronunciaba el cantor, el sacerdote y los levitas, y luego la repetía el pueblo. Se cree que llegó a ser un llamado habitual a la adoración en el culto del templo.

En el Nuevo Testamento solo aparece en Ap 19.1–6, como grito de júbilo. Los salmos aleluyáticos ocuparon un importante lugar en la sinagoga, y entre ellos especialmente el Gran Hallel (Sal 113–118) que se piensa que Jesús y los apóstoles lo entonaron después de la última cena (Mc 14.26).

ALFA Y OMEGA

TÉRMINO QUE PRESENTA A DIOS COMO CAUSA Y FIN DE TODAS LAS COSAS.

Se deriva de las letras primera y última del alfabeto griego y, en última instancia, de especulaciones místicas sobre el nombre de Dios. Destaca la acción divina no solo en la creación y en la consumación, sino en un presente continuo (los tres elementos: «que es y que era y que ha de venir», Ap 1.8; cf. Éx 3.14; Is 44.6). En Apocalipsis esta frase se aplica no solo al Padre (1.8), sino también al Hijo (21.6; 22.13; los mejores manuscritos la omiten en 1.11); cf. Ap 2.8; Ro 11.36; Ef 1.10.

ALFABETO

Nombre que se da al conjunto de letras que se emplean en la escritura. El término mismo se deriva del nombre de las dos primeras letras del alfabeto griego, alfa y beta, de igual modo que en español se dice también «abecedario» porque las tres primeras letras se llaman «a», «be» y «ce».

No todas las formas de escritura emplean un alfabeto pues hay sistemas de escritura silábica e ideográfica (ESCRITURA). Lo que caracteriza a la escritura alfabética es que cada sonido se representa con un símbolo distinto, llamado «letra», y que combinando tales símbolos se forman sílabas, palabras y oraciones.

Los primeros indicios de un alfabeto se encuentran entre 1800 y 1500 a.C. en Siria Palestina. Hay semejanzas entre ese alfabeto semítico y ciertos jeroglíficos egipcios, pero el alfabeto representa un gran adelanto sobre los complicados sistemas de escritura usados desde ca. 3000 a.C. en Egipto y Mesopotamia. Ninguno de los pueblos de los alrededores concibió la idea de dividir las palabras en sus sonidos básicos y representar cada sonido con un símbolo. Luego, los semitas han aportado al desarrollo de la humanidad no solo su religión, sino también el alfabeto, pues todos los alfabetos modernos se derivan del semítico, bien por adaptación o bien por imitación.

Posiblemente el orden de las letras fue desde el principio muy parecido al que conocemos hoy, pues se han encontrado textos escritos ca. 1500 a.C. en los que ese orden es básicamente el mismo. Los fenicios y los hebreos ordenaban las letras de un mismo modo, como puede verse por ejemplo en la Sal 119. Es más, los nombres griegos de las letras alfa y beta se derivan de los nombres semíticos de esas mismas letras alef («buey») y beth («casa»), que eran también las dos primeras del alfabeto semítico.

De los fenicios, el alfabeto pasó a los griegos, quienes lo mejoraron al cambiar el sentido de algunos símbolos para representar las vocales. Los semitas solo tenían letras consonantes.

Con ciertos cambios en la forma de las letras, la inclusión de algunas y la eliminación de otras, nuestro alfabeto es el mismo de los griegos.

ALFARERO

Artesano que con el barro humedecido elabora toda suerte de vasijas. El oficio se conoció desde los más remotos tiempos. Algunas antiguas pinturas egipcias representan al alfarero amasando, torneando y dando forma al barro (Is 41.25).

Entre los israelitas la alfarería se popularizó rápidamente (1 R 17.12; Sal 60.8). Algunas vasijas se usaban para actos rituales (Lv 14.50).

El arte del alfarero dio al lenguaje bíblico muchas de sus imágenes, símiles y metáforas; p. ej. La fragilidad del barro para recordar las debilidades humanas (Sal 2.9; Is 30.14; 41.25), el dominio del alfarero sobre el barro como símil de la soberanía de Dios (Is 29.16; Jer 18.1–6; 64.8; Ro 9.20), etc.

ALFEO

(DEL ARAMEO JALFAI, DE SIGNIFICADO DUDOSO).

  1. Padre de → LEVÍ, el cobrador de tributos en Capernaum (Mc 14).
  2. Padre del apóstol Jacobo «el menor» (Mt 10.3; Mc 3.18; Lc 6.15; Hch 13).

La mención de «hijo de Alfeo», distingue a este segundo Jacobo de su compañero en el apostolado, Jacobo hijo de Zebedeo. Una antigua tradición pretende identificar a Alfeo con el → CLEOFAS , esposo de María, de Jn 19.25 , ya que en Mt 27.56 , al referirse al grupo de mujeres cerca de la cruz, se menciona una «María madre de Jacobo y José». Tal tradición supone un nombre doble, Alfeo (arameo) y Cleofas (griego). Pero María era un nombre tan común, que no puede asegurarse que se tratara de la esposa de Cleofas (en griego, Klope) y a la vez la madre de Jacobo, aun suponiendo que este Jacobo sea «el menor» del colegio apostólico. (Para el Kleopas [Kleópatros] de Lc 24.18, → CLEOFAS.) Su identificación con Alfeo es igualmente precaria.

ALFOLÍ

Ver. GRANERO.

ALGA

Planta acuática de diversidad de especies. En la Biblia, el nombre es una de las varias traducciones del hebreo suf, pero solamente se usa en Jon 2.5.

En la experiencia del profeta se destaca que se trata de una especie particularmente submarina.

ALGARROBAS

Fruto del algarrobo (ceratonia siliquia), árbol leguminoso, siempre verde, de 8 a 10 m de altura, abundante en los países mediterráneos, y de hojas lustrosas y flores purpúreas agrupadas en racimos. Las algarrobas son en forma de vainas, de unos 15 a 30 cm de largo y 2 ó 3 de ancho. A la vaina, por su forma curva, se le llamaba keration (en griego, pequeño cuerno). Contiene varias semillas aplastadas, envueltas en una pulpa dulce y se usa como forraje para el ganado porcino (Lc 15.16) y vacuno. A base de su pulpa se prepara un jarabe que algunos investigadores identifican con la «miel» bíblica.

ALGUACIL

Término usado en dos sentidos en RV:

  1. En el sentido de «policía» (en griego, rabdújos; en latín, lictor). La mayoría de las versiones castellanas usan en este caso el tecnicismo lictor (BJ, NC, BC). En Hechos 16.35–38 se narra que los magistrados romanos de Filipos enviaron sus dos lictores (oficiales subalternos) para liberar a Pablo y a Silas de la cárcel.
  2. En el sentido de «criado» o «guardia» (en griego, hyperetes , práktor , Mt 5.25 ; Mc 14.65 ; Lc

12.58 ; Jn 7.32 ). Se trata de gente asalariada que estaba al servicio de personas que ejercían alguna clase de autoridad.

ALHEÑA

Arbusto aromático que aún hoy crece en En-gadi (Cnt 4.14). Sus flores, blancas y amarillas,  de olor fragante, crecen en racimos. Las hojas de la alheña se trituran y se mezclan con agua para producir un tinte rojo usado como cosmético por los árabes de hoy y los antiguos egipcios. Tal vez Cnt 7.5 se refiere a la práctica de teñir los cabellos con alheña.

ALIANZA

En la RV se traduce dieciséis veces la voz hebrea berit por «alianza» en vez de → PACTO. Esto ocurre generalmente cuando se habla de un pacto puramente humano, pero nunca tratándose de un pacto con Dios. En 1 S. 11.2; 22.8; Dn 2.43; 11.6, «alianza» es traducción de otras expresiones hebreas y arameas.

ALIMENTOS

Desde los tiempos más remotos el hombre recibió leyes exactas en relación con los alimentos que habría de consumir. En las referencias bíblicas más antiguas se prescribe una alimentación a base de verduras y frutas (Gn 1.29s); luego se incluyen carnes (Gn 9.3). Pero siempre Dios como creador se reservó el derecho de establecer tabúes. Prohibió ora una fruta particular (Gn 2.16s), ora la SANGRE (Gn 9.4, AHOGADO). La lista de prohibiciones (de carnes contaminadas, de frutas de árboles jóvenes, de víctimas ofrecidas a Dios, etc.) fue aumentando a tal punto que casi se necesitaba un curso especial para conocer los alimentos que debían consumirse o no.

En el Antiguo Testamento los alimentos se dividen en PUROS e INMUNDOS. La Ley contiene fuertes sanciones para quien consuma alimentos prohibidos (Lv 17.10, 14). Los judíos que se mantenían celosamente fieles a estas leyes evitaban incluir alimentos que no estuvieren catalogados en las leyes alimentarias (Lv 11; Dt 14). El caso mejor conocido es el de DANIEL, contenido en el libro del mismo nombre.

El Nuevo Testamento se desarrolla en un contexto en donde esas regulaciones alimentarias están vigentes. Jesús mismo y gran parte de sus discípulos respetaban esta legislación. Al extenderse el cristianismo, las iglesias gentiles o mixtas tuvieron fuertes tensiones alrededor de esta problemática (como lo indica Gl 2.11ss; véanse también Hch 10–11; 1 Co 10; 11.17ss). Esto llevó a la celebración de un CONCILIO en Jerusalén en el que se declaró que el nuevo pueblo era libre de tales costumbres (Hch 15.24–29). San Pablo se constituyó en abanderado de la nueva doctrina, basada en la conciencia educada por el amor. Sin embargo, las tensiones entre los líderes al respecto no acabaron ahí.

Entre los alimentos puros más utilizados por los judíos en los tiempos bíblicos se destacan los vegetales: frijoles, lentejas, cebollas, uvas, higos y dátiles (Gn 25.29–34; 2 R 4.38–44). También se utilizaban pepinos, melones, puerros y pescado (Nm 11.5).

Desde los días de los patriarcas, los judíos preparaban banquetes para sus amigos (HOSPITALIDAD) utilizando especialmente carne de cabritos y carneros (Gn 18.7; 1 S 16.20; 1 R 4.22s; Lc 15.23, 27). Este tipo de alimentación era muy diferente de la de los romanos, quienes usaban además el cerdo, preparaban varios tipos de embutidos y comían mariscos.

Junto con las leyes sobre la alimentación física, los judíos recibieron instrucciones sobre el valor de los manjares del espíritu. El estudio de las Sagradas Escrituras (Dt 8.3; Sal 119; Mt 4.4) y su puesta en práctica es un nuevo MANÁ que nutre al creyente (Pr 9.4, 5; Jn 4.34; 1 Co 3.2; 1 Ti 4.6). Esta búsqueda de los bienes espirituales deja en manos de Dios la provisión de los bienes materiales (Mt 6.25–34; Lc 11.3, PAN).

El HAMBRE nos recuerda nuestra dependencia absoluta del Creador y Sustentador.

ALJABA

Receptáculo donde los arqueros, soldados o cazadores llevaban sus FLECHAS. Los que andaban a pie la llevaban pendiente de una correa colgada al hombro.

La palabra se usa en sentido literal (Gn 27.3; Is 22.6) y metafórico: como el círculo de la familia (Sal 127.5), lugar de protección (Is 49.2) y sepulcro (Jer 5.16).

ALMA

Término que en el Antiguo Testamento es traducción común del sustantivo hebreo nefesh, que a su vez se deriva del verbo nafash (respirar, rehacerse). Aparece unas 755 veces en el Antiguo Testamento con significados muy variados.

Tal vez el sentido original de nefesh haya sido «garganta» (canal de la respiración) o «cuello», como el acadio napishtu, pues este sentido se conserva en el Antiguo Testamento en textos como Sal 69.1 y Jon 2.7. De allí viene el sentido de «soplo» de vida (ESPÍRITU), como en Job 41.21 («aliento», RV). Así, en hebreo, morir se expresa muchas veces por «exhalar la nefesh » (Jer 15.9, BJ). Puesto que la respiración es señal de vida, el alma («soplo») se considera como el principio de la vida (Gn 35.18).

Además, «hacer volver la nefesh » significa hacer revivir (1 R 17.21s); salvar la nefesh de una persona es salvar su vida (Sal 72.13s).

La nefesh («vida») de la carne está en la → SANGRE (Lv 17.11). En un sentido más amplio, nefesh puede definir a un ser vivo en la totalidad de su existencia, sea animal (Gn 1.20, 21, 24; «seres») o ser humano (Éx 1.5; «personas»). En este sentido nefesh se utiliza también para denotar la acción de amarse a sí mismo: amar como a su nefesh significa «como a sí mismo» (1 S 18.1). A veces nefesh también designa a un cadáver, quizás por eufemismo (Lv 21.1; «muerto»).

En contraste con el pensamiento filosófico griego (p. ej., Platón), es notable que el Antiguo Testamento jamás habla de la inmortalidad del alma. Al contrario, se dice que la nefesh muere (Nm 23.10; Jue 16.30, donde nefesh se traduce «yo»). La nefesh no es algo distinto del cuerpo que baja al → SEOL, sino el ser humano total (Sal 16.10; 30.3).

A los habitantes del Seol no se les llama «almas» ni espíritus, sino «muertos» (refaim en Sal 88.10; metim en Is 26.14, 19). Hoy día es común reconocer muchas pruebas en el Antiguo Testamento para una doctrina de la supervivencia del ser humano después de la muerte, pero estas pruebas llevan más bien a una enseñanza acerca de la persona total y no del alma en el sentido platónico.

Es notable que además de la vida física, se atribuyen a la nefesh todas las funciones síquicas. Por ejemplo, los pensamientos se atribuyen a la nefesh (Est 4.13, VM), como también al CORAZÓN y al ESPÍRITU. En 2 R 9.15 se traduce por «voluntad». La nefesh es la sede del amor (Gn 34.3) y el odio (Sal 11.5), de la tristeza (Sal 42.6) y la alegría (Sal 86.4). Siente hambre (Sal 107.9) y sed (Pr 25.25), pero también busca a Dios y suspira por Él (Sal 42.1, 2; 103.1s).

Así, en la sicología del Antiguo Testamento la nefesh tiene una función muy semejante a la del ESPÍRITU. Sin embargo, nefesh significa sobre todo, la vida, mientras que «espíritu» indica fuerza o poder.

En el Nuevo Testamento «alma» es la traducción común del griego psyjé que a su vez deriva del verbo psyjo («soplar»), y aparece más o menos cien veces. Psyjé (como nefesh) significa a veces «ser viviente», y puede referirse a un animal (Ap 16.3, «ser vivo») o a una persona (Ro 13.1, «persona»; cf. la forma plural en Hch 7.14; 27.37). Con el pronombre posesivo, psyjé puede significar también «yo mismo» (Mt 12.18; Jn 12.27, «mi alma»).

Psyjé muchas veces denota la vida física (Mt 6.25), y es virtualmente sinónimo de «cuerpo vivo» (p. ej. en Mc 8.35–37 donde «alma» tiene el sentido de «vida»). Quizás sea la connotación «físico-animal» del sustantivo psyjé lo que determina en ocasiones el uso del adjetivo psyjikós (1 Co 15.44, «animal»; cf. v. 46 con 2.24, «natural»).

También psyjé puede indicar el principio de la vida, el cual, vinculado con el cuerpo, es un aspecto del ser humano total (Mt 10.28; Hch 20.10, BJ: «su alma está en él»).

Como principio de vida, la psyjé es el asiento de los pensamientos (Hch 4.32; Flp 1.27), las emociones (Mc 14.34; Jn 12.27) y los actos de la voluntad (Ef 6.6, BC y Taizé; cf. Col 3.23).

Finalmente, como principio de vida, psyjé indica en algunos textos el asiento de una vida que trasciende la vida terrenal. Este uso, muy parecido al de algunos filósofos griegos (p. ej., Platón), tiene cierta base en algunos dichos de Jesús (Mt 10.28, 39; Mc 8.35–37), pero se desarrolla en los escritos posteriores (Heb 6.19; 10.39; 13.17; 1 P 1.9, 22; 2.11, 25). «Alma» llega incluso a significar algo inmortal, distinto del cuerpo (Ap 6.9; 20.4). Sin embargo, no se niega la necesidad de la → RESURRECCIÓN corporal (Ap 20.4s).

Sería muy aventurado interpretar 1 Ts 5.23 como una enseñanza de la tricotomía griega (cf. Heb 4.12); es más bien una manera de subrayar la totalidad de la persona («todo vuestro ser») como objeto de la santificación (cf. Dt 6.4; Mc 12.30).

ALMENDRO

Tradúcese así shaqedh (en hebreo, velar, amanecer, Jer 1.11), nombre simbólico del almendro, tal vez porque es el primero en florecer (en enero). Antes de que aparezcan las hojas, el almendro se cubre de flores blanco-rosadas que le dan un hermoso aspecto que Ec 12.5 compara con la cabeza cana. También debía traducirse así luz (Gn 30.37, RV, «avellano»), que en lenguas afines significa almendro. Quizás el antiguo nombre de Bet-el, «Luz» (Gn 28.19), se deba a la presencia de almendros en el lugar.

El almendro (amygdalus comunes) es un árbol de unos 7 m de alto, con hojas oblongas que caen en invierno. Tienen drupa cuya semilla, la almendra, era fruto dilecto en el Oriente (Gn 43.11).

Recientemente se ha descubierto almendro silvestre en el Neguev. Todo hace suponer su existencia en la región sinaítica en la antigüedad y que ahí tenga su origen el uso del almendro como ornamento en el tabernáculo y en el candelero (Éx 25.33, 34; 37.19, 20).

ALMUD

Medida cuyo nombre en RV se traduce de la voz griega modios (BJ, NC y BC la traducen «celemín»), que se usa en Mt 5.15.

El modius romano era una medida de capacidad, usada especialmente para granos, en la que cabían ca. 8, 7 litros. (MEDIDA.)

ÁLOE

(EN GRIEGO, ALÓE).

  1. Aquilaria agallocha. Árbol oriundo del sudeste de Asia. Incienso y perfumes hechos de su madera aromática se importaban a Palestina, así como la madera misma (Sal 45.8; Pr 7.17; Cnt 4.14). La traducción de Nm 24.6 es dudosa, pues es improbable que el áloe creciera en
  2. Áloe succotina. Planta perenne de la familia de las liliáceas. De su hoja carnosa se extrae un jugo espeso y amargo que se usa en medicina. Según Herodoto, los egipcios usaban el áloe mezclado con mirra para embalsamar cadáveres (Jn 39).

ALTAR

Lugar de sacrificio construido de roca, tierra o bronce. La superficie natural de una roca (Jue 13.19, 20), o un montón de piedras (Gn 8.20), podían servir de altar en la antigüedad. Algunas excavaciones han revelado que los altares tenían hoyos para recoger la sangre y encender el fuego. Según Éx 20.24–26, debían construirse de tierra amontonada o en forma de ladrillo, o de piedras no labradas. Los altares del campo no debían tener gradas para que el sacerdote no descubriera su desnudez al subirlas (Éx 20.26). Parece que estas instrucciones se les dieron a los israelitas como individuos para que realizaran sacrificios en ciertas ocasiones. Por ejemplo, Josué, Jos 8.30 , 31; Gedeón, Jue 6.24–26 ; David, 2 S 24.18–25 , Elías 1 R 18.30–35.

Mientras que en el mundo pagano el altar era principalmente la «mesa» donde se ponía el banquete para el dios, por lo general este sentido está ausente en el Antiguo Testamento (Is 65.11). El altar era, primero, señal de la presencia de Dios donde Él se había manifestado en forma especial (Gn 12.7; 26.24, 25). También era un lugar de misericordia. Un prófugo, al asirse de los cuernos del altar, encontraba asilo (1 R 2.28).

Sin embargo, el propósito principal del altar era establecer y mantener la relación del pacto entre el pueblo de Israel y Dios (Éx 20.24; Lv 1.5, 16). Fue un instrumento de mediación.

El altar del holocausto estaba en el vestíbulo del tabernáculo. Era cuadrangular, de madera de acacia, cubierto de bronce, con cuatro cuernos en los ángulos (Éx 27.1–8).

Tenía cuatro anillos por los que pasaban las varas con que se portaba en el desierto. Parece que el altar del holocausto en el templo de Salomón no los tenía. En el centro tenía una rejilla sobre la que se colocaba el sacrificio. Para el servicio del sacrificio, el altar tenía calderos de bronce para recoger la ceniza, tazones para recoger la sangre y otros instrumentos para arreglar el sacrificio, como paletas, garfios, y sus braseros, todo de bronce. Sobre el altar se ofrecía el holocausto y otros sacrificios por la mañana y por la tarde; nunca se apagaba el fuego (Lv 6.13).

El altar del incienso era pequeño (Éx 30.1–5; 37.25–28), de madera de acacia cubierta de oro, con cuatro cuernos y cuatro anillos para transportarlo. Se hallaba delante del velo que separaba el Lugar Santo del Santísimo; sobre este altar se ofrecía cada día el incienso aromático, por la mañana y por la noche, con la excepción del Día de Expiación (Lv 16.18, 19). Sobre los cuernos del altar se rociaba la sangre de un animal (Éx 30.10).

El altar, en sentido figurado, es el lugar de consagración (Ro 12.1) donde el creyente demuestra en forma pública su absoluta dedicación a Dios (cf. Flp 4.18; Heb 13.15, 16; 1 P 2.5).

AMALEC, AMALECITAS

Amalec fue hijo de Elifaz y nieto de Esaú (Gn 36.12, 16). Al parecer, sus descendientes habitaban como un pueblo nómada en la región del Neguev y Sinaí. Génesis 14.7 puede significar que el país allí mencionado llegó a pertenecer después a los amalecitas.

En Refidim, Israel ganó su primera victoria militar al derrotar a Amalec (Éx 17.8–16). Dios le reveló a Moisés que en el futuro los amalecitas sufrirían el exterminio por causa de su pecado (Éx 17.14–16; Dt 25.17–19; cf. 1 S 15.2, 3). En → HORMA, Amalec derrotó a los israelitas (Nm 14.39–45; Dt 1.41–46). Balaam pronunció palabras de juicio contra Amalec (Nm 24.20).

En tiempo de los jueces, los amalecitas se unieron primero a los moabitas (Jue 3.13), y luego Madián y «los hijos del oriente» para atacar a Israel. Gedeón los derrotó (Jue 6.3–5, 33; 7.12; 10.12). Jueces 12.15 sugiere que hubo un tiempo cuando los amalecitas lograron establecerse en el territorio de Efraín.

Saúl derrotó a los amalecitas, pero desobedeció el mandamiento de Samuel al no dar muerte a su rey Agar (1 S 15). Parece que David debilitó en gran manera a los amalecitas (1 S 27.6–9; 30.1–20). Primero de Crónicas 4.42, 43 menciona un remanente de ellos que destruyeron los hijos de Simeón en los días de → EZEQUÍAS rey de Judá.

AMÁN

(MAGNÍFICO, ILUSTRE).

Primer ministro de Asuelo, rey del Imperio Medo-Persa.

Uno de los personajes centrales del libro de Ester en donde (3.1) se le presenta como agagueo: procedente de un país desconocido pero identificado por Josefo como Amalec, tradicional enemigo de los judíos. En las adiciones deuterocanónicas al libro de Ester, que aparecen en ediciones católicas de la Biblia (Est 16.10), se dice que Amán era macedonio. Todo hace creer que se trata de un extranjero afortunado, muy estimado por Asuero.

Amán se caracterizaba por su terrible odio a los judíos (Est 3.8, 9). Logró que el rey firmara un decreto de exterminio contra ellos (Est 3.5–15). Tan seguro estaba Amán del éxito de sus planes, que hizo levantar una horca en la que haría morir a Mardoqueo, líder del pueblo de Dios. Ester, esposa del rey, consiguió que este ordenara la pena de muerte para Amán, la cual se realizó un poco después. Amán murió en la misma horca que levantó para su enemigo (Est 7.9, 10).

AMARNA

Ver. EL AMARNA. (JEHOVÁ ES PODEROSO).

 AMASÍAS

  1. Noveno rey de Judá, hijo de Joás (2 R 1–20; 2 Cr 25). Reinó veinticinco años. Se condujo

bien ante los ojos del Señor, pero no con corazón perfecto. Una vez afirmado en el reino mató a los asesinos de su padre. Movilizó un ejército de 300.000 hombres de Judá y contrató a 100.000 de Israel para reconquistar a Edom. A los de Israel los despidió en respuesta a una advertencia profética. Derrotó decisivamente a Edom y llevó los ídolos a Judá. Poco después le hizo guerra temerariamente a Joás, rey de Israel, el cual lo humilló y lo llevó cautivo luego de saquear a Jerusalén y el templo. Unos quince años después murió en Laquis a manos de unos conspiradores y lo sepultaron en Jerusalén.

  1. Sacerdote de Jeroboam II en Bet-el; trató de silenciar al profeta Amós (Am 7.10– 17).
  2. Descendiente del patriarca Simeón (1 Cr 34).
  3. Levita, descendiente de Merari (1 Cr 45).
  4. General del ejército del rey Josafat (2 Cr 16).

AMATISTA

Piedra preciosa, una de la variedades del cuarzo cristalizado, transparente y teñida de color violeta azulado, probablemente por el óxido de manganeso. Se hallaba en la tercera hilera del

pectoral del sumo sacerdote (Éx 28.19). De amatista es el duodécimo cimiento del muro de la nueva Jerusalén (Ap 21.20).

ÁMBAR

Material brillante mencionado en Ez 1.4, 27; 8.2 (RV-1909). Es traducción de la palabra hebrea jasmal, cuyo sentido no puede precisarse, aunque algunas versiones optan por «bronce». Su traducción en la LXX y la Vulgata, electrum, sugiere o una mezcla de oro y plata, o bien el mismo ámbar. El ámbar propiamente dicho es una resina fósil cuyo color varía entre amarillento y café, y cuando está pulido brilla mucho.

AMÉN

Palabra hebrea que pasó sin modificación al griego y al latín, y que significa «así sea» (Jer 11.5) o «efectivamente» (Jer 28.6). En el Antiguo Testamento se emplea como fórmula responsoria, afirmando la validez de un juramento o maldición cuyas consecuencias se aceptan (Nm 5.22; Dt 27.15); como aceptación de un anuncio o profecía favorable (1 R 1.36); y al término de una doxología o bendición, como respuesta congregacional a las alabanzas  rendidas a Dios (1 Cr 16.36; Sal 41.13). En Isaías a Dios se le llama «Dios amén»: el que garantiza lo que promete, con la verdad de sus palabras (Is 65.10).

En el Nuevo Testamento los evangelistas atribuyen a Jesús la expresión «amén os digo». La repetición del «amén» refuerza la afirmación expresada (Jn 1.51) y se aproxima a un juramento. El uso que Jesús hace del «amén» se desconoce en la literatura rabínica y parece implicar su autoridad mesiánica. Recalca la veracidad de sus palabras.

En Él se cumplen las promesas de Dios (2 Co 1.20) y se le llama «el Amén» (Ap 3.14).

AMIGO

La amistad es una relación de afecto que se establece entre dos personas y que muchas veces sobrepasa la fuerza de una relación familiar (Pr 18.24). La Biblia contiene bellísimos ejemplos de amistad humana: David y Jonatán (1 S 18.1; 2 S 1.25–27), Rut y Noemí (Rt 1.16–18), Husai y David (2 S 15.37; 16.16), Pablo y Timoteo (2 Ti 1.2), y otros.

Pero hay una dimensión más maravillosa en la relación de amigo: Abraham es llamado «amigo de Dios» (Is 41.8) por la intimidad de sus relaciones con Él; el Señor Jesús llama a sus discípulos amigos en virtud de esa misma relación íntima (Jn 15.14, 15).

La palabra amigo que usó el Señor para dirigirse a Judas (Mt 26.50) es simplemente una expresión de cortesía, como se ve por el uso en otros pasajes (Lc 14.10; Mt 22.12; 20.13; etc.).

AMINADAB

(EL COMPAÑERO DE LA TRIBU [EL, DIOS] SE HA MOSTRADO GENEROSO).

Personaje que aparece, en el Antiguo Testamento, en las genealogías de Judá (1 Cr 2.10) y de David (Rt 4.20) y en el Nuevo Testamento en la de Jesús (Lc 3.33).

Otro personaje de igual nombre (Éx 6.23) fue el padre de Elisabet («Isabel»: BJ y TA; Elisheba en hebreo), mujer de Aarón.

AMNÓN

Ver. TAMAR; ABSALÓN. (PARIENTE O PERSONA).

 AMÓN

  1. Decimoquinto rey de Judá, hijo de Manasés y padre de Josías (2 R 19–26; 2 Cr 33.20–25).

Comenzó a reinar a los 22 años de edad y reinó dos años en Jerusalén. Hizo lo malo ante Jehová y sirvió a los ídolos de su padre. Lo asesinaron por razones desconocidas y el pueblo mató a los conspiradores.

  1. Gobernador de Samaria a quien el rey Acab encomendó el encarcelamiento del profeta Micaías (1 R 22.26; 2 Cr 25–27).
  2. Descendiente de los siervos de Salomón (Neh 7.59), llamado Ami en Esd 57.
  3. Dios de Tebas (Jer 25).

AMONITAS

Tribu de pastores descendientes de Lot (Gn 19.36–38) que se estableció entre los ríos Jaboc y Arnón y que finalmente ocupó solo el territorio encerrado en la gran curva del Jaboc.

Debido a la estrecha relación de los amonitas con Israel, Dios no permitió a Moisés atacarlos (Dt 2.19), pero ellos no recibieron con bien a sus hermanos israelitas por lo cual fueron excluidos de Templo de Jerusalén (Dt 23.3s).

La historia subsiguiente demuestra una enemistad crónica entre Amón e Israel. Los profetas denuncian la crueldad y falta de compasión de los amonitas (Am 1.13–15; Sof 2.10). Ezequiel profetiza la destrucción completa de Amón (21.28–32; 25.1–7).

Al establecerse alrededor de RABA-AMÓN, que llegó a ser su capital, los amonitas tuvieron que desplegar a los zomzomeos, una raza de gigantes (Dt 2.19–21). Ocuparon entonces hasta el río Jordán, pero una invasión de los amorreos que venían del norte los obligó a retirarse más al este, en el desierto. Israel aniquiló más tarde a los amorreos, bajo los reyes Og y Sehón (Jue 11.18–23), pero mientras aún se consolidaba, sucumbió ante la fuerza unida de los amonitas y moabitas. Jefté da un resumen contemporáneo de las relaciones a través de 300 años entre Amón e Israel (Jue 11.12–28). Jefté triunfó sobre los amonitas, pero estos no sufrieron la derrota más completa sino cuando Joab y David conquistaron a Rabá (2 S 10–12). Desgraciadamente, Salomón hizo un templo para Milcom (MOLOC), el dios amonita, en Jerusalén (1 R 11.1, 5, 7, 33). Naama, la madre de Roboam, el nuevo rey, era una princesa amonita (1 R 14.21, 31).

Siempre luchando por independizarse, los amonitas causaron dificultades a Israel y Judá en los tiempos de Josafat (2 Cr 20.1–30), Joás (2 Cr 24.26), Uzías (2 Cr 26.7s) y Jotam (2 Cr 27.5). El rey amonita, Baalis, provocó el asesinato de Gedalías (Jer 40.14) y Tobías, el amonita, estorbó mucho la reconstrucción de Jerusalén (Neh 2.10, 19; 4.3, 7; 13.7, 8, 23–27). Por último, Judas Macabeo venció a los amonitas (1 Mac 5.1–8).

Ammán, la capital moderna de Jordania, la vieja Rabá, a pesar de su nombre, ya no cuenta  con ciudadanos amonitas (Ez 25.10).

AMOR

El verbo `ahab designa el amor sexual (Os 3.1), paternal (Gn 25.28), de amistad (1 S 16.21) y del prójimo (Lv 19.18), que incluye al compatriota y al extranjero que habita en Israel (Lv 19.34). Se exhorta a ayudar y perdonar al enemigo personal (Éx 23.4s; Pr 25.21), pero no se habla de amarle. Los profetas utilizan el término khsed («misericordia» en RV, amor compasivo) para describir la relación que Dios demanda entre su pueblo, particularmente con los pobres y desamparados (Os 6.6; cf. Is 1.17; Ez 18.12ss; Am 2.6).

El Antiguo Testamento declara que el hombre debe amar a Dios en respuesta al amor de este: debe ser un amor total y pleno (Dt 6.5), rendido solo a Él y expresado en servicio, obediencia y reverencia (Dt 10.12s; 11.13; Is 56.6). La profesión de ese amor a menudo inicia la alabanza en los Salmos (18.1; 73.25; 116.1; cf. Lm 3.24).

El amor de Dios por el hombre raramente se expresa en el Antiguo Testamento con los términos amar (‘ahab) o amor (‘ahaba); más bien se habla de la khesed («misericordia»,

«fidelidad activa»), khen («favor», «gracia») o rikham («misericordia», «compasión»). Este amor se expresa sobre todo en los actos históricos por los que Dios eligió, creó, libertó y guió a su pueblo. Nace de la pura misericordia divina (Dt 4.37; 7.7; 10.15; Jer 12.7–9; Is 54.5–8; 2 Cr

20.7). Es misericordioso: salva, socorre, corrige (Dt 23.5; Is 43.25; Sal 86.5; Is 63.9). Oseas, Jeremías y Ezequiel utilizan los símiles del esposo y del padre para destacar la fidelidad de Dios y la infidelidad y desobediencia del pueblo.

Rara vez menciona el Antiguo Testamento el amor de Dios por los israelitas, y cuando lo hace es en el contexto de las promesas futuras, como en Is 2.2–4; Miq 4.1–4; Jer 12.15; Jon 4.11. Igualmente escasas son las referencias al amor por todas las criaturas (véase, sin embargo, Sal 145.9). Aunque el amor de Dios está dirigido primordialmente al pueblo, no falta en la relación de Dios con el individuo, como se ve en varias oraciones personales de los salmos (40; 42; 51; 130 ), con respecto a personas en particular ( 2 S 12.24s; 1 R 10.9 ; Sal 127.2 ) o a categorías de personas ( Pr 15.19 ; Dt 10.18 ; Pr 22.11 , LXX).

Todas las relaciones que el Antiguo Testamento menciona se profundizan y llevan a cabo en el Nuevo Testamento. Jesús resume la Ley en el mandamiento del amor a Dios y al prójimo (Mt 7.12; 22.34–40), pues ambos están estrechamente vinculados (1 Jn 3.14–22; Mt 5.45). El amor a Dios y al prójimo debe ser activo y concreto (Mt 5.38–47; 7.21; 25.34–36). La noción del prójimo se ensancha para incluir a todo el que tiene necesidad (Lc 10.29–37)  y específicamente al enemigo (Mt 5.44; 18.22–25). La línea de los profetas señala que este amor al prójimo tiene prioridad sobre los deberes religiosos y la observancia del sábado (Mt 5.23s; 9.13; Mc 3.1–6). De ese amor total, desinteresado y abnegado, Jesús ha dado el ejemplo perfecto (Jn 10.11; 15.13; 1 Jn 3.16).

El amor de Dios también forma parte de la enseñanza de Jesús (Mt 6.24; 22.37). Debe ser total y sin reservas (Mt 6.24ss; Lc 17.7ss; 14.26ss). Pablo destaca que es la respuesta al amor de Dios hacia el hombre y la consecuencia de este (Gl 2.20; 1 Jn 3.1; 4.10, 11, 17, 19).

Este amor de Dios ha hallado su perfecta manifestación y realización en Jesucristo.

En su enseñanza señala la universalidad (Mt 5.45; 6.25–32) e infinitud (Mt 18.12s) del amor de Dios. Pero es sobre todo en la muerte y resurrección de Cristo donde Dios ha puesto en acción su amor para nuestra redención (Ro 5.8; 8.32; Tit 3.4). La muerte voluntaria de Jesús es obra del amor del Padre y del Hijo (Ro 5.6; Flp 2.8). Por eso Pablo no distingue el amor de Dios del de Cristo (Ro 5.15; 2 Co 8.9; Gl 1.6). El amor de Dios escoge a las personas (Ro 1.17; Col 3.12) y la llama. Derrama su Espíritu en los corazones de los creyentes (Ro 5.5), realiza en los amados la purificación, la santificación, la justificación (1 Co 6.11; 2 Ts 2.13), la renovación interior (Tit 3.5; Ro 6.4; 8.2; 13.8; Gl 5.13). El amor es el don supremo del Espíritu (1 Co 13) y el resumen de toda la Ley (Ro 13.8; Gl 5.13).

Cuando interpretamos la expresión cumbre de Juan: «Dios es amor», debemos recordar que las características del amor manifestadas en la Escritura son: personal, voluntario, selectivo (es el fundamento de la elección), espontáneo, fiel a su pacto, justo (y exige justicia), exclusivo (demanda una respuesta total) y redentor.

AMORREOS

Descendientes de Canaán, hijo de Cam (Gn 10.15, 16). La arqueología revela que eran nómadas antes de la época de Abraham. Habitaban la región al noroeste de Mesopotamia, por lo que se les dio el nombre de amurru («occidentales»).

Desde aquí invadieron a las ciudades de Mesopotamia y constituyeron parte importante de la presión internacional que rompió por fin el dominio de la tercera dinastía de Ur (ca. 2060– 1950 a.C.) sobre estas ciudades.

En medio de esta turbulencia salió Abraham de su tierra natal. El poder de los amorreos crecía en Mesopotamia y, como consecuencia, Babilonia inició su carrera internacional bajo el rey amorreo Hammurabi (ca. 1728–1686 a.C.), quien conquistó Asur (ASIRIA) y Mari.

Otros grupos de amorreos habían emigrado hacia el sur y ocupaban una gran parte de la tierra prometida, a ambos lados del Jordán. En Gn 14.7, se les encuentra en Hazezontamar (Engadi), al oeste del mar Muerto; y Gn 14.13 menciona a los amorreos de Mamre, con quienes Abraham se alió.

Los amorreos se nombran entre las diez naciones cuya tierra Dios otorgó a la descendencia de Abraham (Gn 15.21), pero su cultura dominaba tanto la de las otras nueve que se menciona en Gn 15.16 como representante de la vida cananea: «aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí». Este dominio general parece que ya había menguado en el tiempo de Moisés, quizás por la influencia de los HETEOS; se ve a los amorreos representados por varios reinos claramente delineados. Sin embargo, eran todavía (de acuerdo a Gn 15.16) el símbolo de la oposición a Israel, a juzgar por la importancia dada a la victoria sobre Sehón y Og, reyes amorreos al este del Jordán (Nm 36) y a la derrota en Hai (Jos 7.7). Dios mostró su poder al detener el sol durante la batalla contra la alianza amorrea de los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón (Jos 10).

Los rasgos más abominables de la idolatría israelita se debían a los amorreos (1 R 21.26; 2 R 21.11) que no fueron eliminados, sino que quedaron como remanente en un estado servil (1 R 9.20, 21). Por fin, «la maldad del amorreo» fue lo que llevó a Israel al cautiverio.

AMÓS

(CARGA O CARGADOR).

El primero de los grandes profetas de Israel cuyo mensaje se conserva en un libro que lleva su nombre. Aunque desarrolló su ministerio en Israel, era natural de Judá. (TECOA, su ciudad natal, era una aldea 16 km al sur de Jerusalén en la que había una fortaleza con guarnición.)

Según 7.14, Amós no era un profeta «profesional». Además de ser pastor (1.1), recogía la fruta de los sicómoros silvestres que crecían en las partes bajas de esa región desértica. Pero su origen campesino le proporcionó acceso a la cultura popular, a la sabiduría de la tribu a la que pertenecía y a las tradiciones pastoriles. Además, ya que su tierra natal lindaba con el desierto y al mismo tiempo estaba próxima a la ruta comercial de las montañas, adquirió algún conocimiento de la actividad comercial.

El mensaje de este profeta fue sumamente relevante en su país y época. Si comenzó su ministerio allá por el 760 a.C., ya habrían pasado cuarenta años desde el triunfo asirio sobre Damasco, capital de Siria. Libre de la intervención política y económica, Jeroboam II pudo

dedicarse a extender las fronteras de Israel (2 R 14.25). Aprovechando las rutas de caravanas estimuló el comercio y, como resultado, se fue creando una clase rica que menospreciaba y aun explotaba a los pobres (2.6, 7; 3.10; 4.1; 5.11). Los comerciantes especulaban con el trigo y el pan y sumían en la miseria a los necesitados (8.4–6). La justicia se compraba (2–6); las autoridades aceptaban sobornos (5.12). Los que disfrutaban la abundancia económica padecían de miseria moral. La religión de Jehová estaba en decadencia.

Amós predicó en las ciudades de Samaria y Bet-el y después de algún tiempo el sacerdote Amasías lo desterró, alarmado por la severidad de su mensaje contra el rey y la nación. Regresó a Judá (7.10) y nada se sabe de su fin.

LIBRO DE AMÓS: Libro profético del Antiguo Testamento que se caracteriza por su ardiente denuncia del reino norteño de Israel durante un tiempo de idolatría generalizada y desviación de costumbres.

AUTOR Y FECHA

No hay duda en cuanto a quién fue el autor, pues se identifica en 1.1. Quizás → AMÓS predicó entre 760–750 a.C., durante el reinado de Jeroboam II. Este aprovechó la coyuntura político militar para ampliar su reino hacia el norte y hacia el sur, y fomentar así el comercio e incrementar la recaudación de tributos. Además, de esta forma se garantizaba y se ampliaba el control de las rutas comerciales entre las tierras del Nilo y las del Éufrates y el Tigris, de tanta importancia para Israel. Los comerciantes egipcios y mesopotámicos necesariamente debían pasar por la planicie de Jezreel.

Por esta visión política, el reinado de Jeroboam II generó un enorme crecimiento de la riqueza. Israel alcanzó una prosperidad que ningún israelita de la época podía recordar.

Los edificios espléndidos que se perciben en las ruinas, y el fino marfil incrustado de origen fenicio o damasceno desenterrado en Samaria, demuestran que no exagera Amós al referirse al lujo de que gozaban las clases altas de Israel. Sin embargo, el próspero desarrollo económico de esta época no fue igualitario, y la opresión y la pobreza contrastaban con la riqueza y el esplendor de los grupos gobernantes.

Esta descomposición social iba unida a la corrupción religiosa. Aunque los grandes santuarios estaban en plena actividad, repletos de adoradores y magníficamente provistos, la religión no se conservaba en su pureza. Muchos santuarios eran abiertamente de otras formas religiosas, y se fomentaban los cultos de la fertilidad y la prostitución sagrada.

Otros, la mayoría, aunque se presentasen como santuarios de Jehová, cumplían una función totalmente negativa: apaciguar a la divinidad con ritos y sacrificios que garantizaban la tranquilidad de conciencia y el bienestar del país.

AMÓS: Un bosquejo para el estudio y la enseñanza.

  1. Introducción a Amos 1–2
  2. Los ocho juicios 3—2.16
    1. Enjuiciamiento de Damasco 3–5
    2. Enjuiciamiento de Gaza 6–8
    3. Enjuiciamiento de Tiro 9–10
    4. Enjuiciamiento de Edom 11–12
    5. Enjuiciamiento de Amón 13–15
    6. Enjuiciamiento de Moab 1–3
    7. Enjuiciamiento de Judá 4–5
    8. Enjuiciamiento de Israel 6–16
  • Los tres sermones de juicio 1—6.14
    1. El primer sermón: Presente de Israel 1–15
      1. El juicio sobre Israel es merecido 1–10
      2. Se describe el juicio sobre Israel 11–15
    2. El segundo sermón: Pasado de Israel 1–13
      1. El juicio sobre Israel es merecido 1–5
      2. Se demuestra el juicio sobre Israel 6–11
      3. Se describe el juicio sobre Israel 12–13
    3. El tercer sermón: Futuro de Israel 1—6.14
      1. El juicio sobre Israel es merecido 1–15
      2. Se describe el juicio sobre Israel 16—6.14
  1. El primer lamento de juicio 16–27
  2. El segundo lamento de juicio 1–14
  1. Las cinco visiones de juicio 1—9.10
    1. Visión de las langostas 1–3
    2. Visión de fuego 4–6
    3. Visión de la plomada 7–9
    4. Oposición de Amasías (paréntesis histórico) 10–17
    5. Visión de la fruta veraniega 1–14
    6. Visión de los portales 1–10
  2. Las cinco promesas de la restauración de Israel 11–15

ESTRUCTURA DEL LIBRO

Introducción (1.1–2)

Se informa quién fue Amós, cuándo predicó y cuál fue el origen de su autoridad. Juicio contra ocho naciones (1.3–2.16)

Amós inicia su mensaje señalando los pecados de las naciones vecinas de Israel (reino del norte) en un esquema envolvente que a uno le causa el efecto de sentirse inmerso en un mar de injusticia, crueldad y opresión. Esta sección se inicia con el oráculo contra Damasco (1.3–5); y continúa uno a uno con Gaza (1.6–8); Tiro (1., 10); Edom (1.11, 12); Amón (1.13–15), Moab (2.1–3) y Judá (2.4, 5, hasta llegar a Israel (2.6–16), quien, por haber sido receptora de los favores de Dios, merece mayor castigo.

CINCO MENSAJES (3.1–6.14)

Los tres primeros versículos se presentan con la frase: «Escuchad esta palabra».

EN EL PRIMERO (3.1–15), Amós declara a todo Israel que su mensaje proviene de haber escuchado la palabra de Jehová, y proclama la destrucción de Samaria (3.9–15).

EN EL SEGUNDO (4.1–13), advierte a los ricos que serán castigados por oprimir a los pobres. Aunque este castigo ya había comenzado en pequeña escala, ellos no se habían vuelto a

Jehová.

EL TERCERO (5.1–17) es un llamamiento a buscar al Señor antes que Él pase en medio de ellos.

EN EL CUARTO (5.18–27), Amos pronuncia un « ¡ay! » sobre los religiosos cuyas ceremonias llegaron a ser abominación al Señor.

EN EL QUINTO (6.1–14) pronuncia otro « ¡ay! » Esta vez sobre los ricos que en su afluencia olvidan la aflicción de los oprimidos.

CINCO VISIONES (7.1–9.10)

EN LAS DOS PRIMERAS VISIONES, la plaga de langostas (7.1–3) y el fuego consumidor (7.4–6), Amós ve dos calamidades que sirven de juicio, pero que se detienen debido a su intercesión.

EN LA TERCERA (7.7–9), ve una plomada de albañil que indica que la condición de Israel es irreparable. Lo ilustra con una sección intercalada: el incidente entre Amós y Amasías (7.10– 17).

EN LA CUARTA VISIÓN (8.1–3) ve un canastillo de fruta de verano, señal de que ya ha madurado el pecado de Israel y se aproxima el juicio. Otra sección intercalada contra los defraudadores y explotadores ilustra esta madurez, que es también causa del castigo de Dios (8.4–14).

EN LA QUINTA VISIÓN (9.1–10) Amós ve al Señor sobre un altar diciéndole que destruya el santuario, señal de que el juicio es inminente e ineludible.

CONCLUSIÓN (9.11–15)

Amós concluye prometiendo la futura restauración de Israel donde el reino de David se restablecerá, las ciudades se reedificaran y habrá abundancia.

AMPLIAS

(DIMINUTIVO GRIEGO DEL LATÍN AMPLIATUS, QUE SIGNIFICA: AGRANDADO).

Nombre común dado a los esclavos en los días del Imperio Romano. En Ro 16.8 Pablo saluda a un Amplias como «amado mío en el Señor».

AMRAFEL

Rey de Sinar, contemporáneo de Abraham, que junto con otros reyes participó en la batalla de Sidim contra Sodoma, Gomorra y otras ciudades (Gn 14.1ss).

Algunos eruditos han pretendido identificarlo con Hammurabi, pero no hay pruebas suficientes para sostener esa hipótesis.

ANA

(GRACIA, GRACIOSA).

  1. Esposa de Elcana y madre del juez y profeta Samuel. Pidió a Jehová un hijo. Jehová se lo concedió, y cuando el niño tenía muy pocos años, lo dedicó al servicio del Señor, en Silo (1 S 1.1–2.21). El cántico de Ana (1 S 2.1–10) se compara con el Magnificat de María (Lc 1.46–55). En este cántico aparece por primera vez en el Antiguo Testamento el nombre Mesías (el Ungido).
  2. Anciana profetisa, viuda, de la tribu de Aser, que servía en el templo de Jerusalén en la época en que nació Jesús. Después de ver a Jesús en el templo, habló del niño a todos los que esperaban al Mesías en la ciudad (Lc 36–38).

ANÁ

Nombre de dos personas del Antiguo Testamento.

  1. Padre de una de las esposas de Esaú e hijo de Zibeón de la tribu de los HEVEOS (Gn 36.2, 14, 18, 24). Existe cierta confusión respecto a este personaje: En Gn 36.2 el texto masorético reza «Aná hija de Zibeón», mientras la LXX y la Samaritana dicen «hijo». Muchos traductores modernos (incluso la RV), por razones del contexto, optan por seguir la traducción de estas versiones antiguas y no el texto masorético.
  2. Hijo de Seir, duque de los HOREOS (Gn 36.20, 29; 1 Cr 38).

ANAC

(DE CUELLO LARGO).

Descendiente de → ARBA (Jos 15.13) y progenitor de los anaceos (Nm 13.22, 28, 33).

ANACEOS

Los espías que se enviaron a explorar Palestina, antes de la invasión israelita, se aterrorizaron al ver un pueblo de gran estatura que vivía en las montañas del sur alrededor de Hebrón. El anaceo Arba, que fundó Hebrón, era descendiente de los nefilim (que se traduce por GIGANTES en Nm 13.33).

Los egipcios, para provocar la derrota de sus enemigos, inscribían los nombres de ellos sobre urnas y luego las quebraban. En el museo de Berlín se exhiben pedazos de cerámica egipcia con execraciones a «Erum, soberano de Iy-anac y a todo su séquito», los cuales muestran que ya por el año 2000 a.C. los anaceos les inspiraban miedo a sus vecinos.

Josué en su conquista del sur, o los destruyó o expulsó, pero algunos permanecieron en Hebrón, Gat, Gaza y Asdod (Jos 11.21, 22). Caleb venció a los de Hebrón (Jos 14.6–14; 15.13–19; 21.11s). Según Jer 47.5 (LXX) aún quedaban algunos al final de la monarquía.

ANANÍAS

HANANÍAS.

  1. Compañero de Daniel en el cautiverio, quien después se llamó Sadrac (Dn 1.1–19; 17).
  2. Población en la tierra de Benjamín (Neh 32).
  3. Ascendiente de un Azarías (Neh 3.23).
  4. Padre de un Sedequías (Jer 12).

ANANÍAS

(FORMA GRIEGA DEL HEBREO JANANYÁ, JEHOVÁ LE HA FAVORECIDO).

  1. Marido de Safira y miembro de la comunidad primitiva de Jerusalén, cuya contribución al fondo común fue fraudulenta (Hch 5.1–11). Probablemente quería aparentar que seguía el ejemplo de Bernabé (Hch 4.36s) y recibir igual elogio. El pecado fue la mentira y la hipocresía, y no la retención de una parte del precio de la venta, porque en estos casos la contribución era voluntaria (Hch 5.4). La severidad del castigo se debió a que Dios quiso hacer de esta pareja, al principio de la nueva era, un ejemplo público para mostrar la seriedad de tratar con un Dios
  2. Cristiano de Damasco, «piadoso según la ley», que devolvió la vista a Pablo, lo bautizó y le comunicó su comisión de parte del Señor (Hch 9.10–19; 12–16).
  3. Sumo sacerdote, 47–58 d.C., conocido como codicioso, orgulloso y sin escrúpulos. Presidía el concilio en el proceso de Pablo (Hch 23.1–5) y acusó a este ante Félix (24.1–9). En 66 d.C. los zelotes lo mataron por ser amigo de los romanos.

ANÁS

(FORMA ABREVIADA DE ANANÍAS).

Personaje nombrado sumo sacerdote por CIRENIO, en 6 d.C., y depuesto por los romanos en 15 d.C. Su deposición no tuvo valor para los judíos, pues entre ellos el cargo de sumo sacerdote

era vitalicio. Por su gran influencia, Anás consiguió que tras él obtuvieran el sumo sacerdocio sus cinco hijos y su yerno Caifás. Por esta razón, aunque Caifás era el sumo sacerdote oficial al principio del ministerio de Juan el Bautista (Lc 3.2), Anás se reconocía juntamente con él.

Anás intervino en el proceso de Jesucristo, realizando un interrogatorio previo en su casa (Jn 18.13–24), y aquí de nuevo se le considera como sumo sacerdote (v. 19) a pesar de la identificación de Caifás (vv. 13, 24) como tal. Aparece por tercera vez interrogando a Pedro y a Juan (Hch 4.6ss).

ANATEMA

(EN GRIEGO, ANATHEMA. “MALDITO”)

  1. Transcripción de un vocablo griego que significa «algo erigido» (en un templo). Es decir, ofrenda votiva, como en Lc 5.
  2. Vocablo parecido al del No 1, que en la LXX traduce el hebreo jerem (lo consagrado, devoto a Dios). Es decir, lo sustraído de todo empleo humano y, por lo tanto, maldito. En particular, el botín de guerra, como propiedad de Jehová, debía destruirse (Dt 13.17; Jos 6.17s) y toda infracción de esta ley era abominable (Jos 7.1ss; 1 S 21).

En el Nuevo Testamento, «anatema» encierra la idea de entregar algo a la ira divina, de echarle una maldición. No había peor blasfemia que pronunciar «anatema sea Jesús», dando por sentado que era bajo inspiración (1 Co 12.3), ya que tal influjo no viene del Espíritu Santo. En cambio, Pablo está dispuesto a colocarse bajo maldición si esto contribuyera a la salvación de otros judíos (Ro 9.3). Él mismo echa un anatema sobre los predicadores de un «evangelio» legalista (Gl 1.8s) y sobre todo el que no ama al Señor (1 Co 16.22).

Verbos afines aparecen en Mc 14.71; Hch 23.12, 14, 21.

ANATOT

Ciudad ubicada a unos 5 km al norte de Jerusalén. Tal vez el antiguo santuario de la deidad cananea «Anat». Se menciona en el Antiguo Testamento con referencia a varios personajes (Jos 21.18; 2 S 23.27; 1 Cr 11.28; 12.3; 1 R 2.26) y la invasión asiria (Is 10.30). Fue el lugar del nacimiento y las primeras profecías de Jeremías (Jer 1.1; 11.21–23; 32.7–9), devastado por los babilonios y luego reconstruido (Esd 2.23; Neh 7.27).

ANCIANO

En la mayoría de las civilizaciones antiguas se ha creído que las personas de edad son las más capaces para gobernar el pueblo. De ahí que a menudo los gobernantes o líderes se llamen «ancianos». En la Biblia, «anciano» es traducción de la palabra hebrea zaquén y de la griega presbyteros.

Había ancianos en los pueblos de Egipto (Gn 50.7), de Moab y de Madián (Nm 22.7). Aun cuando eran esclavos en Egipto, los israelitas tenían ancianos (Éx 3.16).

Durante la peregrinación en el desierto se formalizó la institución debido al consejo de Jetro (Éx 18.21). En el período siguiente, cada ciudad tenía su cuerpo de ancianos que actuaban como jueces (Dt 19.12; 21.2; 22.15; 25.7; Jos 20.4). El número de 70 quedó como norma (Éx 24.1; Nm 11.16–25; cf. Jue 8.14).

El cuerpo nacional, «los ancianos de Israel», ejercía bastante influencia durante la monarquía (1 S 8.4s; 2 S 5.3; 1 R 8.1, 3; 20.7, etc.), durante la cautividad (Ez 8.1; 14.1; 20.1) y en la época de Esdras. Al principio los ancianos solo ejercían poder civil, pero al llegar la época del Nuevo Testamento ejercieron autoridad juntamente con los principales sacerdotes y formaban parte del SANEDRÍN.

Como en las SINAGOGAS había un consejo de ancianos gobernantes, era normal que las iglesias cristianas imitaran esta estructura. Cada congregación tenía su PRESBITERIO, pero el oficio de anciano cambió. Mientras entre los judíos los ancianos se encargaban sobre todo de los asuntos administrativos y civiles, y no se encargaban de los cultos en las sinagogas, los ancianos cristianos visitaban a los enfermos en una labor pastoral (Stg 5.14) y predicaban la Palabra (1 Ti 5.17).

Había ancianos en la primera iglesia de Jerusalén (Hch 11.30), aunque no se nos explica  cómo se nombraron, y participaban en el CONCILIO con los apóstoles (Hch 15.4, 6, 23; 16.4). Pablo y Bernabé «constituyeron ancianos en cada iglesia» de Asia Menor, con oración y ayuno (Hch 14.23), y se instó a Tito a que hiciera lo mismo en Creta (Tit 1.5). Pablo pronunció un discurso a los ancianos de la iglesia de Éfeso (Hch 20.17), y más tarde recomienda que «los ancianos que gobiernan bien sean tenidos por dignos de doble honor» (1 Ti 5.17). Pedro se identifica como anciano (1 P 5.1) y también Juan (2 Jn 1; 3 Jn 1).

Puesto que el verbo «supervisar» se usa en 1 P 5.2 para describir la función de los ancianos, y Pablo llama «obispos» a los ancianos de Éfeso (Hch 20.28 ; cf. Tit 1.5–7), parece que los términos anciano y OBISPO eran intercambiables.

ANDAR

Las características del andar literal se aplican en sentido figurado a la conducta perfecta, pues el movimiento debe ser progresivo, hacia una meta. En el Antiguo Testamento el buen andar comúnmente se refiere a la sumisión a la voluntad de Dios, lo cual contrasta con el andar de los idólatras (cf. 1 R 8.61 con 16.31). En el Nuevo Testamento algunos hermanos «andan conforme a la carne» o «como hombres» (1 Co 3.3; Ro 8.4), porque su conducta no se  diferencia tajantemente a la de los «gentiles» (Ef 4.17). Pierden así su testimonio y la capacidad de trabajar para el Señor.

Los hijos de Dios deben andar «por fe» ( 2 Co 5.7 ), «en el Espíritu» ( Gl 5.16 ), «en buenas obras», como es «digno de su vocación», «en amor», «como hijos de luz», «aprovechando bien el tiempo» ( Ef 2.10 ; 4.1 ; 5.2 , 8 , 15 , 16 ). Juan contrasta el andar «en tinieblas», con el andar

«en luz» (1 Jn 1.6, 7; 2.11). El modelo es Cristo: «El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo» (1 Jn 2.6).

ANDRÉS

(VARONIL).

Uno de los doce apóstoles. Casi todo lo que se sabe de él se encuentra en el cuarto Evangelio. Era natural de Betsaida (Jn 1.44), hermano de Simón Pedro, al que condujo ante Jesús, e hijo de Juan (cf. Jn 21.16, HA; «Jonás», RV). Antes de su apostolado era discípulo de Juan el Bautista (Jn 1.35–40). Después de su vocación pasó a vivir con Pedro en Capernaum, donde eran socios en la pesca (Mt 4.18; Mc 1.29).

Andrés no formaba parte del trío íntimo de Jesús (Pedro, Jacobo y Juan), pero a la larga se le encuentra con las mismas inquietudes de estos tres apóstoles (Mc 13.3). Con Felipe, que con él eran los únicos apóstoles de nombre griego, fue intermediario entre unos griegos y Jesús (Jn 12.22). Movido por su fe práctica, planteó la imposibilidad de sustentar a los cinco mil (Jn 6.8s). Estuvo presente en el aposento alto después de la ascensión (Hch 1.13) y entonces desaparece de la historia bíblica. Según una tradición verosímil, lo crucificaron en Acaya tras una actividad misionera muy fructífera allí.

ANDRÓNICO

(CONQUISTADOR DE LOS HOMBRES). Designado «pariente» de Pablo (Ro 16.7), quizás fue pariente carnal o solo de raza (cf. Ro 9.3). Fue cristiano antes que Pablo y su «compañero de prisiones», aunque no se sabe cuándo (cf. 2 Co 11.23). (APÓSTOL; JUNIAS.)

ANFÍPOLIS

Antigua capital de Macedonia, situada cerca de la desembocadura del río Estrimón, sobre la famosa «Vía Ignatia» y a unos 53 km de Filipos. Pablo y Silas no se detuvieron en ella (Hch 17.1), posiblemente porque allí no había sinagoga, la acostumbrada base de operaciones para ellos.

ÁNGEL

Traducción de un término hebreo (mal’ak) y un término griego (ángelos) que significan «mensajero». Se aplica a seres humanos (Job 1.14; 1 R 19.2; Hag 1.13; Lc 7.24; 9.52, etc.), pero de manera muy especial a un orden de seres sobrenaturales y celestiales cuyo ministerio es actuar como mensajeros y agentes de Dios en la realización de la voluntad divina.

Los ángeles se mencionan muchas veces en ambos testamentos y Cristo mismo afirmó que hay un orden de seres angélicos en el universo (Mt 18.10; 24.31, 36; Lc 15.10).

Los ángeles fueron creados (Col 1.16) en estado de santidad (Jud 6) antes de la creación del mundo (Job 38.6, 7). Son seres espirituales (Heb 1.14) que pueden tomar forma corpórea, aunque no tienen cualidades físicas como los humanos. Su apariencia es masculina (Gn 18.2, 16; Mc 16.5, etc.). No pueden reproducirse ni tampoco morir (Mt 22.30; Lc 20.36). Existen en gran número (Heb 12.22; Ap 19.1). Poseen inteligencia (1 P 1.12), sensibilidad (Lc 15.10) y voluntad (Jud 6). Se les llama «santos» (Mt 25.31), «escogidos» (1 Ti 5.21) e «hijos de Dios» (Job 1.6), y  se dice que están en el cielo» (Mt 18.10).

Las Escrituras hablan de ángeles que pecaron (Jud 6; 2 P 2.4). (DEMONIOS; SATANÁS.) Aquí se trata solamente de los que no han caído de su estado original. Pablo menciona «principados y potestades en los lugares celestiales» (Ef 3.10). Dos ángeles se mencionan por nombre: Gabriel (Lc 1.26) y Miguel (el arcángel, «uno de los principales príncipes», Dn 10.13, Jud 9). Se habla también de serafines (Is 6.1–3) y querubines (Gn 3.22–24).

Los ángeles alaban a Dios (Ap 4–5), cuyo rostro contemplan siempre en el → CIELO (Mt 18.10), y ejecutan su palabra (Sal 103.20). En cuanto a Cristo, se dice que fue «visto de los ángeles» (1 Ti 3.16). Predicen (Lc 1.26–33) y anuncian su nacimiento (Lc 2.13), le protegen en su infancia (Mt 2.13), le asisten en la tentación (Mt 4.11), están listos para defenderle (Mt 26.53), le confortan en Getsemaní (Lc 22.43), remueven la piedra del sepulcro (Mt 28.2), anuncian la resurrección (Mt 28.6) y la

Segunda Venida (Hch 1.10, 11). Hay varios ministerios que los ángeles cumplen en relación con la experiencia del creyente (Lc 15.10; 16.22; Hch 8.26; 12.7; 27.23, 24; 1 Ts 4.16; 1 Ti 5.21; Heb 1.14). Intervienen también en la vida de las naciones (Dn 10.21; 12.1; Ap 8; 9; 16) y de los individuos no salvos (Gn 19.13; Mt 13.39; Hch 12.23; Ap 14.6, 7).

El hombre ha sido hecho «poco menor que los ángeles» (Sal 8.5), pero al unirse con Cristo por medio de la fe es exaltado sobre ellos (Heb 1–2). Los ángeles le sirven (Heb 1.14), pero Él les excede en conocimiento espiritual respecto a la manifestación de la gracia de Dios en Cristo (1 P 1.10–12), y un día los juzgará (1 Co 6.3). La Biblia prohíbe que se rinda adoración a los ángeles (Col 2, 18; Ap 19.10; 22.8, 9)

ÁNGEL DEL SEÑOR

De las 213 veces que aparece mal’ak en el Antiguo Testamento, 58 componen la expresión mal’ak Yhwh, ángel de Jehová, y otras 11 mal’ak ha-elohim, ángel de Dios.

La identificación de este ángel es difícil. En algunos textos parece tratarse de un ser angélico que actúa como mensajero o representante de Jehová, con quien tiene una relación como la que existe entre un soberano y su embajador (Gn 24.7; Zac 1.12, 13).

Pero hay casos en que el Ángel del Señor se identifica con Dios mismo (Gn 16.7–13; 22.11–18; Jue 13.2ss), lo que conduce a pensar que era una teofanía, o sea una manifestación de Dios en forma visible y corpórea. Como tiene que ser una de las personas de la Trinidad, si no es la primera persona, tiene que ser el Espíritu Santo o el Hijo. Como el Espíritu no asume forma corpórea, puede concluirse que el ángel del Señor es el Hijo de Dios, quien revela corporalmente a la divinidad (Jn 1.18).

ANILLO

Joya muy popular en los tiempos bíblicos (Éx 35.22; Stg 2.2), considerada como el toque final del atuendo de una persona; recibirlo era signo de aceptación (Lc 15.22). Cuando Dios restauró la prosperidad de Job, sus familiares le obsequiaron un anillo (Job 42.11). Por lo general, era símbolo de cierta comodidad (Stg 2.2).

El anillo se grababa con el sello particular de su dueño, de modo que se pudiese estampar ese sello en tablillas de barro húmedo, bien para tratos comerciales o para asuntos de Estado (Est 8.8). Los reyes o miembros de la corte usaban anillos como sello real distintivo. El faraón de Egipto dio a José su propio anillo real (Gn 41.42); lo mismo hizo el rey Asuero con Amán y Mardoqueo (Est 3.10). Judá entregó su anillo (sello) a Tamar (Gn 38.18).

En la vestidura de los sacerdotes el pectoral debía llevar dos anillos de oro para sujetar a este con el efod (Éx 28.28).

ANTICRISTO

Adversario demoníaco o humano-demoníaco de Jesucristo, que aparecerá antes de la Segunda Venida como el último perseguidor de los cristianos. Cristo lo vencerá en su regreso a la tierra. A veces adquiere el aspecto de un seudocristo que engañará a muchos con sus pretensiones, sus milagros y sus falsas enseñanzas. El anticristo, una especie de encarnación de Satanás, figura en la literatura apocalíptica cristiana bajo varios nombres, todos con antecedentes en el judaísmo (GOG; MAGOG; BELIAL; ANTÍOCO; NERÓN; cf. «el hombre de iniquidad» [HA] de 2 Ts 2.3ss).

Apocalipsis sintetiza en forma misteriosa muchos de estos conceptos. Se bifurca en dos bestias (Ap 13; 16.12–16; 17; 19.19ss; cf. 11.7ss), que con Satanás forman una trinidad malvada. La primera («la bestia» por excelencia) es una encarnación de Satanás que demanda adoración; y la segunda, subordinada a la primera, es un falso profeta.

Las epístolas juaninas, sin negar que habrá un anticristo final y único, afirman que existe ya una actitud o tendencia característica de este, y hablan aun de «muchos anticristos» (1 Jn 2.18, 22; 4.3; 2 Jn 7). Para Juan, la negación de que Jesucristo haya venido en carne (y por tanto que el Padre haya actuado para nuestra salvación) constituye la revelación del anticristo.

ANTÍOCO

(EN GRIEGO, EL FIRME).

Nombre muy común entre los reyes seléucidas de Siria. Hubo trece reyes que llevaron este nombre. Los más importantes son los siguientes:

  1. ANTÍOCO I (280–262 A.C.). Hijo de Seleuco, uno de los generales de Alejandro. Sostuvo contra Tolomeo Filadelfo de Egipto la llamada Primera Guerra de Siria, en la que estaba en juego, entre otras cosas, la posesión de
  2. ANTÍOCO II (262–246 A.C.). Hijo de Antíoco I. Sostuvo contra Tolomeo Filadelfo la Segunda Guerra Siria. Derrotado, hizo la paz con Tolomeo contrayendo matrimonio con la hija de este y repudiando a su esposa anterior, La odicea. Sin embargo, el hijo de La odicea sucedió a Antíoco II. A esto se refiere Dn 11.6.
  3. ANTÍOCO III, EL GRANDE (233–187 A.C.). Uno de los más hábiles administradores y generales de los reyes seléucidas. Aunque la mayoría de sus campañas militares le llevaron hacia el Oriente y hasta la India, Antíoco el Grande sostuvo varias campañas contra Egipto. La primera se suspendió cuando se vio obligado a dirigirse con su ejército hacia Media a fin de sofocar una rebelión. La segunda terminó cuando Tolomeo Filópator lo derrotó en la batalla de Rafia (1 Mac 8.1–7). Durante la tercera campaña, logró conquistar la Palestina y la península de Sinaí con la ayuda de los judíos que sentían simpatía por él. A partir de entonces, los destinos de Palestina estarían más estrechamente unidos a los del reino de Siria que a los de
  4. ANTÍOCO IV, CONOCIDO COMO EPÍFANES (176–164 A.C.). Hijo segundo de Antíoco el Grande. Su política helenizante, que pretendía unir a todos sus súbditos bajo un solo idioma, una sola ley y una sola religión, le costó la enemistad con los judíos. En todos los escritos judíos en que se habla de él se le trata con desprecio y se le tacha de inmoral. Su campaña helenizante le hizo intervenir en Jerusalén, donde los dos hermanos Jasón y Onías se disputaban el sumo sacerdocio. Puesto que Jasón se inclinaba más hacia las costumbres de los gentiles, Antíoco le prefirió por encima de Onías. El rey llegó al punto de decretar la pena de muerte para quien se negase a seguir las costumbres griegas (1 Mac 52).

Además, Antíoco invadió a Judá, tomó a Jerusalén, profanó el templo e hizo una gran matanza de judíos (ABOMINACIÓN). Ante esta situación, Matatías se rebeló y se retiró a los montes con gran número de seguidores. El hijo de Matatías, el famoso Judas Macabeo, derrotó repetidamente a las fuerzas de Antíoco (1 Mac 3; → DEDICACIÓN, FIESTA DE). Todas estas victorias de los judíos fueron posibles porque bajo Antíoco IV el reino sirio se encontraba en franca decadencia. Antíoco murió en Babilonia en medio de una campaña militar (1 Mac 6.8–16). A él se refiere Dn 11.21–39.

  1. ANTÍOCO V (164–162 A.C.). Hijo de Antíoco Epífanes, a quien sucedió. Tuvo éxito al pelear contra Judas Macabeo (1 Mac 6; Josefo, Antigüedades XII 4).
  2. ANTÍOCO VII (138–129 A.C.). Derrotó a Juan Hircano, hijo de Judas Macabeo, en 135 C.
  3. ANTÍOCO VIII Y IX (125–95 A.C.). Hermanos que se disputaron el trono de Siria y con ello prestaron ocasión a Juan Hircano para fortalecer la independencia de

ANTIOQUÍA

Nombre de ciudades de Siria y Pisidia.

  1. Ciudad cosmopolita de Siria, situada sobre el río Orontes a 26 km del Mediterráneo y unos 480 km al norte de Jerusalén. La fundó Seleuco Nicator en 301 a.C. (en honor a su padre Antíoco) en una situación geográfica ideal. Por hallarse entre montañas y casi rodeada de agua, gozaba de un clima muy favorable en contraste con la mayor parte de Siria. Llegó a ser una ciudad próspera y populosa (500.000 habitantes). Su vitalidad comercial se debía en parte al río y en parte a su posición en la encrucijada de importantes rutas de caravanas. Fue sometida a Roma en 64 a.C. y llegó a ser la tercera ciudad de todo el imperio; Roma era la primera y Alejandría la segunda. Casas lujosas adornaban su calle principal (6 km) y los emperadores acostumbraban contribuir a su belleza general. Antioquía se conocía, además, por su devoción sensual a Dafne y su culto orgiástico. (A veces, para distinguir entre Antioquía y las muchas otras ciudades del mismo nombre, se especificaba «Antioquía cerca de Dafne».)

Pero si Antioquía tuvo fama de ciudad pagana, ocupa también un lugar prominente en la historia del cristianismo. Habitada por numerosos judíos inmigrados (a menudo ricos y celosos en su proselitismo, cf. Hch 6.5), Antioquía recibió el impacto del mensaje evangélico poco después de la persecución de Esteban (Hch 11.19s) y fue allí donde por primera vez se predicó el evangelio a los gentiles y a los creyentes se les llamó CRISTIANOS (Hch 11.20–26). Aunque algunos opinan que «cristianos» era un apodo que los satíricos antioqueños inventaron, es más aceptable la teoría de que los propios miembros de la joven y entusiasta iglesia, en su afán de identificarse con Cristo, se hayan autodenominado así.

Antioquía también fue la base de las operaciones misioneras de Pablo (Hch 13.1–3; 14.26ss; 15.35s; 18.22s). La iglesia de Antioquía, formada de judíos y gentiles, fue generosa con los hermanos en Judea (Hch 11.27ss; AGABO) pero a la vez fue objeto de controversia a los ojos de estos (cf. Gl 2.11ss; CONCILIO DE JERUSALÉN). En tiempos pos apostólico, Crisóstomo y una escuela de interpretación bíblica dieron más fama a la ciudad, la cual se denominó «la reina del Oriente». Excavaciones arqueológicas dan testimonio de la existencia en ella de más de veinte iglesias en distintas épocas.

  1. Ciudad de Pisidia (en el corazón de Asia Menor, a unos 240 km al este de Filadelfia), también fundada por Seleuco Nicator. Dominaba las rutas comerciales entre Éfeso y el Oriente. Como sede del procónsul romano, gozaba de muchos privilegios y era una ciudad de mucha importancia en la época de las visitas de Pablo y Bernabé (Hch 13.14; 14.19, 21). El éxito inicial de la predicación de Pablo en la sinagoga (Hch 13.15–41) suscitó mucha oposición (13.50s), de manera que la iglesia se componía sobre todo de gentiles (14.21).

ANTIPAS

«Testigo fiel» de la iglesia en → PÉRGAMO, que sufrió el martirio según Ap 2.13. La tradición afirma que era obispo de aquella iglesia y que durante la persecución de Domiciano lo asaron vivo en una olla de bronce.

ANTÍPATRIS

Ciudad de Palestina situada a unos 60 km al sur de Cesarea, en el camino romano a Jerusalén, y a unos 13 km del Mediterráneo.

Pablo pasó por allí cuando los militares romanos lo llevaban a Cesarea (Hch 23.31). Herodes el Grande reconstruyó a Antípatris, anteriormente llamada Cafarsaba, en honor de su padre Antípatro. Ocupó el sitio de la antigua ciudad cananea, Afec (Jos 12.18).

ANTONIA

FORTALEZA alta en la esquina noroeste del área del templo de Jerusalén, mencionada en Neh 2.8; 7.2. Hircano la reconstruyó y más tarde Herodes el Grande la fortificó y le dio el nombre actual. Era cuadrada, tenía cuatro torres y servía de palacio y castillo.

Gabata, donde Jesús compareció ante Pilato, puede haber sido el patio central de la Antonia (Jn 19.13; PRETORIO). De ella salieron los soldados romanos para rescatar a Pablo, y desde sus gradas este habló a la multitud (Hch 21.31–40; cf. 22.24; 23.10, 16). La destruyeron en 70 d.C.

ANTORCHA

Manojo de maderas fuertemente atadas entre sí e impregnadas de aceite y sustancias resinosas, que encendido sirve como medio de iluminación (Gn 15.17; Jn 18.3). Se utilizaba también como elemento de guerra (Zac 12.6).

A veces la Biblia emplea la palabra «tea» como sinónimo (Jue 6.16, 20; 15.4). La antorcha simboliza la rectitud del carácter (Jn 5.35), la luz que brota de las Sagradas Escrituras (2 P 1.19) y la esperanza (Is 62.1).

ANZUELO

Herramienta del pescador, utilizada desde épocas remotas (Job 41.1; Is 19.8; Hab 1.15). Los asirios, según vemos en algunas esculturas, conducían a sus prisioneros enganchados por la nariz con un anzuelo (Am 4.2). Pedro utilizó el anzuelo para pescar el pez que le dio el dinero para pagar un tributo (Mt 17.27).

AÑO

Los hebreos se regían por dos años. El año sagrado empezaba en el mes de Abib o Nisán (marzo o abril). Lo instituyó Moisés durante el éxodo y lo usaban los profetas y sacerdotes (Éx 12.2; 13.4; Esd 7.9; Neh 2.1; Est 3.7). El año civil parece haber empezado en el mes de Tishri o Etanim (septiembre u octubre), y lo empleaban los comerciantes y agricultores (1 R 8.2).

Al principio, el año hebreo era solar, de doce meses, con 30 días cada uno, excepto el duodécimo mes que tenía 35 días. Pero también contaban el tiempo con el año lunar de doce meses (1 R 4.7; Jer 52.31; Dn 7.25; 12.7). Antes del cautiverio los años eran lunares, distribuidos en doce meses de 30 y 29 días alternativamente, cuya duración se indicaba por el curso de la luna. Posteriormente (Mishnah) se dispuso que en el año no hubiera menos de cuatro ni más de ocho meses de 30 días, llamados meses completos.

Los egipcios y los babilonios idearon la intercalación de un mes para conciliar el año lunar con el solar (que comprende 365 días, 5 horas, 48 minutos y 48, 7 segundos que dura el movimiento de la tierra alrededor del sol). Esto fue común entre los judíos después del cautiverio.

Antiguamente, los hebreos referían sus fechas a los acontecimientos más memorables de su historia: el éxodo de Egipto (Éx 19.1; Nm 33.38; 1 R 6.1), la erección del templo de Salomón (1 R 8.1, 2; 9.10), el advenimiento de los reyes (Reyes, Crónicas y Jeremías) y la cautividad babilónica (Ez 33.21; 40.1). Año en el Nuevo Testamento indica la época de acuerdo con el lugar donde ocurren los hechos (Lc 3.1; Gl 1.18; 2.1; 3.17), marca un tiempo determinado (Mt 9.20; Lc 12.19; 13.11; Jn 2.20  Hch 7.6  Heb 3.17; Ap 20.2, 7); la fecha de nacimiento (Mc 5.42; Lc 2.42; 3.23; Jn 8.57; Hch 4.22; 1 Ti 5.9); repetición de los sucesos (Lc 2.41; 13.7) y un tiempo ilimitado (Heb 1.12).

AÑO SABÁTICO

Institución íntimamente ligada con la del sábado. Se ordenaba que, al cabo de seis años de trabajo, se diera libertad a los esclavos israelitas. Además, cada siete años había que dejar la tierra en BARBECHO y abandonar los frutos en el olivar o el viñedo (Éx 23.10, 11). Deuteronomio señala que ese año debía ser también de liberación financiera. Pero no podemos precisar en qué sentido debía serlo: si los acreedores habían de abandonar totalmente su derecho a cobrar deudas, o si solo se trataba de renunciar al interés producido por estas (15.1). Es posible que esta remisión haya sido consecuencia de la ordenanza anterior: si el agricultor abandonaba aquel año los productos de la tierra, le era imposible pagar el interés por sus deudas.

Sin embargo, solo después de la adopción del código sacerdotal se celebró realmente el año sabático (Lv 26.34, 43). La tierra, en todas partes, debía poder celebrar en un año un sábado en honor al Señor (Lv 25.1–7). Durante esos doce meses no había que cultivar nada. La Ley prometía magníficas cosechas el sexto año para que pudiesen vivir al año siguiente (Lv 25.20, 21). En tiempo de Nehemías, los israelitas se comprometieron a guardar el año sabático (Neh 10.31). Este compromiso se respetó en más de una ocasión (1 Mac 6.49, 53). Los historiadores Josefo y Tácito hacen alusión a ello; el primero, para informarnos que el emperador eximió a los judíos, cierto año sabático, de pagar impuesto, y el segundo, para ofrecer un ejemplo de lo que él consideraba la pereza de los judíos. Sin embargo, no es seguro que esta ley se observara habitualmente. El Talmud atestigua su cumplimiento, porque da numerosas prescripciones para resolver las dificultades suscitadas por su aplicación. (JUBILEO.)

AOD

Benjamita, juez zurdo (Jue 3.15). Liberó a Israel de la opresión de Moab, matando a su rey → EGLÓN (3.16–26). Reunió más tarde a los israelitas, y estos acabaron con el ejército moabita (3.27–29). Como resultado, la tierra reposó 80 años (3.30).

APARICIÓN DE JESÚS

Ver. SEGUNDA VENIDA.

APEDREAMIENTO

La verdadera pena de muerte entre los israelitas. Había que ejecutarla fuera de la ciudad, ante el juez y en presencia del pueblo (Lv 24.14; Nm 15.36; 1 R 21.10, 13). El testigo de cargo (tenía que haber por lo menos dos) debía arrojar la primera piedra (Dt 13.9s; 17.7; cf. Jn 8.7), la más pesada posible. Si esta no bastaba para dar muerte a la víctima, los espectadores terminaban de ejecutar la sentencia, arrojando piedras más pequeñas. En ciertos casos al apedreamiento se agregaba la práctica de quemar el cadáver (Jos 7.15, 25s), empalarlo o colgarlo (Dt 21.22) como signo de afrenta.

El apedreamiento se imponía sobre todo en casos de delitos religiosos: contra adivinos ( Lv

  • ), blasfemos ( Lv 24.16 ), idólatras ( Dt 17.2–5 ) y violadores del sábado ( Nm 15.35 ); pero también en otros casos ( Dt 21.21 ; 1 R 21.13 ).

APELES

Cristiano que Pablo saludó en Ro 16.10, añadiendo que era «aprobado en Cristo».

APIA

Miembro de la iglesia en la casa de Filemón (v. 2) en Colosas, tal vez esposa de este y madre de Arquipo.

APIO

Ver. FORO DE APIO.

APOCALIPSISIS

LIBRO DE APOCALIPSIS: Último libro del Nuevo Testamento. Su nombre viene del griego apokalyptein, que significa «quitar el velo». Literalmente puede traducirse «revelación».

AUTOR Y FECHA

Después de la muerte y resurrección de Jesús, el evangelio se expandió rápidamente. En todas partes surgían pequeñas comunidades. En poco tiempo la buena nueva de Jesús atravesó las fronteras de Palestina y entró en los límites del Imperio Romano: Asia Menor, Grecia, Italia. Unos treinta años después de la muerte de Jesús, en el mes de julio de 64, el emperador Nerón decretó la primera gran persecución.

Después de Nerón hubo un período de tregua para los cristianos. Pero cuando el emperador Domiciano (81–96) llegó al trono, decretó una nueva persecución.

Esta vez fue mayor y mejor organizada. Domiciano torturaba a los cristianos para que abandonaran su fe. Y es al final del siglo I, entre los años 95 y 96, en época de persecución, cuando probablemente se escribió Apocalipsis.

APOCALIPSIS: Un bosquejo para el estudio y la enseñanza.

PRIMERA PARTE: «Las cosas que has visto» (1.1–20)

  1. Introducción 1–8
  2. Revelación de Cristo 9–20

SEGUNDA PARTE: «Las cosas que son» (2.1 —3.22)

  1. Mensaje a Éfeso 1–7
  2. Mensaje a Esmirna 8–11
  • Mensaje a Pérgamo 12–17
  1. Mensaje a Tiatira 18–29
  2. Mensaje a Sardis 1–6
  3. Mensaje a Filadelfia 7–13
  • Mensaje a La odicea 14–22

TERCERA PARTE: «Las cosas que han de venir» (4.1 — 22.21)

  1. Persona del juez 1—5.14
    1. El trono de Dios 1–11
    2. El libro sellado 1–14
  2. Profecías sobre la tribulación 1—19.6
    1. Siete sellos del juicio 1—8.5
    2. Siete trompetas del juicio 6—11.19
    3. Profecías explicativas 1—14.20
    4. Siete vasos del juicio 1—19.6
  • Profecías sobre la Segunda Venida 7–21
    1. Cena matrimonial del Cordero 7–10
    2. Segunda Venida de Cristo 11–21
  1. Profecías sobre el milenio 1–15
    1. Satanás es atado por mil años 1–3
    2. Los santos reinan mil años 4–6
    3. Satanás es liberado y lleva a la rebelión 7–9
    4. Satanás es atormentado para siempre 10
    5. El juicio del gran trono blanco 11–15
  2. Profecías sobre el estado eterno 1—22.5
    1. Se crean un nuevo cielo y una nueva tierra 1
    2. Desciende la Nueva Jerusalén 2–8
    3. Se describe a la Nueva Jerusalén 9—22.5
  3. Conclusión 6–21

MARCO HISTÓRICO

El autor se identifica como Juan (1.1, 4, 9; 22.8) y se presenta como «siervo de Dios» (1.1), uno de los profetas (22.9) y «hermano» y «copartícipe en la tribulación» de los destinatarios (1.9). Desterrado de sus amadas iglesias en la provincia de →  ASIA, se halla preso en la isla de

→  PATMOS. Desde la época de Justino Mártir (como por 140 d.C.), este Juan se ha identificado

en Occidente como el apóstol y además como autor del cuarto Evangelio y las tres epístolas juaninas.

Algunos, sin embargo, como ciertas iglesias orientales, objetan que el estilo de Apocalipsis es notablemente diferente al de otros escritos juaninos; los solecismos en que incurre aquí (por lo visto, intencionales) muestran poco respeto por la gramática. Además, el punto de vista en cuanto a la escatología parece muy distinto (esta es más completa en el Evangelio y las Epístolas, pero futuristas en Apocalipsis). Por tanto, Apocalipsis faltó en el canon de ciertas iglesias entre 250 y 950 d.C.

Si bien muchos exégetas modernos le niegan la posibilidad de paternidad apostólica a Apocalipsis, las ideas denuncian un fuerte parentesco con el cuarto Evangelio y las cartas juaninas, de manera que la teoría tradicional puede ser verdadera. Con un fin eminentemente pastoral, Juan traza una teología de la historia y coloca la apremiante necesidad de una iglesia a punto de ser exterminada en dos contextos: 1) la necesidad del mundo; y 2) el propósito redentor de Dios.

OTROS PUNTOS IMPORTANTES GÉNERO LITERARIO DEL LIBRO.

El libro pertenece al género literario apocalíptico. A partir del siglo II a.C., hasta el siglo IV d.C., hubo una gran producción literaria en este género en el ambiente judío y luego en el cristiano (APOCALÍPTICA, LITERATURA).

EL SIMBOLISMO EN APOCALIPSIS

Una de las mayores dificultades para el lector actual de Apocalipsis es el lenguaje simbólico que utiliza el autor. Juan utiliza un número impresionante de registros simbólicos: las cifras, los colores, las figuras animales, los astros y los elementos cósmicos, así como también símbolos sacados directamente del lenguaje religioso y cultual del Antiguo Testamento.

Sin embargo, el mundo simbólico de Apocalipsis no es incomprensible, ya que el mismo Juan se preocupa de revelarnos el significado de muchos de ellos.

  1. LAS CIFRAS
    1. Primero (uno): exclusividad, primacía, excelencia («Yo soy… el primero y el último»: 1.11; 2.8; 13).
    2. Tres y medio: tiempo limitado, período restringido. Expresión simbólica de algo terreno y humano. Aparece formulado de varias maneras (11.2, 3, 9; 12.6, 14; 5).
    3. Cuatro: universalidad (conjunto del mundo habitado): cuatro vientos, cuatro ángulos de la tierra (7.1; 8).
    4. Seis: algo esencialmente imperfecto (666: 18).
    5. Doce: representatividad de las tribus del pueblo elegido; continuidad entre el nuevo pueblo y el antiguo ( 12.1  ; 21.12 , 14 ,  20 , 21 ); doce  veces  mil ( 4–8 ); dos veces doce ( 4.4 , 10 ; 5.8 ; 11.16 ; 19.4 ).
    6. Mil: gran número, multitud (5.11; 7.4–8); los mil años (20.27): período extenso, larga duración. El mil combina con el doce y se obtiene el número 12.000, cifra de los elegidos de cada una de las tribus de Israel. Se trata de la plenitud dentro del pueblo de Dios (7.5– 8).
    7. Ciento cuarenta y cuatro mil: 122 = 144 X 1000 = 144.000. Esta cifra indica una muchedumbre infinita, incalculable. Es la muchedumbre de los elegidos. Por lo tanto, es absurdo tomar este número al pie de la letra para designar el número de los elegidos (7.4; 14.1).
  2. PARTES DEL CUERPO
    1. Ojos: conocimiento (4.6; 6)
    2. Mano: poder (1.16; 2.1; 5.1; 10.2).
  3. Pies, piernas: estabilidad (1.15; 18)
  4. Alas: movilidad (4.8; 6).
  5. Cuernos: fuerza (5.6; 3).
    1. COLORES
      1. Blanco: mundo divino, alegría, pureza, victoria, dignidad (1.14; 2.17; 3.4, 5, 18; 6.11; 7.9, 13; 14.14; 14).
      2. Negro: muerte, hambre, impiedad, desgracia, miseria (6.5, 12).
      3. Rojo: guerra, asesinatos, violencia, sangre (6.4; 9.17; 3).
      4. Amarillo: muerte, descomposición (6.8).
  1. Púrpura: desenfreno (17.4; 18.12; 18.16).
  2. Escarlata: desenfreno (17.3–4; 18.12, 16).
  1. IMÁGENES
    1. La mujer (12.1–3 ): la comunidad de creyentes, el «verdadero Israel» que abraza a judíos y gentiles; está encinta, se trata del nacimiento del «Nuevo Israel» que se realizará a través de la obra del Mesías.
    2. La bestia (17): el poder político del Imperio Romano que, como agente de Satanás, se levanta contra Dios y su Iglesia. Es el
    3. La prostituta (17.4–5): la pompa y el esplendor de la Roma
    4. El dragón (12.3–4, 7, 9, 13, 16, 17; 13.2, 4; 16.13): imagen de Satanás, típica de Apocalipsis. Al dragón también se le llama diablo. Viene del griego diábolos: el que rechaza el orden de Dios, el que subvierte todos los
    5. El falso profeta (13.11–18): el que promueve el culto imperial. Persuade a los hombres a erigir una inmensa imagen del emperador como objeto de adoración (13.14ss). Utiliza básicamente cuatro métodos: a) poderosa retórica de su «voz de dragón» (13.11; b) prodigios que realiza (13.13–15); c) severas sanciones económicas contra los que no reciben la marca de la bestia (13.16–18); d) pena de muerte contra los disidentes que no lo adoran (13.15).

INTERPRETACIÓN

Hay varias maneras de interpretar Apocalipsis. Los exégetas preteristas entienden Apocalipsis como una descripción de acontecimientos pasados, del mal inherente al Imperio Romano del siglo I. Los historicistas ven en Apocalipsis un enorme panorama de la historia desde el siglo I hasta la Segunda Venida. Entre ellos mismos, sin embargo, no hay unanimidad respecto a la identificación de los episodios históricos. Los futuristas sostienen que desde el capítulo 4, Apocalipsis describe acontecimientos relacionados con la Segunda Venida, que tiene lugar en 19.11ss.

En cambio los idealistas consideran primordial el propósito de inspirar a los cristianos perseguidos a permanecer fieles hasta el fin, y entienden el lenguaje simbólico no cronológicamente, sino como una serie de descripciones imaginativas del triunfo de Dios. Estas cuatro escuelas no se excluyen mutuamente. Es probable que una combinación de todas estas interpretaciones responda a la intención de Juan.

APOCALÍPTICA, LITERATURA

Cierto tipo de literatura judía y cristiana escrita en Egipto y Palestina entre 200 a.C. y 200 d.C. Se deriva de la palabra «apocalipsis», que significa «revelación». Por lo tanto, la apocalíptica es un tipo particular de literatura que surgió entre los judíos y los cristianos para revelar ciertos misterios en cuanto al cielo y a la tierra, la humanidad y Dios, los ángeles y los demonios, la vida del mundo presente y el mundo venidero.

La literatura apocalíptica quizás surgió en la tradición de los profetas de Israel, pero varios siglos después. El último de los profetas de Israel, Malaquías, escribió allá por el 460 a.C. Dos libros de la Biblia (Daniel en el Antiguo Testamento y Apocalipsis en el Nuevo Testamento) son buenos ejemplos de este tipo de literatura.

Los siguientes libros judíos y cristianos se consideran apocalípticos: Apocalipsis de Abraham , Apocalipsis de Baruc , Ascensión de Isaías , Ascensión de Moisés , 2 Baruc , Libro de Jubileos , 1 y 2 Enoc , Vida de Adán y Eva , Oráculos Sibilinos , Testamento de Abraham y Testamento de  los doce patriarcas . Casi todos son APÓCRIFOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

En 1974 aparecieron varios libros y fragmentos apocalípticos entre los rollos del mar Muerto. En el segundo y el tercer siglo después de Cristo se escribieron varios libros apocalípticos cristianos, entre ellos Apocalipsis de Pedro, Apocalipsis de Pablo y Apocalipsis de Tomás. Se incluyeron en una colección que se conoce como Apócrifa del Nuevo Testamento.

La mayoría de los libros apocalípticos son de escritores judíos que reaccionaban a la opresión extranjera de su pueblo.

Muchas veces escribían para explicar por qué el malo parecía prosperar mientras que los justos sufrían. Los escritos apocalípticos cristianos están bajo la influencia de esas primeras obras judías. El libro de APOCALIPSIS en el Nuevo Testamento emplea símbolos e imágenes que aparecen en el Libro de Enoc , y en el libro conocido como 4 Esdras , escrito allá por el año 100 d.C., parece ser paralelo de Apocalipsis en varias cosas. Esta gran similaridad entre la apocalíptica judía y la cristiana explica por qué los eruditos los agrupan en una sola categoría y los estudian juntos.

CARACTERÍSTICAS

La literatura apocalíptica tiene ciertas características que la distinguen de las demás obras.

VISIÓN.

Aunque otros tipos de literatura utilizan visiones para expresar su mensaje (véase Isaías 6), la literatura apocalíptica las presenta para revelar secretos celestiales en cuanto al presente y al futuro de la humanidad. A menudo son el producto de cierto trauma o acontecimiento personal o social que creó una crisis en la experiencia del escritor (cf. Ap 1.10 con 4 Esdras 3.1). Estas visiones conducen a su vez a adicionales explicaciones de acontecimientos futuros  y otras visiones y sueños.

ÉTICA.

De estas visiones, el escritor saca conclusiones éticas. En Ap 2–3, Juan escribe siete cartas a siete iglesias del Asia Menor occidental. Cada carta se enfoca en asuntos específicos que confronta esa iglesia. Estas cartas las escribió Juan después de tener una visión en que Dios le encomendara escribirlas (Ap 1.19). Son un llamado a las iglesias a determinadas decisiones éticas o morales.

SEUDÓNIMOS.

El libro de Apocalipsis en el Nuevo Testamento es el único libro de la apocalíptica que ofrece el nombre del autor. Los demás se atribuyen a personajes famosos del pasado, como Esdras, Enoc, Baruc, Jeremías, Abraham, Moisés y Adán. Tal vez se usaba el seudónimo para añadir credibilidad a la obra.

GRANDES SIMBOLISMOS.

Los libros de la apocalíptica son ricos en simbolismos. La imaginación del autor se ejercita. Quienes leyeron esos libros cuando se escribieron conocían el significado de los simbolismos que empleaba el autor. Los acontecimientos de la época, los malos gobernantes y las naciones paganas se simbolizan con animales y bestias, horribles señales en el cielo o caóticas corrientes de agua. Pero al pueblo fiel a Dios se le presenta como animales majestuosos, como un león o como un árbol bien cuidado. El propósito de estos simbolismos era presentar a los lectores un contraste notable entre lo bueno y lo malo.

MENSAJES.

A través de los libros apocalípticos, los autores comunicaron varios mensajes importantes. Los siguientes temas aparecen en toda la apocalíptica: El fin está cerca, el fin del mundo comprende al universo entero, la historia se divide en segmentos fijos, los ángeles y los demonios participan activamente en los acontecimientos, habrá cielos nuevos y tierra nueva, el reino de Dios, el Mesías, el pueblo de Dios disfrutará la gloria.

LIBROS APÓCRIFOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO,

El término «apócrifos» significa «escondidos», y con él se designaron los libros no destinados al uso general, porque se consideraba que contenían verdades demasiado profundas para la mayoría, o porque se pensaba que contenían errores o herejías. El empleo evangélico (protestante) de este término, sin embargo, solo denota que estos libros no son canónicos, significado que se remonta a Jerónimo.

ORIGEN

De acuerdo con la tradición atestiguada por Jerónimo, existen 14 ó 15 libros apócrifos. Todos se originaron en el período intertestamentario, que va del siglo II a.C. al siglo I d.C. Todos se escribieron originalmente en hebreo o en arameo, excepto Sabiduría, Oración de Manasés y 2 Macabeos, y gozaron de gran popularidad entre la numerosa colonia judía de Alejandría. Casi todos se incluyeron en la traducción griega del Antiguo Testamento llamada → SEPTUAGINTA (LXX), que se hizo en esa ciudad. Ello implica que estos judíos, en cierta forma, los consideraron revestidos de la misma autoridad que los demás libros del Antiguo Testamento.

CANONICIDAD

Sin embargo, los rabinos que se reunieron en el llamado Concilio de Jamnia en 90 d.C. asumieron la tarea de fijar el → CANON de los libros sagrados hebreos. Los criterios empleados por los rabinos fueron los siguientes:

  • composición del libro en hebreo o arameo;
  • antigüedad (por creerse que la profecía cesó con Esdras);
  • ortodoxia; y;
  • calidad

De acuerdo con estos criterios y otros factores, respecto a los cuales solo podemos conjeturar, los libros apócrifos quedaron excluidos del canon hebreo.

Sin embargo, la decisión de Jamnia no afectó a los cristianos de los primeros  siglos  de nuestra era, puesto que su Biblia era el Antiguo Testamento griego (LXX). Es cierto que ningún libro apócrifo se cita directamente en el Nuevo Testamento; no obstante, los apócrifos parecen haber influido directa o indirectamente en algunos escritos neotestamentarios: cf. Mt 11.28–30 con Ecl 24.25–31; Mt 9.17 con Ecl 9.15; Lc 12.6–20 con Ecl 11.14–20; Ro 1.19–20 con Sb 13.1–9;

Ro 9.21 con Sb 15.7; Heb 1.3 con Sb 7.26; Heb 11.35 con 2 Mac 6.18–9.28.

Muchos padres de la iglesia antigua citaron estos libros sin reconocerlos como parte de la Biblia cristiana. Cirilo de Jerusalén (m. 381) y Jerónimo (m. 420) fueron más explícitos en distinguir los apócrifos de los libros canónicos del Antiguo Testamento. En su prólogo a los libros de Salomón, Jerónimo apunta que los apócrifos del Antiguo Testamento podían leerse para la edificación, pero «no para confirmar la autoridad de los dogmas de la iglesia». Los incluyó en el Antiguo Testamento de su versión latina de la Biblia (la Vulgata), pero señaló en los prólogos los libros que no se hallaban en el canon hebreo.

EVALUACIÓN PROTESTANTE

En el siglo XVI, Lutero y otros reformadores emplearon el Antiguo Testamento hebreo, que no contenía los apócrifos. Conocían los puntos de vista de Jerónimo y se alejaron de ciertas doctrinas que la iglesia de Roma basó en los apócrifos. En su versión alemana del Antiguo Testamento (1534), Lutero juntó los apócrifos, dispersos a través de la Vulgata, en una sola sección. Los colocó después del Antiguo Testamento y los encabezó con las siguientes palabras:

«Apócrifos. Libros que no son tenidos por iguales a la Sagrada Escritura, pero cuya lectura es útil y buena». Otras traducciones protestantes de la Biblia a las lenguas vernáculas siguieron el ejemplo de Lutero, incluyendo la Biblia del Oso, de Casiodoro de Reina (1569).

Frente a esta actitud, la iglesia de Roma decretó, en el Concilio de Trento (1546), que quienes no reconocieran como sagrados y canónicos todos los libros contenidos en la Vulgata estaban

«anatematizados». Libros como 1 y 2 Esdras y la Oración de Manasés, no incluidos en la lista de doce escritos declarados como canónicos en Trento, se publicaron más tarde en letra pequeña, a modo de apéndice, en la edición clementina de la Vulgata (1592). Debe observarse que los católicos romanos se refieren a los apócrifos como libros «deuterocanónicos», sin que ello implique menoscabo de su inspiración y autoridad.

En el artículo sexto de los «Treinta y nueve artículos de la religión», la iglesia anglicana recomienda la lectura de los apócrifos «por motivo del ejemplo de vida y la instrucción en las costumbres,               pero   no                       los             emplea  para                        establecer    doctrina           alguna». La              Confesión   de Westminster (1647), que ha sido autoritativa para las iglesias presbiterianas (calvinistas) de habla inglesa, rechaza categóricamente los apócrifos y los despoja de cualquier viso de autoridad.   En    1827,   la    Sociedad    Bíblica    Británica,    seguida    por    la    Sociedad                        Bíblica Norteamericana, decidió excluir los apócrifos en los ejemplares de la Biblia publicados por ella. Ningún evangélico, por cierto, equipara los apócrifos con los libros canónicos. Sin embargo, los apócrifos constituyen un eslabón entre los dos testamentos, sin el cual se dificulta notablemente la comprensión del Nuevo Testamento, y puesto que formaban parte de la Biblia

cristiana más antigua, los apócrifos deben estudiarse.

EL ORDEN DE LOS LIBROS APÓCRIFOS

Los libros individuales apócrifos del Antiguo Testamento se organizan en orden alfabético en el subsiguiente artículo. Pero aquí está el orden en el cual generalmente se organizan estos 15 libros en las Biblias que contienen los apócrifos.

  1. Primer libro de
  2. Segundo libro de Esdras.
  3. Tobías.
  4. Adiciones a
  5. El libro de la Sabiduría.
  6. Eclesiástico o Sabiduría de Jesús, el hijo de
  7. La carta de Jeremías.
  8. La oración de Azarís y el cántico de los tres jóvenes.
  9. Bel y el dragón.
  10. La oración de Manasés.
  1. Primer libro de los
  2. Segundo libro de los

DESCRIPCIÓN

A continuación damos un resumen del carácter, el contenido y la fecha de composición de los apócrifos (de los cuales los números 1, 2 Esdras y La oración de Manasés no se imprimen en las Biblias catolicorromanas). Primer libro de Esdras

(ESDRAS EN LA VULGATA)

Es una traducción y compilación de 2 Cr 35.1–36.21, aumentada por la adición de un pasaje largo (3.1–5.3). Relata cómo Zorobabel obtuvo de Darío la autoridad y los fondos para reanudar la reconstrucción de los muros de Jerusalén y del templo. Se supone que fue escrito después del 150 a.C. Segundo libro de Esdras

(ESDRAS EN LA VULGATA)

Es un libro apocalíptico que contiene en los caps. 3–14 siete visiones al parecer otorgadas a Esdras en Babilonia durante el siglo VI a.C. El autor está obsesionado por la razón del mal y del sufrimiento humano y procura justificar ante los hombres los caminos de Dios. El autor de estos caps. Fue un judío desconocido que quizás escribió en arameo hacia fines del siglo I d.C. Los caps. 1, 2 y 15, 16 son adiciones posteriores de dos autores cristianos.

TOBÍAS

Es un relato popular y edificante. El ángel Rafael soluciona los problemas de Tobit y de Sara, dos judíos piadosos, por mediación de Tobías, hijo de Tobit. El libro destaca los deberes con los muertos y el consejo de dar limosna. Apareció en el siglo II a.C.

JUDIT

Relata cómo una bella viuda judía, Judit, le cortó la cabeza a Holofernes, comandante asirio que sitiaba la ciudad de Betulia, y así salvó a los israelitas. La historia está repleta de errores y dislates históricos y geográficos que tal vez introdujo adrede el autor para centrar la atención en el drama religioso que constituye el fondo del relato. Es probable que el libro se escribiera en hebreo, alrededor del 100 a.C.

ADICIONES A ESTER

En el siglo I o II a.C. un tal Lisímaco (11.1) tradujo el texto hebreo de Ester al griego. En seis lugares distintos de la narración griega, él, u otro autor, introdujo pasajes que no se hallan en  el texto hebreo y que suman 107 versículos. Todas estas adiciones, menos una, mencionan el nombre de Dios (recuérdese que el texto masorético no se refiere ni una sola vez a Dios). En la Vulgata estas adiciones se agregan al final del texto canónico, pero en la Biblia de Jerusalén están intercaladas en letra cursiva en los lugares correspondientes al texto canónico.

EL LIBRO DE LA SABIDURÍA

Aunque insinúa que su autor fue Salomón, en realidad lo escribió en griego un judío helenizado, quizás de Alejandría, entre 100 y 50 a.C. El autor parece tomar en cuenta  diferentes clases de lectores: judíos tibios y apóstatas (caps. 1–5) y judíos fieles pero desanimados por las persecuciones (caps. 10–12 y 16–19). A posibles lectores gentiles les ofrece una apología a favor de la verdad del judaísmo y señala la insensatez de la idolatría (caps. 6–9 y 13–15). Recalca la creencia en la inmortalidad del alma (rasgo típicamente helenista) y ensalza el papel de la sabiduría, que se identifica con Dios en el gobierno del mundo (7.22–8.1).

ECLESIÁSTICO

Se escribió en hebreo en 190 ó 180 a.C. por un judío de Palestina llamado Jesús (en hebreo, Josué), hijo de Sirac (50.29). Unos cincuenta años después el nieto del autor llevó un ejemplar a Egipto, donde lo tradujo al griego (véase el Prólogo). Este libro recalca que la sabiduría es la ley que Moisés proclamó (24.33, 34). Una recopilación muy variada de máximas la encontramos en 1.1–42.4. Aquí se ensalzan sobre todo la prudencia y la autodisciplina. Es muy conocido el

«elogio de los hombres ilustres» (44.1–50.21), que empieza con Enoc y termina con el sacerdote Simón II (220–195 a.C.).

BARUC

Se atribuye al escribano de Jeremías. El libro contiene una oración de confesión y de esperanza (1.15–3.8), un poema que alaba la sabiduría (3.9–4.4) y una pieza profética (4.5–5.9) donde el autor anima a los cautivos con la esperanza de su regreso del cautiverio. Es posible  que en realidad el libro haya tenido dos o más autores; el más reciente de ellos tal vez vivió poco antes o después de la era cristiana.

LA CARTA DE JEREMÍAS

Aparece en la Vulgata y demás traducciones catolicorromanas como el cap. 6 de Baruc. Pero la LXX conserva aparte esta carta. Se trata de una diatriba que ridiculiza la idolatría crasa de Babilonia. Se desconocen la identidad y la fecha del autor.

LA ORACIÓN DE AZARÍAS Y EL CÁNTICO DE LOS TRES JÓVENES

Es una adición hallada en la versión griega y latina de Daniel, colocada entre 3.23 y 3.24 del texto canónico (donde se halla también en las traducciones catolicorromanas).

Posiblemente se escribió en hebreo entre los siglos II y I a.C. El cántico de los tres jóvenes sigue usándose en varias liturgias modernas (p. ej., en la anglicana y en la luterana) con el título de Benedicite.

SUSANA

Es una historia de tipo «detectivesco» en que Daniel pone al descubierto las falsas acusaciones que dos ancianos lascivos lanzaron contra Susana, mujer judía muy virtuosa y bella. En la Vulgata se agrega al último capítulo de Daniel (en las demás traducciones catolicorromanas figura como el cap. 13 de Daniel). El autor es desconocido y el relato se compuso durante los dos siglos anteriores a la era cristiana.

BEL Y EL DRAGÓN

Es otra historia de tipo «detectivesco» dirigida contra la idolatría. Daniel descubre los ardides de los sacerdotes del ídolo Bel y después mata a la serpiente adorada por los babilonios. Por segunda vez lo echan al foso de los leones y lo salvan. El autor, la fecha y el lugar de composición se desconocen. La Vulgata también anexa esta adición al libro canónico de Daniel y en las otras traducciones catolicorromanas figura como el cap. 14 de Daniel.

LA ORACIÓN DE MANASÉS

Es una plegaria en que Manasés confiesa con humildad sus muchas transgresiones y pide perdón a Dios. Probablemente se compuso para insertarse en 2 Cr 33.12, 13, 18.

Se escribió en griego, tal vez ya comenzada la era cristiana. Aunque no forma parte del censo de los libros canónicos adoptados en Trento, se incluye casi siempre en un apéndice de la Vulgata. Que se sepa, no existe traducción castellana.

PRIMER LIBRO DE LOS MACABEOS.

Es de alto valor histórico. Destaca la resistencia a los esfuerzos de Antíoco Epífanes IV de Siria por erradicar la religión judía y por helenizar a los judíos, y relata las hazañas de los hermanos Judas Macabeo, Jonatán y Simón, durante las invasiones de los sirios y las peripecias históricas ocurridas entre 175 y 134 a.C. El autor fue un judío de Palestina que escribió en hebreo alrededor de 100 a.C., pero el texto hebreo se ha perdido.

SEGUNDO LIBRO DE LOS MACABEOS.

Es un resumen de una obra de 5 tomos escrita por Jasón de Cirene (2.19–32). El libro trata de la historia de los judíos entre 175 y 160 a.C. El estilo es exhortatorio y el fin es agradar y edificar (2.25; 15.39). El autor escribió para los judíos de Alejandría, con el fin de despertar en ellos un interés por el templo de Jerusalén. El libro da por sentado la fe en la resurrección de los justos y recomienda la oración y el sacrificio de expiación por los difuntos (12.41–46). Tiene mucho menos valor histórico que 1 Macabeos. Se escribió en griego entre 124 a.C. y 70 d.C.

APÓCRIFOS DEL NUEVO TESTAMENTO, LIBROS

Obras que, aunque pretenden dar información acerca de Cristo y los apóstoles, o incluso estar escritas por estos, se excluyen del CANON del Nuevo Testamento. Se consideran distintas de la literatura patrística (también extracanónica), de la cual algunos escritos gozaron de gran popularidad en ciertas iglesias durante los primeros dos siglos; p. ej., el Pastor de Hermas, la Didajé y Las epístolas de «Bernabé», Clemente de Roma, Ignacio y Policarpo. Más bien, los libros apócrifos nacieron principalmente de la curiosidad y piedad populares, y su orientación teológica delata su procedencia gnóstica (GNOSTICISMO). En su mayoría, se escribieron en griego. Solo de algunos se conserva el texto completo; para otros dependemos de citas en escritos posteriores.

EVANGELIOS APÓCRIFOS

Preocupados por las lagunas en las narraciones canónicas, algunos autores de los siglos II a IV, a veces evidentemente heréticos, las rellenaron con episodios pintorescos. Estos escritos casi nunca merecen el nombre de → EVANGELIOS, porque su género literario es muy diferente. El Evangelio de los hebreos procede de Siria, de judeocristianos que conocían nuestro Mateo canónico. Más heterodoxo todavía es el Evangelio de los egipcios, que incluye un diálogo entre Cristo y Salomé sobre el repudio de toda relación sexual.

Entre los papiros se han hallado varios fragmentos, como el Evangelio de Tomás (véase abajo) y el Evangelio desconocido (Papiro Egerton 2), que data del año 100. Se han descubierto documentos que subrayan la pasión (Evangelio de Pedro y el de Nicodemo) y exageran lo milagroso. Otros describen la infancia de Jesús (Protoevangelio de Santiago, Evangelio [árabe] de la infancia del Salvador, etc.) y multiplican puerilmente los prodigios hechos por Jesús. Además, hay evangelios menos importantes que se llaman de los doce apóstoles, de Matías, de Judas, de Bartolomé, etc.

En Jenoboskion (Egipto) se descubrió en 1945 una biblioteca de literatura gnóstica (Nag Hammadi) escrita en copto, la cual brindó tres documentos de gran valor: el Evangelio de la verdad, escrito en Roma ca. 140 d.C., que medita enigmáticamente sobre la redención; el Evangelio de Tomás, procedente de Siria, que da 114 dichos de Jesús gnostizados; y el Evangelio de Felipe, en el que se rechaza enfáticamente todo lo sexual. El cotejo de estos libros con los canónicos es un estudio útil que llevará muchos años todavía.

HECHOS APÓCRIFOS

Para satisfacer la curiosidad popular respecto a la suerte de los apóstoles (sus milagros, viajes y martirio) algunos cristianos de siglos posteriores rellenaron las lagunas del libro de Hechos. El resultado incluye ciertos datos de innegable valor, pero los hay también netamente fantásticos, de tendencia apologética y herética. Dignos de mención son: Hechos de Pedro, de Pablo, de Andrés, de Juan, de Tomás, etc., Predicación de Pedro y Romance (Pseudo- Clementino).

EPÍSTOLAS APÓCRIFAS

Aun durante la vida de Pablo hubo falsificadores de su firma (cf. 2 Ts 3.17), pero en los siglos II y III esta literatura seudoepigráfica llegó a su apogeo, sobre todo en Siria y Egipto. A veces sus autores procuran acreditar aparentes privilegios de determinadas iglesias; otras veces pretenden suplir epístolas apostólicas, ahora perdidas. Títulos de interés son: Correspondencia entre Cristo y Agbar rey de Edesa, Epístola de los apóstoles, Tercera de corintios, Epístola a los laodiceos y Correspondencia entre Pablo y Séneca.

APOCALIPSIS APÓCRIFOS

Todo el aparato apocalíptico (APOCALIPSIS) de visiones, arrebatos y apariciones angélicas está presente en estas obras. En ciertos sectores el Apocalipsis de Pedro gozó de reputación canónica en el siglo II; en menos valor se tuvieron los Apocalipsis de Pablo, de Juan (no canónico), de Tomás y Esteban y de María.

El análisis de estos libros es una tarea delicada; el cristiano que busca en ellos datos genuinos de la TRADICIÓN, tropieza con mucho material ficticio y espurio.

APOLIÓN

Ver. ABADÓN .

APOLONIA

Ciudad de Macedonia situada a 44 km al oeste de ANFÍPOLIS en la Vía Ignatia, camino romano a Tesalónica. Recibió su nombre en honor de Apolo, dios grecorromano del sol. Pablo pasó por Apolonia en su segundo viaje misionero (Hch 17.1).

APOLOS

Judío alejandrino que abrazó el cristianismo. Llegó a Éfeso después de la corta visita que Pablo hizo a esta ciudad en su segundo viaje misionero (Hch 18.24–28).

Era «varón elocuente, poderoso en las Escrituras .de espíritu fervoroso», pero su experiencia en el cristianismo era parcial, ya que «solamente conocía el bautismo de Juan».

Los hermanos Priscila y Aquila, quienes habían acompañado a Pablo desde Corinto (Hch 18.18), instruyeron a Apolos y posiblemente lo bautizaron. Los hermanos efesios lo animaron  a visitar a Corinto, donde sobresalió como elocuente apologista en las controversias con los judíos (Hch 18.27s), granjeándose así involuntariamente un partido propio. Tanto Pablo como Apolos deploraban estas divisiones en la congregación (1 Co 3.4–8).

A juzgar por 1 Co 16.12, Apolos buscó a Pablo en Éfeso (cf. Tit 3.13), estaba con él cuando este escribió 1 Corintios y se negó a regresar a Corinto. Lutero y otros han sugerido que Apolos fue el autor de la Epístola a los → HEBREOS.

APOSENTO ALTO

Pieza construida en el piso alto de una casa y destinada al descanso (Jue 3.20–24), a la oración (Mc 6.6) y al hospedaje de personas distinguidas (2 R 4.10, 11).

En un aposento alto se instituyó la Santa Cena (Mc 14.14s), se reunió la primera iglesia cristiana (Hch 1.13), se realizaron, según una interpretación de Hch 2.1s, los hechos del día de Pentecostés y Pablo predicó el evangelio (Hch 20.8).

APOSTASÍA

Transcripción exacta de la palabra griega apostasía (defección, revuelta), que en el griego clásico era un término técnico de la política; p. ej., la rebelión contra el poder gubernamental, sea el rey o la patria. Este significado secular se conserva en la LXX (Gn 14.4; 2 Cr 13.6; Ez 17.15; Neh 2.19; 6.6), traducción de la raíz hebrea mrd, «rebelarse».

El sentido religioso de apostasía es de origen bíblico. Señala en sentido amplio rebelión contra Dios. Es decir, no obedecerlo ya sea por seguir falsos dioses (la idolatría) o desviación moral de la Ley. En la LXX ya aparece con este significado (Dt 32.15; Jos 22.18–23; Jer 2.19; 3.14; Dn 9.9). Ejemplos de la apostasía en el Antiguo Testamento son los reyes Acaz (2 Cr 29.19), Manasés (2 Cr 33.19) y el pueblo de Israel (Is 1.2–4; Jer 2.1–9). En el judaísmo tardío la adopción de prácticas religiosas paganas de los judíos se consideraba la apostasía «del pacto santo» (1 Mac 1.15), «de la religión de sus antepasados» (1 Mac 2.15, 19) y de «las leyes» (2 Mac 5.8).

En el Nuevo Testamento el término griego apostasía solo aparece en dos pasajes (Hch 21.21 y 2 Ts 2.3). Sin embargo, la realidad que describe se encuentra con frecuencia. En Hch 21.21 acusan a Pablo de enseñar «a los judíos [de la dispersión] a apostatar de Moisés». Es decir, a abandonar la Ley, la circuncisión y las costumbres tradicionales judías. En 2 Ts 2.3 se usa de nuevo en un contexto escatológico. Antes de la venida del día del Señor habrá una rebelión contra Dios, el abandono o la apostasía de la fe. La apostasía en el contexto escatológico se describe con otra terminología en 1 Ti 4.1 y Mt 24.1–12.

La apostasía era uno de los problemas más graves que la iglesia primitiva tenía que enfrentar. Se describía como volver atrás y no seguir a Jesús (Jn 6.66), abandonar la fe (1 Ti 4.1), ser arrastrado por el error (2 P 3.17) y apartarse del Dios vivo (Heb 3.12).

Las causas de la apostasía pueden incluir la enseñanza de falsos maestros (Mt 24.11; Gl 1.6, 7; 2 Ti 2.17, 18; 2 P 2.1, 2; Jud 3, 4), la adopción de una vida de pecado que los herejes promueven (2 P 2.18–20), la persecución (Mt 24.9, 10; Lc 8.13) y la tentación satánica (1 P 5.8). Las consecuencias graves de la apostasía se describen en Heb 6.4–8 y 10.26–29. Frente al peligro de la apostasía los autores apostólicos presentaban un antídoto: la exhortación de perseverar hasta el fin (Mt 24.13; Lc 8.15), estar firmes y retener la doctrina apostólica (2 Ts 2.15), retener la confianza en Dios (Heb 3.14), y resistir al diablo (1 P 5.9) en la confianza de que Dios fortalece a su pueblo frente a las adversidades que pueden llevarlo a la apostasía (1 P 5.10; 2 Ts 2.16, 17). Los miembros de la comunidad de fe se exhortan los unos a los otros a permanecer en la fe (Hch 14.22; Heb 13).

Mientras algunos teólogos opinan que el verdadero creyente no puede abandonar la fe con base en los textos que hablan de la seguridad del creyente (Jn 10.27–30; Flp 1.6; Heb 7.25; 2 Ti 1.12), otros observan que varios textos neotestamentarios describen la apostasía y la perdición de quienes recibieron la salvación (2 Ti 4.10; Heb 6.4–6; 10.26, 27; 1 P 5.8; 2 P 2.1; 2.18–22).

APÓSTOL

Transcripción de la voz griega apóstolos, derivada del verbo griego apostello (enviar o despachar). Este verbo se distingue del verbo pempo (otro verbo que significa «enviar») en que involucra la idea de ser enviado con un propósito especial o con autorización oficial. El sustantivo se emplea en el Nuevo Testamento de tres distintas maneras:

  1. Designa un «enviado», «delegado» o «mensajero». En Jn 13.16 la palabra no se transcribe sino se traduce «enviado». En este sentido Cristo es un apóstol de Dios (Heb 3.1; cf. Lc 11.49). Epafrodito es un apóstol de los filipenses (Flp 2.25, donde apóstolos se traduce «mensajero», igual que en 2 Co 23).
  2. Designa a un miembro del grupo de los doce que Jesucristo seleccionó para ser de manera especial sus compañeros constantes y los pregoneros iníciales del mensaje del reino de Dios (Mt 10.1–8; Mc 3.14s; 6.13–19, 30; Lc 6.12–16; Hch 1.26; Ap 14).

Parece que prevalecía en la mente del colegio apostólico la idea de que el número de doce debía guardarse intacto. Prueba de esto es el hecho de que, después de la muerte de Judas Iscariote, nombraron a otro que ocupara su lugar (Hch 1.15–26). En esta ocasión Pedro especificó los requisitos que había que cumplir para ser apóstol: haber sido,

  • compañero de Jesús durante su ministerio terrenal y,
  • testigo de su resurrección (Hch 1.21, 22).

 

Pablo cumplía el segundo requisito, pero no el primero. Sin embargo, dijo ser apóstol (1 Co 9.1s; 2 Co 12.12; Gl 1.1; 1 Ti 2.7; 2 Ti 1.11).

Es interesante notar que la palabra apóstolos aparece 79 veces en el Nuevo Testamento y que de ellas 68 se hallan en los escritos de Pablo y Lucas, mientras que en los de Juan no se encuentra ni una. Sin embargo, es en el Evangelio de Juan donde se especifica más claramente el papel particular de los apóstoles después de la muerte de Cristo (17.18; 20.21). Según Juan, el Espíritu Santo les recordará las palabras de Jesús, les «enseñará todas las cosas», les «guiará a toda la verdad», y les «hará saber las cosas que habrán de venir» (14.26; 16.13).

Por tanto, las enseñanzas de los apóstoles son la norma para la doctrina y la vida de la iglesia (Hch 2.42, TRADICIÓN). Pablo da el primer lugar a los apóstoles entre los líderes instituidos en la iglesia (Ef 4.11) y dice que ella está edificada «sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas» (Ef 2.20; cf. Gl 2.9). Jesús anunció que los apóstoles serán jueces en el juicio mesiánico (Mt 19.28) y Apocalipsis declara que sus nombres estarán grabados en los cimientos del muro de la nueva Jerusalén (21.14).

  1. Designa en sentido general a maestros y misioneros destacados. Por ejemplo, JACOBO el hermano del Señor (Gl 1.19), BERNABÉ (Hch 14.14), TIMOTEO y SILVANO (1 Ts 1.1; 2.6), ANDRÓNICO y JUNIAS (Ro 16.7). En 1 Co 5, 7 Pablo evidentemente distingue entre «los doce» (categoría 2, arriba) y «todos los apóstoles» (categoría 3). Juan y Pablo nos advierten que hay quienes pretenden ser apóstoles, pero realmente están «disfrazados» (Ap 2.2; 2 Co 11.5, 13).

AQUILA Y PRISCILA

Aquila, natural del Ponto, fabricante de tiendas (Hch 18.3), y Priscila su esposa, eran colaboradores con Pablo en Corinto y Éfeso. A veces el nombre de Priscila precede al de su marido, lo cual hace sospechar que ella ocupó un lugar más prominente que el de su esposo en la dirección de la iglesia. «Priscila» es el diminutivo de «Prisca» (1 Co 16.19, BJ; 2 Ti 4.19).

La primera mención de Aquila y Priscila se hace cuando Pablo llega a Corinto en su primer viaje misionero y se aloja en la casa de ellos (Hch 18.1–3). Tal vez fue en esta época cuando arriesgaron la vida por él (Ro 16.4), por lo que merecieron el agradecimiento de las iglesias gentiles. Junto a otros judíos, los expulsaron de Roma bajo edicto del emperador Claudio en 49 d.C. No se sabe si eran cristianos antes de la visita de Pablo, pero pronto llegaron a ser líderes en la nueva iglesia de Corinto.

Aquila y Priscila acompañaron a Pablo cuando salió de Corinto para Éfeso (Hch 18.18). La iglesia de Éfeso se reunía en la casa de ellos (1 Co 16.19) y quizás se encargaron de la misma durante la ausencia de Pablo. Cuando APOLOS llegó a Éfeso, lo instruyeron más en las cosas del Señor (Hch 18.24–26), tal vez lo bautizaron y le ayudaron en su viaje a Corinto dándole una carta de recomendación (Hch 18.27).

Aparecen después en Roma (Ro 16.3) y luego 2 Ti 4.19 indica que de nuevo se encuentran en Éfeso.

AQUIS

Rey filisteo de la ciudad de Gat, que brindó asilo a David cuando este huía de la persecución de Saúl. Por temor a Aquis y a los siervos de este, David se fingió loco y escapó para ir a refugiarse a la cueva de Adulam (1 S 21.10–22.1).

Más adelante, Aquis volvió a permitir a David asilarse en Gat y le dio la ciudad de Siclag (1 S 27.5, 6). En el título del Sal 34, Abimelec es otro nombre para Aquis.

AR

Una de las ciudades principales de MOAB (Is 15.1). Se hallaba en el límite septentrional de Moab, al sur del río ARNÓN (Nm 21.15, 28). Se prohibió a los israelitas tomar esta ciudad porque Jehová la dio por heredad a Moab, uno de «los hijos de Lot» (Dt 2.9, 18, 29).

ARABÁ

(TIERRA SECA O ESTEPA DESÉRTICA).

Nombre de la depresión que se extiende desde el mar de Galilea hasta el golfo de Aqaba en el sur. Designaba diferentes partes de la depresión, tales como el valle del JORDÁN (Dt 4.49; Jos 11.16; 2 S 4.7), el MAR MUERTO (Dt 4.49; Jos 3.16; 12.3) o la parte sur del mar Muerto (Dt 2.8). Hoy en día se denomina Arabá a la parte entre el mar Muerto y el golfo de Aqaba, región importante por su control de rutas comerciales de las caravanas. La misma palabra en plural (`arbot) indica estepas desérticas dentro del Arabá, como «los llanos de Jericó» (Jos 5.10) o «los campos de Moab» (Nm 22.1; 26.3). Las palabras «Arabia» y «árabe» se derivan de esta misma raíz.

ARABIA, ÁRABES

Es la península más grande del mundo, tiene forma de rectángulo, su extensión abarca casi 3.000.000 km 2 y está situada al sudeste de Palestina. Limita al oeste con el mar Rojo, al sur con el golfo de Edén, el océano Índico y el mar de Omán, y al este con el golfo Pérsico. No tiene frontera definida en el norte porque se une con el desierto de Siria.

Dos inmensas depresiones cubiertas de dunas de macizo volcánico atraviesan Arabia y en ellas se cultivan trigo y dátiles gracias a la poca lluvia. La región del sur es montañosa y alcanza hasta 3.000 m de altura en algunas partes. Las costas son angostas llanuras desérticas.

Arabia se considera la cuna de los pueblos semitas. Desde el cuarto milenio a.C. los semitas de Arabia (sobre todo del norte de Arabia) han mantenido relación con las civilizaciones sedentarias que pueblan desde Mesopotamia hasta Palestina y Transjordania. Por lo general, los árabes se infiltraron poco a poco en estas civilizaciones, pero a veces hubo grandes migraciones.

Las más importantes fueron:

  • 3500 a.C., cuando algunos semitas formaron la cultura acádica en Mesopotamia y posiblemente algunos se amalgamaron con los habitantes del valle del Nilo;
  • 2500 a.C., cuando los amorreos entraron en Mesopotamia y los cananeos y fenicios emigraron a Siria y Palestina;
  • entre 1500 y 1200 a.C., cuando los hebreos entraron en Palestina y los amorreos en Siria;
  • 400 a.C., cuando los nabateos dominaron a Edom, al sur de Siria y Palestina; y,
  • en el siglo VII d.C., cuando ocurrieron las migraciones del

Arabia casi siempre se presenta en la Biblia como lugar solitario y apto para recibir allí la revelación de Dios. Por eso la parte más famosa es la pequeña península de Sinaí/ Horeb al noroeste de la península principal. En este lugar sagrado para los hebreos, Dios se reveló a Moisés y le dio las tablas de la LEY. Años más tarde Elías oyó aquí la voz de Dios (1 R 19.8ss).

Los árabes siempre se han identificado con la vida nómada, las caravanas de camellos y el comercio (cf. Gn 37.25; 1 R 10.10). Sin embargo, en varias épocas levantaron renombrados reinos y civilizaciones. Dos ejemplos son el poderoso reino de Sabá en el sur de Arabia (ca. 1000 a.C.), del cual los arqueólogos han encontrado grandes construcciones, y el reino de los nabateos en el norte de Arabia (400 a.C. —100 d.C.) con su capital en → PETRA. En los siglos IX a VII a.C. los árabes se mencionan a menudo en escritos asirios. Tanto los asirios como los caldeos dominaron a las tribus que habitaban la parte norte de Arabia.

En Gn 10 algunos de los hijos de Cus (v. 7) y de Joctán (vv. 26–29) pueden identificarse con tribus del sur de Arabia. Los hijos de Aram (Gn 10.23) son árabes. Más tarde, los descendientes de Abraham por Cetura: Medán, Madián, Súa y Dedán (Gn 25.1–4), habitaron el norte de Arabia. Muchos descendientes de Ismael (Gn 25.13–16) se relacionaron con el noroeste de Arabia. Asimismo algunos hijos de Esaú (Gn 36) se identifican como árabes. En la historia de José, los ismaelitas y madianitas son mercaderes (Gn 37.27, 28). Moisés pasó largo tiempo en Arabia, en tierra de MADIÁN.

Los israelitas se relacionaron con varias tribus árabes, especialmente beduinos nómadas del norte de Arabia: los amalecitas (Éx 17.8–16; 1 S 15; 30) los madianitas y los hijos del Oriente (Jue 7.12) y algunas bandas armadas (2 Cr 21.16; 22.1). Estas tribus fueron enemigas, pero las hubo también amigables. El encargado de los camellos de David era ismaelita (1 Cr 27.30). Salomón se enriqueció por comerciar con los árabes (1 R 10.15) y recibió la visita de la reina de Sabá (1 R 10.1ss). El rey Josafat recibió tributo de los árabes (2 Cr 17.11). Los profetas mencionan con frecuencia a los árabes (Is 13.20; 21.13; 60.6; Jer 6.20; Ez 27.20–22). En el tiempo de Nehemías un árabe, Gesem, intentó impedir la reconstrucción de los muros de Jerusalén (Neh 2.19; 4.7; 6.1–6).

En el día de Pentecostés algunos árabes oyeron el evangelio (Hch 2.11). Aretas el gobernador de Damasco, quien trató de prender a Pablo, era árabe (Hch 9.23–25; 2 Co 11.32s). Cuando Pablo se retiró a Arabia, tal vez se fue al territorio de los nabateos al este o sudeste de Palestina.

ARADO

Instrumento usado desde los tiempos más antiguos para labrar y preparar la tierra para la siembra. Seguramente Caín araba la tierra (Gn 4.2). Los primeros arados se hacían de madera y no de metal. Más tarde la reja se guarnecía con una punta de hierro (Is 2.4; Jl 3.10, VM). En el tiempo de David había abundancia de hierro para fabricar rejas para los arados.

La mancera se formaba de una sola pieza y esto permitía manejar el arado con una sola mano. Con la otra mano se dirigía a los bueyes o animales con una garrocha, que también servía para limpiar la reja cuando el suelo quedaba pegado a ella (Jue 3.31; 1 S 13.21, VM). Era importante que el arado no fuera pesado, ya que era necesario levantarlo y pasarlo por encima de las piedras en ciertos campos.

ARAM, ARAMEOS

Aram fue quinto hijo de Sem, uno de los hijos de Noé (Gn 10.22s), y el territorio habitado por sus descendientes. De ellos derivaron los distintos pueblos semíticos y, por tanto, el nombre «arameo» designa tanto un pueblo, como un idioma. Se menciona a otro Aram, nieto de Nacor, el hermano de Abraham (Gn 22.21), lo cual pareciera indicar una relación estrecha entre los arameos y los patriarcas hebreos.

Con el término «arameo» la Biblia suele designar un pueblo semítico que vivía esparcido por las regiones de Mesopotamia y Siria en distintas tribus y localidades.

El territorio de los arameos nunca estuvo bien definido. Comúnmente, Aram se refería a la tierra que estaba al nordeste de Palestina hasta donde nacen los ríos Tigris y Éufrates.

En tiempos de Abraham y sus hijos, Aram significaba Mesopotamia, pero durante el período de la monarquía hebrea designaba a Damasco y la región de SIRIA. Por lo general, la LXX traduce el hebreo Aram por Siria.

Abraham reconocía su parentesco con los arameos, pues buscó entre ellos una esposa para Isaac (Gn 24). Después, Jacob consiguió sus dos esposas de entre sus parientes arameos. Un viejo credo de los hebreos afirma que estos descendieron de los arameos (Dt 26.5). Según 2 S 8.3–10, David logró dominar Hamat y Damasco, los dos centros arameos importantes. Pero al mismo tiempo los amonitas contrataron a los arameos para pelear contra David (2 S 10.8).

Como mercenarios, los arameos constituían un peligro para Israel hasta que al fin Asiria los conquistó completamente en la misma época en que cayó Samaria (722 a.C.).

La importancia histórica de los arameos reside en su facilidad para adoptar la cultura de sus vecinos y diseminarla por el Cercano Oriente. Al adoptar el alfabeto fenicio, su idioma sencillo y práctico llegó a desplazar la complicada escritura cuneiforme de los asirios, babilonios y persas. (ARAMEO, IDIOMA.)

ARAMEO, IDIOMA

Dialecto semítico muy semejante al hebreo y hablado por los → ARAMEOS. Probablemente los patriarcas lo conocían aun antes de llegar a Palestina. El alfabeto arameo se tomó de los fenicios. Existen textos en arameo desde los siglos X y IX a.C.

Durante el período del Imperio ASIRIO muchos pueblos agregados a este usaban el arameo como idioma común. Se adoptó la práctica de añadir una traducción aramea a muchas inscripciones cuneiformes asirias. Era la lengua comercial del Imperio, y los escribas copiaban en arameo los documentos de compra y venta y de valor legal.

Abundan las inscripciones arameas en los sellos y en la cerámica de aquella época, e incluso habló en arameo el general asirio que demandó la rendición de Jerusalén en 701 a.C. (2 R 18.13–37).

El arameo continuó usándose durante el período babilónico y llegó a su «edad de oro» en la época del Imperio Persa (538–330 a.C.). Desde Egipto hasta Grecia, y hasta Afganistán en el Oriente, abundan las inscripciones arameas en las piedras y la cerámica del período. Todavía existen papiros con cartas escritas en arameo. Es posible que el libro de DANIEL se escribiera originalmente en arameo y que ciertas porciones se tradujeran al hebreo después, puesto que el original de Dn 2.4–7.28 todavía se conserva en arameo.

También Esd 4.8–6.18 y 7.12–26 están en arameo y algunas palabras y expresiones en Génesis, Job, Salmos, Ester y Cantares. Después del cautiverio la mayoría de los judíos de Palestina hablaban arameo como lengua común. Un traductor realizaba la lectura pública de las Escrituras y lo hacía en arameo (Neh 8.8). Según la tradición rabínica esta práctica se hizo común (TÁRGUM).

Para varios críticos del Antiguo Testamento la presencia de arameísmos indica que ciertos pasajes se escribieron posteriormente. Sin embargo, ahora se sabe que algunos de los llamados «arameísmos» son simplemente diferencias dialectales del norte de Israel.

Además, desde el tiempo de David hubo estrecha relación entre hebreos y arameos (sirios). Asimismo, el estilo del arameo de Esdras y Daniel no justifica que se les atribuya una fecha posterior como se suponía, ya que el arameo imperial fue igual en el Oriente y el Occidente durante varios siglos. El arameo de Esdras y Daniel bien puede ser del siglo VI a.C.

Durante la época del dominio griego, los judíos acentuaron el uso del arameo para resistir la penetración de la cultura griega. El famoso historiador Josefo escribió la primera versión de su obra en arameo. Alrededor del período de Jesús se escribieron los → TÁRGUMES, traducciones arameas de las Escrituras con alguna interpretación y aclaración hecha por los fariseos.

Recientemente se descubrió que el manuscrito Neofiti I de la Vaticana es un tárgum palestiniano completo del Pentateuco. También en los manuscritos de Qumrán se encontró un tárgum del siglo I. Estos documentos nos permiten conocer el arameo que hablaban Jesús y sus discípulos.

El uso de los antecedentes arameos para explicar los Evangelios es de mucho valor si no se exagera. Es difícil sostener la tesis de que todos los Evangelios se tradujeron del arameo, como han dicho algunos, pero es cierto que muchos dichos de Jesús revelan el ritmo y el genio del arameo que Él hablaba. En el tiempo de Jesús el idioma común era el arameo. Sin embargo, muchos también hablaban griego y algunos hebreos mísnico. El Talmud se escribió mayormente en arameo.

ARAÑA

Animal de la clase de los arácnidos. A pesar de que en Palestina hay más de setecientas especies de arañas, se le nombra pocas veces en la Biblia, p. ej., Job 8.14; Is 59.5. En estos casos se compara la fragilidad de la telaraña con la naturaleza de los vanidosos y la prosperidad de los malos.

ARARAT

Región (y no solo los montes) donde se posó el ARCA DE NOÉ, según Gn 8.4. Está entre los lagos Van y Urmía, por donde fluye el río Araxes hacia el mar Caspio.

Hoy es Armenia, pero en tiempos veterotestamentarios se llamaba Urartu. Tenía una extensión de ca. 200 km. Al Ararat huyeron los asesinos de Senaquerib (2 R 19.37; cf. Is 37.38). Jeremías incitó a los habitantes de esta región a sublevarse contra Babilonia (Jer 51.27).

El macizo montañoso que hoy se llama Ararat tiene dos picos volcánicos situados en el ángulo donde se unen Rusia, Irán y Turquía, lo cual ha impedido la exploración moderna. La cima más alta tiene unos 5.230 m de altura, y permanece cubierta de una capa de hielo y nieve.

Allí se ha descubierto una antiquísima viga labrada, posible reliquia del arca, según algunos.

Muchas expediciones se han organizado para buscar más vestigios.

Los habitantes de la región han creído desde hace siglos que el arca reposó más bien en otra montaña, llamada Jebel Judi, al sur del lago Van. El «Noé» de la historia babilónica del diluvio salió ileso sobre el monte Nisir, que se encuentra en la misma región.

ARAUNA

(Ornán, según 1 Cr 21). Jebuseo que poseía una era en el monte Moriah, en la cual el ángel de Jehová detuvo su mano cuando extendía la peste sobre Israel. David le compró a Arauna esta era para construir allí un altar (2 S 24.16–25; 1 Cr 21.15–27).

Dios escogió este terreno para la construcción del templo de Salomón (1 Cr 22.1; 2 Cr 3.1).

ÁRBOL

Los árboles frutales viejos se talan para que retoñen nuevos vástagos (RENUEVO; VID) de sus raíces (Job 14.7; Is 11.1) o se les injerta una rama nueva (Ro 11.17; OLIVO). La Ley protegía los árboles frutales (Dt 20.19). (FRUTA; HIGUERA.)

El uso de «árbol» en sentido figurado tiene raíces en la mitología del Cercano Oriente. A menudo esta mitología hace referencia a un árbol cósmico, símbolo del universo. De ahí parece derivarse el uso del árbol como símbolo de los imperios universales: Egipto (Ez 31) y Babilonia (Dn 4.10–17). En parte, de ahí viene también la imagen del árbol como símbolo del Reino de Dios (Mt 13.31ss), aunque también el Antiguo Testamento habla de árboles plantados por Jehová (Nm 24.6; Sal 104.16).

Dada esta asociación mística, los árboles se consideraban a veces sagrados. Bajo su sombra se celebraban reuniones del pueblo y juicios (Jue 4.5; 1 S 14.2; 22.6; ENCINO; TAMARISCO) y en su cercanía se sepultaba a personas destacadas (Gn 35.8). La veneración de árboles sagrados en los cultos paganos amenazaba con desviar a los israelitas del culto de Jehová. (ASERA; LUGARES ALTOS.)

También en la mitología mesopotámica se utiliza el símbolo del «árbol de la vida» (véase Guilgamés, XI, pp. 266–289), del todo inaccesible al hombre como en Gn 3.24 (pero cf. Ap 22.2).Pero en estas mitologías tal árbol ofrece rejuvenecimiento, mientras que el de la Biblia comunica inmortalidad (Gn 2.9; 3.22).

El «árbol de la ciencia del bien y del mal» está íntimamente relacionado con el «árbol de la vida» (Gn 2.9). Se discute si «ciencia del bien y del mal» es un concepto ético; o sea, «comprensión  de lo  que  es bueno  y lo  que es  malo», o  más  bien un semitismo  que significa «saberlo todo».

ARCA DE NOÉ

«Arca», en el relato de Gn 6.13–8.19, traduce la voz hebrea teba, palabra que se repite solo en la historia del nacimiento de Moisés (Éx 2.1–10). No fue exactamente un barco, sino una «casa (o caja) flotante», construida para conservar la vida de algunas personas y muchos animales durante el diluvio. Muchas de las preguntas que se hacen respecto al arca no tienen respuesta, pero la Biblia revela lo siguiente:

  1. Se construyó por mandato de Dios para que, cuando llegara el inminente juicio del diluvio, se salvara la vida de Noé y su familia y se perpetuase por medio de ellos la raza (Gn 12ss).
  2. El tiempo de su construcción, 120 años, fue también período de advertencia para el mundo antediluviano (Gn 6.3; 1 P 3.20; 2 P 5).
  3. Sus dimensiones eran ideales para una «casa flotante» que no tenía que navegar: 300 codos de largo, 50 de ancho y 30 de alto (aproximadamente 132 m por 22 m por 13 m), suficiente espacio para los aposentos (literalmente, nidos) de Gn 14. Sería muy natural que tuviera

«tres pisos» (Gn 6.16), aunque caben otras traducciones.

  1. Estaba hecha de madera de gofer, madera poco conocida. Es probable que se trate del ciprés. Estaba calafateada con brea como las embarcaciones del sur de
  2. Sin dogmatizar, las parejas de animales deben de representar la fauna de las tierras bíblicas, ya que estas constituyen el escenario para el desarrollo del plan de la redención. A menudo el adjetivo «todo» o «todos» debe entenderse en relación con el contexto. Los animales limpios (Gn 7.2) se usaban para el sacrificio o la comida, de modo que las disposiciones de Lv 11 reflejan suficiente para recoger los
  3. La ventana (Gn 6.16) quizás fue una abertura que rodeara toda el arca debajo del techo para luz y ventilación. Había una sola puerta (Gn 6.16) y Jehová la cerró al terminarse el tiempo de espera. Se ha considerado como símbolo de la única puerta de salvación que un día también se cerrará (Mt 10).

El simbolismo del arca se desarrolla en 1 P 3.20, 21: fue medio de salvación para ocho personas que pasaron por agua de una tierra de muerte a otra limpia de «resurrección». De ahí su correspondencia con el bautismo, que no limpia la carne, pero simboliza la salvación y viene a ser la respuesta de una buena conciencia hacia Dios. Para quienes admiten la acción de Dios en el mundo, no hay nada increíble en la historia del arca, la cual tiene relación con las leyendas de un diluvio de enormes proporciones en la tradición de muchos pueblos. (DILUVIO)

ARCA DEL PACTO

(ARCA DEL SEÑOR, ARCA DE DIOS O ARCA DEL TESTIMONIO).

Caja rectangular, de madera de acacia, que medía 112, 5 cm de largo por 67, 5 de ancho y alto.

Estaba cubierta de oro por dentro y por fuera, y tenía cuatro anillos colocados en los ángulos, por los cuales pasaban dos varas de madera de acacia (también cubiertas de oro) con que se transportaba. Sobre el arca había una tapa de oro que se llamaba el «propiciatorio», encima del cual dos querubines de oro se miraban frente a frente, de pie, con sus alas extendidas cubriendo el propiciatorio (Éx 25.10–22).

Dentro del arca se hallaban las dos tablas de la Ley (Éx 40.20; Dt 10.1–5), la vara de Aarón y una porción de maná (Heb 9.4, 5). El arca se colocó dentro del Lugar Santísimo tanto del tabernáculo como del templo de Salomón, tras el velo; era el único mueble allí.

Para el pueblo de Israel, el arca del pacto tenía un doble significado. En primer lugar se conceptuaba como trono de Dios (1 S 4.4; Is 6.1). De una manera especial Dios moraba entre los querubines y desde allí en varias ocasiones se reveló a Moisés (Éx 25.21, 22; 30.36) y a Aarón (Lv 16.2; Jos 7.6). Sirvió como símbolo de la presencia divina entre el pueblo de Israel (Lv 16.2). Por eso en la peregrinación el arca iba delante guiando a los israelitas; por ejemplo, cuando cruzaron el Jordán (Jos 3.11–17). Cuando rodearon los muros de Jericó se llevó en medio del pueblo (Jos 6.4–13).

El segundo significado residía en la relación entre la Ley que estaba dentro del arca y la sangre rociada sobre el propiciatorio que la cubría en el Día de Expiación ( Lv 16 ). El punto culminante en este día era la entrada del sumo sacerdote en el Lugar Santísimo con la sangre del macho cabrío para rociar el propiciatorio. Era entonces cuando, en forma representativa, el pueblo entraba en la presencia de un Dios misericordioso y dispuesto a perdonar los pecados. El pueblo quedaba purificado para otro año (Lv 16.30) y el pacto seguía en vigencia.

Después de una larga trayectoria en el desierto, el arca descansó en Bet-el (Jue 20.27), durante la época de los jueces. Aparece en Silo en el tiempo del sumo sacerdote Elí (1 S 1.3; 3.3). Los israelitas creían que el arca tenía poderes mágicos. Por eso durante la guerra con los filisteos, la llevaron a la batalla, pensando que así se aseguraban la victoria (1 S 4.3–9). Sin embargo, perdieron la batalla y los filisteos llevaron el arca a Asdod.

Como consecuencia de haberla puesto en sus templos, los filisteos padecieron siete meses de plagas (1 S 5), por lo cual colocaron el arca en un carro y la llevaron a Quiriat-jearim (1 S 6.1– 7.2). Durante el reinado de David, este la guardó en una tienda en Jerusalén (2 S 6). Su hijo Salomón la puso en el nuevo templo (1 R 8). Después de la reforma de Josías, ya no se sabe más del arca (2 Cr 35.3). Probablemente la destruyeron o perdieron durante la devastación de Jerusalén (587 a.C.).

ARCÁNGEL

(ÁNGEL PRINCIPAL).

Término que aparece dos veces en la Biblia: 1 Ts 4.16; Jud 9. Según Dn 10.13, 20, hay ángeles que velan sobre ciertas naciones, a los cuales se les llama «príncipes» y se les asignan misiones especiales. Miguel, el arcángel protector de Israel (Dn 12.1; Ap 12.7–9), es «uno de los principales príncipes» (Dn 10.13).

ARCO Y SAETA

Armas muy usadas en tiempos antiguos tanto para la caza como para la guerra (Gn 27.3; 2 R 6.22). El arco se hacía de madera flexible, reforzada a veces con cuero o metal (2 S 22.35). Los arcos usados en guerra eran largos, hasta 1, 5 m. La cuerda se hacía de cuero o del intestino de un animal, por lo general de buey.

La saeta o flecha constaba de un asta de caña o de madera fuerte y liviana y de una punta afilada de bronce o (más tarde) de hierro. A veces la punta llevaba veneno (Job 6.4) o fuego (Ef 6.16). Las flechas se llevaban en una ALJABA.

El término saeta se usaba simbólicamente para representar a los niños (Sal 127.4, 5), calamidades o peligros (Sal 38.2; 91.5; Ez 5.16), palabras engañosas y amargas (Sal 64.3); violencia (Sal 11.2) y juicio divino (Sal 7.13; ARMADURA).

ARCO IRIS

El mismo término que se emplea para → ARCO de guerra. El arco de Jehová es símbolo de su ira, pero lo guarda inutilizado en el cielo, como muestra de benevolencia y señal del pacto con Noé de no volver a destruir la tierra por inundación (Gn 9.12–27).

Ezequiel vio en el arco iris una comparación adecuada a la magnificencia de la gloria de Jehová (Ez 1.28). Juan, en una visión similar, vio el arco iris de gracia y fidelidad alrededor del trono de Dios (Ap 4.3) y de la cabeza de un ángel (Ap 10.1).

AREÓPAGO

(Colina de Ares, deidad griega de la guerra, que corresponde al Marte romano). Nombre de un lugar alto (115 m) y rocoso, situado en Atenas, al norte de la Acrópolis y separado de ella por un pequeño arroyo.

Areópago era además el nombre de la corte suprema que en tiempos antiguos se reunía allí. Esa corte se componía de los patriarcas de la ciudad («areopagitas»), quienes en tiempos antiguos ejercían autoridad suprema en asuntos políticos y religiosos. (Hubo épocas en que también tenía jurisdicción en asuntos criminales.) En tiempos novotestamentarios el Areópago todavía tenía mucha influencia en asuntos de educación y religión. Era natural, pues, que semejante cuerpo tuviera interés en Pablo y su nueva enseñanza (Hch 17.18s).

(Quinientos años antes el Areópago fue el escenario del juicio y la condenación del famoso filósofo, Sócrates.) Debido al discurso del apóstol, sobre el verdadero conocimiento de Dios, un miembro de la corte se convirtió, aunque a la mayoría de los areopagitas el mensaje de Pablo les pareció de escaso interés. (Hch 17.34, DIONISIO; ATENAS.)

ARETAS

Forma griega del nombre que llevaron varios soberanos de los nabateos entre 200 a.C. y 40 d.C. Este pueblo ocupaba la parte noroeste de Arabia, o sea, el territorio a lo largo del este y sur de Palestina; su capital era Petra. Aretas IV reinó de 9 a.C. a 40 d.C. y parece que dominó al menos por un tiempo a Damasco, capital de Siria. Este Aretas dio su hija en matrimonio a Herodes Antipas. Más tarde Antipas se divorció de ella y se casó con Herodías (Mc 6.17), pero Aretas se vengó derrotándolo en una disputa de fronteras. En la Biblia se le menciona una vez, cuando Pablo relata que en Damasco fue perseguido por «el gobernador de la provincia del rey Aretas» (2 Co 11.32; cf. Hch 9.24).

ARFAD

Ciudad de Siria que por lo general se menciona junto con Hamat y Damasco (2 R 18.34; 19.13; Is 36.19; Jer 49.23). Debido a su importancia, los asirios la atacaron varias veces y la tomó Tiglat-pileser (742–740 a.C.). Su caída fue indicio de lo poderosa que había llegado a ser Asiria (Is 10.9). Se hallaba a unos 30 km al noroeste de Alepo; hoy Tell Rifa’ad.

ARFAXAD

Descendiente de Noé y antecesor directo de los hebreos (Gn 10.22–24; 11.10–13; cf. 1 Cr 1.17, 24). Aparece también en la genealogía de Cristo en Lc 3.36.

Aquí Lucas interpone el nombre de Cainán entre Arfaxad y Sala, siguiendo en esto a algunos manuscritos de la LXX.

ARGOB

(ARGOB, PROBABLEMENTE DE REGEB, QUE SIGNIFICA TERRÓN).

  1. Región al este del Jordán que formaba parte del reino de Og, rey de Basán. Incluía 60 ciudades amuralladas y bien fortificadas (Dt 3.4–14; 1 R 4.13). Actualmente es incierta la ubicación precisa de esta región.
  2. Cómplice de Peka en el asesinato de Pekaía, rey de Israel. Algunos opinan que Argob y Arie, juntamente con Pekaía, fueron víctimas de Peka más bien que cómplices suyos (2 R 15.25). El texto hebreo es dudoso: cf. Biblia de Jerusalén.

ARIEL

(LEÓN DE DIOS, ALTAR DE DIOS U HOGAR DE DIOS).

  1. Palabra hebrea usada simbólicamente para referirse a la «ciudad donde habitó David» (Is

29.1, 2, 7); es decir, Jerusalén.

  1. Nombre de uno de los enviados por Esdras en busca de sacerdotes para la restauración del culto después del cautiverio (Esd 16–18).

Hay diferentes traducciones sugeridas para esta palabra (véase arriba). A veces es difícil saber si se debe traducir o dejarla como nombre propio (p. ej., las traducciones de 2 S 23.20 y Ez 43.15, 16 en las diferentes versiones).

ARIETE

Máquina de guerra usada al sitiar una ciudad para abrir una brecha en sus muros (2 S 20.15; Ez 4.2; 21.22; 26.9). La parte principal de la máquina era una viga larga, grande y fuerte con cabeza de metal (a veces en forma de cabeza de carnero), con que se arremetía contra el muro.

ARIMATEA

«Ciudad de Judea» o, más exactamente, «ciudad de los judíos» (Lc 23.50). Aparte de su asociación con José, el noble consejero, discípulo secreto de Jesús, quien pidió el cuerpo del Señor a Pilato para darle honrosa sepultura en su propia tumba (Mt 27.57; Mc 15.43; Lc 23.50; Jn 19.38), la Biblia no menciona a Arimatea y su identificación es difícil. Su mención por todos los evangelistas puede indicar que José era ciudadano destacado del lugar.

ARISTARCO

(GOBERNANTE DESTACADO).

Macedonio de Tesalónica y fiel compañero de Pablo. Recibió maltratos en el alboroto de Éfeso (Hch 19.29). Regresó a Jerusalén con Pablo (Hch 20.4) y más tarde embarcó con él en Cesarea para viajar a Roma (Hch 27.2). Allí le sirvió de «colaborador» (Flm 24) y «compañero de prisiones» (Col 4.10).

ARISTÓBULO

(DESTACADO EN EL CONSEJO).

Nombre de varios descendientes de los Macabeos durante el siglo I a.C. (Josefo, Antigüedades XIII, XIV, XVI; HERODES, el Grande.)

Nombre de un personaje mencionado en Ro 16.10. Pablo envía saludos a los de la «casa» de este, quienes probablemente eran sus esclavos convertidos al cristianismo.

ARMADURA

Traducción de la palabra griega panoplia (Ef 6.11, 13), que significa todo el equipo de guerra que usaba el soldado común de la infantería en los tiempos bíblicos.

Las armas defensivas eran: el ESCUDO (1 Cr 12.24; Ef 6.16), el YELMO o casco (1 S 17.5, 38; Ef 6.17), la CORAZA o cota de malla (1 S 17.5, 38; Ef 6.14; Ap 9.9), grebas y calzado (1 S 17.6), y CINTURÓN o faja (Ef 6.14).

Las armas ofensivas eran: ESPADA (Neh 4.17; Ef 7.17; Heb 4.12), ARCO y flecha (1 Cr 12.2), HONDA (1 S 17.40; 1 Cr 12.2); LANZA (1 S 17.7; 26.7; Hch 23.23).

Pablo compara al cristiano con un soldado y le insta a estar completamente armado para la lucha, que tiene carácter tanto ofensivo como defensivo (Ef 6.10–17; 1 Ts 5.8; cf. Is 59.17). Pero aclara que nuestra lucha no es «contra sangre y carne» sino de carácter espiritual (Ef 6.12). El reino por el que luchamos «no es según este mundo» (Jn 18.36).

Por lo tanto, «las armas de nuestra milicia no son carnales» (2 Co 10.4). Están compuestas por la experiencia de la gracia de Dios y su misericordia. Este es el espíritu que impulsa al creyente a vivir según Dios, con amor y solidaridad. En este sentido, no se indica en el texto que el creyente deba desentenderse de sus responsabilidades históricas y civiles, pensando que está rodeado de poderes malignos invisibles que lo atormentan.

Al contrario, la armadura del creyente está compuesta por la nueva forma de vida que se deriva de la experiencia de la gracia y que lo hace sentirse responsable de la vida de los demás y de la creación misma. (PRINCIPADOS.)

ARMAGEDÓN

(HARMAGEDÓN EN NC Y BC; HARMAGUEDÓN EN BJ).

Lugar donde Dios reunirá a los reyes de todo el mundo «a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso» (Ap 16.1, 14). (MEGUIDO)

En la Biblia no hay más referencia al lugar, pero la batalla se describe en Ap 19.11–21. Para los intérpretes que dan un valor simplemente simbólico a esta batalla no hay necesidad de ubicarla; para quienes creen que la batalla es literal y futura, es de interés saber que Armagedón puede señalar «la montaña de Meguido», o sea, la región montañosa que separa la llanura de Jezreel de la costa de Palestina, no lejos del Carmelo.

Esta llanura es de gran importancia estratégica, y fue escenario de muchas batallas (Jue 4.2– 16; 1 R 14.25; 22.29; y otras antes y después de los tiempos bíblicos).

Otros comentaristas conjeturan que Armagedón representa a Har-mo’ed (monte de la asamblea), donde según Is 14.13 los dioses se congregan y el blasfemo rey de Babilonia intenta escalar. Sería Armagedón, pues, la contraparte demoníaca de tal monte (cf. Ap 16.13, 14, donde espíritus malignos convidan a los reyes).

ARNÓN

Río de aguas perennes, claras y turbulentas que desciende de los montes del este del mar Muerto, hacia el cual corre por una profunda hondonada. Durante el verano se le encuentra casi seco, pero en tiempo de lluvias se vuelve impetuoso (Nm 21.13).

Era frontera entre Moab al sur y la tribu de Rubén al norte (Dt 3.8, 12, 16). En los tiempos de la peregrinación israelita ambas riberas del Arnón estaban fuertemente fortificadas.

AROER

(ENEBRO O DESNUDO).

  1. Pueblo fronterizo situado sobre la margen norte del Arnón, a 23 km al este del mar Muerto. Moisés se lo quitó a los amorreos (Jos 12.2) y se lo entregó a Rubén (Jos 13.16). Más tarde, Gad lo reedificó (Nm 32.34). Fue el punto de partida del censo que ordenó David (2 S 24.5). Luego, bajo el reinado de Acab, Moab se rebeló y lo conquistó por un tiempo (según la piedra moabita). Durante el reinado de Jehú, Hazael de Siria conquistó Israel hasta Aroer (2 R 10.33).
  2. Pueblo «enfrente de Rabá» (Jos 13.25; cf. Jue 11.33), sitio que aún no se ha localizado. Algunos creen que se hallaba al sur de Rabá, pero posiblemente sea el mismo Aroer del No 1.
  3. Lugar en el Neguev adonde David envió el botín en vísperas de tomar posesión en Hebrón (1 S 30.28).

AROMAS

Traducción de nekhoth, que se identifica posiblemente con el tragacanto, la goma extraída del astragalus tragacantha. Esta goma era muy estimada como incienso, así como por sus propiedades medicinales. Los mercaderes ismaelitas que llevaron a José a Egipto traficaban con ella (Gn 37.25). Jacob la consideró como «de lo mejor de la tierra» y la envió a José (Gn 43.11).

En dos ocasiones RV traduce también así bosem (Cnt 4.16; 8.14). (ESPECIAS.)

ARPA

Primer instrumento musical mencionado en la Biblia (Gn 4.21) y el único de cuerdas nombrado en el Pentateuco. Fue uno de los instrumentos con que Labán hubiera deseado despedir a Jacob (Gn 31.27). A pesar de la referencia en 1 S 16.23, no es claro si se ejecutaba con un plectro o pequeña varilla de hierro, o se pulsaba directamente con los dedos.

Según el historiador Josefo, el arpa era de madera y tenía diez cuerdas. Tal vez la de David era de madera de haya (2 S 6.5) y de madera de SÁNDALO las que Salomón hizo para el templo (1 R 10.12). Las arpas eran de variadas formas y tamaños, algunas lo bastante pequeñas como para poder tocarse mientras se caminaba (1 S 10.5).

De timbre dulce y melodioso, el arpa era símbolo de felicidad, muy popular en las demostraciones de júbilo. Los cautivos en Babilonia, sin ánimo para cantar, colgaron sus arpas sobre los sauces (Sal 137.1–4).

ARQUELAO

Ver. HERODES.

ARQUEOLOGÍA

Ciencia que estudia los restos del pasado humano, aunque limitada en cuanto a que los «restos» solo ofrecen una vista parcial de la antigüedad. Descubre evidencias materiales que han sobrevivido al paso del tiempo, pero no así las ideas, la organización social y la vida de los antiguos. Estas las infiere, sin ofrecer seguridad absoluta. No obstante, la arqueología ha brindado un valioso aporte al estudio de las Escrituras.

EL MÉTODO ARQUEOLÓGICO

La arqueología científica data de la excavación de Tell-el-Hesi por Sir Flinders Petrie en 1890.

Los años transcurridos han servido para perfeccionar el método arqueológico.

Anteriormente se excavaba en busca de piezas para museo y hallazgos espectaculares. Petrie por primera vez prestó atención al método, al detalle y a la conservación de la evidencia obtenida. Hoy se excava con precisión y meticuloso cuidado porque el hallazgo arqueológico solo tiene valor si se estudia en su contexto. Como la excavación destruye ese contexto, es imprescindible mantener registros exactos, junto con planos y fotografías que permitan reconstruir la situación original de cada hallazgo.

Las condiciones naturales hacen que ciertos lugares sean más apropiados para la ocupación humana. En estos sitios la ocupación repetida ha formado a lo largo de los siglos una colina en forma de cono truncado, que en ocasiones alcanza 25 e incluso más metros de altura sobre el nivel original del terreno. Al excavar esta colina o TELL se presta especial atención a cada estrato o nivel de ocupación. La identificación del estrato a que corresponde cada piso, cada objeto, cada muro o pared es de vital importancia. Solo así se puede determinar la relación que existe entre los distintos hallazgos de un tell.

A cada estrato corresponden ciertos tipos de cerámica. La evolución en el estilo, decorado y método de fabricación permite distinguir distintos tipos. Debido a la fragilidad, ubicuidad y durabilidad de la cerámica, el estudio de sus tipos constituye hoy uno de los aspectos más importantes en la arqueología. Aunque son importantes la evolución tipológica del arte, la arquitectura, etc., nada es tan valioso como los cascos de cerámica que se encuentran por todas partes. Para los períodos precerámicos de la Edad de Piedra se estudia la industria pedernal. Las hachas, cuchillos y otros implementos de piedra presentan características de forma y estilo que permiten estudiar su evolución y la identificación de sus tipos.

Más que afortunado es el arqueólogo que encuentra alguna inscripción. Ya sea un ostracon (así se llama el casco de alfarería en que se ha escrito algo), una inscripción monumental, algunos trazos labrados en piedra, o un pedazo de papiro o pergamino tal como los rollos del mar Muerto. Epigrafía es la ciencia que descifra la inscripción y estudia la evolución de la escritura.

CRONOLOGÍA.

La primera edición del Diccionario de la Santa Biblia (1890) decía: «En esta obra se ha adoptado la cronología de Ussher, generalmente aceptada. Si bien es cierto que hay incertidumbre no pequeña en cuanto a algunas épocas antiguas, también lo es que las especulaciones científicas que pretenden aumentar en muchos miles de años las edades primitivas de la humanidad sobre la tierra no han sido de ningún modo confirmadas por las investigaciones ulteriores». La situación ha cambiado radicalmente desde entonces.

El análisis tipológico de los hallazgos arqueológicos, especialmente de la alfarería y de la industria pedernal, ha permitido la elaboración de una «cronología secuencial». Es decir, se ha

podido establecer la posición relativa que corresponde a cada tipo. Esta CRONOLOGÍA secuencial se convierte en «cronología absoluta» cuando, gracias a un descubrimiento epigráfico, por ejemplo, se logran identificar los tipos con períodos determinados.

Para la cronología absoluta de la Palestina en tiempos históricos se depende de los sincronismos entre Palestina, Egipto y Mesopotamia, ya que las cronologías de estos lugares se han fijado con bastante exactitud sobre las bases de cálculos astronómicos.

Para los tiempos prehistóricos se depende de otros métodos, por ejemplo, el análisis del contenido de carbono 14 en la materia orgánica.

Como resultado de estas investigaciones, hoy sabemos de la presencia humana en la Tierra Santa desde fines del período Paleolítico. El Homo galilaeensis de Capernaum y Nazaret vivió durante la tercera época interglacial (Riss-Würm), ca. 180.000–120.000 a.C. Desde entonces la Palestina ha sido escenario de la actividad humana.

TRASFONDO CULTURAL DE LA BIBLIA.

Hubo tiempo en que la Biblia era nuestra principal fuente de conocimiento sobre la historia antigua, y por tanto no se relacionaba con su marco histórico. Ha sido en este campo donde la arqueología ha hecho su mayor contribución, iluminando los antecedentes históricos y culturales de la Biblia. Basten algunos ejemplos. Las tabletas de RAS SARMA, halladas en el sitio de la antigua ciudad de Ugarit, al norte de Canaán, dan a conocer de primera mano la religión y cultura de los cananeos de la época preisraelita.

Las tablas de NUZI, al norte de Mesopotamia, nos ayudan a entender las costumbres características del período de Bronce Medio, la era de los patriarcas, tales como el interés de RAQUEL en los ídolos de Labán (estos transmitían el derecho de heredad) y la preocupación de Abram por el esclavo ELIEZER: Lo había adoptado para que le cuidase en el ocaso de su vida.

Las cartas de TELL EL AMARNA reflejan las condiciones políticas de Palestina, con las rivalidades entre los monarcas vasallos del faraón que derrumbaron el Imperio Egipcio y permitieron la conquista de Canaán por los israelitas.

LA VERDAD DE LA BIBLIA Y LA ARQUEOLOGÍA.

A pesar de que la arqueología ilumina el marco bíblico de manera maravillosa, no puede decirse, como con frecuencia se hace, que «la arqueología prueba la verdad de la Biblia». Tal afirmación pasa por alto no solo la naturaleza de la arqueología, sino el carácter de la Biblia misma.

Usar la arqueología para «probar» la verdad de la Biblia es negarle a la arqueología su valor de ciencia independiente. La investigación arqueológica no puede hacerse con ideas preconcebidas, sino objetivamente, de modo que su contribución al estudio de las Escrituras sea válida. Por otra parte, si fuese posible, por ejemplo, probar arqueológicamente la migración de Abraham desde Ur hasta Canaán, todavía no se habría probado que «la Biblia tenía razón». La Biblia no se interesa por explicar la migración de Abraham como parte de los movimientos de pueblos ocurridos durante el Bronce Medio, sino que nos dice que Abraham dejó Mesopotamia y se fue a Canaán porque Dios lo había llamado. Tal afirmación no se puede probar ni refutar sobre bases arqueológicas; pero es precisamente esta declaración de fe, y no el simple hecho de que Abraham cambió su domicilio, lo que constituye la verdad bíblica.

Dicho todo lo anterior, hay que añadir que en multitud de casos las investigaciones arqueológicas, precisamente porque son hechas de manera objetiva, han comprobado la exactitud de muchas referencias geográficas, históricas y de otro tipo que los detractores de la Biblia habían tildado de erróneas.

LA ARQUEOLOGÍA Y LAS LENGUAS BÍBLICAS.

La arqueología ha hecho accesible un número extraordinario de documentos e inscripciones en las lenguas del Oriente antiguo. Aparte del valor de estos escritos para esclarecer el marco histórico y cultural de la Biblia, el estudio de estas lenguas nos ha permitido comprender los idiomas bíblicos mucho mejor. Palabras y hasta frases cuyo significado había que adivinar más bien que traducir, hoy son inteligibles gracias al estudio comparativo de estas lenguas. De ahí que las nuevas versiones bíblicas se aproximen más al sentido real de los originales hebreo y griego.

PERÍODO PREISRAELITA.

Hacia fines del período Paleolítico apareció en la zona del Carmelo el Homo carmelitanas, identificado como tipo intermedio entre el hombre de Neanderthal y el Homo sapiens. Desde entonces, debido a su situación geográfica, la Palestina se hizo puente de transición. El hombre natufiano del Mesolítico (8000–6000 a.C.), tipo fundamental de la raza semítica, manifestó los comienzos de la agricultura y de la cultura sedentaria. En el Neolítico (6000–4000 a.C.) apareció la primera ciudad, Jericó, y se introdujo la alfarería (ca. 5000 a.C.). El Calcolítico (4000–3000 a.C.) se caracterizó por el uso corriente del cobre. De este período viene la Estrella de Gassul, figura geométrica de fino gusto artístico y expresión de una cultura avanzada.

La Edad de Bronce se divide en Bronce Antiguo (3000–2100 a.C.), Bronce Medio (2100–1550 a.C.) y Bronce Reciente (1550–1200 a.C.). Durante el Bronce Antiguo la población de la Palestina aumentó considerablemente. Se establecieron numerosas ciudades amuralladas con calles bien trazadas y alcantarilladas. Se inventó el torno y el horno cerámico que mejoraron muchísimo la alfarería. En el Bronce Medio, la época de los patriarcas, la invasión de los amorreos destruyó la civilización del Bronce Antiguo.

Los estratos dan muestra de repetidas destrucciones, evidencia de la inseguridad reinante. Egipto ejerció cierta influencia cultural y política de manera esporádica, hasta que con el advenimiento de las dinastías XVIII y XIX, durante el Bronce Reciente, estableció una vez más su autoridad en el área.

PERÍODO ISRAELITA

Una nueva destrucción marca el comienzo de la Edad de Hierro. Los invasores llegaron en dos grupos. Desde el desierto los israelitas se apoderaron de la región montañosa y dejaron huellas de su destrucción en Bet-el, Laquis, Debir, Hazor y otras plazas fuertes. Desde el Mediterráneo los «Pueblos del Mar», entre ellos los filisteos, traían consigo el secreto de la siderurgia, aprendido de los heteos de la Anatolia.

Los períodos Hierro I (1200–900 a.C.) y Hierro II (900–600 a.C.) abarcan la conquista, la época de los jueces y la monarquía. Al principio los filisteos retuvieron el monopolio del hierro, obstaculizando así el desarrollo de Israel, pero en tiempos de David los israelitas aprendieron  a trabajar ese metal.

De la época monárquica tenemos relativamente poca evidencia. Las excavaciones en Meguido y Samaria nos suministraron muestras del arte arquitectónico fenicio. La reciente expedición a Arad descubrió un templo israelita. Materiales de este tipo nos permiten inferir cómo debe haber sido la Jerusalén de Salomón.

El Hierro III (600–300 a.C.) se conoce también como Período Persa. De ahí en adelante los períodos reciben designación histórica: Helenista (300–63 a.C.), Romano (63 a.C. —323 d.C.), Bizantino (323–636 d.C.) e Islámico (636 d.C. hasta hoy). Cada nueva excavación y cada nuevo descubrimiento arrojan valiosísima luz sobre la Tierra Santa y las naciones vecinas, y nos permite así una mejor comprensión del mensaje eterno de Dios en el contexto histórico.

ARQUIPO

Cristiano de Colosas, que en ausencia de Epafras pastoreaba las iglesias en Colosas y Laodicea (Col 4.16s). Es uno de los tres destinatarios de la carta a Filemón (v. 2), tal vez hijo de Filemón y Apia. Es un joven como Timoteo, misionero activo, «compañero de milicia» y a veces poco cumplidor.

ARRAS

Lo que se daba como prenda o en señal de algún contrato, o el primer abono dado como seguridad del pago de toda la deuda. Difería de una «prenda», propiamente dicha, en que era de la misma especie que la cosa prometida, mientras que la prenda podía ser algo de distinta naturaleza. Aparece tres veces en el Nuevo Testamento (2 Co 1.22; 5.5; Ef 1.14), siempre refiriéndose al Espíritu Santo dado por Dios al creyente como una garantía y anticipación de las bendiciones superiores del futuro.

ARRAYÁN

Traducción del hebreo hadas (Neh 8.15; Is 41.19; 55.13). Pero en Zac 1.8, 10, 11 se traduce por «mirto». Son dos nombres para una misma planta. El arrayán es el myrtus communis, un arbusto de un metro de alto, de hojas perennes y de muchas ramas. Las hojas son de un verde lustroso, las flores blancas y el fruto una baya de color negro azulado. Para los hebreos, el arrayán era símbolo de paz y acción de gracias, y como tal es parte del simbolismo escatológico de Is 41.19; 55.13. El arrayán era una de las cuatro plantas con cuyas ramas se preparaban las enramadas de la Fiesta de los Tabernáculos (Neh 8.15).

ARREBATAMIENTO

Ver. SEGUNDA VENIDA.

ARREPENTIMIENTO

Traducción de una familia de palabras que indican un regreso, un cambio de parecer, o un repudio del pecado para volver a Dios.

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Puesto que Israel debe a Dios obediencia absoluta y cae bajo juicio cuando se desvía, solo por el arrepentimiento puede restablecer su relación favorable con Él. La nación puede apartar para este reconocimiento un día entero (Neh 9; cf. las liturgias del arrepentimiento conservadas en Is 63.7–64.12; Dn 9.4–19; Os 9 y 14). Como símbolo de su renuncia al pecado, el arrepentido rasga sus vestidos, ayuna, se viste de cilicio, o se sienta en cenizas. Los profetas recalcan el aspecto personal del arrepentimiento (p. ej., Acab, 1 R 21), al exigir una reorientación de todo el individuo que conduzca a la obediencia, confianza en Dios y rechazo total a ídolo y dependencia de lo humano. El arrepentimiento demanda una renovación del espíritu y del corazón (Ez 18.31); esto es posible solo como consecuencia de la redención divina (Is 44.22; Jer 31.33; Ez 11.19; 36.26).

En lenguaje antropomórfico, se afirma que Dios también se arrepiente, con lo cual se señala simplemente un cambio en su relación con el ser humano (p. ej., Gn 6.6s).

EN EL NUEVO TESTAMENTO

Juan el Bautista continúa la demanda de arrepentimiento (Mt 3.8, 10) y asimismo Jesús (Mc 1.15; Lc 13.1ss), pero con mayor énfasis en la limpieza interior y la totalidad de la demanda divina (Lc 14.33; Mt 18.3; Lc 5.32). En un sentido nuevo Jesús hace posible el arrepentimiento, porque este se completa con la fe, con el discipulado cristiano.

En la predicación de la iglesia apostólica el arrepentimiento es básico (Hch 3.19; 2 Co 7.9; Heb 6.1; Ap 2.21; etc.; cf. Concordancia); se relaciona con el bautismo (Hch 2.38), la fe (Hch 20.21) y el perdón (Lc 24.47). Este regreso a Dios (1 P 2.25) se basa en la obra de Cristo ( Hch 17.30); es a la vez una responsabilidad humana (Hch 8.22) y un don de Dios ( Ro 2.4; 2 Ti 2.25) mediante el Espíritu (Hch 10.45).

En el Nuevo Testamento arrepentimiento, por lo general, es traducción de la voz griega metánoia, que significa «cambio de actitud o de propósito en la vida» y no solo «penitencia» como solía traducirse en las versiones catolicorromanas antiguas (TA, Sc.).

ARROYO

Pequeña corriente de agua y su cauce. Este cauce se llama en árabe un → WADI. El arroyo es permanente cuando se alimenta de una fuente viva. Se seca al faltar las lluvias, pero cuando estas son abundantes suele convertirse en furioso torrente. La palabra hebrea najal puede traducirse por «arroyo», «río», «torrente» o simplemente «valle», según el agua que lleve: Dt 8.7; Lv 11.9, 10; Jer 47.2; Dt 21.4.

ARTAJERJES

Nombre de varios reyes PERSAS, entre los cuales se destaca Artajerjes I (Longimano), hijo de JERJES. Reinó durante 464–424 a.C. Tal vez sea este el rey persa que gobernaba cuando ESDRAS (4.7ss; 6.14; 7.1ss; 8.1) y NEHEMÍAS (2.1; 5.14; 13.6) llegaron a Jerusalén.

En la historia general, Artajerjes se conoce sobre todo por su carácter magnánimo pero débil. Sometido a la influencia perjudicial de su madre (Amestris) y de su esposa (Amistis) dejó en manos de sus generales las campañas principales contra Egipto y Grecia. La LXX pone a Artajerjes en lugar de Asuero en el libro de ESTER, lo cual ha hecho pensar a algunos que se trata del rey Artajerjes II (Mnemón, 404–358; PERSIA).

ARVAD

Ciudad fenicia construida sobre una pequeña isla rocallosa, a 200 km al norte de Tiro y fundada en 761 a.C. por personas procedentes de Sidón. Como toda ciudad fenicia, Arvad se distinguió por sus marinos, que a menudo sirvieron en las fuerzas de otras ciudades (Ez 27.8, 11). Se menciona a los arvadeos en la genealogía de Gn 10.18 y 1 Cr 1.16.

ASA

Tercer rey de Judá e hijo de Abiam. Reinó 41 años (1 R 15.9–24; 2 Cr 14–16).

Los primeros diez años fueron de paz y prosperidad. Quitó a los sodomitas y también a los ídolos que habían puesto sus padres. Privó a Maaca de ser reina madre por haber erigido un ídolo a ASERA. Zera el etíope salió contra él con un gran ejército, pero Dios lo deshizo.

En el año 36 del reinado de Asa, subió Baasa, rey de Israel, y fortificó Ramá. Asa solicitó la ayuda de Ben-adad, rey de Siria, el cual atacó a Baasa y lo obligó a retirarse. El profeta Hanani reprochó a Asa el no haber confiado en Jehová, por lo cual Asa lo encarceló. Después Asa enfermó gravemente de los pies, pero no buscó a Jehová, sino a los médicos. Esta enfermedad causó su muerte.

ASAEL

Hijo de Sarvia (hermana de David) y hermano de Joab y Abisai (1 Cr 2.16).

Fue soldado valiente en el ejército de David y tenía fama de corredor velocísimo (1 Cr 27.7; 2 S 2.18; 23.24). Abner lo mató porque Asael no quería dejar de perseguirlo, por lo cual se produjo una contienda entre Abner y los hermanos de Asael (2 S 2.23). Otras tres personas en el Antiguo Testamento llevan este nombre (2 Cr 17.8; 31.13; Esd 10.15).

ASAF

Nombre de varias personas del Antiguo Testamento.

  1. Descendiente de Gersón, hijo de Leví (1 Cr 6.39, 43). Padre de una familia escogida para el ministerio de la música y uno de los directores durante el reinado de David. Los levitas le designaron cantante y ejecutante de címbalos cuando se llevó el arca a Jerusalén (1 Cr 15.16–19). El mismo rey lo confirmó poniéndolo al frente de la alabanza coral e instrumental (1 Cr 16.5–7). No es seguro que estuviera presente en la consagración del templo de Salomón, pues 2 Cr 5.12 podría referirse a sus familiares. Sus descendientes pertenecieron al grupo que regresó del destierro con Zorobabel (Esd 2.41). Fue reconocido como vidente y autor de los salmos cantados cuando Ezequías restauró el culto del templo (2 Cr 29.30). Su nombre aparece en los títulos añadidos posteriormente a los Sal 50; 73–83.
  2. Padre del canciller del rey Ezequías (2 R 18.18, 37; Is 36.3, 22).
  3. Guardabosques del rey Artajerjes (Neh 8).

ASALARIADO

Ver. JORNALERO.

ASCALÓN

Una de las principales ciudades filisteas, situada a unos 20 km al nordeste de Gaza, en la costa mediterránea. En un principio estaba bajo el poder de Egipto, pero hacia 1200 a.C. la ocuparon los FILISTEOS. Fue un centro de los más diversos cultos paganos, sobre todo egipcios y babilónicos.

Durante la época de la conquista israelita se vio de lleno en una serie de batallas fronterizas y, según Jue 1.18, Judá la tomó (aunque el texto de la LXX dice que no la tomaron). Durante el tiempo de los jueces, de Saúl y de David, Ascalón era una ciudad totalmente filistea (Jue 14.19;  1 S 6.17; 2 S 1.20). Después de la época persa, el helenismo la conquistó culturalmente. Jeremías (47.5–7), Amós (1.8) y Sofonías (2.4) profetizaron su ruina.

ASCENSIÓN

El ascenso visible de Cristo al cielo, que puso fin a su ministerio terrenal. Varias frases en el Nuevo Testamento se refieren a este suceso: «fue alzado» (Hch 1.9), «ha sido tomado» (1.11), «subió a los cielos» (2.34). El relato más detallado de la ascensión se encuentra en Hch 1.9–11. Jesús guió a sus discípulos al monte de los Olivos y los bendijo, y luego subió en una nube que lo ocultó de la vista. Desde los cielos comenzó a reinar, sentado a la diestra del Padre (Ef 1.20; Heb 1.3). El significado teológico de esto es que el cuerpo de Cristo había sido resucitado y glorificado para pasar a una existencia espiritual como la que describe Pablo en 1 Co 15.44. La ascensión y exaltación son el fin natural de la presencia de Jesús en la tierra como el Mesías, que sufrió, murió y resucitó. La ascensión visible es, además, la primicia de la Segunda Venida (Hch 1.11).

La importancia de la ascensión se manifiesta en Jn 14–16; Ef y Heb. Llevó a su fin la presencia visible de Cristo entre los discípulos, lo cual fue el preludio de una relación nueva con ellos y de una actividad diferente en cuanto a todo el mundo. Así también se inicia un nuevo aspecto del ministerio del Espíritu Santo (Jn 16.7). El Cristo ascendido es Rey: todas las cosas están bajo su autoridad (Ef 1.20, 21; Flp 2.9–11). Es también Sumo Sacerdote: intercede por todos nosotros como uno que entiende, por experiencia propia, lo que es la tentación, el sufrimiento y la muerte (Heb 4.14–16; 7.23–25).

ASDOD

Ciudad filistea, situada a unos 32 km al noroeste de Gaza y a unos 5 de la costa mediterránea. Los ANACEOS (Jos 11.22) la habitaron antes de que la ocuparan tribus filisteas en el siglo XII a.C. Los filisteos la consagraron al dios DAGÓN, a cuyo templo condujeron el arca del pacto (1 S 5.1–8; 6.17).

Durante la conquista de Palestina, se le adjudicó a la tribu de Judá (Jos 15.46, 47), pero continuó siempre en manos de los filisteos (Jos 13.3). Los judíos la conquistaron (2 Cr 26.6) en tiempos del rey Uzías (ca. 783–742 a.C.). Logró independizarse al producirse una rebelión contra Sargón II en 711 a.C. (Is 20.1), pero poco después el faraón Semético I la destruyó casi por completo.

Durante el cautiverio de los judíos en Babilonia, la habitaron los amonitas y moabitas (Neh 13.24). Quedó parcialmente destruida (1 Mac 4.15; 5.68; 10.77–85; 11.4; 16.10) como consecuencia de la revolución de los Macabeos (167–37 a.C.).

Los romanos la reconstruyeron ca. 55 a.C., después de lo cual se llamó «Azoto». Durante la predicación de Felipe, el diácono (Hch 8.40), Asdod recibió el evangelio y se convirtió poco a poco en un centro cristiano hasta el siglo V d.C. Hoy es puerto marítimo de la república de Israel.

ASENAT

Voz egipcia que significa «perteneciente a Neit» (una diosa). Hija de Potifera, sacerdote de On, que Faraón dio por esposa a José (Gn 41.45). Madre de Manasés y Efraín (Gn 46.20).

ASER

(FELIZ, BENDITO).

  1. Hijo de Jacob y Zilpa la sierva de Lea (Gn 30.12, 13). Entró en Egipto con sus cinco hijos y la familia de Jacob (Gn 46.17), y allí este último le predijo prosperidad a él y su descendencia (Gn 20).
  2. Tribu formada por la descendencia de Aser (Gn 49.28), con cinco familias principales (Nm 26.44–47). Experimentó con las demás tribus los sucesos del desierto (Nm 1.13; 2.27, 28; 72; 13.13, etc.) y recibió la bendición de Moisés (Dt 33.24). No eliminó a los cananeos de su tierra (Jue 1.31, 32). Aunque no formó parte del ejército de → DÉBORA (Jue 5.17), sí ayudó a GEDEÓN contra los madianitas (Jue 6.35; 7.23). Algunos hombres de esta tribu asistieron a la Pascua que celebró Ezequías (2 Cr 30.11). La profetisa Ana, quien reconoció al niño Jesús en el templo, era de la tribu de Aser (Lc 2.36).
  3. Territorio fértil, junto al Mediterráneo, que Josué concedió a la tribu de Aser (Jos 19.24–31). Comprendía desde el monte Carmelo hasta Sidón en el

ASERA

Diosa o imagen cananea. En algunas versiones antiguas este vocablo se traduce indebidamente por «bosque». Estudios recientes indican que Asera era la diosa de la fertilidad entre los fenicios y cananeos y que su culto se introdujo en Israel en los inicios de la historia israelita. Según Jue 3.7; 6.25, 28, había relación entre el culto de Asera y el de Baal. La imagen de Asera se hacía de madera: tronco, palo o vara.

El culto a Asera estaba prohibido a los israelitas (Éx 34.13; Dt 16.21; Is 17.8). No obstante, incurrían en este pecado durante épocas de decadencia espiritual (1 R 18.19; 2 R 23.4). En tiempos de avivamiento o reforma las imágenes de Asera se derribaban y destruían (1 R 15.13; 2 R 23.6). (ASTORET)

ASFALTO

Sustancia bituminosa que se hallaba en pozos en Mesopotamia y en el bajo valle del Jordán (Gn 14.10). Servía para calafatear barcos (Éx 2.3) y para unir ladrillos en las construcciones (Gn 11.3). Químicamente se relaciona con la brea, que se obtiene por la destilación del alquitrán que, a su vez, procede del carbón o de ciertos tipos de madera.

ASIA

Término geográfico de origen incierto. En la literatura apócrifa designa el Imperio Seléucida (1 Mac 8.6; 11.13; 12.39;  13.32; 2 Mac 3.3) y en  el Nuevo Testamento, casi  exclusivamente,  la provincia proconsular romana de Asia (Hch passim; 1 Co 16.19; 2 Co 1.8; 2 Ti 1.15; 1 P 1.1; Ap 1.4, 11).

Los romanos conquistaron esta porción de Asia Menor arrebatándosela a Antíoco el Grande (189 a.C.) y la dieron a sus aliados los atalidas. Al morir Atalo III (133 a.C.) legó su reino a Roma. La nueva provincia abarcaba la parte oeste de Asia Menor, incluyendo a Misia, Lidia, Caria, partes de Frigia, las regiones costaneras y muchas de las islas del mar Egeo. Fue una de las primeras en pedir permiso para adorar al emperador romano reinante. El autor de Apocalipsis dirige sus siete cartas a congregaciones ubicadas en Asia. El libro refleja la persecución que asediaba a los cristianos a fines del siglo I d.C. al negarse estos a adorar al emperador.

ASIENTO

Ver. SILLA.

ASIRIA

Imperio relacionado íntimamente con la historia de los pueblos de Israel y Judá. Ocupó la parte norte del actual Irak (entre los ríos Tigris y Éufrates) durante la mayor parte del período que abarca el Antiguo Testamento. Su nombre es la traducción de la voz hebrea Assur, palabra con la cual se señalaba tanto la divinidad pagana, la ciudad y el país, como el imperio, sobre todo en la literatura profética. Sin embargo, «Asiria» generalmente designa el país y el imperio; y «Asur», la ciudad y la divinidad.

Asur era el dios nacional de Asiria, y se pensaba que dominaba (junto al resto del panteón) todas las cosas. Cada ciudad tenía su propio templo para adorar al dios local, y en los días especiales los adoradores participaban en ceremonias y procesiones donde se exhibían las estatuas de la divinidad. Solían usar amuletos para ahuyentar los espíritus malignos que, de acuerdo a sus creencias, causaban daño y provocaban enfermedades.

Además, consultaban adivinos y astrólogos para conocer el futuro, y ofrecían ofrendas a los muertos.

En sus comienzos, Asur era apenas la capital de un pequeño distrito codiciado por sus vecinos. Situada en la parte superior de Mesopotamia, sus linderos fueron variando con su importancia. En términos generales, iba desde el norte de Bagdad hasta los lagos Van y Urmia; y de este a oeste se extendía desde los montes Zagros hasta el valle de Habur.

Debido a esta situación geográfica, Asiria estuvo siempre expuesta a infiltraciones tanto de los nómadas como de los montañeses. Asur data del tercer milenio a.C. y se encontraba en la margen derecha del Tigris. Cuando esta perdió importancia, la capital se trasladó a Nínive, frente a Mosul.

Los reyes asirios construyeron grandes palacios y templos en las ciudades más importantes del imperio (p. ej., Nínive, Asur y Cala). Las paredes estaban decoradas con planchas de piedra que mostraban al rey mientras cazaba o presentaba alguna victoria real.

Los esfuerzos arqueológicos para poner al descubierto este famoso imperio datan de hace más de un siglo. Botta descubrió el palacio de Sargón en Korsabad en 1843. Luego Layard trabajó en Nimrud (1845–47) y en Nínive (1849–51). No menos de seis enormes palacios y gran cantidad de esculturas, inscripciones y tablillas con escritura cuneiforme se encontraron en estas tres ciudades. Este tipo de escritura, hecha con signos y en forma de cuña, se imprimía en tabletas de barro con una especie de punzón. Gracias a Rawlinson, las escrituras cuneiformes quedaron descifradas durante la primera mitad de este siglo. Desde entonces las excavaciones y hallazgos han continuado en forma casi ininterrumpida hasta nuestros días. Hoy contamos con un gran cúmulo de literatura de todo género: crónicas militares, correspondencia diplomática y administrativa, listas cronológicas y diversos datos curiosos. Esto ha hecho posible reconstruir minuciosamente la historia y conocer detalladamente las costumbres, el arte, la religión y sobre todo las hazañas guerreras de este pueblo formidable.

Este período va desde la caída de Ur III hasta el fin de su dominación por los hurritas.

Aunque las listas mencionan a Irisum I como primer rey, ya el padre de este, Ilusuma, había conquistado Asur. Los asirios, aunque étnicamente eran el producto de diferentes razas, lingüísticamente eran semitas.

Durante el siglo XIX, Asiria se distingue sobre todo por su importancia comercial.

Archivos encontrados en Capadocia demuestran que en ese siglo Asiria superaba a Babilonia en el aspecto socioeconómico. Sigue un período de decadencia que termina con el ascenso al trono de Samsi-Ada I, amorreo, quien conquista Asur y forma un poderoso imperio. Todo esto se conoce ampliamente gracias a los archivos de Mari. Este rey coloca a sus dos hijos en partes clave del imperio y mantiene así el equilibrio y grandeza del mismo. A su muerte le sucede Isme-Dagan, uno de sus hijos que, aunque sofoca varias rebeliones, al fin cae en manos del poderoso HAMMURABI juntamente con su imperio.

De esta manera, Asiria desaparece por un tiempo de la historia, y permanece bajo los hurritas hasta su resurgimiento en 1400 a.C.

La caída del Imperio Hurrita (ca. 1450) propicia el resurgimiento de Asiria. Assur-Uballit toma una buena parte de Mitani y es aclamado como «Rey de la Totalidad». No obstante, Supiluliuma, rey heteo, que se ha anexado todo el Imperio Hurrita, impide la expansión de los asirios hacia el norte, obligándolos a virar hacia Babilonia. Adad-Nirari I (ca. 1297–1266) emprende con buen éxito una campaña contra los mitani y se adueña de toda la Mesopotamia superior hasta Carquemis. Pero fue Tukulti-Ninurta I (ca. 1235–1198) quien llenó de gloria a Asiria conquistando Babilonia. Llega luego al trono, en 1116, el gran Tiglat-pileser I, guerrero incansable que se abre paso hasta el Mediterráneo, en donde las ciudades de Sidón, Biblos y Arvad le rinden tributo (cf. Ez 27.8 , 9 ). Este período, que es de gran apogeo arquitectónico, legislativo y cultural, se viene abajo ca. 970, cuando termina el reinado de Assur-Rabi II.

Después de estos años difíciles, Asiria resurge con Assur-Dan II (932–910), y consolida su situación imperial con Adad-Nirari II (909–889). En adelante, cada nuevo rey no hará sino aumentar las conquistas y bañar de gloria el imperio. Los ejércitos asirios son ahora dueños y señores de todo el Cercano Oriente.

Con Salmanasar III (858–824) comienza lo que se podría llamar el intenso período bíblico de Asiria. Con este rey empiezan los dolores de cabeza para los reinos de Israel y Judá. En 853, Acab, rey de Israel, organiza una coalición contra Asiria, la cual tiene buen éxito y termina con la derrota de Salmanasar III en Karkar (1 R 20). Sin embargo, las siguientes intervenciones asirias iban a ser funestas para ambos reinos hebreos. Pero debido a que Asiria tenía que atender problemas internos, los reinados de Uzías en Judá y de Jeroboam II en Israel pudieron ser largos, pacíficos y prósperos (2 R 14.21ss).

Ya con Tiglat-pileser III (745–727), las cosas vuelven a cambiar en perjuicio de Israel y de Judá (2 R 15.14–23.37; Is 7.6). Salmanasar V y Sargón II sitian y destruyen a Samaria y provocan la ruina total de Israel en 722 a.C. Unos 27.000 habitantes de Samaria son llevados cautivos a las regiones montañosas del norte. Después de este triunfo, Sargón arremete contra Acaz y hace de Judá su tributario (2 R 17.3–6; 18.9).

De ahí en adelante, hasta la caída definitiva de Nínive en 612 a.C., en todo el Cercano Oriente se impone lo que podría llamarse la «Paz Asiria». Abundante material bíblico encontramos sobre todo esto en 2 R 18–19; 2 Cr 32–33; Is 36–39 y la profecía de Nahúm.

ASKENAZ

Descendiente cercano de Noé (Gn 10.3; 1 Cr 1.6) y poblador del territorio al sur del mar Negro. Es conocido en la literatura cuneiforme por sus ataques contra Asiria, en alianza con los de Ararat y Mini (Jer 51.27). A los descendientes de

Askenaz se les ha identificado con los temidos escitas de los tiempos grecorromanos (Col 3.11).

ASMONEOS

Ver. MACABEOS.

ASNAPAR

Asurbanipal de la historia secular. Esdras 4.10 lo relaciona con un «grande y glorioso» gobernante que transportó pueblos del norte y del nordeste a las tierras de Samaria. Algunos creen que se trata de Salmanasar y no de Asurbanipal, ya que Josefo (Antigüedades, XI.ii.1) menciona a aquel en este contexto y también la recensión griega Luciana reza aquí Salmanasar en vez de Asnapar. Sin embargo, dado que varios reyes asirios hicieron tales transportaciones, este texto quizás se refiere a Asurbanipal.

ASNO

Mamífero ungulado perisodáctilo muy usado entre los semitas seminómadas. En la Biblia se menciona por primera vez cuando Abraham estuvo en Egipto (Gn 12.16).

Era el más común de los animales de montura (Éx 4.20; Nm 22.22; Jue 10.4; 12.14). En asno se podía viajar unos 30 km diarios y era insustituible en terreno montañoso. La riqueza de una persona podía medirse mediante el número de asnos que tuviera (Gn 12.16; 24.35; Job 1.3), por lo que constituían un regalo preciado (Gn 32.13–15).

Era, además, animal de carga (Gn 42.26; 1 S 16.20; 2 S 16.1). Se usaban en las faenas agrícolas, pero se prohibía uncirlo con el buey (Dt 22.10). La carne de asno era impura para alimentación ( Lv 11.1–8 ), de modo que la referencia al precio de una cabeza de asno, en Samaria, durante una época de hambre, revela la gravedad de la situación ( 2 R 6.25 ).

El asno blanco se consideraba como animal digno de personas importantes (Jue 5.10). Un escrito del siglo XVII a.C. indica que no era propio de gente real andar a caballo en vez de en asno. El caballo se introdujo más tarde, principalmente como animal de guerra.

El hecho de que Jesús haya usado un asno para la entrada triunfal es, a la vez, símbolo de realeza mesiánica y de su misión pacífica (Zac 9.9; Mt 21.5).

ASÓN

Puerto de Misia en la ribera norte del golfo de Adramicio, a unos 48 km de Troas por mar. Después de llegar a Troas a pie (la mitad de la distancia por mar), Pablo se embarcó en Asón para Mitilene (Hch 20.13s).

ÁSPID

Término que se refiere a varias clases de culebras muy venenosas. Aparece seis veces en el Antiguo Testamento como traducción de la palabra hebrea peten, y una vez en el Nuevo Testamento como traducción de la palabra griega aspis. Se menciona en relación con encantadores (Sal 58.4) y se dice que vive en cuevas (Is 11.8). Muchos suponen que se refiere a la serpiente egipcia naja haje (de color verde amarillento con manchas pardas y cuello dilatable) que es similar a la cobra de la India, aunque más pequeña. Se usa figuradamente para representar la crueldad (Dt 32.33), la comida que se convierte en «hiel de áspides» (Job 20.14b) y la lengua venenosa de los malvados (Ro 3.13). En la visión apocalíptica, los niños juegan sin peligro sobre la cueva del áspid (Is 11.8).

ASTORET

(EN PLURAL, ASTAROT).

Diosa de la fertilidad y del amor sexual, deidad principal de los cananeos. A menudo se la presenta como el complemento femenino de Baal (Jue 2.13; 10.6; 1 S 7.3, 4; 12.10). Se conoce también con el nombre de Asera (Jue 6.25; 1 R 18.19). Parte esencial de su culto era la prostitución. Por eso se cree que el nombre Astoret es una forma hebrea del nombre Astarté, pronunciado por los judíos con las vocales de la palabra bosheth, es decir, «vergüenza».

El culto a Astoret, muy común entre los vecinos de Israel, pronto llegó a popularizarse también, según parece, entre los israelitas (Jue 2.13; 3.7; 1 S 7.3, 4; 1 R 11.5). Se luchó continuamente contra esta forma de idolatría. Se le quitó el reino a Salomón por haber transigido con este culto (1 R 11.33). En la reforma de Josías, todo lo relacionado con Astoret se arrancó y se quemó como primer paso hacia la purificación del templo (2 R 23.4–7). (BAAL; ASERA; CANAÁN.)

Entre los paganos muy pronto en la historia surgió la idea de que los movimientos de los astros afectaban el destino del ser humano. Los astrólogos eran, pues, personas que pretendían predecir los acontecimientos futuros mediante la observación de las estrellas. Los profesionales ocupaban altos puestos y ejercían mucha influencia entre los CALDEOS, asirios, egipcios, fenicios, árabes y en especial los babilonios (Dn 2.2, 27; 4.7).

Parece extraño que la astrología no se halle entre las cosas condenadas en Dt 18.10s, ni en las otras listas de prácticas esotéricas que se prohíben en el Pentateuco. Esto puede atribuirse al hecho de que quizás la astrología era entonces un equivalente de la astronomía moderna. Los antiguos utilizaron la astrología para determinar no solo lo referente a cultivos y crianza de animales, sino también su calendario y con él las fiestas y otras actividades culticas y culturales. Sin embargo, a finales de la historia del reino de Judá se ve que era una práctica que se condenaba (2 R 23.5, 12; Is 47.13; Jer 10.2; 19.13; Ez 8.16; Sof 1.5).

Debemos distinguir entre el papel de la astrología de la antigüedad y las prácticas actuales (HECHICERÍA; MAGO).

ASUERO

  1. Rey PERSA, mencionado en Esd 4.6, que en la historia profana se llama Jerjes (del griego). En el texto masorético un rey persa del mismo nombre es una figura principal en ESTER. Aunque la LXX lo traduce Artajerjes, los exégetas generalmente están de acuerdo en identificarlo con el Asuero de Esdras que reinó 485–465 a.C. Algunos, no obstante, identifican al Asuero de Esdras con Cambises, hijo de Ciro que sucedió a su padre y reinó 529–527 a.C. Asuero (Jerjes I) es conocido en la historia general por su expedición contra Egipto (485), la destrucción de Babilonia y su malograda campaña contra los griegos (480).
  2. Padre de DARÍO DE MEDIA (Dn 1).

ATALÍA

(JEHOVÁ ES EXALTADO).

Hija de Acab, rey de Israel, y esposa de Joram rey de Judá. La intrusión del reino del norte en el del sur marcó el apogeo del culto a Baal en esta última región. Ejerció su perniciosa influencia durante el breve reinado de su hijo Ocozías. Cuando este murió, Atalía destruyó a todos los herederos (a excepción del pequeño Joás, a quien su tía Josabet escondió) y reinó por espacio de seis años (ca. 842–837 a.C.). El sumo sacerdote Joiada, cuya esposa fue esta misma Josabet, organizó una sublevación armada contra Atalía y coronó a Joás. Mientras Atalía  trataba de recuperar el poder, fue muerta cerca del templo (2 R 8.16–27; 11.1–20; 2 Cr 22–23).

ATALIA

Puerto de Panfilia, situado en la desembocadura del río Catarractes, por la costa sudoeste del Asia Menor. Fue fundado por el rey Atalo Filadelfo de Pérgamo (159– 138 a.C.) y Pablo lo visitó en su primer viaje (Hch 14.24–26). Hoy día las ruinas de los tiempos romanos atestiguan ampliamente su antigua grandeza.

ATAR Y DESATAR

Pedro (Mt 16.19) y la asamblea de los discípulos (Mt 18.18) recibieron de Jesús el poder de «sujetar» y «libertar» en la tierra, porque Dios ata y desata en los cielos. Es difícil, sin embargo, interpretar con exactitud el sentido de lo anterior. En Israel, la expresión figurada se refería a la autoridad de los maestros en cuestiones de doctrina y disciplina de la Ley (Mt 23.13; Lc 11.52), pero Jesús cambió el significado de la comparación. En Jn 20.23 autoriza a los discípulos para remitir y retener los pecados por el poder del Espíritu Santo.

La proclamación del evangelio de la salvación, que liberta a los oprimidos, ata los poderes demoníacos y desata el poder del Reino de Dios (Mt 12.28, 29). Desata de la enfermedad a una hija de Abraham después de dieciocho años de estar atada por Satanás (Lc 13.16). Ahora la expresión se refiere a la acción libertadora de Jesús y el testimonio de su Iglesia.

ATAROT

(LITERALMENTE, CORONAS).

  1. Una de las ciudades pedidas por las tribus de Rubén y Gad, situada al este del mar Muerto (Nm 32.3, 34); hoy es Khirbet-Attarus. No se sabe si Atarot-sofán de Nm 32.35 es la
  2. Aldea en el límite este de Efraín (Jos 16.7) que Glueck identifica con Tell el
  3. Atarot-adar (Jos 16.2, 6; 18.13). Ciudad situada en el límite entre Efraín y Benjamín. Posiblemente la actual Tell en-Nasbeh, 11 km al norte de Jerusalén.
  4. Atrot-bet-joab (1 Cr 2.54). Puede traducirse por «coronas de la casa de Joab» y así referirse a Belén y a los «netofatitas».

ATENAS

Ciudad capital de Ática, en Grecia, situada en el golfo Sarónico, a 74 km de Corinto y a unos 8 km de la costa. La unía con su puerto principal, El Pireo, una calle ancha y amurallada. Fue construida en una pequeña llanura alrededor de la Acrópolis, colina de unos 156 m de alto, donde en tiempos antiguos se edificaban los templos a los dioses. Había en la Acrópolis una estatua de bronce de Atenea (Minerva), de 21, 3 m de alto, y allí estaba el Partenón, considerado el más noble triunfo de la arquitectura griega.

Atenas era famosa por su devoción a los dioses (Hch 17.16, 22) y allí había abundancia de templos, estatuas y altares. Todavía no hay confirmación arqueológica de una estatua «al dios no conocido» (Hch 17.23); sin embargo, un devoto no muy seguro de cuál de los muchos dioses le había ayudado, bien pudo haber edificado semejante altar.

En tiempos de San Pablo se conocía el deseo que tenían los atenienses de oír novedades (Hch 17.21), pero los pensadores se dividían en dos escuelas de filosofía muy importantes: ESTOICOS y EPICÚREOS. Epicuro fue materialista y casi ateo. Su dios estaba muy retirado de los asuntos humanos y no era el gobernador moral del universo. Para los epicúreos el placer era el sumo bien de la vida. Zenón, fundador de la filosofía estoica (denominada así por haberse originado en los pórticos [en griego, stoa] de Atenas), enseñaba que la virtud y no el placer debía ser el sumo bien. Por su énfasis en la razón como la ley suprema de la vida y su enseñanza del panteísmo, el estoicismo no tenía mucho en común con la doctrina de Pablo.

Cuando Pablo, entonces, presentó su mensaje en medio del AREÓPAGO, tuvo muy poco éxito (Hch 17.18–34; cf. 1 Ts 3.1), a pesar de haber preparado el camino con polémicas en la sinagoga y en la plaza. Tanto habló de la resurrección que los burladores le acusaron de haberles traído una nueva pareja de dioses: Jesús y Anástasis (resurrección).

ATRIO

Patio que rodeaba el tabernáculo (Éx 27.9–19) y el templo (1 R 6.36; 7.12), dentro del cual se hallaban el altar del holocausto (Éx 29.42), el lavatorio (Éx 30.18) o «mar» de bronce (1 R 7.23–29; 2 Cr 4.6) y el altar del incienso (Éx 30.1–10). En el templo de Salomón había dos atrios: el interior (1 R 6.36), donde estaba el altar y el «mar», y el gran atrio (1 R 7.12), donde se encontraban el templo y el palacio de Salomón.

En el atrio se hacían los sacrificios cotidianos y allí se daba asilo a los prófugos (1 R 1.50–53; 2.28–30).

El templo de Herodes tenía varios atrios: el de los sacerdotes, el de los hombres israelitas, el de las mujeres israelitas y el de los gentiles.

AUGUSTO

(DIGNO DE REVERENCIA).

Título latino que el Senado Romano otorgó a Gayo Octavio César, el primer emperador romano (27 a.C. —14 d.C.), y que llevaron varios de sus sucesores así como sus esposas, hermanas, madres e hijos (CÉSAR).

Puesto que algunos emperadores ostentaron el título con la pretensión de merecer honores divinos (Ap 13.1; 17.3) habla del «nombre blasfemo» de la bestia.

En Hch 25.21, 25 «Augusto» se refiere a Nerón.

Octavio (n. 63 a.C.), para quien este título se usa también como sobrenombre, era sobrino y más adelante hijo adoptivo de Julio César. Se destacó como militar, consolidando el imperio, y como administrador, estableciendo el sistema de gobierno que el imperio siguió por 300 años. Era emperador cuando nació Jesús (Lc 2.1).

AUTORIDAD

«Toda autoridad viene de Dios» (Ro 13.1) y su ejercicio en la tierra debe someterse a las exigencias de la voluntad divina (Sal 62.11; Jn 19.10s). Tanto la autoridad del hombre sobre la naturaleza (Gn 1.28) como la del marido sobre la mujer (Gn 3.16), o la de los padres sobre los hijos (Lv 19.3), proceden del Juez que demanda JUSTICIA de todos. Confiere poderes gubernamentales a paganos (1 R 19.15; Jer 27.6) y a su pueblo (MOISÉS; REY), no sin limitarlos por las obligaciones morales.

En el Nuevo Testamento Jesucristo es depositario de la autoridad (en griego, exusía).

La manifiesta en su predicación (Mc 1.22;), su poder para perdonar pecados (Mc 2.10) y al disponer del sábado (Mc 2.28). Jesús no responde directamente a la pregunta que le plantean los líderes judíos sobre su autoridad (Mt 21.23), pero sus hechos son una elocuente respuesta: tiene autoridad sobre la enfermedad (Mt 8.8s), sobre los elementos naturales (Mc 4.41) y  sobre los demonios (Mt 12.28). La potestad que rehusó aceptar de Satanás (Lc 4.6) la recibirá de su Padre. Debido a su abnegación en el servicio (Mc 10.42ss), Jesús murió en la cruz y luego, resucitado, se le otorgó «toda potestad (exusía) en el cielo y en la tierra» (Mt 28.18). En su SEGUNDA VENIDA será evidente la autoridad de Cristo.

Los apóstoles continúan el ejercicio del poder de su Señor (Mc 3.14s; Lc 10.16s; Hch 3.6; 2 Co 10.8), a veces en forma disciplinaria (1 Co 5.4s), pero siempre en aras del servicio a Cristo y a los seres humanos (1 Ts 2.6–10).

En el plural, exusíai puede referirse a poderes sobrenaturales (Ef 3.10; Col 1.15s) que a veces se representan como seductores, o como ayudadores, de los seres humanos (RUDIMENTOS).

AVARICIA

Traducción de un término griego cuya raíz significa «desear más». La malicia de la avaricia radica en el hecho de que el deseo de más bienes conduce a la violación de los derechos ajenos (Jer 22.17; Ez 22.27). El avaro busca ganancias ilícitas y para ello se aprovecha de los otros (Pr 1.19; Jer 6.13; 8.10; Ez 7.11; 22.12).

En la comunidad cristiana primitiva, la lucha contra los pecados de posesión fue importante (cf. Hch 5.1–11). Junto con el deseo sensual, el ansia de adquisición constituye una amenaza especial para la vida nueva del cristiano (Ro 1.29; 1 Co 5.10s; Ef 5.3, 5; Col 3.5).

AVE

(PÁJARO).

En la Biblia se usa el término ave para designar a las de rapiña en Gn 15.11; Job 28.7; Is 18.6; a las de corral en Neh 5.18; 1 R 4.23; y a los pájaros en general en Gn 1.20; Lc 12.24.

Moisés dividió las aves en limpias e inmundas, usando como criterio el tipo de alimentación de cada una: a las aves rapaces que se alimentan de carroña o de presas vivas las declaró inmundas; no se podían comer ni presentar en los sacrificios. Por eso figuran en la visión de Pedro en Jope (Hch 10.11–14).

La lista de aves inmundas se encuentra en Lv 11.13–19 y Dt 14.11-20. Las tórtolas, los palominos y quizás alguna otra especie fueron prescritos en la Ley de Moisés como aptos para el holocausto (Lv 5.7–10; 14.4–7; Lc 2.24), provisión que permitía a los pobres cumplir con el ritual.

Algunas características propias de las aves se mencionan en la Biblia: sus migraciones (Pr 27.8; Jer 8.7); su aguda visión (Job 28.7, 21), su canto (Ec 12.4; Cnt 2.12), etc. La caza de las aves se presta para ilustrar verdades abstractas (Sal 124.7; Pr 6.5; 7.23; Ec 9.12).

Con las costumbres de las aves se ilustran las más variadas circunstancias de la vida humana y de la fe: la felicidad de estar en la casa de Dios, Sal 84.3 ; la seguridad del creyente, Sal 11.1 ; la providencia de Dios, Mt 6.26 ; Lc 12.6 , 7 ; la obra de Satanás, Mt 13.4 , 19.

AVÉN

(VACÍO, NADA).

  1. Nombre que Ezequiel dio a la ciudad egipcia de ON (30.17).
  1. Nombre con que Oseas se refirió a BET-EL, para dar a entender que ya no era «casa de Dios», sino casa de idolatría (Os 8).
  2. Pueblo en un valle entre el Líbano y el Antilíbano en la región de Damasco (Am 5).

AVENTADOR

Especie de bieldo largo y de madera, en forma de pala dentada, que se usaba para arrojar el grano al viento después de trillarlo, para asegurar el tamo (Is 30.24; Jer 15.7).

Al levantarse la brisa en el mes de junio, los campesinos llevaban su grano a la era y lo aventaban. Por extensión el verbo «aventar» adquirió un sentido escatológico y figurado para indicar el juicio de Dios (Ez 5.10–12). Juan el Bautista usó esta figura para ilustrar la obra de Cristo que vendría para separar a los buenos de los malos (Mt 3.12; Lc 3.17). (TRILLAR.)

AVEOS

Descendientes de Canaán, en el sudeste de Palestina. Los filisteos los expulsaron (Dt 2.23); pero estaban allí en tiempos de Josué (Jos 13.3).

AVESTRUZ

La mayor de las aves corredoras conocidas en la actualidad: llega a 2, 5 m de altura. El plumaje de la hembra es gris; el del macho es negro. Ambos sexos carecen casi por completo de plumas en el cuello y la cabeza. Sus alas no son aptas para el vuelo, pero sí útiles como auxiliares en la veloz carrera típica del animal (Job 39.18).

Las referencias al avestruz en Job 39.14, 15 y Lm 4.3 aluden a la manera en que incuba sus huevos. El avestruz es polígamo. Tres o cuatro hembras ponen sus huevos en un nido común apenas excavado en la arena. Durante el día, el calor del sol incuba estos huevos. Al llegar la noche el avestruz los incuba con su calor. Deja sin incubar algunos huevos al borde del nido, para que sirvan de alimento a los recién nacidos.

Miqueas 1.8 y Job 30.29 se refieren a su grito plañidero. Los árabes tienen una expresión:

«Estúpido como un avestruz» con la que concuerda Job 39.17. Para los hebreos era un animal inmundo (Lv 11.16; Dt 14.15).

AVISPA

Insecto himenóptero que vive en grandes enjambres. Es peligroso por su aguijón, con el que inyecta una sustancia irritante. Abundaban tanto en Palestina que llegaron a ser una plaga.

«Zora» significa lugar de avispas (Jos 15.33). Su miel se usa como la de las abejas. Hay en Palestina cuatro especies: dos que hacen nidos entre las piedras y dos bajo tierra. Atacan al ser humano como al ganado y a los caballos. En Éx 23.28 y Dt 7.20, se ve que Dios las usó para castigar a los pueblos cananeos, a no ser que estas citas se entiendan en sentido metafórico.

En Dt 1.44 la voz hebrea que se traduce por avispas debe traducirse por «abeja», y la que en Jos 24.12 se traduce por «tábano» debe traducirse por avispa.

AY

Exclamación muy común que expresa lástima, pena, o conmiseración. A juzgar por Lc 6.20– 26, «ay de» es lo opuesto a una BIENAVENTURANZA; colocarlos juntos es una aleccionadora paradoja.

Aunque Jesús parece amenazar con sus ayes, no se trata tanto de un juicio final como de una descripción de un infortunio (Mt 11.21). El vidente de Patmos llama ay a las tres últimas de las siete trompetas (Ap 8.13; 9.12; 11.14).

AYO

Traducción de la voz griega paidagogós, que significa «el que guía a los niños», pero que no alude a la figura del maestro (didáskalos).

En el mundo grecorromano, los primeros años del niño transcurrían en el «gineceo», bajo la vigilancia de la madre y de la «nutricia». Pero a los 7 años el niño abandonaba el control femenino para pasar a manos del ayo, cuya función era acompañar a su joven amo en las salidas diarias, cuando iba a la escuela, a la palestra o a cualquier ceremonia pública. Le llevaba su equipo escolar y por la calle cuidaba de que el niño observara una conducta decente, caminara con los ojos bajos y cediera el paso a las personas mayores.

En los dos pasajes en que Pablo utiliza esta palabra (1 Co 4.15; Gl 3.24), le da un sentido peyorativo. En el primero, establece un contraste entre su propio papel como padre espiritual y el de los muchos «ayos». En el segundo no quiere decirnos que la Ley educa a las personas para Cristo (esto sería labor del didáskalos), sino que la Ley ocasiona las transgresiones y conduce a las personas a la situación en la que la gracia de Dios quiere salirles al encuentro. Una vez confiados a tal gracia, sería ilógico volver atrás a la etapa inmadura del ayo.

AYUNO, AYUNAR

Ejercicio espiritual en el que un individuo o una comunidad se abstienen de comida. Aunque la práctica bíblica era que durara generalmente un día (hasta el anochecer), la Biblia cita ayunos de tres días, siete días, tres semanas y cuarenta días.

Las personas ayunaban por diversas razones. Lo hacían, por ejemplo, para prepararse antes de recibir un mensaje de Dios y antes de ir a cumplir una misión especial de Dios.

Pero lo hacían también con motivo de la muerte de un ser querido o para conmemorar catástrofes nacionales; y para implorar la ayuda de Dios, discernimiento o perdón.

EL AYUNO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

La revisión detallada de textos en el Antiguo Testamento nos ofrece el siguiente cuadro:

  1. La mayoría de los pasajes del precautiverio presentan el ayuno en un contexto de luto, tristeza y humillación (Jue 20.26; 1 S 31.13; 2 S 1.12; 16–23).
  2. Hay algunos pasajes que presentan el estado de tristeza y humillación en el contexto de la penitencia por el pecado (1 S 7.6; 1 R 9–27).
  3. En los textos del cautiverio y especialmente en los del poscautiverio (donde se encuentran la mayoría de textos), el ayuno por lo general se presenta en el contexto de la penitencia y la humillación y como señal de conversión ( Jer 14.12 ; Jon 3.5 ; Esd 8.23 ; Neh 9.1 ; 2 Cr 20.3 ; Jl 14 ; 2.12 ; 2.15 ; Dn 9.3 ; Sal 35.13 ; 69.10 ; 109.24 )
  4. En Est 4.3 la reina pide a sus paisanos que ayunen como un acto de solidaridad. Así el pueblo haría simbólicamente lo que Ester estaba haciendo literalmente: exponiendo su vida en favor de su
  5. Llama la atención la reinterpretación profética de Is 58 y Zac 7. En ambos pasajes, lo que Dios quiere es la justicia social. Mientras que el pueblo practica el ayuno como obediencia a una exigencia ritual, el profeta coloca el ayuno en el contexto total de la vida y donde Dios quiere que tenga su contexto más feliz. En el caso de Zac 7 la pregunta que hizo el pueblo está mal hecha; el asunto no es si se celebra o no el ayuno, sino a qué acción o actitud del pueblo responde esa práctica.

Isaías presenta al ayuno como una acción de solidaridad. Con este tipo de ayuno surge la posibilidad de que las personas acomodadas y solventes experimenten lo que día a día viven los pobres y hambrientos.

En el ayuno, sugiere Is 58, el que tiene se hace vulnerable y débil y puede mirar a Dios como fuente de vida y de sustento. En el ayuno, el rico aprende a ser pobre en espíritu; y el pobre imparte al rico la actitud de humilde espera delante de Dios. Podríamos decir que toda acción litúrgica o cultual apunta al bien del ser humano y a la gloria de Dios (véase Mc 12.28– 34).

  1. Hay dos casos, semejantes al de Jesús, en los que Moisés (Éx 34.28) y Elías (1 R 19.8) ayunan durante cuarenta días, en el

EL AYUNO EN EL JUDAÍSMO

La ley de Moisés específicamente mandó ayunar en el DÍA DE EXPIACIÓN. Esto llevó a que el día se conociera también como «día del ayuno» (Jer 36.6) o «el ayuno» Hechos 27.9. Después del cautiverio se establecieron intervalos regulares para la celebración del ayuno. Según Zac 8.19, en el cuarto, en el quinto, en el séptimo y en el décimo mes habría de observarse otros cuatro ayunos que recordaban desastres en la historia de los judíos. Y está también el ayuno antes de la celebración del Purim, que se instituyó en los días de Ester (Est 9.31).

EL AYUNO EN EL NUEVO TESTAMENTO

El ayuno se menciona también en el Nuevo Testamento. Los judíos devotos ayunaban (Hch 27.9). Algunos ayunaban los lunes y los jueves (Lc 18.12). Otros, como Ana, que servía a Dios en el templo con «ayunos y oraciones» (Lc 2.37), lo hacían más a menudo.

Los discípulos de Juan el Bautista ayunaban (Mc 2.18). Jesucristo ayunó cuarenta días y cuarenta noches antes de la tentación (Mt 3.2). Asimismo, se menciona el ayuno de Cornelio (Hch 10.30), de los cristianos de Antioquía (Hch 13.2–3), de Pablo y Bernabé (Hch 14.23), y se registra la recomendación de Pablo a los matrimonios (1 Co 7.5).

Algunos opinan que pasajes como Mt 17.21 , Mc 9.29 , Hch 10.30 y 1 Co 7.5 no deben tomarse en cuenta porque no se encuentran en los manuscritos más antiguos, pero la existencia de estos versículos en muchos manuscritos demuestra por lo menos que la iglesia primitiva creía en el valor del ayuno. Jesús no canceló la práctica, pero pidió que sus seguidores lo hicieran  con la mirada fija en Dios, no en los hombres (Mt 6.16–18).

AZAFRÁN

Planta mencionada en Cnt 4.14. Tal vez el crocus sativus, planta pequeña de la familia de las iridáceas. Los estilos y estigmas de sus flores se secan y se usan como condimento y también en medicina y perfumería.

AZARÍAS

(EL SEÑOR HA AYUDADO).

Nombre de 24 personajes en la Biblia, entre los que se cuentan sacerdotes, capitanes, siervos y un profeta. (Cf. Concordancia.) Llevaba este nombre el décimo rey de Judá, que también se llamaba Uzías (2 R 15.1– 7; 2 Cr 26). Escogido por el pueblo a la edad de 16 años para suceder a su padre asesinado, reinó cincuenta y dos años e hizo lo recto ante Jehová. Durante su reinado hubo un gran terremoto (Am 1.1; Zac 14.5). Dirigió victoriosas campañas militares contra los filisteos, los árabes y los amonitas, y reedificó la ciudad de Jerusalén y edificó torres en los muros. También promovió la agricultura. Durante los días de Zacarías, un profeta piadoso, Azarías persistió en los caminos de Dios.

Sin embargo, «cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina». Entró en el templo para ofrecer incienso en el altar, lo cual era exclusividad sacerdotal. Pero el sumo sacerdote y ochenta sacerdotes se le opusieron.

El rey, pese a la oposición, intentó realizar su propósito, por lo que Dios le hirió con lepra y el rey tuvo que retirarse apresuradamente. Quedó leproso hasta su muerte y su hijo Jotam se encargó del gobierno (2 Cr 26.16–22).

AZAZEL

El ritual levítico establecía que el sumo sacerdote debía presentar delante de Jehová, en el Día de Expiación, dos machos cabríos, sobre los cuales echaría suertes: una suerte por Jehová y otra por Azazel. Después que el sacerdote ponía las manos en la cabeza del macho cabrío por Azazel y confesaba sobre este todos los pecados del pueblo, el animal era llevado al desierto. La única mención que la Biblia hace de Azazel está en Lv 16.8, 10, 26. (En la época de Cristo, se dejaba caer a este macho cabrío, desde una roca alta, a un precipicio distante 19 km de Jerusalén.)

No ha sido posible identificar exactamente a Azazel. Según la etimología del nombre, el significado principal es «quitar», «conducir hacia un lugar desierto» o el mismo sitio desierto (Lv 16.21, 22). Hay algunos, sin embargo, para quienes Azazel significa el macho cabrío y otros que lo interpretan como un demonio o Satanás mismo. En todo caso, la enseñanza de purificar el pueblo, alejando simbólicamente sus rebeliones para facilitar de ese modo la reconciliación con Dios (Lv 16.10), se cumple satisfactoriamente en Cristo, de quien Juan el Bautista dijo: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1.29). (DÍA DE EXPIACIÓN)

AZECA

Ciudad cananea de la Sefela, a 24 km al noroeste de Hebrón, hasta donde Josué persiguió a los cananeos (Jos 10.10, 11). En la partición correspondió a Judá (Jos 15.35). Como fortificación se menciona en relación con Saúl (1 S 17.1) y Roboam (2 Cr 11.9). Nabucodonosor la asedió y destruyó (Jer 34.7). Nehemías la rehabilitó (11.30).

AZOTE

Pena prevista en Dt 25.1–3, pero limitada «a cuarenta azotes, no más» para que «tu hermano no quede envilecido delante de tus ojos».

Este castigo no parecía muy deshonroso en sí mismo, pero llegaba a serlo cuando ponía al castigado en estado lamentable. La legislación posterior, para estar segura de no sobrepasar el número de cuarenta, más bien que por sentimientos de piedad, ordenó que se dieran treinta y nueve azotes. Se administraba esta pena con un flagelo de tres correas.

Y, así, cada golpe equivalía a tres. Se daba, por tanto, trece golpes (3 x 13 = 39). La ley asiria administraba este castigo con mayor prodigalidad.

Por el Talmud y por el Nuevo Testamento se sabe que este castigo se ejecutaba a menudo en la sinagoga (Mt 10.17; 23.34; Mc 13.9; Hch 5.40; 22.19). La flagelación judía debió de irse sustituyendo poco a poco por la flagelación romana. Así se deduce probablemente de 2 Co 11.24, 25, donde Pablo distingue entre los treinta y nueve golpes recibidos cinco veces de los judíos y las tres veces que lo azotaron.

La Lex Porcia prohibía azotar a un ciudadano romano (Hch 16.37). Sin duda, a Jesús se le aplicó la flagelación romana, mucho más cruel que la judía y quizás dentro del pretorio (Mc

15.15 y).

AZOTO

Ver. ASDOD.

AZUFRE

Metaloide amarillo, inflamable. Se encuentra puro y en combinación con otros metales con los que forma sulfuros. Como al inflamarse se derrite, los antiguos se aterrorizaban ante estos ríos de fuego. Abunda en la región del mar Muerto, y la destrucción de Sodoma y Gomorra se atribuye a una lluvia de azufre (Gn 19.24, 25).

Por las características del azufre, se usa en sentido metafórico para referirse a los juicios de Dios sobre los rebeldes. A menudo se relata la desolación resultante (Dt 29.23; Sal 11.6; Ez 38.22; Ap 9.17).

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